El juez McKelva era un hombre alto
y robusto, de setenta y un años, que habitualmente llevaba las gafas colgadas
al cuello con un cordel. Ahora las tenía en la mano, y se sentó en una silla
elevada y con apariencia de trono, junto a la silla giratoria del médico,
flanqueado a un lado por Laurel y al otro por Fay.
Laurel McKelva Hand era una mujer
enjuta, de rostro hierático, a medio camino entre los cuarenta y los cincuenta,
con el pelo aún oscuro. Vestía ropa de buen corte y tejido, aunque el traje era
demasiado abrigado para Nueva Orleans [...].
Fay, pequeña y pálida, embutida en
su vestido con botones dorados, repiqueteaba nerviosamente con el tacón de la
sandalia en el suelo.
Era la mañana de un lunes de
principios de marzo. Y Nueva Orleans era una ciudad extraña para todos ellos.
Comienza La hija del optimista con una introducción de Félix Romeo en la que compara la novela con un cuento de hadas. Me ha encantado la comparación. El juez se ha pinchado con una espina de rosal. El sueño en el que se sumerge será más largo que el de La Bella Durmiente; Lauren, la hija, sufre a manos de su madrastra, aunque ya es suficientemente mayor como para llegar a ser maltratada. El maltrato de Fay viene de su propio egoísmo, su inmadurez, su comportamiento de niña malcriada que solo piensa en sí misma y a la que, incluso la enfermedad del marido, le parece una afrenta personal. Laurel, e incluso el juez, no pueden sustraerse al espíritu de la madre, la de verdad, que está presente durante toda la novela.
Nueva Orleans es la ciudad donde empieza la historia, una Nueva Orleans en pleno carnaval mientras nuestros personajes luchan entre sí y con la enfermedad en la habitación de un hospital; pero su transcurrir mayoritario ocurre en Mount Salus, Mississippi, a donde las dos mujeres viajarán con el cadáver del juez y donde, en la casa familiar, en la que Laurel ha vivido casi toda su vida, transcurrirá la novela en unos pocos días.
El funeral del juez se llenará de personajes variopintos porque a los amigos de toda la vida que van llegando y llenando la casa con sus historias, ocurrencias y ayuda de todo tipo, se unirán los parientes de Faye, llegados de Texas y tan escandalosos y caóticos como los mejores y más estrafalarios personajes de Faulkner. El funeral del juez McKelva podría figurar entre las escenas más memorables de alguna novela de William Faulkner, aunque eso se debe solo a que conozco mucho más a ese autor que a Eudora Welty con cuya narrativa termino de encontrarme. Imagino que lo que sucede es que la literatura del Sur tiene sus características comunes.
En ese funeral todo el mundo habla del juez, todos le adornan con cualidades que Laurel no reconoce y que no le gustan «Está intentando hacer que mi padre fuera lo que a él le habría gustado ser [...] no creo que ahora sea el momento adecuado [...] Lo menos que cualquiera podría hacer por él es recordarlo con justicia». Le adjudican hechos heroicos que jamás protagonizó, pero no le agradecen lo que realmente le deben, su labor como alcalde de Mount Salus, sus estudios sobre las inundaciones o el control de las riadas. «Pero la gente ya había olvidado todo acerca de aquella parte de su vida, su trabajo, su labor. Aquella ciudad no le debía menos de lo que le debía Fay». Fay, egoísta hasta el final, montando la escena que se le supone a una viuda «para Fay, montar una escena era lo más natural. Fay había llevado sus escenas al hospital, [...] Y también había traído sus escenas a casa, de eso no cabía duda. La muerte, en toda su crudeza, pasaba por encima de Fay sin rozarla».
También me resulta muy faulkneriana la forma en la que, en esos pocos días, el tiempo se mezcla y se confunde como se confunden los recuerdos de Laurel. Su madre, la señorita Daisy, siempre presente, nos llevará con sus cartas y los recuerdos de Laurel, «allá arriba, a casa», el lugar de Virginia Occidental de donde salió para vivir con su marido el juez McKelva. «Allá arriba, a casa» es al lugar al que iba todos los veranos con Laurel a pasar un mes entero. Y desde entonces conserva las cartas que su marido le enviaba. Cartas, fotos, objetos... todo ello le sirve a Laurel para rememorar las vidas de sus padres y la suya propia antes de volver a Chicago donde vive y trabaja.
