Corría el 10 de febrero de 1946
cuando el doctor George Sandilands, con toda la inocencia del mundo, tuvo el
gesto que, al cabo de unos años, daría pie a una de las polémicas más
encendidas y a uno de los escándalos más sonados que han sacudido el mundo del
arte en Europa y Estados Unidos. De hecho, limitarse al «mundo del arte» es
quedarse corto, porque la onda expansiva se extendió a una esfera mucho más
amplia y la prensa le concedió en varias ocasiones la dignidad de dedicarle
primeras planas.
Aunque las fechorías descubiertas
fueran menos impresionantes que el robo de la Mona Lisa del Louvre en 1911, y
menos espectaculares que las falsificaciones de Van Meegeren expuestas en años
más recientes, fueron lo bastante interesantes para atraer a las galerías de
arte a una multitud que siempre las había evitado.
El doctor George Sandilands era en efecto, un hombre muy amable que enseguida empatizaba con sus pacientes y más si, como en este caso, se trataba de una anciana como la señora Hovenden. Tenía más de ochenta años y vivía su viudedad con estrechez, tanta que no podía permitirse contratar alguien para que la ayudara en su día a día, cada vez más difícil. El doctor Sandilands se dio cuenta rápidamente de que la situación era insostenible. «Tiene que vivir con alguien, señora Hovenden, no queda otro remedio. Es un despropósito dejar a una anciana sola en esta casa. ¡Un auténtico despropósito! ¡No puedo tolerarlo!».
Pero la señora Hovenden a más de no tener dinero, tenía deudas. De no ser así, tal vez habría podido contratar al matrimonio que buscaba trabajo por un sueldo muy bajo si además conseguía alojamiento. Sí, podría haberles contratado si no hubiera sido por las cincuenta libras que debía y que hacían imposible sumar un gasto por mínimo que fuera.
Pero el señor Sandilands era pura amabilidad y, añadiría yo, pura generosidad, así es que, aunque su situación tampoco era muy boyante, se ofreció a pagarle él la deuda. La señora Hovenden no quería un préstamo que sabía que nunca podría devolver ni mucho menos un regalo, por lo que le ofreció al doctor llevarse algo de la casa. Finalmente, casi más por compromiso, el doctor se llevó unos baúles en los que había, entre bordados, encajes y chalecos antiguos, un baúl lleno de cuadros.
«–Son cuadros antiguos –continuó la señora Hovenden–, mi marido quería que los examinase un experto. Recuerdo oírlo decir que más de uno podría ser obra de un maestro antiguo, aunque yo no diría tanto. Y, por lo que sé, la restauración cuesta un ojo de la cara. Aun así, quizá le parezca que todo junto vale cincuenta libras, doctor. Solo el encaje tuvo que costar eso en su día...».
Reproches, burlas y protestas recibió el señor Sandilands por parte de sus hijas mayores. Reproches y protestas, por parte de Beatrix, la mayor; burlas y bromas bienintencionadas, por parte de Linda, la siguiente. Los dos pequeños aún vivían en sus colegios respectivos y solo estaban en casa por vacaciones. Pero las quejas por el mucho espacio que ocupaban los baúles, supuestamente llenos de baratijas polvorientas y carcomidas, dieron paso a la esperanza, la ilusión y un cierto escepticismo que surgieron ante la idea de que los cuadros pudieran ser, tal vez, auténticas obras maestras del Renacimiento italiano.
Fue Stephanie Du Plessis, la jefa de Linda en la Biblioteca, la que sugirió la idea. Para entonces había pasado varios años, cuatro desde la muerte de la señora Hovenden. Linda había comenzado a trabajar en la Biblioteca de Charlton Wells y había hecho amistad con la señora Du Plessis, una mujer culta y formada, amante de todo lo italiano y en especial lo relativo a Florencia y su arte. Ella fue la escogida por el doctor para mostrarle el libro en griego que acompañaba a los cuadros en el baúl estilo Saratoga en el que habían permanecido todos esos años. Y en ese libro en griego la señora Du Plessis hizo un descubrimiento muy especial «Mire, ¡es inconfundible! Siete círculos: ¡el escudo de armas de los Medici! Estoy convencida».
Y espoleada por el descubrimiento empezó a estudiar los cuadros del baúl Saratoga y siguió investigando y, aplicando sus vastos conocimientos de arte e historia, siguió haciendo descubrimientos... «que me aspen si esto no es un retrato de Lorenzo el Magnífico, un retrato contemporáneo. Y diré más: creo que todo lo que hemos examinado hasta ahora son obras maestras».
