"Del color de la leche" Nell Leyshon

éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.

en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas. veo pájaros y los pájaros llenan el cielo con sus gritos. veo los árboles y veo las hojas.

y cada hoja tiene venas que la recorren.

y la corteza de cada árbol tiene grietas.

no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche.

me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre. eme. a. erre. i griega. así es como se escribe.


Éste es uno de esos libros que cuentan una historia terrible con una gran sencillez. Tanta sencillez que mientras lo estamos leyendo a veces tenemos la sensación de estar ante un relato inane de tan simple, pero algo nos mantiene enganchados. Tal vez el lenguaje, directo, carente de florituras, como si no contara nada en realidad; tal vez la inocencia que se destila de las palabras de la narradora, Mary, una niña de catorce años que vive en el campo, en la granja de su familia; tal vez que, casi sin que nos demos cuenta, la historia se va cargando de intensidad, nos va asfixiando sin que nos percatemos y, en un momento dado, nos sentimos con la fatiga que proporciona la falta de aire porque nos hemos olvidado de respirar. 

«quiero contarte lo que ha pasado pero tengo que tener cuidado de no apresurarme como hacen las vaquillas en la entrada, porque entonces iré por delante de mí misma y puedo tropezarme y caerme y de todas maneras tú querrás que empiece por donde se debe empezar».

Ni una mayúscula hay en este libro porque las mayúsculas nunca las ha entendido Mary y, a pesar de que quien le enseñó a leer le prometió que un día las entendería, parece ser que ese día aún no ha llegado. Y es que Mary tampoco aprendió a leer hace tanto tiempo. Tan solo unos meses, desde el otoño. Ahora es primavera.

Todo el libro sucede en poco más de un año. De una primavera a la primavera siguiente en la que todo ha cambiado. Cuando empieza la historia Mary vive en la granja con su familia: padre, madre, tres hermanas y el abuelo. Es coja. Eso nos lo cuenta ella. Y albina. Eso lo imaginamos por ese color de la leche de su pelo. 

Cuando empieza la historia, en la primavera de 1830, Mary no sabe leer ni escribir. Ninguna hermana sabe,  «esto es porque padre nos necesita aquí en la granja para hacer todo el trabajo y no puede permitirse que estemos en otro sitio, en un colegio aprendiendo cosas que no podríamos usar, porque quién necesita aprender a leer palabras y a escribirlas cuando tiene que estar recogiendo piedras del suelo y metiéndolas en cubos. y ordeñando a las vacas y metiendo la leche en cubos». Un padre al que, por lo que vemos y por lo que nos cuenta Mary, tan solo le interesa el dinero, aunque tal vez eso no sea del todo cierto. Es ese interés por el dinero el que le lleva a enviar a Mary a trabajar a casa del vicario, el señor Graham, cuya mujer está enferma.

Es así como vemos a Mary salir de la disciplina férrea de su padre y de los trabajos agotadores en la granja para entrar en una casa caliente y cómoda, donde el trabajo es más llevadero, sobre todo desde que la señora Graham le toma cariño. Todos la tratan con respeto y consideración, pero... Pero Mary no está a gusto. Echa de menos su casa y, sobre todo, a su abuelo. La situación se va volviendo asfixiante para Mary a pesar de que, como el lector va viendo,  la señora Graham le dispensa un cariño maternal. Un cariño al que nos da la impresión de que ella es incapaz de responder. La narración de Mary no transmite sentimientos. No nos habla de su dolor, de su soledad, de las humillaciones padecidas, de sus odios o querencias. Tan solo narra hechos, conversaciones, recuerdos. Es el autor el que deduce los sentimientos de sus palabras «sabía qué hora era aunque nunca he leído un reloj en mi vida. ahora ya habrían terminado de ordeñar y estarían de vuelta en la casa. abuelo estaría tomando el desayuno. si es que se habían acordado de sacarlo del cuarto de las manzanas». Es el lector el que debe concluir la añoranza de su casa, el cariño por su abuelo.

A Mary no se le ocurriría transmitir sentimientos. Tal vez ni siquiera se le ocurre que pueda tenerlos. Todos han decidido siempre por ella, tampoco se le ocurre que pueda decidir algo por sí misma. Si es consciente de sus emociones, jamás pensaría en hablar de ellas. Y es que, como dice la autora del prólogo, «la voz a la que Leyshon da vida aquí es a su vez un ejemplo de todas las voces silenciadas; un ejemplo de las muchas vidas que las estructuras de poder volvieron invisibles e inaudibles. El texto que escribe la narradora de este relato es un registro, lleno de belleza y espanto, de una vida enredada en la maquinaria de la dominación». Es lo que se percibe en esta novela y no encuentro mejores palabras para describirlo. 