Y el tiempo se confundirá en la cabeza de Laurel hasta mezclar el presente con el pasado
«"Tú eres el tiempo", pensó Laurel. "Y el tiempo por venir: habrá muchas como tú en esta vida" [...] Su madre creyó durante toda su vida que estaba siendo engañada, pero hasta que no murió y se guardó el luto preceptivo, Fay no había venido desde Madrid, Texas. Quizá hasta aquel preciso momento su padre ni siquiera había pensado en una Fay. Porque Fay era el terror de Becky. Lo que Becky había sentido, y de lo que había tenido miedo, podría haber estado allí, en la casa, durante todo el tiempo, esperándola. El pasado y el futuro podrían haberse intercambiado por medio de alguna convulsión de la mente, pero aquello no evitaba que no se pudieran poner en duda las verdades del corazón».
Pero tal vez no es Becky la engañada. Fay también siente la amenaza del pasado como Becky podía sentir la del futuro. Fay no soporta nada que tenga que ver con la anterior esposa del juez y su penitencia puede estar en tener que convivir con sus enseres y en su casa. Fay nunca ha dejado de considerarla su rival. «Pero la rivalidad no reside donde cree Fay. La rivalidad no existe entre los vivos y los muertos, o entre la esposa antigua y la nueva; la rivalidad se crea entre el amor y la ausencia de amor. No hay rivalidad más amarga».
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Eudora Welty |
La hija del optimista es una novela que desvela y esconde. Nos deja vislumbrar y nos oculta información. Hay que leerla abierta y entregada, dejándose sorprender e intrigar; descubriendo e imaginando. No es una novela que se deje atrapar y jugará con el lector al ratón y al gato hasta el final. Hay que disfrutarla sin exigencias, sin pedirle más de lo que está dispuesta a entregar. El resto lo tendrá que poner el lector de su parte. Y cuanto más ponga más recompensado se verá. También en eso me recuerda mucho a Faulkner, el autor del Sur que más he leído. Ambos enganchan y entretienen, pero se cobran su precio y hay que estar dispuesto a pagarlo.
No había leído nada de Eudora Welty y esta novela, que obtuvo el Premio Pulitzer de ficción en 1973, me atrapó hace tiempo desde el blog de Lorena, El pájaro verde, a quien agradezco, una vez más, su recomendación. Espero que alguien se deje atrapar también desde aquí.
Título del libro: La hija del optimista
Autora: Eudora Welty
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: The Optimist’s Daughter
Traducción: José C. Vales
Editorial: Impedimenta
Año de publicación: 2009
Año de publicación original: 1972
Nº de páginas: 232
Hola, Rosa. Me encantan estas historias sureñas. De Welty he leído alguno de sus cuentos pero ninguna novela, igual que de Faulkner, de quien es uno de mis relatos favoritos, Una rosa para Emily. Como dices, tienes que poner de tu parte, no te lo dan todo hecho y ya sabemos que a mí eso se me da un poco regular. Pero en estos autores sí me gusta, que me dejen participar.
ResponderEliminarMe lo apunto como posible estreno con novelas de la autora.
Besos
Es que una cosa es que tengas que poner de tu parte y otra que el autor no te dé suficiente materia para que puedas poner de tu parte. Lo que no me gusta son esos autores que se empeñan en dejarlo todo clarísimo y te repiten datos que ya se habían dado y te lo explican todo como si fueras tonta. No quiero poner ejemplos, pero hay autores muy reputados que lo hacen.
EliminarTengo pendiente Una rosa para Emily porque creo que ya me hablaste del relato en mi última reseña de Faulkner.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminaryo tampoco he leído nada de Eudora Welty (bueno, ahora tú ya sí la leíste) y sinceramente no me sonaba. A mi tampoco se me da bien del todo poner mucho de mi parte en una lectura, quiero decir que pienso que por lo que nos cuentas esta lectura no es para mi, aunque sí que me gusta dejarme sorprender e intrigar, aunque si es de las que no se dejan atrapar... pues no se, porque ya sabes que yo si o me atrapa desde los comienzos... pues el riesgo de abandono es muy fuerte
Me alegra que la hayas disfrutado tanto
Un beso
A mí sí que me gusta tener que poner de mi parte, pero siempre que merezca la pena y haya algo que poner.
EliminarCon lo de atrapar me refería a que es una novela que no se deja atrapar. Como digo, juega con el lector al ratón y al gato. Respecto a que te atrape o no, es otra cosa. A mí sí que me atrapó porque desde el principio porque el planteamiento, los personajes, las escenas, el lenguaje, todo ello me cautivó.
Un beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarYo adoro a Eudora Welty, y hoy me pillas con los deberes hechos. Esta novela la leí cuando se publicó, mucho antes de abrir el blog. Por ese motivo no la tengo reseñada. No obstante, creo que desde que escribo sobre libros leo con más profundidad, y quisiera volver a la narrativa de esta autora sureña tan cálida y apasionante.
Con respecto a tus impresiones sobre el libro, comparto lo que nos cuentas. Me ha encantado esa comparación con los cuentos de hadas. Me parece mágica.
Un abrazo, y gracias por tu preciosa reseña!!
Hola, Undine.
