"Una familia moderna" Helga Flatland


Papá va a cumplir setenta años dentro de cuatro días. El año pasado, en su fiesta de cumpleaños, golpeó suavemente la copa con una cucharilla y anunció que como regalo de cumpleaños del año siguiente para él mismo y para toda la familia nos invitaría a hacer un viaje. […]

Tanto la propia idea como la forma en la que la anunció y su estado de ánimo casi exaltado en los meses que precedieron a su sesenta y nueve cumpleaños le pegaban tan poco que, durante un tiempo, Ellen me envió diariamente una lista de los síntomas de los tumores cerebrales. […] Papá no es el tipo de persona que no lleva bien su edad, siempre se ha burlado de la gente que tiene las típicas crisis por cumplir años, que compensan con un comportamiento errático. No es más que una excusa para satisfacer otro tipo de necesidades, suele decir. Pero papá no parecía estar enfermo ni tener ninguna crisis de otro tipo, y nuestra preocupación no superaba las ganas que teníamos de unas vacaciones pagadas, así que Ellen y yo lo dejamos pasar.


Conocemos a esta familia moderna en un viaje a Italia,  el viaje que el patriarca les había prometido en su sesenta y nueve cumpleaños para cuando cumpliera setenta. Liv, la hermana mayor, es la encargada de introducirnos en la historia. Es ella la que nos explica las circunstancias y nos presenta a su familia: «mamá, papá, Ellen, su novio Simen, Agnar y Hedda, Olaf y yo. Y Håkon». Liv, Ellen y Håkon son los tres hermanos; Olaf es el marido de Liv; y Agnar y Hedda, sus hijos de catorce y tres años respectivamente. Pasarán dos días en Roma y después se irán a una casa en la costa que les ha prestado el hermano de Olaf. Allí será la celebración del cumpleaños del padre. 

Y es en esa mesa de cumpleaños cuando estalla la bomba. Los padres hacen una declaración que pone las vidas de sus hijos patas arriba porque por muy modernos que sean (o crean ser), por muy moderna que sea una familia, hay hechos con los que es muy difícil lidiar, hechos que hacen que se cuestione todo el pasado y se replantee gran parte del futuro. Los padres han decidido divorciarse. 

«Nos quedamos en silencio. Papá y mamá parecen dos niños avergonzados. Sufro por ellos. Instintivamente, le doy la mano a papá y se la aprieto, pero la suelto de golpe cuando veo cómo nos mira mamá y cómo su mano solitaria plancha nerviosa el mantel. No consigo controlar mis pensamientos, saltan de una escena a otra: cómo se lo cuento a Agnar y a Hedda; cómo se va a llevar papá las cajas de la mudanza o si tal vez será mamá quien se mude; la casa de Tåsen sin la butaca de mamá en la esquina del salón; a quién invitaremos en Navidad. Me vuelvo una niña pequeña.
Ellen se echa a reír. Parece una carcajada sincera.
—¿Que habéis tomado caminos distintos? ¿El futuro? ¡Por favor! ¡Que tenéis setenta años!».

Es así como termina el primer capítulo y Ellen toma la palabra para contarnos el segundo, ya en Noruega de nuevo como el resto de la historia. Ellen y Liv se alternan en cuatro capítulos para dejarle a Håkon el quinto y último. A través de las narraciones respectivas iremos viendo la reacción de cada hermano ante el divorcio de los padres, que es muy distinta, pero a los tres les pone la vida patas arriba. A Liv la pone ante la disyuntiva de replantearse su propia familia; Ellen siente que no es el mejor momento en su trayectoria vital para enfrentarse a algo similar; y Håkon  verá cómo sus ideas entran en conflicto con la realidad, por más que en principio trate de hacerlas encajar. 

Pero no todo son las preocupaciones y la situación de cada uno ante el divorcio de los padres. También sabremos cómo ve cada uno a los otros dos y al resto de la familia, y las particularidades de las vidas de los tres. El tiempo va pasando. Hay elipsis entre lo narrado por los hermanos que se dejan en la oscuridad o se revelan mediante el recuerdo de los meses anteriores. Avanzaremos dos años en la narración, hasta el setenta y dos cumpleaños del padre. 

Durante esos dos años iremos viendo la vida personal de cada hermano que se nos muestra como muy diversa. Sabremos de la incomodidad de Liv que se siente cuestionada por su familia por su forma de educar a sus hijos y por su dependencia de Olaf.

