«El primer día que tuve que limpiarle el culo a mi padre, me mentí diciéndome que era igual que cuando se lo limpiaba a mi hijo.
—Venga, Carmen, que es lo mismo; va, Carmen, que es tu padre; venga, mujer, que ese hombre te limpió el culo a ti.
[...]
Pero no. No es lo mismo».
Porque sí, Antonio fue un padre atípico para los hombres de su edad. Él limpiaba el culo a sus hijos y jugaba con ellos y se tumbaban todos juntos a ver las estrellas. Antonio buen un buen padre y un buen marido. Ahora se ha convertido en un buen "hijo" que intenta no molestar.
Al mes siguiente es Darío quien se hace cargo de su padre. Darío carece de la profesionalidad de Carmen, de hecho ésta tiene miedo de que se le pase la hora de la toma de las medicinas, pero es más divertido, trata al padre como si fuera un colega, le prepara el agua milagrosa y le pone las canciones que más le gustan. Ven juntos películas clásicas que eligen por turno y salen a pasear. Lo trata como a un colega, pero en su fuero interno piensa en lo viejito que está y en que ojalá no tenga que limpiarle el culo. Y piensa que menos mal que su padre no puede leerle la mente.
«Menos mal que a Dios no se le fue la mano cuando hizo al hombre. Menos mal que no se le fue la mano tuneándonos. Menos mal que, a la hora de afinar el motor, escogió bien las prestaciones del coche. Que poder ver, sí podríamos; que poder escuchar a los Ilegales, también; que poder degustar un chuletón, por supuesto; que el don de llorar de risa, también lo tendríamos. Pero menos mal que no nos dio la posibilidad de leer la mente de los demás. ¿Te imaginas, Darío? [...] Porque, si pudiésemos leer la mente del otro, el mundo le iba a durar a Dios menos de los siete días que tardó en hacerlo».
El último mes le toca a Gabriel. Ahí las cosas van a ser muy distintas. Gabriel no trata a su padre con profesionalidad ni con cariño filial. Gabriel tiene un resentimiento que hace que sea incapaz de quererlo. Menos mal que tiene mucho dinero, una preciosa y enorme casa, y una interna filipina «Mi hermano dice: la interna esto y la interna lo otro. Pero la interna filipina tiene nombre: Erlinda. Se llama Erlinda». Y Erlinda es la que en realidad se ocupa de Antonio, mientras Gabriel viaja y va y viene a Múnich o a Miami, siempre en viajes de negocios. Siempre huyendo del contacto con el padre a quien no puede querer, a quien es incapaz de perdonar.
«Ver cómo mi padre se va quedando dormido después, cómo ronca muy suave, cómo tiene la boca abierta. Una boca abierta (la de mi padre) que me dan ganas de cerrar con una mano. Beber de rabia, beber de dolor, beber de mala hostia. El alcohol como un cauterizante, como un amnésico, ingerido con la misma intención que cuando se sumerge un cadáver en cal viva: para hacer desaparecer el cuerpo del delito. Otra copa. Otra más. Y luego ir al baño a meterme los dedos y vomitar. Asco. Y tristeza. Y culpa».
Los capítulos van siendo narrados alternativamente por los tres hermanos. Cada uno de ellos se enfrenta a la vejez de su padre de forma muy distinta. Nos van narrando el presente, pero también el pasado. Sabremos el motivo por el que Gabriel acumula toda esa amargura y ese rencor contra su padre y se nos llegarán a poner los pelos de punta. Sabremos de la soledad y el dolor, de la orfandad que supone ver a tu padre convertido en tu hijo (hace tiempo que descubrí que nos quedamos huérfanos cuando nuestros padre se convierten en nuestros hijos); de la vergüenza de verse tratado como un niño cuando ya se está muy lejos de serlo y lo que nos afecta es una ancianidad indefensa y vulnerable. Sabremos de la culpa, la del padre por estorbar, por depender de los hijos y coartar su libertad; la de los hijos por no llegar a pensar nunca que están haciendo todo lo necesario y lo correcto. «Lo que hacemos no es quitarnos el muerto de encima. Los muertos ya no molestan. Lo que hacemos es quitarnos al vivo de encima. O al medio vivo. O a lo que queda de él. Porque no tenemos tiempo. Porque la cosa ya no da para más. Porque es lo mejor para todos y punto, Carmen, no empieces de nuevo a darle vueltas».