El doctor Sandilands y su pragmática hija Beatrix se mostraban muy escépticos; Linda y Stephanie, entusiasmadas. Pero el escepticismo del doctor no le impidió soñar. Si todo eso fuera cierto, su vida y las de sus hijos podrían cambiar sustancialmente. Esos sueños eran compartidos muy a su pesar por Beatrix,
«Beatrix no estaba del todo segura de haberse tapado bien los oídos contra el canto de aquella sirena. Por recelosa que hubiera sido su actitud general, más de una vez se había pillado in fraganti echando cuentas. Por si las moscas... Nunca se sabía. Cosas más raras se habrían visto».
Y fueron esos cantos de sirena los que llevaron al doctor y a su hija mayor a visitar a Sir Harry Maximer un experto en arte sumamente respetado que confirmó las suspicacias del doctor y de su hija mayor. En el mejor de los casos, los cuadros eran falsos, pintados en el siglo XVIII, y se podría sacar por ellos unas cien libras. Siendo el doble de lo que el doctor le había dado a la difunta señora Hovenden tampoco le pareció tan mal negocio. Sin obviar, por supuesto, una cierta desilusión tras las sutiles esperanzas puestas en las pinturas.
No estuvo de acuerdo Stephanie en la conclusión de sir Harry. Tan convencida estaba de la veracidad de sus conclusiones que, ayudada por Linda, un joven fotógrafo y el director del museo de Elderfield que también creía en la autenticidad de los cuadros, emprendieron una investigación para averiguar hasta qué punto la fama de honradez inquebrantable de Sir Harry Maximer era merecida. A partir de ahí comienza lo que casi podría calificarse de comedia de enredo e historia detectivesca.
Por pura amabilidad tiene su intriga, tiene su humor, tiene de todo para convertirse en una deliciosa novela. Una novela con dos partes muy marcadas como decía. Empieza con preciosas descripciones de la vida en el pueblo, de la vida del doctor y sus hijos o de la situación de la señora Hovenden.
«Como un antiguo edificio en ruinas o un árbol partido por un rayo, el suyo era un deterioro elegante y digno; pero la vida no la había tratado bien en general y, en los últimos años, que tendrían que haberla llevado suave y cómodamente al final de su largo viaje, no había conocido más que pobreza y penurias».
Y continúa con una historia de detectives aficionados, con mucho enredo, con un cierto humor que con una sonrisa perenne nos lleva hasta el final de la historia y con una sonrisa de complacencia cerramos el libro que hemos disfrutado a tope.
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Doris Langley Moore |
Doris Langley Moore, de la que yo no sabía nada hasta empezar a ver reseñas de esta novela hace ya un par de años, fue una historiadora inglesa que nació en Liverpool y se crio en Sudáfrica. Teniendo en cuenta que el personaje de Stephanie Du Plessis se había educado en Rodesia y era amante del arte y la historia, seguramente es el alter ego de la autora en esta novela. No obstante Dorothy Langley Moore se interesó más por la historia de la moda llegando a fundar el Museo de la Moda en Bath.
Por pura amabilidad es una novela que recomiendo a quienes amen lo británico, su humor, sus costumbres y modo de vida, sus enredos, las historias de intrigas incruentas. Una novela ligera, muy bien escrita, con una trama muy bien construida, personajes odiosos y personajes entrañables, y muy entretenida.
Este libro lo he leído recomendado por Marta en su blog Cuentos vagabundos. Dicha recomendación me llegó a través del Reto Serendipia Recomienda 2025. Si queréis saber cuáles son las otras dos que he elegido y las que he recomendado a mi vez podéis verlo en esta entrada de mi blog.

¡Hola Rosa! que novela tan curiosa, con detectives aficionados que se dedican a investigar cuadros y también la honradez de ese supuesto experto en arte, que ¿igual los ha querido engañar?
ResponderEliminarMe gusta lo British, la ambientación en todo lo British, así que esta novela podría gustarme por eso, por el humor que destila y esa mezcla e personajes unos odiosos y otros entrañables. Todo un clásico que has disfrutado, y además ha servido para tu reto, me alegra
Un beso.
Sí que es una novela curiosa. Una historia que va cambiando de registros y hasta de género mientras avanza, con su intriga, su humor, su costumbrismo; muy bien escrita, con personajes muy bien diseñados, muy british y muy entretenida. Había leído sobre ella ya hace tiempo y la tenía en mi lista. Cuando vi que Marta la recomendaba en el reto vi la oportunidad perfecta para acercarme a ella.
EliminarUn beso.
Ay, Rosa, pues cuánto me alegra que te haya gustado. A mí me pareció muy amena y muy especial por esa mezcla de géneros y el modo en que va girando desde el costumbrismo inicial hacia esa comedia de enredo con trama detectivesca tan particular. Una novela ligera pero muy bien escrita, como dices. Estupenda tu reseña. Un beso.
ResponderEliminarY yo te agradezco muchísimo tu recomendación porque aunque el libro estaba entre mis pendientes hace ya tiempo de no ser por ella puede que no me hubiera animado a leerlo. Ha sido una lectura amena, agradable y con la que he disfrutado mucho. la primera del reto ha sido todo un acierto.