Nell Leyshon

Dominación es lo único que ha conocido Mary desde que nació y dominación, más terrible aún, es lo que va a sufrir a partir de un determinado momento. La historia de Mary, sencilla como decía en un principio, se va cargando de fuerza hasta llegar a un final que, a pesar de ser el esperado a partir de un cierto momento, no por ello deja de estremecernos. Y, de nuevo, no son los hechos los que nos sobrecogen, sino la forma de contarlos entre la resignación y el sometimiento; como si todo lo que pudiera venirle fuera merecido por algún pecado que ignora, pero que sabe cierto. Tal vez el pecado de ser mujer.

«y ahora ya he terminado y no tengo nada más que contarte.

así que voy a terminar esta última frase y voy a secar mis palabras donde la tinta forma unos charcos al final de cada letra.

y entonces ya seré libre».


Título del libro: Del color de la leche
Autora: Nell Leyshon
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: The colour of milk
Traducción: Mariano Peyrou Tubert 
Editorial: Sexto piso
Año de publicación: 2013
Año de publicación original: 2012
Nº de páginas: 176

Comentarios

  1. ¡Hola!
    Tampoco he leído a Nell Leyshon. Por lo que nos cuentas, un libro breve e interesante que me apetece leer, aún cuando la historia pinta brutal, cruel y devastadora :(
    También me llama mucho la atención el modo en el que está escrito, sin mayúsculas. Imagino que a la autora también le habrá resultado complicado escribir de esa forma.
    Rosa, como siempre, estupenda propuesta de lectura la que nos traes ;)
    Un abrazo y feliz domingo.

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    1. Cuando llevaba unas cuantas páginas leídas no entendía como era un libro que levantaba tanto entusiasmo. Me parecía que no contaba nada especial, pero poco a poco la cosa va ganando intensidad. Tiene un ritmo muy bueno en el que la intensidad va en aumento casi sin que nos demos cuenta hasta llegar a... Bueno, hay que leer la novela. En ésta sí que no se puede hacer destripe porque te cargas el sentido de ese ritmo que menciono.
      Un beso y feliz domingo también para ti.

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  2. Pocos desenlaces de libros me han perturbado tanto como el de Del color de la leche. Me dejó literalmente mal cuerpo. Supongo que ello se debe a esa sencillez y esa naturalidad con la que Mary nos cuenta su historia.
    Leí tiempo después de la misma autora El bosque. Me gustó, aunque no tanto como este.
    Besos

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    1. Es que la tónica de la historia es tan sencilla, parece que no pasa nada, pero va pasando y va ganando intensidad hasta que el final te sorprende y te deja con el alma en un puño. No me extraña que digas que te dejó mal cuerpo.
      No sé si me animaré con El bosque, pero te agradezco la información porque no la conocía.
      Un beso.

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  3. Hola Rosa, una historia dura pero interesante, en la que parece que no pasa nada, pero pasa todo y el final por lo que veo es de los que dejan huella. Tendré que leerla, pero en el momento adecuado. Me la llevo apuntada. Besos.

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    1. Si no la has leído, no la dejes. Yo lo he ido postergando años, no sé por qué y ahora me arrepiento. O no, porque así la he disfrutado ahora. Es de los libros que no se olvidan por mucho tiempo que pase.
      Un beso.

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  4. Porque ya lo he leído, que si no, iba corriendo a por este libro. El final, como dices, previsible, pero impactante. Estremece y duele mucho, sí.
    Besotes!!!

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    1. Ja, ja, es que es muy bueno y casi da pena haberlo leído. me arrepentía de no haberlo hecho antes, pero me di cuenta de que hay placeres que es mejor tener guardados. En fin, en algún momento hay que sacarlos del baúl. Una gran historia, en efecto.
      Un beso.

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  5. Mira que a mí este tipo de experimentos gramaticales no me gustan mucho porque me distraen pero aquí me funcionó perfectamente. Ella no transmite sentimientos pero los provoca con su historia, imposible no entrar y sentir. Incluso casi hasta el final mantuve la esperanza, aun sabiendo que no había razones para ello, me quería agarrar a cualquier cosa. Fue en su día novela del año para mí y sigue siendo de mis favoritas y de las que recomiendo sin dudar. Por cierto, no he vuelto a leer nada de la autora
    Besos

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    1. Realmente, lo único experimental es la falta de mayúsculas y, aunque al principio me molestaba un poco enseguida me acostumbré. Es curioso lo que me ha pasado con este libro porque cuando llevaba unas pocas páginas, pensaba que era una simpleza y no entendía por qué tenía tantas alabanzas, pero seguía leyendo totalmente atrapada. Ni me planteé dejarlo. Es como una tela de araña que te atrapa sin que te des cuenta. Es realmente muy bueno. Yo quería leer algo más de la autora porque he visto que tiene unas cuantas novelas, pero habrá que dar tiempo al tiempo.
      Un beso.