«Tienes que dejar de ser tan dependiente. Has vivido fuera de casa unos tres minutos antes de conocer a Olaf, y después es como si hubieras sustituido a mamá y a papá por él. No tienes ninguna seguridad en ti misma, me dijo con unos aires insoportables, y yo no le hice caso, porque me pareció que lo decía para reafirmarse y justificar su propio estilo de vida. Últimamente estoy pensando que igual tiene razón. Que el motivo de que el divorcio me afecte tanto es que no tengo seguridad en mí misma, como sigue diciendo Ellen».

La vida de Ellen, por su parte, está presidida por sus deseos, infructuosos de momento, de quedarse embarazada, algo que se convierte en una obsesión para ella más por los deseos de Simen de tener un hijo que por los suyos propios. 

Las convicciones de Håkon se tambalean ante la realidad que sus padres le presentan y la suya propia. «No creo en la monogamia, es antinatural, le dije a Karsten una vez que salíamos de una conferencia en el campus de Blindern. Teníamos unos dieciocho años». Y si en principio parece entender a los padres (si no se cree en la monogamia, cómo no entender un divorcio tras más de cuarenta años de matrimonio), pronto se encontrará poniendo en duda sus propias ideas en cuya trampa está a punto de caer.

También se nos muestra el pasado más o menos remoto: la preferencia que los padres tuvieron siempre por Håkon, ocho años menor que Ellen y diez años menor que Liv, y que nació con un defecto de corazón que ha hecho que siempre haya estado un poco mimado. 

«El miedo a que Håkon muriera se convirtió en la certeza de que era un poco distinto, un poco más frágil, tal vez un poco más importante que el resto. [...] a pesar de que Håkon les sacaba una cabeza de altura y un hombro de envergadura a sus compañeros de clase desde primaria, [...] mi madre no paraba de preocuparse por él. Casi se negaba a reconocer que era completamente normal.
Fue Ellen quien resultó tener dislexia y se la diagnosticaron demasiado tarde, algo que aún les echa en cara a nuestros padres, que solo tenían ojos para Håkon, como le dice a quien la quiera escuchar»

Helga Flatland

Una familia moderna es una novela que me ha cautivado desde el principio. Esas reacciones de los tres hermanos ante el divorcio de los padres resultan cuando menos curiosas. Son una familia moderna, como indica el título; viven en un país moderno en el que esas situaciones están a la orden del día; son tres hermanos adultos, con sus vidas particulares que ya no tienen dependencia práctica de las de sus padres. Y sin embargo, la dependencia emocional, la sensación de soporte que el matrimonio de los padres y la presencia de estos en su día a día supone para los hermanos, hace que sus vidas y sus sentimientos se alteren en gran medida ante esa separación inesperada. 

Magnífica me ha parecido la forma de narrar por medio del relato de los tres hermanos y la visión particular de cada uno ante los hechos del presente y del pasado. Bien escrita, bien estructurada, con una trama muy interesante. Creo que no hay más novelas traducidas de la autora, pero estaré atenta porque me ha cautivado totalmente.

La novela Una familia moderna la hemos leído conjuntamente para nuestro Debate a tres con Marian, del blog Marian lee más libros, y con Marianna, del blog Los libros de Mava. En los enlaces correspondientes puedes leer las reseñas respectivas.

Comentarios

  1. Vengo de leer a Mava y Miriam y yo creo que con tu estupenda reseña ya me hago una idea de cómo dices la buena estructura y trama de la novela. Lo que si se supone es que los hijos adultos deberían tener más herramientas emocionales para enfrentar la separación, pero no están exentos de dolor. Los hijos más jóvenes ya lo ven como una cosa más normal que la continuidad del propio matrimonio jeje.
    Un beso, Rosa.

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    1. Yo también pensaba que en hijos adultos el divorcio de los padres se tomaría con más calma, pero pensándolo bien, a ciertas edades es lo que menos te esperas. Los niños están acostumbrados a que entre sus amigos muchos tengan a los padres separados y, aunque con el disgusto esperable, se lo pueden tomar con más naturalidad, pero que tus padres se separen con setenta años, es totalmente inesperado. Ahora bien, tras la sorpresa inicial y esperable, también sería esperable que se adaptaran al hecho sin que se trastorne toda su vida. Claro que todo depende de la influencia que tus padres tengan en ti, en tu vida y en tu propia concepción de la familia.
      Un beso.

