"La bastarda de Estambul" Elif Shafak


Últimamente había decidido eliminar de su vocabulario ciertas palabras, y ahora que recordaba aquella decisión, ¿por qué no empezar por la palabra «vergüenza»? Aun así no tuvo la sangre fría de pronunciar en voz alta lo que a esas alturas sabían ya todas las presentes: que no había marido que pudiera dar consentimiento a aquel aborto. El feto no tenía padre. En lugar de un BA-BA, un padre, lo que había era NADA.

Por suerte para Zeliha, el hecho de no tener marido resultó ser una ventaja en lo que a las formalidades se refiere. Por lo visto, no necesitaba la aprobación escrita de nadie. Las normas burocráticas ponían menos empeño en rescatar a los niños nacidos fuera del matrimonio que a los de parejas casadas. En Estambul, un niño sin padre no era más que otro bastardo, y un bastardo no era más que otro diente podrido en las fauces de la ciudad, listo para caerse en cualquier momento.


Y por suerte para Asya, su madre se arrepintió en el último momento. Así llegó ella al mundo, una bastarda más en Estambul. No tenía padre, ni abuelo, ni tíos. Los hombres en la familia Kazancı morían jóvenes. Se había salvado Mustafá, el hermano de la madre y de las tías, pero solo porque se había ido a vivir a Estados Unidos y no había vuelto a Estambul en veinte años. Asya vivió rodeada de mujeres en la casa familiar. La bisabuela, Petite-Ma, una anciana nonagenaria con la cabeza un tanto perdida; la abuela Gülsüm, siempre penando por el hijo que estaba tan lejos y que era su favorito, como buen varón muy añorado después de tres mujeres; las tías Banu, Ceviye, Feride y Zeliha. Sí, para Asya había cuatro tías, aunque una de ellas fuera su madre. Se acostumbró a llamarlas tías a las cuatro y tampoco es que Zeliha fuera una mujer muy maternal.

«Dada la obsesión de Levent Kazancı por tener un hijo que llevara su nombre, las cuatro hermanas Kazancı crecieron sintiéndose visitas indeseables. Primero llegaron tres niñas: Banu, Cevriye y Feride, todas ellas con la sensación de ser una introducción al hijo verdadero, un preludio accidental en la vida sexual de sus padres, tan decididos a tener un hijo varón. En cuanto a la quinta hija, Zeliha, sabía que había sido concebida con la esperanza de que la fortuna fuera generosa dos veces seguidas»

Esa era la familia en la que Asya vivía en 2005, en el momento de cumplir los diecinueve años. Una casa llena de mujeres tan diferentes como pueden serlo siete mujeres de la misma familia. Conviviendo la abuela Gülsüm que «podría haber sido Iván el Terrible en otra vida» con Petite-Ma, su suegra, que era capaz de querer sin atosigar, sin herir, si criticar; conviviendo la religiosidad y el casi sempiterno pañuelo de Banu con las minifaldas y el aro en la nariz de Zeliha; conviviendo la rigurosidad y el amor a la disciplina de Cevriye con los trastornos mentales y los consiguientes cambios de su pelo de Feride. «En cada etapa de su viaje a la demencia, Feride se cambiaba el color y el corte del pelo, de manera que al cabo de un tiempo los médicos, en sus esfuerzos por ir siguiendo los cambios en su psicología, comenzaron a confeccionar una tabla de estilos».

Pero hay otra familia en Estados Unidos, los Tchajmajchian, una familia de origen Armenio expulsada de Turquía durante el genocidio no reconocido que se produjo entre 1915 y 1923. Al menos están en San Francisco los que lograron sobrevivir. Armanoush pertenece a esa familia por parte de padre. Es hija de Barsam Tchajmajchian y de Rose, una estadounidense de Arizona. El matrimonio se separó cuando Armanoush era muy pequeña. Ya entonces, Rose que sentía mucho resentimiento hacia la familia de su ex marido, conoce a un turco y decide que no habría nada que fastidiara más a los Tchajmajchian que el hecho de que ella saliera con un enemigo, un hombre de la raza de los que les echaron de Turquía y masacraron a parte de su familia.

