"La mujer que no bajó del avión" Empar Fernández
Cuando Alex cogió aquella maleta roja que giraba y giraba en la cinta de recogida de equipajes del aeropuerto del Prat, abandonada por algún pasajero despistado, o por alguna causa imposibilitado para recogerla, no sabía que aquel acto poco reflexionado y sin mucho sentido le iba a cambiar la vida para siempre.
En aquella maleta, Alex se encontró con una parte de su pasado que descubrió que no era como él había pensado y que imprevisiblemente iba a cambiar su futuro.
Alex es un hombre abúlico, "falto de voluntad y totalmente carente de entusiasmo, ese soy yo". Una falta de voluntad heredada de su padre, un buen hombre que nunca protestaba, conformista, silencioso... apático como él. Era especialista en pinturas por lo que tenía lo que él llamaba la capacidad de hablar con "propiedad cromática". Podía distinguir entre dieciséis tonalidades de blanco y para él la maleta encontrada por Alex nunca hubiera sido roja sino "rojo Burdeos virando a rojo carruaje". Esta característica es lo otro que Alex heredó de su padre. "Otros heredan tierras, fortunas, complexiones atléticas, calvicies, propensión al sobrepeso... Yo, a falta de otras opciones más provechosas, me quedé con su manía, la condenada propiedad cromática".
Cuando Alex encontró la maleta volvía de Roma tras un fracaso laboral y sentimental que le había dejado con la ineludible necesidad de acogerse, de nuevo, a la hospitalidad resignada de su hermano Raúl y a la tolerancia inconforme de su cuñada Rosa. El sueldo de Raúl como albañil les da justo para pagar la hipoteca, llegar, no siempre, a final de mes y vivir atenazados por el miedo al despido y al paro. Con dos niños pequeños además. Por ello es comprensible (y Alex es el primero en entenderlo) que no reciban una boca más con especial alegría. Pero Raúl "es un hombre de una pieza y hace lo posible por no fallarle a nadie. Ni a Rosa, ni a sus dos hijos, ni a mamá que hace años que no nos reconoce, ni a mí que solo le he traído disgustos".
En la maleta rojo Burdeos virando a rojo carruaje, Alex encontrará otra decepción. Es una maleta de mujer por lo que nada de lo que contiene le va a
servir para mucho, pero entre las ropas y demás enseres femeninos se encuentra lo que parece ser una urna funeraria de esas que se usan para contener cenizas y "una libreta de tapas de cartón color mostaza, hojas cuadriculadas y casi completamente manuscrita en tinta azul".
En principio, Alex piensa que no le interesa nada ese cuaderno, pero cuando empieza a leerlo por aburrimiento, mientras mata el tiempo antes de poder salir de su habitación sin que nadie le vea, y a escondidas de la familia de su hermano, ya no podrá parar más que por obligación y se verá golpeado en todo su ser porque lo que encuentra es una mujer que escribe en la habitación de hospital donde su hija agoniza "Una caída desde un tercer piso acostumbra a ser mortal. Ni en eso tuvo suerte. Quiso suicidarse y no lo logró". La mujer escribe para su hija, para el hipotético e improbable caso de que su hija sobreviva. Quiere contarle su historia, una historia que es la de ambas, una historia de la que no se siente orgullosa porque cuando una ha destrozado la vida de varias personas por su capricho estúpido e interés egoísta, pocos motivos le quedan para el orgullo y muchos para la culpa.
A la vez que conocemos los esfuerzos de Alex por encontrar trabajo, por dejar de ser una carga para su hermano; a la vez que vemos como lo encuentra y empieza a enamorarse, vamos asistiendo a su lectura del cuaderno y vamos viendo como dicha lectura le va cambiando el carácter, ya no es "indiferente a la contrariedad", está "mutando la mente, abandonando a pasos de gigante el hombre apático que fui. No reconozco mis propios pensamientos. Ni mis repentinos intereses, ni mi súbita y desconocida moralidad, ni mis determinaciones a bote pronto. Sara, Bianca, Samuel, Rosa, mi madre... Todos parecen importarme, todos me preocupan". La lectura de las vivencias de la mujer, a la que llegará a poner nombre a partir de una noticia del periódico, le hace conectar con ella. La coincidencia en la capacidad para cometer errores, para sentir culpa, le hace dejar de lado su tradicional indiferencia y abulia y comenzar a preocuparse por saber más de aquella mujer a la que, además, descubre haber conocido en el pasado.