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  2. ¡Hola, Rosa!
    La verdad es que nunca había reflexionado a fondo sobre el impacto que puede causar el divorcio de una pareja en los hijos adultos, solía enfocar el tema siempre pensando en los niños/jóvenes. Esta ha sido una lectura de muchas reflexiones y me ha encantado poder leerla contigo y con Marian para así intercambiar opiniones al respecto. Tres hijos adultos e independientes y sin embargo, el divorcio de sus padres los pone en crisis, dejando claro que en realidad nunca han crecido del todo y que en un mundo rápido y fluido como el actual, la familia sigue representando la única certeza verdadera con la que contar. Los tres están estancados, incapaces de encontrar nuevos patrones después de presenciar el colapso de los anteriores. Creo que no existen fórmulas mágicas para seguir adelante, solo queda aceptar, comprender y asumir la situación tal como es, sin intentar cambiar lo que no se puede.
    Una autora que nos ha cautivado a las tres, así que a por más lecturas conjuntas, disfrutadas y debatidas con entusiasmo y compañerismo 😊
    Un beso.

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    1. Como le digo a Miguel, los niños están acostumbrados a ver que muchos de sus amigos tienen padres separados y creo que, dentro de lo doloroso que tiene que ser, se lo toman con más naturalidad. Que tus padres se divorcien a los setenta años tiene que ser una sorpresa mayúscula. Pero dicho esto, es cierto que los hijos ya viven su propia vida y ese divorcio no los afecta en un sentido práctico. Además son adultos y, se supone, capaces de enfrentar la situación con la madurez esperable. Como dices, tal vez no tienen es madurez, tal vez siguen dependiendo mucho de los padres, Tal vez, en resumen, la familia es el único agarradero que te queda cuando todo lo demás falla, como dices, "la única certeza con la que contar".
      Desde luego, en este Debate a 3 estamos dando con lecturas a cual más apasionante y los debates son de lo más activo e interesante por los temas que se plantean en las lecturas.
      Un beso.

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  3. Las turbulencias familiares siempre resultan muy interesantes, más que en la vida real, je, je.
    Y al interés de esta novela se le suma la de haberla estructurarla en partes, cuyo narrador es cada un de los hijos afectados por el divorcio de sus padres, que muestran sus puntos de vista acerca de un problema inesperado y sorprendente para ellos. También la veo como una crítica sobre las contradicciones en general y en el seno de una familia armoniosa en particular, esa hipocresía, falta de realismo o cambio de criterio con el paso de los años. Las ideas "modernas" de la juventud enfrentadas a las más conservadoras se la adultez. En definitiva, una lectura muy interesante la que nos propones.
    Un beso.

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    1. Bueno, en la vida real también resultan interesantes siempre que las turbulencias no afecten a la propia familia. No hay más que ver los programas de tarde de Tele 5. Familias enteras analizadas con minuciosidad: la de la Pantoja, la de Rocío Jurado... Bueno imagino que habrá familias más de moda, es que desde que murió mi madre no he vuelto a ver esos programas.
      Pero hablando en serio, la novela resulta de lo más atractivo e interesante y sí, muy crítica con muchos aspectos de la vida familiar e individual. La hemos disfrutado mucho las tres.
      Un beso.

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  4. Se olvida que los padres también sienten y padecen de forma individual, que tienen sueños propios y necesidades que poco tienen que ver con el ámbito familiar, en ese sentido los hijos tendemos a ser egoístas, visualizamos nuestros problemas, pero a los de ellos los desechamos. Nunca es tarde para volver a empezar, quizás no lo hicieron por el problema del hijo, y ahora han encontrado el momento de tener voz propia al ver que sus hijos ya son adultos.
    Interesante novela, Rosa. Las familias todas tienen ese punto íntimo en el que se fraguan historias enlazadas, en esta veo a parte de incomprensión, celos. Y quizás aprendizaje, porque ver que tus padres son capaces de empezar de cero es una vuelta a la realidad a inicio. A valorar hasta tu propio contexto.
    Besos, y feliz fin de semana.

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    1. Has dado en el clavo. Los hijos solo vemos a los padres en relación al ámbito familiar. Es como si hubieran nacido padres y toda su vida pasada, presente y futura se tuviera que resumir en su papel de padres y en su obligada dedicación a los hijos. Pero antes que padres son personas con necesidades y anhelos, igual que los hijos. Y, al igual que los hijos, en un momento dado pueden sentir la necesidad de romper la pareja, bien para formar otra o sencillamente para vivir su vida cuando la de pareja ya no funciona.
      Un beso.

