"¡Absalón, Absalón!" William Faulkner
El jinete permanecía inmóvil, barbado, mostraba las palmas de sus manos; detrás, los negros salvajes y el arquitecto cautivo se apretujaban en silencio, llevando en una paradoja incruenta las palas, picas y azadas de la conquista pacífica. Luego, en su largo no-asombro, Quintín vio cómo dominaban silenciosamente las cien millas cuadradas de tierra tranquila y atónita, cómo extraían de la Nada silenciosa, con violento esfuerzo, una casa y un parque, y los arrojaban como barajas sobre una mesa bajo la mirada del personaje pontifical de las palmas elevadas, para crear el Ciento de Sutpen, el Hágase el Ciento de Sutpen, como antiguamente se dijo Hágase la Luz. [...] Al parecer, este demonio se llamaba Sutpen (el Coronel Sutpen). El Coronel Sutpen. Que vino no se sabe de dónde y sin anunciarse, con una banda de negros vagabundos, y llevó a cabo una plantación. (Arrancó violentamente una plantación, según dice la señorita Rosa Coldfield). La arrancó violentamente. Y se casó con su hermana Elena y engendró una hija y un hijo..
Vuelvo a mi adorado y temido Faulkner. Siempre me da pereza abordarlo. Sus largas frases, los paréntesis a veces interminables que intercala, la sintaxis un tanto enrevesada... Todo ello hace que lo coja con un poco de miedo y pensando en compaginarlo con algo más liviano, pero nunca lo compagino. En cuanto lo empiezo, sus historias me atrapan sin remedio. ¡Absalón, Absalón! es una de sus mejores novelas. Su obra maestra al decir de muchos críticos. Puede que sí lo sea, lo que no se puede negar es que es de las más complicadas. No recomendaría a nadie empezar a conocer al autor con esta novela.
¡Absalón, Absalón! nos cuenta, desde distintos puntos de vista, la historia de Tomás Sutpen quien, como se ve en la cita que abre esta entrada, llegó a Jefferson, en el condado de Yoknapatawpha, Misisipi, y construyó una casa con cien millas cuadradas de tierra robadas a los indios. Llamó a la propiedad el Ciento de Sutpen.
«Este Fausto, que apareció un domingo con dos pistolas y veinte demonios secundarios y birló cien millas de tierra a un pobre indio ignorante y construyó allí la mansión más inmensa que imaginarte puedas [...] un día eligió (la compró, se la birló a su suegro, ¿no es así?) una esposa, después de escrutar por espacio de tres años sus posibilidades, pesando y comparando, no entre las casas ducales de la región, sino entre los castellanos de menor cuantía y tan venidos a menos que no había peligro de que su esposa le trajera, a manera de dote, delirios de grandeza antes de que él estuviera preparado para satisfacerlos, pero no tan venida a menos que no pudiera impedir que ambos se extraviaran entre los tenedores, cucharas y cuchillos flamantes que acaba de comprar.».
También fundó una familia lo suficientemente respetable como para compensar sus orígenes, unos orígenes de los que llevaba huyendo desde los catorce años aunque parecía que el destino siempre cruzaba en su camino alguna circunstancia tan deplorable y vergonzante como aquellas de las que huía.
En esta ocasión se aseguró de casarse con una joven que, si bien no podía aportar mucha dote, sí que aportó la respetabilidad exigida. Y esa joven fue Elena Coldfield. El matrimonio tuvo dos hijos, Enrique y Judit de los que desde el principio sabemos que Enrique dejó viuda a su hermana, antes siquiera de que se hubiera casado, al matar a su prometido justo al terminar la Guerra de Secesión.
«Elena entró aquella noche en la iglesia saliendo de sus lágrimas como si saliese de la lluvia y, terminado el rito, salió otra vez del templo para hundirse en el llanto: nuevas lágrimas, las mismas lágrimas, la misma lluvia. Subió al carruaje y salió en medio de ella (la lluvia) rumbo al Ciento de Sutpen.
