En esta ocasión, Camille comete todos y cada uno de los errores que pueden acabar con él: con su carrera, con su prestigio, con su salud mental. "Un acontecimiento se considera decisivo cuando desbarata nuestras vidas por completo [...]. Por ejemplo, tres disparos de una escopeta de repetición sobre la mujer que uno ama". Pero es que además, Camille ya ha pasado por eso. Ya es la segunda vez que ve a la mujer que ama amenazada y herida, y él se siente en la necesidad de hacer algo para salvarla.
"Cuando se ha atravesado ese mal trago, uno piensa que no le puede pasar nada peor.
Es una trampa.
Porque bajamos la guardia.
Para el destino, siempre atento, es el mejor momento para cruzarse en nuestro camino.
Y recordarnos la infalible puntualidad del azar".
Y tal vez por la ansiedad de ser la segunda vez, por la sorpresa puntual del azar, Camille se
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Pierre Lemaitre |
"Le ha hecho trampas a la comisaria con la excusa de un soplón que no tiene, ha mentido a sus superiores, ha dado un nombre falso a la Prefectura de Policía para así poder encargarse de un caso con implicaciones personales…", ha engañado al juez, ha solicitado la ayuda de quien debe ser su peor enemigo. Ha descubierto la traición cuando estaba a punto de ser demasiado tarde; ha urdido una trama con todos los hilos de los que podía disponer y, de todo lo que podía perder solo ha salvado, por fin, su salud mental.
Nunca se puede asegurar, o mejor dicho, casi nunca, que estamos ante el fin de una serie, pero creo que esta es la última novela de Camille Verhoeven que vamos a leer. Eso al menos declara el autor al comienzo de los Agradecimientos, con los que termina la novela: "Camille es la última entrega de la serie Verhoeven, inaugurada con Irène, seguida de Alex y Rosy & John". Creo que es cierto.

Lemaitre vuelve a cautivarme con su prosa directa y sus descripciones certeras. Su capacidad para relatarnos los acontecimientos hace que los "veamos", que tras leer los hechos, cuando los recordamos, dudemos de si realmente los hemos leído o los hemos visto en una pantalla. Su lenguaje sencillo y objetivo hace que las escenas violentas resulten neutrales, asépticas, y se integren con total naturalidad, dentro de la barbarie, en el resto del relato, sobre todo cuando son descritas por el propio asesino, uno de los narradores de la historia.
En esta novela, más que la trama policíaca en sí, se relata el obstinado viaje de Camille hacia su propia destrucción y su encuentro doloroso con la traición de todo lo que está deseando salvar.
Me ha decepcionado el final. Yo le hubiera dado otro. Pero eso es solo una cuestión de gustos personales que no le quita ni un ápice de valor a esta novela como tal novela y como broche final de una trilogía que terminó por ser una tetralogía y que espero que no sea el final de Pierre Lemaitre como escritor de novela policíaca.