Hola.
ResponderEliminarSegún empecé a leer creí que no sería para mí, la vejez de los padres me agobia un poco, tal vez porque mis padres se fueron demasiado pronto, pero al avanzar me has intrigado y ahora quiero saber que le pasó a Gabriel para tener ese resentimiento.
Gracias pr la estupenda reseña y muy feliz jueves.
Ha sido una lectura dura. Tú no viviste ese deterioro de los padres. Por desgracia los perdiste antes. Yo viví el físico de mi padre y el mental de mi madre y la lectura de este libro ha tenido su dureza, pero el resultado final ha sido positivo. El libro tiene una parte de intriga que le aligera un tanto.
EliminarUn beso.
Ay, Rosa. Esta novela la tengo pendiente y no me he atrevido con ella porque el tema ahora es muy doloroso, pero me ha encantado tu reseña y lo bien que has descrito esa situación de indefensión tan tremenda en el primer párrafo. Un beso grande.
ResponderEliminarNo creas, que a mí también me ha costado. De hecho lo he tenido en la lista más tiempo del que hubiera sido razonable. No voy a negar que en algún momento ha sido doloroso, pero ha compensado.
EliminarUn beso.
Se nota el cariño y la sensibilidad con la que has abordado esta novela, capturando las emociones, los conflictos y las reflexiones que atraviesan la historia de Carmen, Darío, Gabriel y su padre, Antonio. Tu forma de describir la relación de los hermanos con su padre, cada uno desde su perspectiva única, refleja la complejidad de los vínculos familiares, la fragilidad de la vejez y el peso de la culpa, el amor y el resentimiento. Me ha conmovido especialmente cómo destacas ese giro tan humano y desgarrador: el momento en que los padres se convierten en hijos, dejando a los hijos en una especie de orfandad emocional.
ResponderEliminarMás que interesante novela y autor.
Un beso, Rosa.
Me ha parecido una novela magnífica, en la línea de las otras que he leído del autor. Y sí, he puesto cariño en la reseña porque me ha tocado fibras complejas. Las relaciones de padres e hijos cuando se invierten los papeles son complicadas y por muy bien que se haga o se intente hacer siempre hay una sensación de culpa, de no haber estado a la altura, de haber podido hacerlo mejor. Esa sensación de que en muchos momentos hemos querido "quitarnos de encima al vivo". Si has perdido a alguno de tus progenitores o estás en esa fase (espero que ninguna de las dos cosas) me entenderás perfectamente. Por lo que veo en comentarios (creo que el tuyo es la única excepción) es un libro que a la gente le da un poco de miedo y se lo da precisamente por el temor a encontrarse con su propia historia y ver removidos sentimientos y sensaciones difíciles. Y no obstante, ha sido una lectura mucho más amable de lo que me esperaba. Un autor, para mí imprescindible.
EliminarUn beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarPedro Simón me flipa, pero la verdad que este libro siempre me ha dado reparo leerlo porque el tema me resulta peliagudo y creo que me va a doler. Mi madre también dejó de leer tras toda una vida siendo lectora voraz, eso me marcó, recuerdo que yo no hacía más que incitarla a ver si se animaba, pero llegó un momento que no hubo manera, y también tuvimos que cuidarla muchos años como si de una niña se tratara. Me daba una pena...
Sé que esta novela seguro es igual de interesante que todas las demás, por cierto que yo también tengo en mente leer Peligro de derrumbe, aunque igual me espero a que lo hagas tú, a ver que te parece
El autor nunca defrauda, estoy convencida por su manera de escribir y por lo que dices, esas historias emotivas y llenas de realidades que siempre aborda
Me alegra que la hayas disfrutado
Un beso.