Con esta novela Empar Fernández comienza la "Trilogía de la culpa". Muchas razones para la culpa hay en esta novela, muchos personajes culpables en mayor o menor grado; con sus vidas destrozadas por la culpa en mayor o menor medida o nada en absoluto.
Es un tratado sobre de la culpa el cuaderno encontrado en la maleta: "Devorada por una culpa que no podré purgar, condenada a perpetuidad por mí misma, muriendo también a mi manera al otro lado de un cristal".
Es culpa el sentimiento que se empieza a abrir camino en Alex por haber cogido una maleta que supone que le puede traer más problemas de los que desea ahora que ha encontrado un trabajo en el que se siente a gusto y puede que algo más; ahora que sabe que la policía busca a quien se haya podido llevar la maleta: "Incluso un apático como yo es capaz de intuir que pocas cosas hay peores que el sentimiento de culpa".
Alex y la mujer de la maleta se encuentran en un cuaderno con tapas color mostaza. Es ya un poco tarde para la mujer a la que la culpa, tal vez, ha terminado por aplastar "Y aquí estoy ahora, sola y culpable hasta los tuétanos, velando el coma de una hija a la que no he sabido querer". Pero aún es tiempo para Alex de dejar a un lado su abulia y emocionarse y arrepentirse y sentir dolor y asco y amor y odio y simpatía y aversión. "Siempre he detestado las emociones fuertes. De hecho recuerdo bien pocas y esta que se apodera de mí ahora es una de las más intensas. No es una emoción pura, es una extraña mezcla: repugnancia, autocompasión, culpabilidad, un principio de miedo, un algo de arrepentimiento...".
Tengo mucha curiosidad por ver cómo enfrenta la autora, en las otras dos novelas de la trilogía, "La última llamada" y "Maldita verdad", el tema de la culpa porque es uno de los sentimientos que más interesantes me resultan en una novela.
Las distintas modalidades de culpa, las distintas maneras de enfrentarla de los personajes, el recurso argumental sobre el que se sustenta, la solución posible o imposible que se le otorga, su relación con el arrepentimiento que es similar, pero no es lo mismo y éste sí, para mí, es el peor sentimiento que se puede padecer; todos esos matices y sus variables, que hacen que merezca la pena leer una novela, es lo que espero encontrar en esta trilogía.
En aquella maleta, Alex se encontró con una parte de su pasado que descubrió que no era como él había pensado y que imprevisiblemente iba a cambiar su futuro.
Alex es un hombre abúlico, "falto de voluntad y totalmente carente de entusiasmo, ese soy yo". Una falta de voluntad heredada de su padre, un buen hombre que nunca protestaba, conformista, silencioso... apático como él. Era especialista en pinturas por lo que tenía lo que él llamaba la capacidad de hablar con "propiedad cromática". Podía distinguir entre dieciséis tonalidades de blanco y para él la maleta encontrada por Alex nunca hubiera sido roja sino "rojo Burdeos virando a rojo carruaje". Esta característica es lo otro que Alex heredó de su padre. "Otros heredan tierras, fortunas, complexiones atléticas, calvicies, propensión al sobrepeso... Yo, a falta de otras opciones más provechosas, me quedé con su manía, la condenada propiedad cromática".
Cuando Alex encontró la maleta volvía de Roma tras un fracaso laboral y sentimental que le había dejado con la ineludible necesidad de acogerse, de nuevo, a la hospitalidad resignada de su hermano Raúl y a la tolerancia inconforme de su cuñada Rosa. El sueldo de Raúl como albañil les da justo para pagar la hipoteca, llegar, no siempre, a final de mes y vivir atenazados por el miedo al despido y al paro. Con dos niños pequeños además. Por ello es comprensible (y Alex es el primero en entenderlo) que no reciban una boca más con especial alegría. Pero Raúl "es un hombre de una pieza y hace lo posible por no fallarle a nadie. Ni a Rosa, ni a sus dos hijos, ni a mamá que hace años que no nos reconoce, ni a mí que solo le he traído disgustos".
