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"Del color de la leche" Nell Leyshon

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éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano. en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas. veo pájaros y los pájaros llenan el cielo con sus gritos. veo los árboles y veo las hojas. y cada hoja tiene venas que la recorren. y la corteza de cada árbol tiene grietas. no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche. me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre. eme. a. erre. i griega. así es como se escribe. Éste es uno de esos libros que cuentan una historia terrible con una gran sencillez. Tanta sencillez que mientras lo estamos leyendo a veces tenemos la sensación de estar ante un relato inane de tan simple, pero algo nos mantiene enganchados. Tal vez el lenguaje, directo, carente de florituras, como si no contara nada en realidad; tal vez la inocencia que se destila de las palabras de la narradora, Mary, una niña de catorce años que vive en el campo,

"Golpe de gracia" Dennis Lehane

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Y se fue: volvió a las calles. A todos los chicos de Southie les gustan las calles, pero a ninguno tanto como a los de los complejos de viviendas sociales: no soportan quedarse en casa, igual que los ricos no soportan trabajar. Quedarse en casa significa oler la comida de los vecinos a través de las paredes, oír sus peleas, sus folleteos, sus cisternas, lo que escuchan en sus radios y tocadiscos, lo que ven en la televisión. A veces jurarías que puedes olerlos: su olor corporal, su aliento a cigarrillo, el hedor de sus pies hinchados. Southie no es un barrio privilegiado de Boston y mucho menos si vives en el complejo de viviendas de protección oficial Commonwealth. Y menos aún si los planes de desegregación decididos el 21 de junio de 1974 por el juez W. Arthur Garrity Jr afectan directamente a tu hija que va a tener que abandonar su instituto para desplazarse a otro de mayoría afroamericana.  Y es que el juez Garrity « resolvió que el Comité Escolar de Boston había "perjudica

Tres eran tres 33

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Entrega 33 de Tres eran tres. Madre mía, cuántos treses. En esta ocasión traigo dos novelas españolas. Una es policíaca y la otra, más negra que policíaca (aunque me cuesta mucho clasificar cuando la cosa se mezcla tanto) y perteneciente a una serie. La tercera es policíaca y también pertenece a una serie, pero en este caso es irlandesa. Espero que alguna os tiente si es que no las habéis leído. " La soledad de Patricia ". Carlos Quílez. Patricia Bucana es una periodista de treinta y seis años y, según nos cuenta ella misma, «enferma de estrés que ya había sufrido dos crisis de ansiedad que me habían dejado varios días catatónica; pero lo más grave de todo es que estaba pasando por ello sola, sin el apoyo de nadie que de verdad valiera la pena» . Una mañana recibe una llamada de teléfono. Se trata de Andreu, su fuente en los Mossos, y ya casi amigo, que le filtra los casos más importantes. Ahora Patricia cree que le va a comunicar la detención de un sádico que anda violando y

"La hija del optimista" Eudora Welty

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El juez McKelva era un hombre alto y robusto, de setenta y un años, que habitualmente llevaba las gafas colgadas al cuello con un cordel. Ahora las tenía en la mano, y se sentó en una silla elevada y con apariencia de trono, junto a la silla giratoria del médico, flanqueado a un lado por Laurel y al otro por Fay. Laurel McKelva Hand era una mujer enjuta, de rostro hierático, a medio camino entre los cuarenta y los cincuenta, con el pelo aún oscuro. Vestía ropa de buen corte y tejido, aunque el traje era demasiado abrigado para Nueva Orleans [...]. Fay, pequeña y pálida, embutida en su vestido con botones dorados, repiqueteaba nerviosamente con el tacón de la sandalia en el suelo. Era la mañana de un lunes de principios de marzo. Y Nueva Orleans era una ciudad extraña para todos ellos. Comienza La hija del optimista con una introducción de Félix Romeo en la que compara la novela con un cuento de hadas. Me ha encantado la comparación. El juez se ha pinchado con una espina de ro

"La sal de todos los olvidos" Yasmina Khadra

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Adem se fue del pueblo ese mismo día, con una bolsa de hule por único equipaje, y dentro algo de ropa interior, tres pantalones, cuatro camisas, un cuaderno de escolar y un viejo libro de un autor ruso. No se despidió de los vecinos ni de su hermana. Tomó el primer autocar que pilló para Blida, cenó en un restaurante barato, rodeado de pobres diablos, y pasó la noche en un hammam que hacía las veces de albergue durante la noche. Cuando su mujer, Dalal, abandona a Adem el mundo del hombre se derrumba. Ni casa ni familiares  ni amigos  ni su trabajo como maestro tienen ningún sentido ante el descalabro de su vida doméstica y Adem renuncia a todo y se lanza a los caminos como un vagabundo.  Argelia renace entre las cenizas de la Guerra de Independencia, mientras Adem se hunde; Argelia vive la borrachera de asumir las riendas de su destino, mientras Adem cede su destino al azar de los caminos y de lo que se vaya encontrando en ellos. Pero tanto una Argelia con la ilusión intacta como un

"Prometeo americano" Kai Bird & Martin J, Sherwin

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En aquel mundo de promesas nació J. Robert Oppenheimer, el 22 de abril de 1904, en el seno de una familia de inmigrantes alemanes de primera y segunda generación que volcaron todo su afán en ser estadounidenses. Pese a ser de etnia y cultura judías, los Oppenheimer de Nueva York no pertenecían a ninguna sinagoga. Sin repudiar sus raíces, optaron por construir su identidad en el marco de una rama singular del judaísmo, la Sociedad por la Cultura Ética, [...] Sin embargo, a Robert Oppenheimer le ahondaría la ambivalencia que sintió toda su vida respecto a su identidad judía. Tal vez fuera esa identidad judía ambivalente la que le llevó a querer, por encima de todo, ganarle a los nazis al menos una batalla, la de la construcción de la primera bomba atómica. Y puede que su educación en la  Sociedad por la Cultura Ética le llevara hacia un humanismo que le hizo estar siempre a favor de ideas que podían considerarse de izquierdas. Así, era contrario a la segregación racial, partidario de l