Pues como le digo a Miguel, salvo a él mismo, el resto de los que habéis dejado comentarios manifestáis el mismo temor a enfrentaros al libro. Yo misma he tardado en leerlo por ese miedo a encontrarme cosas que me removieran más de la cuenta. Y algo de eso sí que ha habido, pero menos de lo que pensaba porque la forma en que está narrada la historia y esa intriga de por qué Gabriel tiene esa inquina hacia el padre (que se revela pronto, pero que tiene otras derivaciones) la convierten en una novela que engancha y de la que quieres seguir sabiendo y descubriendo cosas.
EliminarNunca defrauda Pedro Simón, en efecto. Ya estoy esperando que saque algo nuevo que espero no tardar tanto en leer. De momento, a ver si me pongo sin mucha tardanza con Peligro de derrumbe y ya te contaré.
Un beso.
¡Hola, Rosa!
ResponderEliminarConocí la prosa de Pedro Simón en enero de 2022 con "Los ingratos" y en enero del siguiente año leí "Los incomprendidos". Unas historias que disfruté mucho, que, como bien dices, hablan de la vida misma y que me llegaron a lo más profundo, ambas con un mensaje de amor y esperanza.
"Los ingratos" me conquistó, un libro que me transportó a mi infancia en Italia, a los veranos en el pueblo de mi abuela paterna, a los amigos de la época, las travesuras, los juegos, los paseos en bicicleta...
Me gusta la prosa de este autor, es tan bonita y entrañable que emociona y conmueve. "Los siguientes" la tengo pendiente, quisiera leerla y al mismo tiempo no sé, pienso que, por motivos personales, no es el mejor momento para acercarme a ella, así que la tengo aparcada, probablemente la leeré a futuro.
Me contenta ver que la has disfrutado y que quieres seguir leyendo al autor ;)
Un abrazo.
Da un poco de miedo, sí, enfrentarse a esta historia. La mayoría hemos pasado por situaciones similares y tememos vernos enfrentados a nuestras propias sensaciones, sobre todo a la culpa, esa culpa que siempre queda, esa sensación de que pudimos hacerlo mejor. Imagino que es inevitable. Por muy bien que se haya hecho, ese sentimiento es difícil de desterrar.
EliminarEs cierto que Pedro Simón siempre nos pone ante nosotros mismos porque toca temas muy vitales. Con los tres libros leídos del autor (ya los he puesto al final de la entrada; lo había olvidado), he de decir que todos ellos han removido en mí recuerdos y me he sentido identificada con las historias y con algunos personajes. En Los incomprendidos, con el padre y con la hija, porque he sido hija adolescente y madre de un adolescente. A ver qué pasa con Peligro de derrumbe que espero leer no muy tarde.
Un beso.
Leí "Los Ingratos" y me encantó, me vi reflejada tanto. Creo que con los siguientes me identificaré también, este especialmente. No puedo tardar mucho en retomar al autor.
ResponderEliminarTu reseña estupenda. Gracias por compartirla.
Pedro Simón es un autor que se las arregla para hablar de todos nosotros y consigue que nos sintamos identificados con sus personajes y con las situaciones que narra. Tres he leído y en los tres me he sentido, más o menos dolorosamente, identificada.
EliminarUn beso.
Es el único que he leído del autor pero tengo claro que quiero leer todos los que ya ha escrito. Cómo me dolió esta lectura, qué de cosas me hizo sentir... Qué buena reseña le has hecho, Rosa!
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias, Margari. Me alegro de que te haya gustado. Yo también sentí muchas cosas que se me removieron por dentro. Es inevitable. Todos antes o después pasamos por las experiencias que nos cuenta el autor. Y duele, sí, a veces mucho.
EliminarUn beso.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarTodo lo que nos cuentas sobre Los siguientes apunta a que es una novela muy bien planteada y desarrollada. De hecho, lo que nos trasladas sobre el argumento me ha traido a la memoria más de un caso real. Con todo y con ello, en el momento actual, prefiero ir cambiando de registro hacia mis lecturas veraniegas... Apunto para un futuro lector otoñal. ¡Gracias por la recomendación!