En la maleta rojo Burdeos virando a rojo carruaje, Alex encontrará otra decepción. Es una maleta de mujer por lo que nada de lo que contiene le va a
servir para mucho, pero entre las ropas y demás enseres femeninos se encuentra lo que parece ser una urna funeraria de esas que se usan para contener cenizas y "una libreta de tapas de cartón color mostaza, hojas cuadriculadas y casi completamente manuscrita en tinta azul".
En principio, Alex piensa que no le interesa nada ese cuaderno, pero cuando empieza a leerlo por aburrimiento, mientras mata el tiempo antes de poder salir de su habitación sin que nadie le vea, y a escondidas de la familia de su hermano, ya no podrá parar más que por obligación y se verá golpeado en todo su ser porque lo que encuentra es una mujer que escribe en la habitación de hospital donde su hija agoniza "Una caída desde un tercer piso acostumbra a ser mortal. Ni en eso tuvo suerte. Quiso suicidarse y no lo logró". La mujer escribe para su hija, para el hipotético e improbable caso de que su hija sobreviva. Quiere contarle su historia, una historia que es la de ambas, una historia de la que no se siente orgullosa porque cuando una ha destrozado la vida de varias personas por su capricho estúpido e interés egoísta, pocos motivos le quedan para el orgullo y muchos para la culpa.
A la vez que conocemos los esfuerzos de Alex por encontrar trabajo, por dejar de ser una carga para su hermano; a la vez que vemos como lo encuentra y empieza a enamorarse, vamos asistiendo a su lectura del cuaderno y vamos viendo como dicha lectura le va cambiando el carácter, ya no es "indiferente a la contrariedad", está "mutando la mente, abandonando a pasos de gigante el hombre apático que fui. No reconozco mis propios pensamientos. Ni mis repentinos intereses, ni mi súbita y desconocida moralidad, ni mis determinaciones a bote pronto. Sara, Bianca, Samuel, Rosa, mi madre... Todos parecen importarme, todos me preocupan". La lectura de las vivencias de la mujer, a la que llegará a poner nombre a partir de una noticia del periódico, le hace conectar con ella. La coincidencia en la capacidad para cometer errores, para sentir culpa, le hace dejar de lado su tradicional indiferencia y abulia y comenzar a preocuparse por saber más de aquella mujer a la que, además, descubre haber conocido en el pasado.
Empar Fernández |
Es un tratado sobre de la culpa el cuaderno encontrado en la maleta: "Devorada por una culpa que no podré purgar, condenada a perpetuidad por mí misma, muriendo también a mi manera al otro lado de un cristal".
Es culpa el sentimiento que se empieza a abrir camino en Alex por haber cogido una maleta que supone que le puede traer más problemas de los que desea ahora que ha encontrado un trabajo en el que se siente a gusto y puede que algo más; ahora que sabe que la policía busca a quien se haya podido llevar la maleta: "Incluso un apático como yo es capaz de intuir que pocas cosas hay peores que el sentimiento de culpa".
Alex y la mujer de la maleta se encuentran en un cuaderno con tapas color mostaza. Es ya un poco tarde para la mujer a la que la culpa, tal vez, ha terminado por aplastar "Y aquí estoy ahora, sola y culpable hasta los tuétanos, velando el coma de una hija a la que no he sabido querer". Pero aún es tiempo para Alex de dejar a un lado su abulia y emocionarse y arrepentirse y sentir dolor y asco y amor y odio y simpatía y aversión. "Siempre he detestado las emociones fuertes. De hecho recuerdo bien pocas y esta que se apodera de mí ahora es una de las más intensas. No es una emoción pura, es una extraña mezcla: repugnancia, autocompasión, culpabilidad, un principio de miedo, un algo de arrepentimiento...".