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  6. Buenos días, Rosa.
    Hoy vengo con los deberes hechos. Por ello puedo decir que me alineo con tu reseña. Me parece fantástico cómo has descrito este título.
    Por otro lado, la fórmula estilística que utiliza la autora me parece poderosa. No imagino cómo se podría transmitir tanto de ninguna otra manera. Sin duda, una lectura muy recomendable.

    Un abrazo, y feliz comienzo de semana!!

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    1. Buenos días, Undine.
      La sencillez de la escritura y su estilo tan directo contrastan con la dureza que va adquiriendo lo que relata. Parece que no cuenta nada y poco a poco te vas percatando de lo enorme que es lo que cuenta. Hay que tener habilidad para manejar el ritmo con esa soltura. No sé si lo hará en todas sus novelas, pero en esta lo ha logrado con holgura.
      Un beso y feliz lunes también para ti.

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  7. ¡Hola!
    conozco esta novela, es mas, en algún momento estuve a punto de leerla, pero nunca di el paso y me encanta haber leído tu reseña porque ahora sé que la voy a colar probablemente pronto, igual se la propongo a Mariana como lectura conjunta de nuestro club. Ese estilo tan peculiar sin mayúsculas y ese personaje que no transmite sentimientos ni emociones, que el lector tiene que imaginar, pues me parece que es muy peculiar y distinto a todo lo escrito, dime si me equivoco.
    Un beso.

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    1. No te equivocas en absoluto. Te recomiendo que la leas porque además el tiempo que lleva es escaso. Me he dado cuenta de que había olvidado poner el número de páginas. Se me debió de borrar porque lo tengo en plantilla (ya lo he corregido). Son 176 páginas con muchos puntos y aparte y algunos párrafos muy cortos, por lo que se lee sin sentir. Encima te atrapa y quieres seguir a ver qué pasa. Yo la compaginaba con Prometeo americano y aun así, me duró tres tardes. Sería una lectura conjunta genial de la que me gustaría saber vuestra opinión.
      Un beso.

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  8. Hola, Rosa. Pues otra historia que no conocía, la verdad, y que me llama mucho la atención tanto por el tema que aborda como por esa forma tan especial de contar que, según dices, tiene la autora. Me gusta esa sutileza y esa manera de mostrar sentimientos sin explicitarlos. Genial, tu reseña. Besos y gracias por la recomendación.

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    1. Te gustará el libro. Es una novela no muy extensa, con un lenguaje muy directo y una hisotira que va adquiriendo intensidad poco a poco y de forma sutil. No lo dejes.
      Un beso.

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  9. No sabía de este libro, pero solo con lo que dice de la novela la autora en el prólogo ("este relato es un registro, lleno de belleza y espanto, de una vida enredada en la maquinaria de la dominación") y tus propias palabras, tengo claro que quiero leerlo sí o sí, porque creo que no hay nada más terrible que una novela aparentemente "sencilla" que ha sabido pulsar la tecla adecuada.

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    1. La pulsa, vaya si la pulsa. Sencilla, pero contundente, como quien no quiere la cosa te va metiendo en una historia dura y terrible. Más dura por ser la de muchas mujeres, aunque el final no siempre sea el mismo.
      Muy recomendable.
      Un beso.

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  10. Hola.
    No he leído nada de la autora, y me has dejado con las ganas.
    Muchas gracias por la reseña y muy feliz noche.

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    1. Creo que te gustaría. Es una historia dura, pero que merece la pena leerse.
      Un beso.

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  11. Hola, Rosa.
    Solo con leerte a ti, me apetece tenerlo entre mis manos. Desprende algo bonito dentro de la desdicha. Y cuando se lee, uno debe emocionarse sea cualquiera su forma, así que más que apuntado; ahora mismo voy a comprarlo.
    Un beso, y un placer volver a tu casa.

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    1. Hola, Irene.
      Cuánto me agrada tenerte de nuevo por esta mi casa que, como ves, sigue por aquí. Un placer para mí también.
      La novela es de las que atrapan poco a poco. Si al principio no parece que cuente demasiadas cosas, al final nos encoge el alma. Seguro que te gusta.
      Un beso.

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  12. ¡Hola, Rosa! La libertad es nuestro bien más preciado. En ese sentido, una jaula lo es menos si entramos en ella voluntariamente; y un palacio de oro también lo será menos si nos meten en él en contra de nuestra voluntad. La autora por lo que tu estupenda reseña me hace entrever, ha tenido una mirada de escritora muy aguda para percibir esa diferencia. Un abrazo!

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    1. Ciertamente, vivir con más confort no siempre quiere decir ser más feliz y en esta novela se ve a la perfección. Mary echa de menos a su familia, aunque, salvo el abuelo, nadie era muy amable con ella. Y echa de menos su granja, aunque allí el trabajo era mucho más y más duro, pero es que no todos los palacios son de oro y en este se escondían sorpresas desagradables.
      Una autora muy perspicaz, efectivamente a la que pienso seguir.
      Un beso.

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