Armanoush tiene diecinueve años y Rose lleva casada con Mustafá casi otro tanto. La joven reparte su tiempo entre Arizona, con su madre y su padrastro, y San Francisco con su numerosa familia armenia presidida por la abuela Shushan y llena también de tías, aunque los hombres Tchajmajchian no son perseguidos por ninguna maldición por lo que sobreviven y también hay tíos y el propio Barsam, el padre. 

Ante los relatos de sus tías y, sobre todo de la abuela Shushan, la única que llegó de Turquía, la que más le puede contar del trato recibido por su familia en manos de los turcos, la chica decide viajar a Estambul y hospedarse en casa de la familia de Mustafá. Es así como Asya y Armanoush se conocerán, como Armanoush entrará a formar parte, aunque sea de modo provisional, de la familia Kazancı. Es así como dos mundos separados por el resentimiento de uno y la ignorancia, real o forzada, de lo sucedido del otro, entrarán en contacto y empezarán a conocerse y a darse cuenta de que no son tan diferentes.

«Armanoush, como armenia, encarnaba los espíritus de muchas generaciones pasadas de su pueblo, mientras que, en general, los turcos no tenían esa noción de continuidad con sus predecesores. Los armenios y los turcos vivían en dos marcos temporales distintos. Para los armenios el tiempo era un ciclo donde el pasado se encarnaba en el presente y el presente daba a luz al futuro. Para los turcos, el tiempo era una línea formada de guiones separados, donde el pasado terminaba en un punto muy concreto y el presente empezaba de cero, y entre uno y otro no había sino ruptura».

Conoceremos un peculiar café situado en el lado europeo de Estambul, el Café Kundera, frecuentado por Asya y por un grupo de personajes de lo más curioso. El Dibujante Dipsómano, el Guionista No Nacionalista de Películas Ultranacionalistas, el Columnista Gay en el Armario, el Poeta Excepcionalmente Malo... Un grupo de seres que nos darán muchas claves (por si las de la familia Kazancı no eran suficientes) sobre la variedad de gentes, costumbres, ideologías, etc., que hay en una ciudad que sustenta sus pies sobre las dos orillas del Bósforo, en precario equilibrio entre Europa y Asia, entre Oriente y Occidente. 

«Estamos atrapados. Atrapados entre Oriente y Occidente. Entre el pasado y el futuro. Por una parte están los laicos representantes de la modernidad, tan orgullosos del régimen que han construido que delante de ellos no se puede ni soltar una palabra de crítica. Tienen al ejército y a la mitad del Estado de su lado. Por otra parte están los tradicionales convencionales, tan enamorados del pasado otomano que no se puede ni soltar una palabra de crítica. Tienen de su parte a la sociedad en general y a la otra mitad del país. ¿Qué nos queda a nosotros?».

Y mezclados con los episodios del presente, se nos hará testigos de otros sucesos del pasado. Nos trasladaremos a Turquía a principios del siglo XX para conocer el destino de Hovhannes Stamboulian, el padre de la abuela Shushan, y de toda la familia. Sabremos de un «broche con forma de granada, delicadamente cubierto de hilos de oro, algo agrietado en el centro, con relumbrantes rubíes rojos a modo de semillas» que tendrá más importancia en la historia de la que podría parecer en principio. Y es que hay secretos de ambas familias escondidos en el pasado que conoceremos gracias a la tía Banu y al yinni malo que vive en uno de sus hombros y le proporciona sus dotes de vidente.

