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"Recuerdos de Jane Austen" James Edward Austen-Leigh

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Siguiendo con el homenaje a Jane Austen en el 250 aniversario de su nacimiento, traigo ahora al blog un libro escrito por su sobrino James Edward Austen-Leigh, hijo de James, el hermano mayor de la autora. Puesto que dicho hermano mayor se hizo cargo de la rectoría de Steventon cuando el padre decidió retirarse y trasladarse a Bath, el autor de estos recuerdos pasó parte de su infancia en la misma casa en la que vivió la autora sus primeros veinticinco años de vida. El apellido Leigh, añadido al suyo propio, le viene de una tía abuela de la que heredó una finca.  Estos Recuerdos de Jane Austen los escribió en 1870, cuatro años antes de morir. «Era morena, pero de tez blanca y sonrosada; tenía las mejillas redondas, la nariz y la boca pequeñas y muy correctas, los ojos expresivos y de color avellana, y un pelo oscuro que caía formando rizos naturales alrededor de su cara. Aunque sus facciones no eran tan regulares como las de su hermana, su rostro tenía un encanto muy especial para...

Dos de... Anne Tyler... otra vez

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Con estos son cuatro los libros de Anne Tyler leídos este año. Estuvieron a punto de quedar sin reseña, pero me ha dado pena porque son muy buenos y porque, como ya pasó en los dos anteriores, tienen mucho en común, a pesar de que uno es de los primeros que escribió (1985), y el otro, de los últimos (2020), pero ambos tratan de hombres solitarios por abandono reciente de sus parejas, un tanto impedidos para mostrar sus sentimientos y que encuentran su apoyo afectivo en su familia compuesta en ambos casos por varios hermanos.  " El turista accidental ". Anne Tyler. «—Macon, quiero divorciarme —dijo Sarah. Macon frenó y le dirigió una mirada. El coche se desvió bruscamente. Tuvo que mirar de nuevo hacia adelante. —¿Qué he dicho? —preguntó él—. ¿Qué he dicho exactamente? —No puedo continuar viviendo contigo —dijo Sarah. Macon siguió mirando la carretera, pero su nariz parecía más afilada y más blanca, como si le hubiesen estirado la piel de la cara. Carraspeó. —Cariño....

Dos de... Jane Austen

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Comienzo mi particular homenaje a Jane Austen en el 250 aniversario de su nacimiento que se cumplirá el 16 de diciembre. había pensado comenzarlo antes, pero unas cosas vinieron y otras se fueron y se me ha hecho un poco tarde. En lugar de terminarlo el mismo 16, lo prolongaré hasta final de año. Empiezo el homenaje con las dos novelas que me quedaban por leer. Lady Susan es una de las primeras que escribió aunque nunca la publicó en vida. Los Watson quedó inconclusa y se publicó años después. Lo cuento todo en las reseñas correspondientes. Lady Susan era la única novela de las que completó Jane Austen que me faltaba por leer. Curiosamente siempre he pensado que la había leído, pero un par de reseñas vistas últimamente, han hecho que vaya a buscar la fecha en mi lista de leídos sin dar con ella. Dos veces en pocos meses me ha pasado. Así anda mi cabeza.  Por otra parte, habiendo leído Sanditon cuando se acercaba el bicentenario de la muerte de Jane Austen hace unos años, me falt...

Basado en hechos reales II

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En 1981, quien entonces era mi pareja tuvo que pasar el verano haciendo lo que se llamaba el campamento de la mili en un CIR cercano a la ciudad en la que ambos vivíamos y estudiábamos. Quien haya tenido que hacer aquel servicio a la patria sabrá de lo que hablo y quien no haya tenido el dudoso privilegio no lo sabrá y eso que gana. Durante aquellos meses, hizo amistad con un chico de Valladolid que también estudiaba Biología y éste, Miguel se llamaba, le enseñó a identificar estrellas y constelaciones. Mi pareja solía compartir sus conocimientos conmigo. O al menos lo intentaba. Igual trataba de enseñarme a identificar los pájaros por su canto que las estrellas que Miguel le había enseñado. Fue así como yo también pude distinguir Orión, las Pléyades, Casiopea… Muchos años después, cuando ya no era mi pareja, pero seguía siendo, lógicamente, el padre de mi hijo, murió. Se nos fue como del rayo (el poeta dixit) en cuatro días (contados). No sé a qué estrella decidiría viajar, ni s...

"Desearás estar bajo tierra" Marta Prieto

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«[...] “Cuando los dioses quieren castigarnos atienden nuestras plegarias”. Por si no lo sabes, la cita es de Oscar Wilde. Yo tenía treinta años cuando los dioses atendieron las mías: me arrojaron al héroe por el que siempre suspiré. Y me golpeó en toda la cara. En toda la cara y con toda la fuerza. Aunque no fue un golpe el que me mató. Fue un lento desvanecer. A mi héroe lo conocía de oídas y fue ese conocerlo antes de conocerlo lo que me indujo a error. Acerca un poco más la grabadora, por favor. Que se me escuche bien ».  El héroe al que conocía de oídas había sido elevado al Olimpo de los dioses por su propia madre. ¿Cómo iba Ágata a desconfiar? Para su madre el cáncer era el único motivo de muerte, pero no cualquier cáncer: el ginecológico y el de mama eran su némesis particular; su estrategia, cogerlo a tiempo; su héroe, el doctor Faisán. Un héroe, por supuesto, de clínica privada y gente de bien (y con posibles). « Mi madre hablaba del doctor Faisán como si fuese un di...

"Imposible decir adiós" Han Kang

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«La primera vez que tuve ese sueño fue en el verano de 2014, un par de meses después de que se publicara mi libro sobre la masacre de Gwangju. Durante los cuatro años siguientes, nunca dudé sobre su significado. Sin embargo, el verano pasado se me ocurrió por primera vez que quizá no se refiriera únicamente a esa ciudad. Que tal vez me había equivocado o que había hecho una interpretación demasiado simplista al concluir de manera apresurada e intuitiva que el sueño se debía solo a Gwangju. […]  pensé por primera vez que quizá esa marea azul oscura que se llevaba los huesos de los túmulos no estuviera relacionada con las víctimas de la masacre de Gwangju ni con el tiempo transcurrido, sino que fuese una especie de vaticinio personal. Que ese lugar con las tumbas anegadas y las lápidas mudas presagiase el futuro que me esperaba. Es decir, mi vida en este momento». En el sueño nieva y Gyeongha está sobre una llanura. La llanura « lindaba con una colina, sobre cuya ladera había plan...

"La cita" Belén Garrido

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«—No sé cómo se las arregló para salir de casa sin que yo lo viera, pero esa misma tarde mi hijo desapareció. No volvimos a verlo hasta dos días después, en un depósito de cadáveres de Asturias. Habían hallado el cuerpo en la casa de una señora llamada Julia Menéndez, en Santirso, una aldea en la montaña. Le hicieron la autopsia y dijeron que murió de un infarto. […] Pocas horas después del descubrimiento del cadáver de Alberto, la Guardia Civil encontró enterrado en el jardín otro cadáver en avanzado estado de descomposición. Era de una mujer, que más tarde identificaron como Adela Tamargo. […] —Si entiendo bien —interrumpí intentando aclararme—, lo que había pasado en ese pueblo era un accidente de automóvil en el que murió una mujer y la marcha de su amiga. Un año más tarde, su hijo muere en la vivienda de la fallecida, llega la Guardia Civil y aparece el cuerpo de Adela, la amiga que se había ido, enterrado en el jardín de esa misma casa, asesinada». Este es el caso...