Tengo mucha curiosidad por ver cómo enfrenta la autora, en las otras dos novelas de la trilogía, "La última llamada" y "Maldita verdad", el tema de la culpa porque es uno de los sentimientos que más interesantes me resultan en una novela.
Las distintas modalidades de culpa, las distintas maneras de enfrentarla de los personajes, el recurso argumental sobre el que se sustenta, la solución posible o imposible que se le otorga, su relación con el arrepentimiento que es similar, pero no es lo mismo y éste sí, para mí, es el peor sentimiento que se puede padecer; todos esos matices y sus variables, que hacen que merezca la pena leer una novela, es lo que espero encontrar en esta trilogía.
Me gusta lo que cuentas, pero ahora mismo ando inmersa en varias sagas y no podría con otra más. Besos y gracias por tu sinceridad
ResponderEliminarNo sabes como te entiendo. me ha pasado a mí con varias que aparecen en los blogs, pero es que, siendo realista, no tengo tanta vida como libros para leer.
EliminarUn beso.
Excelente reseña.
ResponderEliminarMe provocan mucha curiosidad las casualidades, esos encuentros fortuitos, un cambio en un trayecto determinado, una llamada equivocada o hasta llevarse una maleta que no es suya, esas situaciones que sin saber aparecen y que pueden cambiar la vida como le pasa al protagonista.
De momento no la leeré porque intuyo que el trasfondo es triste, porque habla de la culpa, de como desgasta, corroe y duele y en estos momentos me apetecen lecturas un poco más ligeras.
Un beso
A mí también me gustan las casualidades. Como recurso argumental pueden dar mucho juego. Desde luego, el encuentro con la maleta en Alex tiene una importancia muy grande, tanto en su manera de ver las cosas, como en su vida diaria.
EliminarResulta muy triste, sobre todo, el diario de la mujer. No es una lectura ligera precisamente.
Un beso.
Me estaba entusiasmando con tu reseña, con la portada sugerente al igual que lo que nos cuentas. pero me he desinflado rosa, al saber que se trata de trilogía. ¡Qué manía les ha dado ahora a los autores por hacer "Sagas" de una misma historia. No es que me disguste el todo, pero como bien dices: Ante la saturación de libros y lecturas que hay en el mercado, como para centrarse en una sola obra de un solo autor. De momento queda aparcada.
ResponderEliminarBesos y gracias por tu reseña.
No la descartes tan rápido. Es una trilogía porque las novelas tratan de la culpa, pero se pueden leer de manera totalmente independiente porque no tienen nada que ver unas con otras. Ni comparten personajes ni historia, ni nada. Anímate.
EliminarUn beso.
Me ha resultado interesantísima la reseña, sobre todo el hecho de que una persona reconozca que su mente está "mutando" a mejor. Creo que es una novela a tener en cuenta, aunque también comparto con Francisco lo que dice de las trilogías.
ResponderEliminarY contigo comparto lo que piensas sobre el arrepentimiento, lo mismito, y mira que sirve de bien poco.
Por lo demás, me encanta cómo escribes, Rosa (color femenino por excelencia, hablando de propiedades cromáticas).
¡Un besazo!
Pues te digo lo mismo que a Francisco. Puedes leer sin miedo porque son independientes. Lees la que quieras y paras cuando quieras.
EliminarEl arrepentimiento es terrible, porque como dices no sirve para nada. Yo procuro no usarlo y pensar que de todos mis errores algo habré aprendido.
Seguro que Alex no se conformaría con decir Rosa. Diría Rosa chicle virando a anochecer de verano, o algo así.
Un beso.
A mí también me interesan los libros que tratan el tema de la culpa. Es un sentimiento que corroe por dentro y del que es difícil liberarse. No conocía el libro, ni a la autora ni la trilogía, así que gracias por tu reseña.
ResponderEliminarBesos
Yo he conocido autora y trilogía en algún blog y me llamó la atención precisamente por lo de la culpa. No me arrepiento. En breve, seguiré con la segunda novela.
EliminarUn beso.