Elif Shafak

Hace un par de años conocí a Elif Shafak en su novela La isla del árbol perdido, una preciosa historia narrada parcialmente por una higuera. En ella, la autora buceaba en el conflicto entre griegos y turcos en Chipre en los años setenta. En La bastarda de Estambul vuelve a preocuparse de un conflicto histórico, la masacre y expulsión de los armenios del Imperio Otomano, un suceso que los armenios siguen reivindicando y que los turcos nunca han reconocido. Leemos en un artículo de La Vanguardia «Por las referencias al Genocidio armenio en su novela, The Bastard of Istanbul, (La bastarda de Estambul), Shafak fue acusada en Turquía "de insultar al pueblo turco" bajo el Artículo 301 del Código criminal turco. El caso fue desestimado en junio de 2006. Sin embargo, los acusadores volvieron a abrir el caso en julio de 2006 y Shafak estaba en riesgo de afrontar tres años de prisión, al igual que su traductor y editor. El 21 de septiembre de 2006, el caso renovado contra Shafak también fue desestimado por falta de pruebas».

Nació en Estrasburgo de padres turcos, pero tras la separación de los padres vivió con su abuela en Ankara  y con su madre, diplomática, en España, Jordania. Ha vivido también en Estados Unidos y desde hace varios años, vive en Londres y escribe tanto en turco como en inglés.

Comentarios

  1. La historia de Turquía encierra muchas claves de lo que está ocurriendo ahora mismo en gran parte dle planeta. Sin ir más lejos, la creación del estado de Israel es un barro que viene de los lodos cuando el imperio otomano. Creo que la ubicación de ese país ha propiciado su papel tan decisivo en el devenir de la historia en general.
    Novelas como estas, donde se añaden historias familiares creo que pueden contribuir a entender mejor ese papel, como el conflicto enquistado con los griegos.
    Me la apunto.
    Besos.

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    1. Solo he leído dos novelas de la autora, pero ambas me han gustado mucho. Junto a tramas familiares muy entretenidas, ambientadas en diferentes tiempos, en ambas trata temas muy conflictivos en los que se ven las diferencias acumuladas durante años, el nulo entendimiento entre pueblos que llevan siglos conviviendo, las injusticias sufridas por algunos en manos de otros más poderosos. Interesante y adictiva novela que recomiendo.
      Un beso.

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  2. Hola, Rosa.
    Siempre me ha atraído mucho Estambul, sobre todo por esa mezcla de culturas que tiene. Leí este libro cuando todavía no había blogs ni redes sociales y deambulaba por las bibliotecas buscando lecturas por instinto. Me gustó muchísimo pero no sé por qué no volví a leer nada de la autora, y tengo apuntado el que reseñaste tú del árbol. Así que no apunto nada nuevo pero me sirve de recordatorio.
    Besos

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    1. No dejes de leer La isla del árbol perdido. Es una preciosidad de historia que leí, creo recordar aunque igual me equivoco, para la tertulia del instituto. Yo también leía por instinto antes del blog. No tenía blog ni tenía redes sociales. Abrí cuentas en éstas para promocionar el blog. Antes vivía tan feliz sin ellas. De todas formas La isla del árbol... lo leí hace menos de dos años. No tenía ni idea de su existencia antes de que lo propusieran en la tertulia. No sabría decirte cuál me ha gustado más. Creo que el de la higuera es más poético.
      Un beso.

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  3. Hola, Rosa. Tenía anotada a la autora por tu reseña de "La isla del árbol perdido" que me pareció muy interesante y muy original por el hecho de dar voz a la higuera pero aún no la he rescatado de los pendientes. Esta novela que traes hoy también parece muy atractiva y toca un tema, ese del conflicto armenio, muy desconocido me da la impresión. Un beso y gracias por el recordatorio. A ver si le hago un huequito a esta autora.

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    1. Con cualquiera de las dos novelas merece que se le preste atención. Me han gustado mucho las dos y cualquiera de ellas por la que te decidas será una buena opción. ya me contarás.
      Un beso.

