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Mostrando entradas de noviembre, 2021

Problemas inmobiliarios

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Por los pelos llego a la segunda convocatoria para los microrretos de El tintero de oro , en la que se nos reta a escribir un micro reto que constituya una leyenda urbana.  Tal y como explica David en la citada entrada, «Se trata de escribir una leyenda urbana en un máximo de 250 palabras de acuerdo con las características de este tipo de historias que hemos apuntado en la entrada. La leyenda que aportéis podrá ser totalmente inédita, pero  en esta ocasión también es válido versionar alguna de las cientos de miles de leyendas urbanas que circulan por ahí  y así formar un estupendo recopilatorio de estas apasionantes historias» . Sin más rollo, dejo mi relato aquí debajo. Han pasado ya dos años y no hay forma de vender el piso que me tocó en herencia y en el que vivió mi madre hasta su muerte. Y eso que está en un sitio céntrico, está recién reformado y el precio es muy asequible. La gente viene a verlo y se muestra animada, van comentando la luz, las vistas, el entorno... Luego, de pro

Almudena Grandes, In memoriam

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A lo largo de estos años se me han muerto varios escritores. A algunos me los ha matado la edad. Los escritores también cumplen años y llega un momento en que es cuestión de tiempo. De más o de menos, según la suerte. Con cierta edad ya no podemos esperar que alguien siga vivo mucho tiempo más, por mucho que nos guste, por mucho que nos duela. Es lo que me sucedió con Harper Lee, Ramiro Pinilla, Philip Roth, Toni Morrison, Amos Oz...  Otros se me han muerto como del rayo ,   que diría el poeta, sin esperarlo, algunos sin saber siquiera que estaban enfermos, como Philip Kerr o Henning Mankell.  Todos ellos han dejado un agujero en mi alma, pero ninguno tan grande como el que Alm udena Grandes me abrió ayer tarde al enterarme de su muerte. Sabía que estaba enferma. Ella misma nos lo había anunciado en su columna de El País del 18 de octubre. Pero anunciaba el buen pronóstico de su enfermedad, hoy día hay mucha gente que supera un cáncer y estaba convencida de que ese iba a ser su caso. S

"La vida de las mujeres" Alice Munro

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Empiezo La vida de las mujeres pensando que es un libro de relatos. Cuando voy avanzando ya no tengo tan claro qué es este libro. Son relatos, pero todos ellos tratan de la vida de una niña, que de un relato a otro va creciendo, va dejando de ser niña y se va convirtiendo en una adolescente y luego en una joven con los problemas típicos. Cada relato es un episodio de la vida de Del Jordan, una chica canadiense que vive con sus padres y su hermano pequeño en una granja próxima al pueblo. La granja se encuentra al final de Flats Road, a las afueras de Jubilee, una ciudad del condado de Wawanash, en Ontario, Canadá.  «Nuestra casa se encontraba al final de Flats Road, que se extendía hacia el oeste a partir de Buckles’ Store, la tienda de comestibles, en las afueras de la ciudad [...] Flats Road no formaba parte de la ciudad, pero tampoco estaba en el campo. El recodo del río y el pantano de Grenoch la aislaban del resto de la ciudad, a la que pertenecía solo de nombre. No había granjas

Tres eran tres 11

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Once entregas ya de Tres eran tres. En ese caso, tres negras-criminales-policíacas. Tres historias ambientadas respectivamente (y por orden de aparición) en Suecia, Islandia y España, y tres autores a los que no conocía de nada. Interesantes las tres. " Una familia normal ". Mattias Edvardsson. «Acurrucado en este rincón, estoy atento a todo lo que se mueve. El menor ruido me hace dar un respingo. Los segundos se han ralentizado; ahora prácticamente se han detenido. Debo de llevar sentado aquí cinco minutos. O quizá una hora. El Juzgado de Instrucción de Lund está en el centro de la ciudad, casi enfrente de la comisaría, al otro lado de la calle, y a un tiro de piedra de la estación. Los habitantes de Lund pasan constantemente por delante de los juzgados, pero la mayoría no llega a poner un pie en las salas del tribunal de primera instancia en toda su vida. Hasta hace nada, esto valía también para mí» .  Así empieza Una familia normal , con el padre, Adam Sandell, esperando a

"Vida de Charlotte Brontë" Elizabeth Gaskell

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A principios de 2017 leí Todo ese fuego de Ángeles Caso y quedé impresionada con la vida de las hermanas Brontë de la que por entonces no tenía demasiada idea. Poco antes había leído Shirley , de Charlotte Brontë y ante la evocación de ambas lecturas decidí dedicar aquel año a las hermanas Brontë leyendo las novelas que aún me quedaban y releyendo las que ya había leído de muy joven: Jane Eyre y Cumbres borrascosas . También pensé leer Vida de Charlotte Brontë de Elizabeth Gaskell, biografía que se mencionaba en el citado libro de Ángeles Caso. De aquel propósito tan solo se cumplió la lectura de Agnes Grey , de Anne Brontë. El resto quedó durmiendo el sueño de los justos hasta que hace unas semanas, ante una reseña leída en el blog Cuentos vagabundos  de Marta Navarro, decidí por fin meterme con La inquilina de Wildfell Hall , la segunda y última novela de Anne Brontë. Poco después, empecé por fin esta biografía que ahora traigo al blog y que estaba esperando en mi lista y en mi es

"Máscaras sin nombre" Jose Espí

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«Todo el distrito está construido en torno a él formando anillos concéntricos de calles que van aglutinándose hasta perderse en una maraña de arquitecturas sin patrón en la zona periférica donde se fusiona con los distritos colindantes. Los edificios Señoriales se erigen en el centro da cada sector como altos puntos de observación y control. Desde ellos se puede contemplar cualquier rincón de su dominio. Incluso parte de los distritos vecinos. Sin embargo, la gran cantidad del ocio se lleva en la colosal avenida que rodea el edificio. Este, aunque sea tan alto como un rascacielos, tiene una base muy ancha; de ese modo, y gracias también a la exagerada amplitud de la vía, a pie de suelo la circunferencia de la calle es menos pronunciada y transitable» .  Cada distrito se construye alrededor del Edificio Señorial en el que habita el Señor de todo el distrito. Todo está perfectamente ordenado, las calles, los locales, las viviendas. Tanto en la superficie como en los túneles del subsuelo,

"Las malas" Camila Sosa Villada

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«Somos los manija, los sobabultos, los chupavergas, los bombacha con olor a huevo, los travesaños, los trabucos, los calefones, los Osvaldo cuando mucho, los Raúles cuando menos, los sidoso s, los enfermos, eso somos . El olvido de mi nombre por parte de La Tía Encarna era una muestra más de esa amnesia general a los nombres propios de las travestis, aunque ella lo adjudicara a los golpes recibidos en la cabeza. Yo le repetía una y otra vez, Camila, Camila, y ella sonreía y decía que era un nombre muy bonito, muy de mujer, aunque yo sabía lo que significaba mi nombre: la que ofrece sacrificios» . No sé cómo ni por dónde empezar esta reseña. Había pensado dejar Las malas innominado en mi blog, no por falta de especial interés, sino por dificultad para expresar sentimientos. Luego pensé que no podía hacer eso con uno de los libros que más me ha dolido de cuantos he leído en años. No sé, para empezar, qué es Las malas . No sé si es una autobiografía o una autoficción. Sí es en todo caso