EliminarMe ha parecido una novela magnífica. Cuenta una historia sencilla, pero a la vez llena de matices, con personajes inolvidables de los que se te quedan pegados porque hasta la antipática Faye tiene su lado de vulnerabilidad que te la termina haciendo digna de compasión.
Yo también leo con más profundidad desde que tengo el blog. Se lee de otra manera, como pensando en todo lo que se puede extraer de la novela a la hora de escribir sobre ella. Y, por otra parte, mientras se escriben las reseñas (o como se quiera llamar a esto que hacemos) vamos viendo nuevos aspectos en los que a lo mejor no nos habíamos fijado al leer.
Un beso.
Pues a mí me has atrapado tú con esta reseña, Rosa. Ya desde el título y la comparación con los cuentos de hadas parece realmente especial. Tampoco conocía a esta autora pero voy a buscarla. Me ha gustado muchísimo todo lo que cuentas. Un beso y muchas gracias.
ResponderEliminarCreo que te gustará esta novela porque tiene su magia y resulta muy agradable de leer. Los personajes son fantásticos y la historia tiene muchos escondrijos en los que perderse. Todo un descubrimiento esta autora que tan solo me sonaba de nombre.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa:
ResponderEliminarAhora que estoy en pleno disfrute de la condición de abuelo no sabes la cantidad de veces que he leído a mi nieto La bella durmiente y muchos otros. Me encanta ver cómo atiende y cómo le gusta escuchar estas historias mágicas. Para los niños no hay historias mágicas porque para ellos todo lo es y no lo es. Es una etapa fascinante.
Bueno el caso es que esa comparación de la novela con un cuento de hadas ya me atrae. Pero mucho más me atrae esa sensación de encontrarme ante una narración faulkneriana, autor sureño que me encanta. Estos escritores del sur escriben historias muy apetecibles de leer, aunque puedan a veces resultar duras y exijan un lector activo. Todo esto a mí me gusta, así que ya he tomado nota del título dado que de la tal Welty nada hasta ahora he leído. Además esa W inicial me resulta apetecible (ja, ja...).
Un beso, amiga
La comparación la hace el autor del prólogo y resulta muy bonita y hasta poética, pero la novela tiene más tintes faulknerianos que de cuento de hadas y ya sabes que Faulkner tiene poco de cuento de hadas. Desde luego no es un libro que le puedas leer a tu nieto por ahora, ja, ja.
EliminarLos escritores del Sur son capaces de crear unos ambientes que te envuelven y te atrapan, y lo mejor es que tampoco quieres liberarte. Estás atrapado y a gusto. Y sí, exigen lectores activos, pero es que solo con actividad por mi parte entiendo la lectura, salvo cuando la tomo como un divertimento sin más y tan solo pretendo entretenimiento, aunque eso es en muy contadas ocasiones.
Creo que Eudora Welty te gustará.
Un beso.
No he leído a Eudora Welty, pero me resulta muy atractivo lo que cuentas acerca de la novela, más allá de su argumento. Eso de tener que poner de nuestra parte, de que juegue con nosotros, de que no te den la información como si fueras tonto, me pone las pilas. Además, hace mucho tiempo que no leo novelas que me devuelvan a la cultura sureña, algo que me en mi adolescencia me tenía subyugada.
ResponderEliminarDesde que leí Matar un ruiseñor, con unos doce años, estoy enamorada del Sur. Tampoco yo lo frecuento en exceso, pero cuando lo hago siempre me pregunto por qué. Ahora, a raíz de esta lectura, quiero conocer a Flannery O’Connor, una autora que lleva años en mi lista de pendientes y a la que aún no he visitado.
EliminarSi te gusta el ambiente del Sur y esas novelas que te exigen un esfuerzo sin tomarte por tonta, creo que Eudora Welty te gustará.
Un beso.
Hola Rosa, de la autora leí hace años Boda en el Delta, no la recuerdo mucho porque no tenía entonces blog y no tengo ni apuntes sobre ella ( que suelo tomar notas), pero a medida que iba leyendo tu reseña me venían a la memoria ecos de su estilo que me animan a repetir. Me llevo apuntada esta y la buscaré. Besos.
ResponderEliminarTomar apuntes de una novela y escribir sobre ella la fija en nuestra memoria de una forma increíble. Yo también tengo muy mala memoria para recordar lo leído hace tiempo. Quiero leer más de Eudora Welty y Boda en el Delta suena muy bien.
EliminarUn beso.
Pero, ¿tienes que poner mucho de tu parte? Porque me gusta todo lo que cuentas, pero últimamente mi cabeza no está muy por la labor.Tendré que elegir bien el momento, porque no me gustaría abandonar su lectura.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hay que poner de tu parte, pero yo creo que tampoco demasiado. Es una historia curiosa que en algún momento parece que se nos escapa, pero vuelve a encarrilarse. Ahora, si estás en un momento de esos en los que cuesta hacer esfuerzos y se prefiere recibir más que dar en una novela, igual es mejor que esperes. Llegarán momentos mejores.