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  4. Hola Rosa, Estambul me resulta una ciudad fascinante con esa mezcla de gentes y culturas, además las historias familiares me siempre me han llamado la atención. Aún no me he estrenado con la autora, pero tanto esta como La isla del árbol perdido que tengo apuntada por una reseña tuya, me parecen muy atractivas para comenzar con la autora. Besos.

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    1. Conocí Estambul en 1994 y era un caos de gentes de tipos muy diversos, con niños que te vendían vasos de agua de unos recipientes que yo creo que llenaban en el Bósforo o en el Cuerno de oro y a los que la policía espantaba para que no molestaran a los turistas; con pescadores que a la orilla del mismo Bósforo te vendían bocadillos de mejillones rebozados o de caballa frita... Imagino que en todos estos años, más de treinta, todo habrá cambiado mucho. No dejes de leer a esta autora. Ambas novelas me han gustado mucho y los conflictos que tratan son muy interesantes y no demasiado conocidos.
      Un beso.

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  5. Buenas tardes, Rosa.
    La historia de Turquia siempre me ha interesado, por lo ancestral y tumultuoso de su desarrollo. Por ese motivo, ya apunté en su momento La isla del árbol perdido, hoy me llevo la novela que nos reseñas también. Muchas gracias por la información.

    Feliz semana!!

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    1. Buenos días, Undine.
      Creo que ambas te gustarán. Son novelas interesantes por los temas y conflictos que tratan (el de los griegos y turcos en Chipre en los años setenta y el genocidio armenio en el primer cuarto del siglo XX) y además muy entretenidas.
      Un beso.

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  6. A bote pronto se me antoja un galimatías familiar, con tantos protagonistas de un lado y de otro. Tiene que haberte resultado harto dificil escribir esta reseña tan detallada, je, je. Pero bien mirado, es una forma muy interesante de profundizar en unas historias familiares que, de paso, muestran los avatares de quienes vivieron momentos convulsos y nos hablan de una historia y una cultura que, aun siendo lejanas para nosotros, nos enseñan a comprender el porqué de las rencillas entre pueblos que fueron enemigos. En fin, esta novela, escrita por alguien que conoce muy bien la vida y problemas de los turcos y de los armenios, nos enseñará mucho de historia y de humanidad.
    Un beso.

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    1. La verdad es que no me resultó nada complicado hacerme con los personajes. Empecé apuntando, pero ni siquiera tuve que consultar esos apuntes. Los personajes turcos en Estambul están lo suficientemente descritos para que te quedes con ellos, y los armenios, aunque se les menciona menos, tampoco son tan importantes.
      El genocidio armenio, del que ya había leído otras cosas, fue un episodio terriblemente vergonzoso del que se sabe muy poco porque los sucesivos gobiernos turcos se han preocupado de acallarlo. Unas novelas, las dos que he leído de la autora, muy recomendables.
      Un beso.

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  7. Hola.
    Veo que somos varios los que tenemos anotada "La isla del árbol perdido", eres una influencer Rosa, jajaja.
    La verdad es que es muy apetecible. Muchas gracias por compartirlo y feliz día.

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    1. Ojalá tuviera un poco más de influencia. Los autores que me gustan saldrían mucho más beneficiados. Y yo igual le sacaba un rendimiento económico a esto del blog, ja, ja.
      No, en serio, es una autora muy a tener en cuenta. Entretenida y con tramas muy interesantes.
      Un beso.

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  8. Pues tenía La isla del árbol perdido apuntada y me apunto también esta novela. Me atrae mucho lo que cuentas, me atrae mucho Turquía, de la que sé poco de su historia y me gusta también esas historias familiares que tan bien, por lo que cuentas, sabe plasmar. Así que a ver si tengo suerte y encuentro estos libros en la biblioteca.
    Besotes!!!