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  5. Hola, Rosa. Esta vez te ha tocado a ti la primera. Había visto este libro en varias bibliotecas y me llamó la atención, lo que pasa que a veces con los autores nórdicos no me entiendo y pensé, voy a esperar que alguien lo lea. Y mira, aquí estáis.
    No entiendo ese cabreo de los hijos que no aceptan que sus padres son personas que tienen vida más allá de sus hijos.
    Creo que me va a gustar mucho. Voy a ver qué dicen las demás pero sospecho que también habrán disfrutado de este libro.
    Besos

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    1. Pues te diré que a mí la literatura nórdica y en especial la noruega cada vez me gusta más. hay otra autora que me encanta de la que he leído dos libros a cual mejor, también con temas familiares. Se trata de Vigdis Hjorth, que tiene dos novelas, La herencia y ¿Ha muerto mamá? que me encantaron. Más que la novela negra o policíaca noruega, que creo que es la que tiene más fama, me gustan estas historias más familiares.
      Como le comentaba a Irene, a los hijos nos cuesta entender que los padres tengan vida propia más allá de la familia porque siempre los hemos visto como padres, como nuestros padres, y parece que tan solo ese fuera su papel en la vida. Vienen bien estas historias que nos ponen ante esos casos.
      Yo también creo que te va a gustar mucho. A las tres nos ha encantado el libro como ya habrás visto.
      Un beso.

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  6. ¡Hola, Rosa! Es que todos somos muy modernos, comprensivos y tolerantes... hasta que nos toca vivir la situación en primera persona. La familia, en lo esencial, es arraigo y apego, es una constante vital. Ahí radica su fuerza, es la estabilidad en un entorno siempre cambiante. Por eso, cualquier cosa que afecte a su estructura nos va a poner de los nervios, por muy modernos que seamos. Un abrazo!!

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    1. La verdad es que cuando llevas cuarenta años celebrando la navidad en familia, todos los cumpleaños, vacaciones juntos... Cuando has formado tu propia familia con tu marido y tus hijos y la has encajado en la familia de tus padres y hermanos, cuando todos van encajando y aumentando esa familia, que de repente se rompa por el tronco tiene que ser un flash. Eso por poner solo el ejemplo de lo que siente la hermana mayor. Y sí, por muy moderno que se sea y por mucho que Noruega sea un país moderno entre los modernos, cuando toca asumir ciertas cosas en carne propia la modernidad se desdibuja un tanto y cada cual se aferra a lo de siempre.
      Un beso.

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  7. La exposición de los tres hermanos y sus circunstancias personales (la dependencia de Liv, la obsesión de Ellen por el embarazo, las ideas anti-monogamia de Håkon) ofrecen una diversidad de perspectivas que enriquecen el resumen. Las dinámicas familiares, como la preferencia por Håkon, añaden profundidad a la historia.
    Veo por tu análisis que la novela aborda cuestiones atemporales como el impacto de un divorcio tardío, la fragilidad de las estructuras familiares modernas y la lucha por la identidad personal. Las reacciones diversas de los hermanos frente divorcio reflejan cómo un mismo evento puede afectar de forma distinta según la trayectoria vital de cada uno.
    El uso de narradores alternados (Liv, Ellen, Håkon) y la progresión temporal de dos años, con elipsis y recuerdos, prometen una lectura atractiva que combina introspección y desarrollo de personajes.
    La escena de la declaración del divorcio, con detalles como la mano de Liv soltando la de su padre al ver la reacción de su madre o la risa incrédula de Ellen, capturan la incomodidad y el shock de un momento importante, haciendo que los personajes se sientan auténticos.
    Me ha gustado mucho, Rosa.
    Saludos.

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    1. Como bien has apreciado, se tratan muchos temas, algunos temporales,y otros más de nuestros días. El enfocar la narración en los tres hermanos y hacerlos narradores alternos es una gran idea que nos muestra la distinta forma de ser de cada uno así como su distinta visión de los mismos hechos y de otros muy diferentes que afectan a cada uno.
      Y sí las escenas están muy bien descritas, metiéndote en situación y dando muestra palpable d los sentimientos que producen en cada personaje.
      Un saludo.

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  8. Hola Rosa, yo creo que la gente joven piensa que a los setenta ya casi se te ha acabado la vida y que si tu matrimonio ha llegado hasta ahí para lo que te queda, porque no continuas?, y es que por muchos años que cumplas, si tus padres siguen vivos, opinas que la familia debe continuar junta y no entiendes que a los setenta o más algunas personas sienten esa edad como punto de inflexión, no están satisfechos y quieren ser felices y cambiar, en busca de lo que necesitan, eso solo se comprende a medida que cumples años, si te quedan cinco, diez o veinte porque debes seguir en una situación complicada si puedes aspirar a
    otra mejor.?.La felicidad y el estar a gusto contigo mismo, no es patrimonio de los jovenes...Aunque todos en nuestra juventud lo hayamos pensado...Muy interesante la novela, me la llevo apuntada. Besos.