»Lloraba por el matrimonio en sí, no por el hecho de casarse con Sutpen. Las lágrimas que brotaron por su culpa, suponiendo que existiesen, brotaron mucho después».
La historia de los Sutpen se va contando sin orden cronológico. Todo le va llegando a Quintín Compson a través de personajes que fueron testigos de lo sucedido pues Quintín, con veinte años en 1909, no conoció los hechos. Sutpen murió en 1869 y cuarenta años después, cuando Quintín tiene conocimientos de los acontecimientos, estos han sucedido hace ya mucho tiempo. Será Rosa Coldfield, la hermana de Elena, nacida tan a destiempo que era cuatro años menor que su sobrina Judit, pero una anciana en 1909, quien le contará a Quintín parte de la historia y le permitirá ser testigo presencial del final de la estirpe. Los hechos más antiguos, los que sucedieron antes de lo que Rosa puede recordar, le llegarán a Quintín de la mano de su padre, al que se lo había contado su propio padre, el abuelo, quien había vivido parte de la historia y había sabido el resto por el propio Tomás Sutpen de quien era uno de sus pocos amigos.
Los hechos los conoceremos por boca de los Compson, de Rosa Coldfield y de Shreve, compañero de habitación de Quintín en Harvard que, perplejo ante la historia que le cuenta éste, la va comentando lo que va oyendo, entendiendo e intuyendo en busca de la confirmación a tan truculentos hechos. Nosotros iremos completando lo sucedido y, por mucho que nos vayamos imaginando lo que puede venir, quedaremos tan perplejos como Shreve ante lo que vamos descubriendo. Tendremos que ir montando el puzle con las piezas que se nos van entregando a lo largo de los nueve capítulos de que consta la novela y al final nos veremos ante una historia con tintes mitológicos y entenderemos en título, tomado de la Biblia, y que nos habla de Absalón, el hijo del rey David que se rebeló contra su padre.
La novela se resume en el fracaso de Tomás Sutpen quien, por más que lo intenta, no consigue la estirpe respetable que perpetúe su legado. De una forma u otra, cada intento supone una frustración por distintas razones. Enrique, quien era el más claro candidato a suceder a su padre, se rebela conta él, se convierte en el asesino del prometido de su hermana, como ya sabemos, y tiene que huir de «la sombra ominosa de un nudo corredizo». Y había más hijos, pero resultantes de emparejamientos menos admitidos por la buena sociedad.
¡Absalón, Absalón! nos habla del Sur, por supuesto. Nos habla del final del Sur, tal y como lo entendían y lo amaban sus habitantes, que supuso la Guerra de Secesión. Y nos habla de las cosas que sucedían en ese Sur en el que las mujeres solo podían ser damas, putas o esclavas. Nos muestra un racismo que no admite ni una sola gota de negritud diluida en los cinco litros de sangre que circulan por las venas; un rechazo tal a lo nuevo por venir que hace que un hombre se encierre para siempre en un desván; ambición, suicidios, incestos, asesinatos, violaciones, bastardos mestizos... Una historia apasionante, de las que enganchan sin remedio y dejan el libro pegado a las manos, los ojos y el alma. Si se tuviera que resumir el argumento se haría en pocas palabras, pero Faulkner le da su toque magistral, su forma compleja, reflexiva, reiterativa. Lo complica, pero a la vez lo dota de una riqueza impagable.
Con su maestría para crear ambientes opresivos y envolventes, de los que atrapan, nos deja prendados de ese Sur en el que las historias se hacen densas de calor y humedad, en el que las glicinas aroman el ambiente y la sangre se vuelve espesa entre pasiones, odios y traiciones. Con su maestría para anticipar lo que vendrá, dejándonos tan solo la posibilidad de imaginar, de intuir, pero sin robarnos nunca la sorpresa final, nos deja siempre con ganas de más. Con todo ello, las novelas de Faulkner se convierten en algo sobre lo que volver una y otra vez a pesar de la pereza y del esfuerzo que requiere.