Feliz comienzo de semana!!
Hola, Undine.
EliminarActualmente no suelo hacer muchas diferencias estacionales en mis lecturas, pero hubo una época en que sí las hacía y tenía libros más que de verano de vacaciones. Daba igual verano que navidad. Ahora, como siempre estoy de vacaciones, leo indiscriminadamente, pero desde luego no es esta una novela de las que yo hubiera escogido para mis días de asueto. Disfruta de tus lecturas veraniegas y ojalá disfrutes de esta en el otoño.
Un beso.
Es un libro que me da de lleno. Mi madre todavía lee, pero dudo que se acuerde de lo que leyó el día anterior. En esta sociedad, y en la futura (si llega el futuro), con mayor índice de personas ancianas y dependientes, estos libros son de rabiosa actualidad. Me interesa, lo apunto. Yo ahora estoy, otra vez, con Lorenzo Silva y su "El mal de Corcira", me está gustando más que algunos de los anteriores, quizás por esos recuerdos del País Vasco y la lucha contra ETA.
ResponderEliminarAbrazos.
Sí, El mal de Corcira es una novela muy buena sobre el tema de ETA y la lucha contra la banda terrorista, tanto la legítima como la guerra sucia.
EliminarMientras tu madre siga leyendo no creo que importe mucho que recuerde o no recuerde lo que lee. El caso es que mientras lee está entretenida y pasa el tiempo. Mi madre no leía y los días se le hacían muy duros. Veía Tele 5, hasta que también dejó de entender lo que veía, y todo su afán era salir al bar donde se encontraba con alguna vecina, pero claro no todos los días podía salir y eso solo era un ratito por la tarde. Una situación muy dura.
Un beso.
Un tema muy profundo y delicado que muestra un problema muy real, por desgracia: el trato y cuidado de los padres cuando ya son como niños en todos los sentidos. El hecho de que esta historia esté contada por sus tres hijos protagonistas le da un valor adicional, viendo cómo cada uno de ellos aborda el tema desde una perspectiva y situación distintas.
ResponderEliminarUna lectura muy interesante y, como insinúas, distraída. Me gusta ese estilo literario llano, sencillo, nada pomposo ni abigarrado y que, sin embargo, atrapa.
Un beso.
Las novelas de Pedro Simón son de las que enganchan porque en ellas se tratan temas en los que todos nos vemos identificados. Temas sencillos, de los del día a día, pero tan bien tratados, con tanta sencillez, que enganchan. Resulta sumamente interesante. No lo dejes pasar.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarConmovedor tu primer párrafo y muy generoso por tu parte compartirlo. Como dices al final, todos nos hemos visto o muy probablemente nos vayamos a ver en esa situación. Y es muy dura, también te enseña mucho pero coincido en que ese es el comienzo de la despedida.
Al menos ninguno de los tres hijos se escaqueó y todos cumplieron porque también es muy común que alguno escurra el bulto.
Lo que más curiosidad me causa es qué pasó con Gabriel. Que a lo mejor es algo que pasó con todos pero unos se lo echan a la espalda y otros no pueden hacer que no pasó.
Sabes que me gustan mucho las historias familiares pero prefiero que no sean tan cercanas. Quizá por eso tiendo a leer autores extranjeros. Del autor leí Los ingratos, me gustó pero no tantísimo. Me faltó algo.
Besos
Muchas cosas en esta novela me han traído a la mente a mis padres. Sobre todo a mi madre que fue la que se quedó sola. Ha sido una lectura un tanto dura, pero la verdad es que menos de lo que esperaba porque esa parte de intriga que se va descubriendo (que pasó entre Antonio y Gabriel) y que guarda un secreto final hace que la atención de desvíe un tanto.
EliminarEs cierto que Pedro Simón escribe historias muy cercanas, historias en las que todos nos podemos ver reflejados porque son universales. Todos hemos estado (o estaremos antes o después) en esas situaciones que describe. A mí sí que me gustó muchísimo Los ingratos. Me vi muy reflejada y no me faltó nada.
Un beso.