EliminarUn beso.
La leí hace un par de años y sí, es una novela deliciosa que se lee con una sonrisa perenne en la cara. La disfruté muchísimo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Tu reseña sería posiblemente una de las que había visto acerca de esta novela y que me habían hecho apuntarla. El reto y la recomendación de Marta me han decidido y ha sido una experiencia de lo más agradable. Como dices, la sonrisa es constante mientras se lee.
EliminarUn beso.
Últimamente me he aficionado a las series de TV británicas y ese enganche puede ser idóneo para leer esta novela ya que me he puesto en modo british.
ResponderEliminarUn beso.
Yo también he visto algunas series británicas últimamente, aunque en mi caso, son series negras y policíacas. Esta novela es muy británica y con un humor que seguro que te la hará muy agradable.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Pues como adoro las historias de intrigas incruentas y el humor británico desde luego que me la apunto. Esta es de esas novelas que, por lo que cuentas, te atrapan, entretienen y te hacen disfrutar del placer de la lectura. Además, desconocía a la autora así que doble motivo. Un abrazo!!
ResponderEliminarPues esta novela te gustará, humor, intriga, nada de sangre, aunque pudo haberla, y en definitiva una lectura para disfrutar de una autora a la que yo tampoco conocía. Una buena opción para estas vacaciones.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarNo hay duda de que estamos frente a una historia muy original y bastante entretenida, creo además, que la mezcla de géneros literarios y la variedad de personajes la hacen aún más atractiva.
No he leído a la autora y no conocía el libro, las novelas ambientadas en esos pequeños pueblos ingleses siempre suelen llamar mi atención, tienen su encanto y también el mundo del arte con todas sus intrigas.
Me contenta saber que la has disfrutado, una interesante propuesta de lectura que tendré presente ;)
Un beso y feliz fin de semana.
Es original y entretenida, en efecto. Por momentos es hasta divertida, aunque hay otros en que la cosa se pone un poco tensa. Es también interesante desde el punto de vista del arte y sus chanchullos. Es una autora que también me era desconocida hasta que empecé a ver reseñas de este libro. No me extendí en la reseña por no alargarla demasiado, pero fue una mujer muy polifacética. Tiene varios libros sobre Lord Byron, sobre moda (incluso diseñó el vestuario de Katherine Hepburn para La reina de África), varias biografía, ensayos, novelas, una serie de tv sobre moda... Vamos, muy sorprendente.
EliminarUn beso.
Lo que indicas en el penúltimo párrafo encaja muy bien con mis gustos, y tras leer esta reseña estoy seguro de que esta "novela ligera" es para disfrutarla. La historia que se narra resulta, sin duda, muy apetecible para pasar un buen rato. Prefiero, con diferencia, las historias contadas con un estilo sencillo pero culto, que la pomposidad de autores consagrados, y más si contienen ciertos enigmas como el que esta novela ofrece.
ResponderEliminarUn beso.
Es una novela amable y entretenida que se adapta muy bien a las vacaciones que se aproximan (no sé tú, pero yo, a pesar de la jubilación, estoy más relajada en vacaciones y en fines de semana). Creo que la disfrutarás.
EliminarUn beso.
Pues sí que parece una lectura deliciosa con su toque irónico pero también con un punto entrañable. Según te iba leyendo se me iba formando una sonrisa en los labios. Me la guardo para cuando me apetezca una lectura amable.
ResponderEliminarBesos
Una lectura amable, bien escrita, interesante por todo lo referente al arte y el mundo que lo rodea (ahora mucho más excesivo que en los años cincuenta), y además muy entretenida. Un clásico muy curioso.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarNo tiene nada que ver la historia pero me ha recordado al tipo de libro de Margery Sharp. Me gustan estas historias amables, en las que no suceden cosas extremadamente desagradables ni te tienen en un ay. A veces apetece esa paz y disfrutar leyendo sin sobresaltos.
El humor inglés no me suele gustar mucho pero este tipo de historias me van bien.
Besos
Pues te diré que no conozco a Margery Sharp, pero esta sí es una historia amable de fácil lectura, aunque tampoco resulta una historia inane. Tiene suficiente crítica en varios aspectos como para hacernos reflexionar. Digamos que mediante esa prosa amable y ese humor inteligente, nos muestra una serie de hechos y de personajes que ponen de manifiesto situaciones sobre las que pensar.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, la leí el año pasado también para el reto Serendipia Recomienda a propuesta de Margari y la disfruté mucho. Me pareció una historia encantadora con un final estupendo. Muy recomendable. Besos.
ResponderEliminarEs de las que yo llamo una historia deliciosa, aunque encantadora le va también genial. El reto de Serendipia sirve para descubrir autores y obras que de otra forma quedarían en el limbo.
EliminarUn beso.