EliminarUn beso.
No recordaba ya esa comparación con un cuento de hadas, pero es cierto que lo del pinchazo en el dedo, la madrastra, etc. son elementos muy de cuento clásico.
ResponderEliminarEs una novela con sabor muy sureño, con situaciones y personajes a veces disparatados, pero que también lleva a curiosas reflexiones y que deja una sensación extraña en el sentido de que es el lector quien tiene que interpretar cuál es precisamente el sentido de la historia. Eudora Welty es una autora bastante desconocida a la que me gustaría volver, probablemente probando con sus cuentos, así que te agradezco que me la hayas recordado, así como la mención. Me alegra mucho que hayas disfrutado esta novela, aunque, teniendo en cuenta tu gusto por la literatura sureña y por autores como William Faulkner, era casi un acierto asegurado.
Besos
Ese hacer que el lector sea el que interpreta el sentido de la historia es lo que me gusta principalmente en esta novela. Por eso digo que no se deja atrapar y que hay que pagar un precio por el disfrute que supone. Y puede (casi seguro) que lo que el lector interpreta no sea el sentido que le dio la autora, pero da lo mismo. Es el lector el que termina de escribir la historia al darle su propio sentido. Los autores que saben hacer eso, que son capaces de sacar del lector una interpretación interesante, son los que más valoro.
EliminarMuchas gracias por la recomendación.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarTampoco he leído a Eudora Welty, me gustan esas historias ambientadas en los pequeños pueblos del Sur de los Estados Unidos de América. Por lo que cuentas, una mezcla de realismo y mitología sureña y una novela netamente femenina, lo digo por sus protagonistas.
Leyéndote, pienso que siempre hay en nuestros corazones un Monte Salus al que podemos regresar, me refiero a que los recuerdos de cariño y amor siempre vivirán en nuestra memoria, y el futuro no podrá borrarlos fácilmente.
Todo un clásico que me apetece leer y que me tienta también por lo que comentas acerca del "lector activo" :)
Gracias por la sugerencia y la reseña ;)
Un abrazo.
La novela es muy femenina, sí. Las protagonistas principales son todas mujeres. tanto las vivas como las que están en el recuerdo.
EliminarEs cierto que todos tenemos un Mont Salus en nuestro interior, un país (casa, ciudad, habitación, persona...) en el que de niños fuimos felices, pero a mí volver a él me duele mucho porque todos los personajes que lo habitaban han desaparecido. Sé que a algunas personas esos recuerdos las reconfortan. A mí me duelen, así es que procuro evitar Mont Salus y volver a Chicago, como Laurel.
Seguro que te gusta esta novela si también eres partidaria de los lectores activos.
Un beso.
Por aquí, otra que no conocía a la autora. Rosa, esta vez no me siento muy tentada. Mira que hablas de la novela con interés y parece muy apetecible, pero no sé, hay algo que no me termina de convencer. No me importan las novelas en las que el lector tiene que poner de su parte pero quizá sea el escenario o no sé muy bien, pero creo que tengo por ahí lecturas que llaman más. Besos
ResponderEliminarY con todo lo que tenemos que nos apetece leer tampoco es plan de leer algo que no llama mucho la atención de entrada. Te entiendo perfectamente.
EliminarUn beso.
Qué interesante y apetecible. Adoro las historias sureñas, y a Faulker, y me parece muy original esa comparativa con un cuento. Pues otro más a la lista.
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña, estupenda como siempre, y feliz noche.
Si te gustan las historias sureñas y Faulkner en particular, creo que Eudora Welty te tiene que gustar también. Es para leer con calma y sacarle el jugo que encierra.
EliminarUn beso.
Pues sí que existe un estilo de novelas del Sur, ya has puesto ejemplos, sirvan los de esta novelas y las de Faulkner. Atractivo libro el que propones, que me recuerda también a las películas sureñas de John Ford como El Juez Priest y su remake "El sol siempre brilla en Kentucky".
ResponderEliminarYo ahora estoy con "La operación Félix" de Peter Harris, que me sirve también como documentación para una futura novela.
Abrazos!
Existe y es difícil de confundir. Podría añadir Toni Morrison, Truman Capote, Carson McCullers, Flannery O'Connor (de la que recién he leído una novela que no traeré al blog porque no tengo tiempo material para todo. Es un estilo que me gusta mucho y que da para muy buenas películas.
EliminarHablando de tus novelas, lo próximo que voy a leer cuando termine mi novela policíaca o negra de la noche es El breve brillo de tus labios.
Un beso.