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    1. Ciertamente el tiempo da muca perspectiva. Por otra parte debería ser lógico para los jóvenes pensar que si a los setenta años te queda ya poca vida lo normal es que la quieras aprovechar lo mejor posible y si eso pasa por un divorcio, pues adelante. Creo que el problema es que nunca estamos preparados para que la familia que nos ha sustentado durante toda nuestra vida de pronto se derrumbe. y si a los niños les afecta mucho porque aún viven en casa como ambos progenitores y la separación influye en ellos de manera muy directa, tal vez para los adultos sea m's traumático porque es lo que menos se esperan y porque con la edad la capacidad de adaptación va disminuyendo.
      Un problema complejo que la autora aborda de maravilla.
      Un beso.

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  9. Curioso este planteamiento. Siempre me había planteado cómo podía afectar un divorcio en hijos pequeños, pero no en adultos. Intento pensar en cómo me lo tomaría si mis padres se hubieran separado y supongo que al principio con un poco de desconcierto, sobre todo si siempre se han llevado bien. Todo va a depender de cómo ha sido esa relación con el paso de los años. A veces se ve venir. Bueno, yo creo que siempre se ve venir. Otra cosa es si queremos verlo. Bueno, que no me enrollo más. Que me apunto el libro, que me has dejado con curiosidad.
    Besotes!!!

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    1. En este libro se van contando cosas que hacen que llegues a plantearte que la relación del matrimonio no es tan armónica como la presentan los hijos. recuerdo haber pensado en algún momento que nunca han estado enamorados y que si han resistido ha sido precisamente por esos hijos y, sobre todo por el pequeño que hasta muy recientemente ha vivido en la casa familiar. es un libro muy interesante que segura te gustará .
      Un beso.

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  10. Me suena el arranque de este sugerente libro al de una película, pero no logro recordar de cuál se trata. En cualquier caso, parece interesante. Podría ser una buena idea alternarlo con otro tipo de narraciones como las que ahora me tienen enganchado: las novelas de Justo Navarro (leí "Gran Granada" y ahora estoy con "Petit París"); también recomendadas por otro bloguero, que ahora no se prodiga mucho en la red, pero que habló muy bien de ellas.
    Abrazos!

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    1. No he leído nada de Justo Navarro, aunque he visto algunas reseñas de sus libros. Una familia moderna es una novela muy interesante, tanto para alternar como para leer en exclusiva. Yo siempre suelo alternar dos o tres libros y me gusta que sean muy distintos. Buscaré cosas de Justo Navarro a ver si me animo a conocerlo.
      Un beso.

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  11. Un tema moderno, un tema clásico. Parece que hay situaciones que nunca se van a dar después de tanto tiempo, pero cualquier momento es bueno para dar un giro a la vida. Sin embargo, una vida que no es solo nuestra que afecta a los que están a nuestro alrededor. Creo que estará bien leerla, también por conocer otra cultura, cercana y lejana a la vez. Un abrazo.

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    1. Sí, nadie esperaría a los cuarenta años que tiene la hermana mayor que sus padres, con setenta, se fueran a divorciar, pero, como dices, cualquier momento es bueno para corregir errores y buscar una salida y vivir con más independencia lo mucho o poco que les quede.
      Me gusta mucho la literatura noruega y esta novela te la recomiendo.
      Un beso.

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  12. Hola, Rosa. Pues es un gran tema, la verdad, el del impacto de un divorcio en los hijos adultos. No creo que esté muy tratado o yo al menos no he leído ninguna historia de ese tipo y es interesante, abre muchas reflexiones y es cierto que en la sociedad actual quizá lo lleven con más naturalidad los niños que los mayores. Por lo que dices, la autora es todo un descubrimiento así que la tengo en cuenta. Me ha encantado tu reseña. Un beso.

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    1. Ciertamente la autora ha sido todo un descubrimiento, lo malo es que no hay más libros traducidos (en realidad que solo tiene otra novela, pero igual deberían traducirla porque estoy deseando leerla). Interesante y original en efecto resulta esta reflexión sobre los divorcios de padres ya mayores y sus hijos adultos.
      Un beso.

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