Entradas

Mostrando entradas de junio, 2025

"Abril encantado" Elizabeth von Arnim

Imagen
«Y resultaba tan asombroso sentir esta dicha total, ya que allí estaba, sin hacer ni tener la intención de hacer una sola cosa desinteresada, sin ir a hacer nada que no quisiera hacer. Según todas las personas que había conocido a lo largo de su vida, habría debido tener por lo menos remordimientos. No tenía ni un remordimiento. Algo fallaba en alguna parte. Era asombroso que en casa hubiera sido tan buena, tan terriblemente buena, y sólo hubiera conseguido sentirse atormentada. Allí los remordimientos de todo tipo habían sido el pan suyo de cada día; molestias, dolores, desalientos, mientras ella mantenía una generosidad constante. Ahora se había desembarazado de toda su bondad y la había abandonado como una pila de ropa empapada, y lo único que sentía era alegría. Se había despojado de la bondad, y disfrutaba de su desnudez. Estaba completamente desnuda y exultante. Y allí, alejado en la bruma borrosa de Hampstead, estaba Mellersh enfadado». El párrafo con el que abro esta entrada...

"El dragón negro" Fernando Benzo

Imagen
Cinco cadáveres. La habitación apenas llegaba a los treinta metros cuadrados. Estaba en la parte trasera de una nave industrial, en el polígono Polvoranca, a poco más de doce kilómetros de Madrid. Había una mesa con cuatro sillas en el centro, unos archivadores a un lado y un único ventanuco en lo más alto de la pared del fondo. Y cinco cadáveres. Los mataron con unos segundos de diferencia. No supieron que iban a morir. No tuvieron tiempo ni para sorpresas, ni para lamentos, ni para hacer preguntas. Ninguno gimió o gritó o llegó a hacer ademán de defenderse. Entraron dos hombres. Abrieron la puerta de una patada y dieron un paso al frente. Misma altura, mismos vaqueros y camiseta negros, mismos pasamontañas cubriéndoles la cara. Mismos fusiles AK-47 en las manos. Cinco inexplicables cadáveres. Rumanos. Dos asesinos un tanto torpes, al menos uno de ellos que se quitó el pasamontañas antes de tiempo, lo suficientemente antes como para que una mujer le viera la cara. « Cuando le p...

"Los siguientes" Pedro Simón

Imagen
El padre niño empezó con la muerte de mamá. Si hoy me preguntaran que cuándo arrancó la cuenta atrás, diría que fue justo entonces. Fue morirse mamá hace ya ocho años y comenzar a hacerlo papá. Como si en el viejo dique se hubiese abierto una vía de agua y algo se resquebrajara sin remedio. Poco a poco. Rendija a rendija. Gota a gota. Chop-chop-chop. Gotas que iban haciendo gotera. Gotera que iba haciendo charco pequeño. Charco pequeño que iba haciendo charco grande. Así, hasta empantanarlo todo: su forma de manejarse en el día a día, la alimentación, la manera de vestirse, el aseo más básico, la memoria […] Dejó hasta de leer, ese hombre que tragaba libros como si fueran polvorones dejó de abrirlos. Se quedó sin ventanas por las que asomarse. Mi madre niña también empezó con la muerte de papá. En realidad, ya había empezado antes, pero la presencia de mi padre era como un muro de contención que ayudaba a enmascarar los hechos. Eso y el que él no nos contara nada, discreto y calla...