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    1. La isla del árbol perdido se ambienta en Chipre y en Reino Unido y resulta también muy adictiva. Yo tampoco sé mucho de la historia de Turquía, pero del genocidio armenio sí que he leído alguna otra cosa y es terrible lo que sucedió. Cierto que fue a manos del Imperio otomano, pero el país como tal nunca lo ha reconocido y pareces ser que sus habitantes actuales, tampoco lo han conocido. La historia familiar que se narra en La bastarda de Estambul es también muy interesante.
      La isla del árbol... está en ebiblio, al menos en Cantabria.
      Un beso.

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  9. ¡Hola, Rosa!
    Conocí a la autora gracias a tu reseña de "La isla del árbol perdido", una novela que tengo apuntada y pendiente por leer. Por todo lo que nos cuentas, veo que "La bastarda de Estambul" es una historia que también vale mucho la pena. Me encanta viajar, no conozco Estambul, pero los viajes literarios ayudan mucho así que también tendré presente esta maravillosa sugerencia, mola recorrer las calles de la ciudad, leyendo y evocando sus colores, sus aromas y su magia. Una historia de familias, entiendo que sobretodo de mujeres, seguro me aportará mayor conocimiento sobre el conflicto entre armenios y turcos. No la dejaré pasar. Como primer acercamiento a la prosa de la autora ¿recomiendas esta novela o "La isla del árbol perdido"?
    Me contenta saber que ha sido una lectura muy amena y que la has disfrutado mucho ;)
    Un beso.

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    1. Cualquiera de las dos novelas resulta muy apropiada para acceder a la literatura de Elif Shafak. El La isla del árbol perdido hay más fantasía (aunque nada que nos moleste a las poco amantes de lo fantástico), es más poético con una higuera como narradora de algunos pasajes, pero muy interesante por el conflicto entre turcochipriotas y grecochipriotas en los años setenta. La bastarda de Estambul no tiene fantasía y puede que eso te atraiga más, pero cualquiera de las dos me resultó sumamente entretenida e interesante.
      Yo sí conozco Estambul. Mi viaje de boda en 1994 fue a Turquía y estuvimos tres semanas recorriendo el país. Imagino que tras estos más de treinta años el país y Estambul habrán cambiado mucho, pero esa magia de la ciudad a caballo entre Asia y Europa no creo que se haya perdido.
      Un beso.

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  10. ¡Hola Rosa! ¿te puedes creer que estaba convencida de haberte dejado comentario por aquí? Pero se me debió de ir la pinza y ahora, que regreso a ver mi respuesta, pues me doy cuenta de que no.
    A mí también me llamó mucho la atención y tengo en mente leer la del árbol, aunque veo que dices arriba que tiene fantasía, aún así creo que me podría gustar porque debe ser bastante peculiar eso de que narre un árbol.
    Respecto a La bastarda... pues te diré que me parece superinteresante lo que nos cuentas, respecto a todo el tema Estambul y Turquía, un país que no conozco pero que me gustaría conocer.
    La única pega que le encuentro para mí es el hecho de tener tantos personajes, creo que es de esas novelas con bastantes y eso la verdad que no suele gustarme mucho, me suelo perder un poco con ellos y prefiero pocos. Así que no sé..., ya veré
    ¡Besos!

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    1. Pues en spam no está porque hace mucho que no hay ninguno y lo miré hace un rato.
      Ya sabes que a mí tampoco me gusta la fantasía, pero el libro de la higuera me encantó. Es una fantasía de las que gustan y la historia de la higuera es de lo más interesante. Bueno toda la historia que se cuenta.
      Respecto a La bastarda de Estambul no creo que en ningún momento te líes con los personajes. Los que interesan, enseguida te haces con ellos y los que no pillas es que tampoco tienen mucha participación, como son las tías de Armanoush en San Francisco. Los personajes del Café Kundera son peculiares, pero tampoco salen en exceso. Yo creo que las dos novelas podrían gustarte. O no. Ja, ja.
      Un beso.

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