«Era aquél un estío de glicinas. Su aroma impregnaba la media luz crepuscular, junto con el del cigarro que fumaba su padre mientras ambos, terminada ya la cena, esperaban sentados en la galería a que llegase el momento de la partida de Quintín; allá abajo, en la extensa y rústica pradera, las luciérnagas erraban suavemente de un lado a otro: el olor, el vaho que, cinco meses más tarde, llevaría la carta del señor Compson desde el Misisipi, por encima de la interminable nieve férrea de Nueva Inglaterra, hasta el gabinete de Quintín, allá en Harvard».
Las otras novelas que he leído de William Faulkner son (en orden de lectura, con el año de la misma entre paréntesis y con enlace las que aparecen en el blog):
"Santuario" (1992)
"El sonido y la furia" (1997)
"El villorrio" (2012 y 2021)
"Mientras agonizo" (2016)
"La ciudad" (2021)
"La mansión". (2023)
"Luz de agosto" (2023)
"¡Absalón, Absalón!" (2024)
Título del libro: ¡Absalón, Absalón!
Autor: William Faulkner
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Absalom, Absalom!
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Absalom, Absalom!
Traducción: Beatriz Florencia Nelson
Editorial: Alianza
Año de publicación: 2009
Año de publicación original: 1936
Nº de páginas: 392
Hola, Rosa.
ResponderEliminarSí que da "miedo" este señor. De él solo he leído un cuento que me gusta muchísimo y que evidentemente es más asequible que cualquiera de sus novelas, Una rosa para Emily.
Me gusta lo que cuentas y este tipo de historias pero tendré en cuenta que no es el ideal para empezar. Siempre me recomiendan "El villorrio". Tengo que decir que intenté hace tiempo El ruido y la furia y me quedé por el camino. ¿Cuál recomendarías tú para empezar?
Besos
Tengo pendiente Una rosa para Emily, pero cuando me pongo a buscar algo del autor para leer siempre me topo con alguna novela que me apetece más. tengo varias desde hace años porque durante una época compraba todo lo que encontraba en las ferias de libro antiguo y de ocasión.
EliminarNo sé cuál podría ser lo mejor para empezar. Por si te sirve te diré que yo empecé por Santuario y me fascinó. El que me ha parecido más asequible es Mientras agonizo, una historia alucinante. El villorrio es el inicio de la trilogía de los Snopes. maravillosa la historia de esta familia.
Un beso.
Luz de agosto y La ciudad. Besos
ResponderEliminarDos muy buenas novelas.
Eliminar¡Hola! uffff siempre me ha dado pereza leer a Faulkner por más que sé y tengo certezas de todo lo que cuentas de sus personajes, su maestría al crear esas tramas envolventes que no puedes soltar. Pero su estilo, y esa sintaxis enrevesada..., pues no se yo si me llevaría pronto al abandono (y después de leer que Norah abandonó uno de sus libros... y ella no es algo que suela hacer tanto como yo) O igual no, ¡vete a saber!
ResponderEliminarPero si te soy sincera creo que no voy a probar, tengo tantas novelas que me apetecen mil veces más en mente que solo la leería si tuviera todo el tiempo del mundo para la lectura
Aún así, me parece superinteresante todo lo que nos cuentas sobre esta apasionante novela, que igual sí es la mejor del autor (en cualquier caso es una de las más conocidas)
Me alegra que lo hayas disfrutado
Un beso.
Es curioso lo que sucede con Faulkner. Sus tramas, narradas de otra forma serían auténticos best seller. Él les da una grandeza que las hace difíciles y no aptas para cualquiera, pero maravillosas. Hace muchos años con motivo de algún aniversario (creo que en 1997 por el centenario de su nacimiento) leí unos artículos sobre el autor y en ellos se reproducía una respuesta a una pregunta en una entrevista que dice mucho de sus indiferencia ante las grandes ventas. Le preguntaban: "-Algunas personas dicen que no pueden entender sus obras, aun después de leerlas dos o tres veces. ¿Qué les sugeriría usted para que pudieran entenderlas?" y él respondía: "Que las leyeran cuatro veces".