Pero por favoooooooooor, que pedazo de reseña, simplemente maravillosa!!! Me encanta cuando son tan detalladas porque me permiten transportarme brevemente hacia la trama :)
ResponderEliminarLa verdad es que este libro tiene una pinta increible y espero que pronto caiga en mis manos!!! La portada no me llamaba para nada la atencion, menos mal que me anime a entrar a leer la reseña!!!
Un besazo
Encantada de que te guste la reseña. Es cierto que hay veces que una reseña nos hace partidarios o contrarios a leer un libro, pero yo ya me he llevado varias sorpresas por lo que procuro no dejarme llevar por esas impresiones, aunque no siempre es posible vencerlas.
EliminarUn beso.
Me resultó muy interesante, y curioso, el argumento, y he leído con ganas tu reseña, como si fuera un relato más. Es esta una habilidad que tienes que me hacen agradables las reseñas. No sé si he leído algo de Empar Fdez, pero la tendré en cuenta, después de esta historia. Un beso, Rosa.
ResponderEliminarYo no había leído nada de la autora, pero la he visto por los blogs y las redes sociales y me había llamado la atención, sobre todo por lo de la culpa. Ha sido un buen descubrimiento.
EliminarUn beso.
Me ha gustado que un hecho, en apariencia baladí, desencadene tantas consecuencias. Es curioso, pero del último libro que leí, El maestro y Margarita, lo que más me llamó la atención fue el sentimiento de culpa de Poncio Pilatos. Ahora vienes tú con esta reseña hablando de lo mismo.
ResponderEliminarMe atrae mucho, quizás le dé una oportunidad.
Un besote.
Una interesante novela que creo que te gustaría, con personajes curiosos y bien dibujados. Una autora para tener en cuenta.
EliminarUn beso.
Supongo que me apuntaré otra saga porque me has dejado enganchada. Mucho poder psicológico el de esta obra y seguro más de una reflexión llegue a calarme. La culpa y el arrepentimiento son emociones muy muy fuertes y en mayor o menor grado todos alguna vez la hemos sentido. Ya sea para avergonzarnos o para motivarnos a pedir perdón. Gracias por tan genial reseña.
ResponderEliminarEs que la autora es licenciada en Psicología Clínica, así es que no me extraña que haya psicología en sus novelas. De todas formas, como he dicho más arriba, aunque es una trilogía, las novelas son independientes y se pueden leer en desorden o leer alguna y no todas.
EliminarUn beso..
La verdad es que el sentimiento de culpa es un sentimiento muy muy fuerte, y como tal llevarlo a una novela nunca me lo hubiera podido imaginar, y quizás es por eso que me atrae fíjate aunque la trama es un poco triste pero aún así me atrae. Lo anoto como todas las que vas recomendando con tus magnificas reseñas, gracias una vez mas por recomendarnos buena lectura. un beso. TERE.
ResponderEliminarCreo que te gustará, a pesar de su parte triste. A ver las otras, tanto las de la trilogía como otras muchas que tiene Empar Fernández.
EliminarUn beso.
En cuanto leí este título tan sugerente, me dije tengo que leer que nos cuenta Rosa. No he leído a la autora y no conocía esta novela. La verdad es que explorar la culpa da para mucho. Pero imaginé que sería una novela de acción e intriga y creo que va por otro camino. Aún así parece interesante ¿Es autoconclusivo?
ResponderEliminarYo conocí a la autora por los blogs y las RRSS y, me llamó la atención por lo de la culpa que, como dices, da mucho de sí. La verdad es que me alegro mucho de haber picado y haber caído en brazos de la curiosidad.
EliminarNo he leído nada más, pero creo, por reseñas y sinopsis y demás, que sí es autoconclusivo, de manera que puedes leerlo como quieras. Yo iré por orden porque soy maniática.
Un beso.
Me gustó mucho, tiene un planteamiento muy interesante =)
ResponderEliminarBesotes
El planteamiento es muy interesante. Parte de un detalle trivial en principio y va sacando una trama muy sencilla también (no suceden grandes acontecimientos, más allá de lo que pudo ocurrir en el pasado), pero que engancha y trastoca la vida del personaje. Me gustó mucho también.
EliminarUn beso.