"Me piden que regrese" Andrés Trapiello


«Organizado por la Oss (Office of Strategic Services), Benjamin Smith vino a Madrid "a apartar" [sic] a alguien de quien ni siquiera había oído hablar y que resultó ser un tal coronel Alfonso López Peñaflor.
También, y a espaldas de la Oss, Benjamin Smith venía a ponerse al corriente de unos asuntos que a él personalmente le importaban más. Su idea era quedarse en España un par de meses, resolver esos negocios y regresar a los Estados Unidos. Aunque esto último no acabó de estar del todo claro. Y pasar lo más inadvertido que pudiera, por la cuenta que le traía. 
Benjamin Smith, naturalizado estadounidense, respondía hasta hacía tres años al nombre de Benjamín Buenaventura Cortés Cortés; en español, Veni, Bebé y Cecé, y en inglés, Ben y Bennie. Esta multitud de nombres trajo de cabeza un tiempo a la policía española».

Con esa sencilla premisa, Andrés Trapiello monta una historia apasionante en la trama y sumamente certera y precisa en sus descripciones de una ciudad, Madrid en 1945, con tantas capas como barrios, clases sociales y convicciones políticas la poblaban. Desde las mansiones de la aristocracia y sus partidas de caza con Franco como invitado de honor, hasta las corralas donde las familias sobrevivían con dificultad y muchas horas de trabajo de todos su miembros. Pasearemos por el Pasapoga, el Ritz y el Embassy, cafetería esta última en la que los espías nazis, ingleses y estadounidenses compartían espacio con las señoras del barrio de Salamanca que iban a tomar el té con sus famosos pasteles.

«¿Había espías en Embassy? Como en Madrid, como en Lisboa o Ginebra, como en cualquier país neutral en esas fechas. ¿Espiaban los espías en Embassy? Sí, a la vista de todo el mundo, espionaje de salón de té diríamos... Cuánta literatura. Hemos visto ya demasiado cine.
Por supuesto que Embassy lo frecuentaban los de las embajadas. Y de lo que se espiaba allí estaba al tanto la policía española, y si se trataba de judíos en tránsito hacia Lisboa, hacían la vista gorda (o no)».

Conoceremos también los barrios menos favorecidos, bares más de andar por casa y toda una caterva de personajes mucho menos glamurosos formada por estraperlistas, sicarios, falangistas ufanos y envalentonados, comunistas y anarquistas camuflados, la policía más o menos corrupta...

Estamos a principios de 1945 y Franco, viendo que la guerra en Europa la van a perder los alemanes, empieza a tratar de camelarse a los americanos y estos, con más miedo al comunismo que a un fascismo que consideran vencido y controlado, también tratan de blanquear al régimen franquista de manera que les permita ponerse de su lado sin demasiados escrúpulos. Es por eso por lo que envían a Madrid a Benjamin Smith, español huido de España durante la revolución de 1934 y que se ha nacionalizado estadounidense. Actuará de acuerdo con la embajada de Estados Unidos y su labor será, como se dice en la cita de inicio, apartar mediante el desprestigio a Alfonso López Peñaflor, un personaje ficticio (todas las noticias que encuentro de él me remiten a esta novela).

«Un sinvergüenza. Y un fanático. [...] Siempre en la sombra. Un intrigante. Más aún que Serrano Suñer, y más peligroso, porque a diferencia de Serrano, López Peñaflor no tiene ideología ni moral. Franco neutralizó y apartó ya a su cuñado. Queda Peñaflor. La Falange tiene a Peñaflor por el militar más próximo al ideario falangista y su última gran baza. Están rabiosos con la derrota de Alemania. Prefieren que los españoles se mueran de hambre a darles ningún beneficio a los causantes de esa derrota, "la pérfida Albión" y los Estados Unidos»

La llegada de Benjamin Smith coincide con un hecho histórico. El atentado que el 26 de febrero de 1945 terminó con la vida de dos falangistas en la Subdelegación de Falange en el barrio madrileño de Cuatro Caminos y cuya autoría se debió a cinco miembros del Partido Comunista. Mezcla así el autor ficción y realidad porque Benjamin Smith será enseguida sospechoso de haber perpetrado dicho atentado, al menos lo es para Felipe Alvar, un agente de la Dirección General de Seguridad. Con él y con el inspector Emeterio de las Heras se encontrará Benjamin Smith recién llegado a Madrid. Para el agente Alvar se convierte en su Némesis y si Benjamin «ni sospechar podía lo mucho que aquel encuentro fortuito iba a cambiar su vida, cuánto tratarían de echársela a perder aquellos dos», Alvar «Tampoco podía imaginar [...] esa mañana que ese americano sería tan determinante en su carrera»Además Benjamín sigue en busca y captura porque la amnistía de 1936, en 1945 no tiene ningún efecto. 