EliminarEntiendo que no es una lectura fácil y que da mucha pereza, y habiendo tanto para leer tampoco es cuestión de sufrir con algo que no atrae demasiado. Yo tardo en abordarlo entre libro y libro, pero luego...
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarSi a ti que eres admirable en cuanto a lectura, este autor te cuesta abordarlo, debo decir que solo con tu inicio de reseña, me tira para atrás. Me gusta la parte en la que comentas que el lector forma parte de un puzle, la intriga siempre siembra la necesidad de comprender el qué.
Pero no creo que sea para mí.
Un beso, y feliz fin de semana.
Sí, la novela es un puzle formado por las distintas narraciones d e los distintos testigos de las vivencias de los Stupen. El lector va montando la historia con esas piezas y resulta apasionante, aunque hay que reconocer que resulta un tanto complicada la sintaxis. Imagino que también depende de la traducción. La que yo tengo es de Beatriz Florencia Nelson para Alianza. Juan Carlos decía en su blog que era mejor la de Miguel Martínez-Lage para 'La Otra Orilla', pero ya tenía la de Alianza comprada hace tiempo.
EliminarUn beso.
Qué buena reseña, Rosa, y qué gran recomendación. Es una autor muy complicado y da un poquito de pereza ponerse con él, como dices, pero desde luego es otro nivel. Tengo esta novela pendiente y sí que la quiero leer. A ver cuando me atrevo con ella... Un beso y gracias por traerla.
ResponderEliminarComplicado, pero maravilloso ¿verdad? cada vez que termino una de sus novelas me propongo leer otra en un par de meses, pero me entra la pereza y tardo mucho más. No dejes de leer esta novela si te gusta el autor porque es difícil, pero muy buena.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, del autor solo he leído Santuario y Los rateros hace muchos años y no he vuelto a repetir y eso que siempre que leo alguna reseña de alguna novela suya me apetece y me la apunto, pero se van quedando atras. En mi descargo diré que la semana pasada me compré El ruido y la furia, aunque no sé si ya quedará para el próximo año. Esta que traes hoy me apetece mucho leyendo tu opinión, a ver si me hago con ella pronto. Como Marta pienso que es un autor complicado de ahí mi reticencia, pero también digo que cuando empieza s no puedes soltarlo. Besos.
ResponderEliminarLos rateros es uno de los libros de Faulkner que más tiempo lleva en mi biblioteca. Fue un aporte de mi marido cuando empezamos a vivir juntos y sin embargo, es de los que aún no he leído. Debería ponerle remedio, pero siempre hay alguna otra que me apetece más. El ruido y la furia debería releerla porque en ella se cuenta la historia de los Compson que también salen en ¡Absalón, Absalón! Fue la segunda que leí, en 1997 y la verdad es que no recuerdo nada, salvo que me gustó.
EliminarUn beso.
Juraría haber leído alguna obra (creo que solo una) de este autor, pero no logro recordar cuál ni qué sensación tuve tras su lectura, puesto que de ello hará muchos años. De todos modos, por como lo describes como escritor, me da la sensación de que me hallaría en una situación como la que viví al intentar leer (por dos veces) a James Joyce y su proclamada obra "Ulises", que, pirmero en inglés, y luego encastellano, se me atragantó y no pude pasar de los primeros capítulos.
ResponderEliminarLo que mencioneas sobre su sintaxis enrevesada y las larguísimas frases, es algo que me echa para atrás indiscutiblemente. No dudo que esta sea una obra maestra (al igual que Ulises), pero veo que no es para mí. Me gusta la lectura fluída y relajada, je, je.
Un beso.
Te diré que yo, también por dos veces, he sido incapaz de leer Ulises y, sin embargo, Faulkner me tiene tan fascinada como temerosa cada vez que me acerco a él. Lo difícil de la forma lo compensa con sus maravillosas tramas, sus reflexiones que no lo parecen, los análisis que hace de las situaciones como quien no quiere la cosa...
EliminarLectura fluida y relajada no es, desde luego. Cuesta un pequeño esfuerzo, pero a mí me compensa.
Ulises es una espinita que llevo dentro. Quizás le dé otra oportunidad.
Un beso.
Un Faulkner es un Faulkner. El Villorrio es la que yo recomendaría para comenzar con él. No es para todos los lectores, desde luego. Ojo a los guiones de cine, que los tiene y muy buenos.
ResponderEliminarYo ando de nuevo con Bevilaqua y Chamorro: "Lejos del corazón". Creo que sólo me falta una de la serie.
Abrazos!
Solo tener y no tener y El sueño eterno valen para hacerle famoso. Sus novelas son impagables para los que tenemos la suerte de poder con ellas, que entiendo que es difícil. Tampoco es que quiera presumir. No he podido con Ulises ni con La montaña mágica y lo confieso sin ningún problema, pero con Faulkner he tenido suerte.
EliminarYo empecé con Santuario y me enganché.
Bevilacqua y Chamorro los he leído enteros. Creo que en breve saldrá otra entrega. Me encanta esa serie.
Un beso.
Me he acordado mucho de El ruido y la furia leyendo tu reseña. No solo por el personaje común de Quentin Compson, sino también por ese tener por parte del lector que ir armando la historia encajando los diferentes capítulos, el debacle del Sur y lo que se entendía como un modo de vida, la relación entre hermano y hermana, el tinte de tragedia,... Estoy segura de que son dos novelas diferentes, pero William Faulkner es uno de esos escritores que tienen un universo literario propio, lo cual hace que cuanto más se lee de él más enriquecen las lecturas pasadas a la presente, y lo cual es motivo suficiente para seguir leyéndole y además no distanciar demasiado sus encuentros con él para que la memoria nos permita establecer conexiones entre sus diferentes novelas. Digo esto a sabiendas de que es bastante probable que tarde en volver a leerlo, pues, como dices en tu reseña y como ya hemos comentado en alguna ocasión, es de esos autores que injustamente dan pereza aunque una vez que se comienza a leer un libro de ellos la pereza no ocupa lugar. Precisamente ¡Absalón, Absalón! era el título que barajaba como futuro encuentro con Faulkner y tu reseña no ha hecho más que confirmar mis intenciones.
ResponderEliminarBesos
Como le digo a Mar, leí El ruido y la furia en 1997 y no recuerdo nada más allá de que me gustó. Ahora he visto que es en ese libro en el que se narra la historia de los Compson y de Quentin (la traducción que yo he leído traducía también los nombres y se nos quedó en Quintín) que debió de suicidarse poco después de los hechos que se narran en Absalón. Así es que me estoy planteando releer el libro para refrescar la historia.
EliminarYo espero no tardar mucho en volver a Faulkner aunque no prometo nada.
Un beso.
Sin duda, un autor complejo y que buscaba historias complejas en las que en definitiva indagaba en el alma humana y en las relaciones también complejas. Las novelas o películas sureñas tienen algo especial que nos llama como lectores y aunque esta no sea la mejor para lectores principiantes en el autor, tu reseña ya nos permite hacernos una idea de su fondo y forma. Besos, Rosa.
ResponderEliminarSí, lo he pensado muchas veces. Algo tienen los autores del Sur y el ambiente en el que han crecido que dota a las historias ambientadas allí de una magia especial y creo poder decir que Faulkner es, de todos los autores sureños, el mejor. Desde luego, lo es para mí. No es el más fácil, pero sí el que cuenta historias más apasionantes y de forma más original. la forma y el contenido se amalgaman en él de tal forma que cuesta separarlos. Cada vez me entusiasma más. Sin quitarme la pereza, es curioso.