Además de las andanzas en las que es Benjamin Smith actúa de espía para la embajada estadounidense o asiste a una cacería con su nueva amiga, Sol Neville, también lo vemos en su papel de Benjamín Cortés visitando a sus antiguos amigos y sabremos de su pasado y de lo que le llevó a tener que salir de España en busca y captura en 1934.

Andrés Trapiello

Solo un autor muy bien documentado, que conoce la capital sobradamente y que maneja una prosa exquisita es capaz de transmitirnos todos los matices de la época de la forma en que lo hace Me piden que regrese. Andrés Trapiello reúne esas características y además tiene muchos datos sobre el tema que nos narra. En 2001 publicó La noche de los Cuatro Caminos, un ensayo en el que narra aquellos hechos del 26 de febrero de 1945 con el asesinato de los dos falangistas como núcleo principal, un ensayo en cuyo prólogo el propio autor nos dice: «Es la historia de la primera "guerrilla del llano" organizada como tal en Madrid, de la que poco o nada se sabía, y es también la del asalto a una subdelegación de Falange en el que hubo dos muertos; pero es, sobre todo, la reconstrucción literaria de una época y de unas vidas desdichadas, unidas por el infortunio».

Veinte años después publica Madrid 1945. La noche de los Cuatro Caminos y de nuevo en el prólogo leemos: «Al libro que publiqué en 2001 le faltaba la mitad, aunque eso se debió no solo a mi impaciencia por dar a conocer la otra mitad, sino a algunos imponderables. La historia que contaba era bastante sombría, desde luego. Bien, bien, no quedaba casi nadie. Ahora el final es esperanzador. Si la primera versión terminaba con siete de sus protagonistas "en el piquete", en esta algunos logran la libertad y escapar a la muerte».

En 2024 se escribe Me piden que regrese en cuyo final el autor nos confiesa su parte de realidad. Y sí, Benjamin Smith es real. Como lo es Sol Neville (pariente, por cierto del dramaturgo y diplomático Edgar Neville) y algunos personajes más. «La primera vez que me encontré con el nombre de Smith fue en 1999 o en 2000, cuando escribí La noche de los Cuatro CaminosFigura en uno de los expedientes que se custodiaban entonces en unas dependencias que el ejército tenía en Campamento. Es uno más de los cientos de nombres que acopié entonces y a los que no presté gran atención, como tampoco a otros».

Leí La noche de los Cuatro Caminos en 2002 y la verdad es que no recuerdo nada. Ni siquiera leyendo esta novela he sido capaz de recordar. No he leído la versión de 2021 y tampoco creo que lo haga de momento con esta novela tan reciente. Lo que sí quiero es seguir leyendo poco a poco las novelas de Andrés Trapiello que aún me faltan y que son unas cuantas porque es un autor que al interés de sus tramas y sus análisis une una prosa subyugante, de las que te envuelven y te hacen releer sus frases y sus párrafos tan solo para disfrutar de la belleza con la que sabe vestir al lenguaje. Una belleza que delata a las claras su perfil de poeta. Un poco más de pereza me dan sus diarios Salón de los pasos perdidos, de los que tan solo he leído el primer tomo. Me gustó, pero prefiero sus novelas y seguiré con ellas.

Libros de Andrés Trapiello que he leído con el año de lectura entre paréntesis:
"La noche de los Cuatro Caminos" (2002)
"Los amigos del crimen perfecto" (2003)
"El gato encerrado" Primer tomo de sus diarios Salón de los pasos perdidos (2004)
"Ayer no más" (2013 y 2020)
"Me piden que regrese" (2025)

Comentarios

  1. Hola, Rosa.
    Parece muy interesante ya de por sí el tema de ese personaje, Benjamin Smith y tiene tantas capas que lo hacen más atractivo.
    Me gusta que haya de todo y todas las clases, se me hacen las lecturas más fáciles así que cuando se meten solo en una y es como un agujero.
    Leer libros bien escritos es un auténtico placer.
    Me lo apunto.
    Besos

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