EliminarUn beso.
Leí ese libro hace bastantes años. No descarto releerlo porque la entrada y los comentarios me han transmitido que muchos aspectos me pasaron desapercibidos.-
ResponderEliminarSaludos cordiales desde Barcelona
Sólo he releído El villorrio, pero sí que saqué cosas que se me habían pasado por alto. Creo que es un autor al que merece la pena releer.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarTomo al pie de la letra tu consejo, "No recomendaría a nadie empezar a conocer al autor con esta novela" 😊 Me quedo con la sugerencia que me diste el año pasado de acercarme a William Faulkner con "Mientras agonizo". Apuntada está, a ver cuando cae.
Pese a ser uno de los grandes novelistas del siglo XX, Faulkner es relativamente poco leído, ¿verdad?
Creo que definitivamente su estilo opulento, complejo y enrevesado intimida un poco (o bastante) al lector.
Por mi parte te felicito, Rosa, siempre he sabido que leer este libro en particular, es todo un reto, una de las obras cumbre de la literatura universal, pero también una de las más inabordables.
Me contenta saber que has disfrutado de esta novela escrita con tanta intensidad, armando el rompecabezas que cuenta la historia trágica de la familia Sutpen, desde su génesis hasta su destrucción.
Excelente reseña, denota el deleite que has experimentado a leer el libro y la admiración que sientes por el autor ;)
Un beso.
Sí que es poco leído y creo que se debe a la dificultad de su prosa. También se recrea mucho en reflexiones y análisis de las situaciones, pero eso contribuye a aumentar la curiosidad que crea con las anticipaciones que introduce en sus historias y que el lector está esperando a que se resuelvan o a que sucedan para saber lo que pasó... Hay mucha intriga en Faulkner, hay novela negra aunque no creo que nadie lo haya clasificado en ese género. No obstante, sus guiones suelen pertenecer a género negro y creo que su literatura bien analizada, también podría. Una novela negra muy sui generis, pero negra. Incluso muy negra.
Eliminarhe disfrutado el libro y siento una verdadera admiración por el autor, hasta cariño, si es que se puede sentir por alguien a quien no has conocido. Y me encanta si he sabido transmitirlo.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarRepito el comentario que, gracias a las meigas de blogger, veo que no aparece.
Yo no tengo la disciplina que tienes tú, ya me gustaría, ni tan siquiera la moral, así que a Faulkner le tengo mucho miedo y no me atrevo a afrontar una de sus lecturas.
Me conformo con leer tu fantástica reseña.
Un beso.
Ojalá mi reseña fuera un pálido reflejo de lo que es esta novela. Entiendo que hay gente que no puede con el autor. hay otros con los que yo no puedo o más bien novelas con las que no puedo, como comento en otros comentarios más arriba, pero para mi fortuna con Faulkner puedo y, aunque con mucha pereza, nunca dejo de volver a él y de disfrutarlo.
EliminarUn beso.
Hola Rosa!! No había oído nada sobre este título y por lo que nos cuentas me llama mucho. Me lo llevo bien anotado. ¡Estupenda reseña! Besos!!
ResponderEliminarOjalá te guste.
EliminarBesos.
Aquí otra de las que le da pereza Faulkner. Y después de leer tu reseña, me queda claro que al menos debería intentarlo, aunque seguiré tu consejo y no empezaré con esta novela. ¿Alguna recomendación?
ResponderEliminarBesotes!!!
Siempre pongo el ejemplo mío, que empecé con Santuario y me enganché. También he visto que está considerada como la novela negra de Faulkner (aunque para mí, muchas lo son). Como más sencilla y asequible me pareció Mientras agonizo. La verdad es que ¡Absalón, Absalón! es de las más complejas.
EliminarUn beso.
Tomo buena nota de ambas. ¡Gracias!
EliminarBesotes!!!