"Tras los pasos de Jane Austen" Espido Freire
Aunque el aniversario pasó, creo que si los homenajes se empiezan antes de la fecha concreta también pueden terminarse después de la misma. Hoy traigo otra biografía de la autora. Aunque me encuentro inmersa en la lectura de Mansfield Park, cuya reseña, la última que me queda por escribir sobre una obra suya, la publicaré ya fuera del homenaje y puede que entrado el año que viene. Por ello doy por terminada mi celebración particular del cumpleaños de Jane.
«No había manera de saberlo entonces, pero Jane nace en un periodo en el que se producen unos cambios irreversibles en muy poco tiempo, y presencia algunas de las transformaciones políticas, filosóficas y artísticas más importantes de Occidente. Europa se acostará en el Antiguo Régimen para levantarse revolucionaria, coqueteará con un breve periodo neoclásico para abrazar el Romanticismo, y Jane vivirá de manera exacta en esos breves cincuenta años en los que se experimenta ese cambio. Precisamente ese brusco vaivén de mentalidad hará que, en algunos casos, la posición y la obra de Jane sean difíciles de enclavar, e incluso de comprender. Será una excepción, una rareza, en un tiempo de potentes movimientos comunes y gregarios».
«Con epilepsia, retraso mental o ambas cosas, George no se unió al resto de la familia en Steventon. Su destino sería vivir con su tío Thomas en Basingstoke; su madre lo visitaba con frecuencia, y los Austen cubrieron los gastos de ambos hasta que murieron».
Ambos personajes son obviados por su descendiente en la obra que narra la vida de su tía. Y hay más detalles de la vida de la familia que se suprimen o se modifican. Eso, unido a la falta de perspectiva histórica y literaria al estar la biografía escrita en 1870, hace que, siendo muy interesante tener la opinión de primera mano de un familiar directo y que convivió con Jane Austen, me haya resultado más esclarecedora la biografía de Espido Freire que ahora comento. Aunque sigo pensando que Recuerdos de Jane Austen es un imprescindible para los adictos a la autora.
Es además Tras los pasos de Jane Austen una pequeña guía de viajes, de los lugares que fueron emblemáticos en la vida de la escritora. Los capítulos llevan el título de los lugares en los que transcurre la vida de Jane, además, llevan el subtítulo de "Guía de...". Así tenemos guías de Steventon, Kent, Bath, Lyme Regis, Manydown Park, Southampton, Londres, Chawton y Winchester. En cada apartado se nos habla de los lugares que hay que visitar en esos emplazamientos para seguir los pasos de Jane Austen que el título del libro promete. Por poner un ejemplo, esto es parte de lo que se cuenta de Chawton:
«La Casa Museo de Jane, el viejo Chawton Cottage, puede y debe visitarse, y además de mostrar la casa tal y como debería ser en su momento, con la cocina aparte, las habitaciones reducidas y el mobiliario que se ha rescatado, organizan diversas actividades en torno siempre a Jane Austen y su mundo. El jardín se ha recuperado también con las plantas citadas por Jane en sus cartas y, si hace buen tiempo, es una delicia sentarse un ratito allí».
Se detiene también Espido Freire en detallar cómo era el entorno en la época en que Jane vivió. Así nos detalla el ambiente político de Inglaterra («En el último cuarto del siglo XVIII, Inglaterra llevaba quince años gobernada por Jorge III, que aún se mantendría veinticinco más en el trono. En 1811 su locura resultó incapacitante, y su hijo, el príncipe de Gales, asumió la regencia del reino, que luego gobernaría con el nombre de Jorge IV»), pero también el socio cultural («La ciencia y el pensamiento científico cobran una enorme importancia: Watt inventa la primera máquina de vapor, y abre con ello el camino a futuros trenes y maquinaria agrícola»). Sin olvidar lo que estaba pasando en el resto de Europa («se pone en duda el absolutismo como forma de gobierno y de la aristocracia como clase dominante; comienza el ascenso de los nacionalismos europeos y, al mismo tiempo que Francia cede su papel como potencia dominante, Inglaterra toma el relevo y el poder de España queda completamente desmantelado»).
Y ya metidos en la vida de Jane Austen, se nos cuenta la dificultad de abordar sus años de adolescencia y juventud hasta los veinte años. No hay cartas, no hay sobrinos (o son muy pequeños) e incluso no hay cuñadas pues la mayoría de los hermanos no se habían casado aún. Sí que sabemos cosas de esos años no obstante. Por ejemplo, que junto a Cassandra y una prima, Jane Cooper, pasaron un tiempo en una escuela para niñas que una tía de esta última había abierto en Oxford. Y sabremos la forma tan traumática en que terminó aquella aventura cuando Jane tenía unos siete años. Tras el paso de las tres primas por otra escuela para señoritas, esta vez en Reading, finalmente, cuando «Jane cumplió diez años y las otras dos niñas catorce o quince, todas regresaron a casa. Su educación se dio por completada tras esos años de escuela; el resto provendría de las novelas que leyeran, las conversaciones que escucharan, la vida social que llevaran y los viajes y experiencias que acumularan».
Ya a partir de los veinte años hay más que contar pues empiezan sus cartas a Cassandra, su hermana mayor. Sabremos de las mujeres, aparte de su hermana, que más amó y que más le influyeron y casi sustituyeron a una madre siempre ausente, si no en cuerpo, sí en intención. Sabremos de los amores de ambas, frustrados por diferentes causas. Y por lo que a amores se refiere veremos un episodio que se obvió en la biografía escrita por su sobrino. Se trata del supuesto compromiso que aceptó por parte del hermano de una amiga y que rechazó al día siguiente presumiblemente tras pensárselo bien durante la noche. Se trata según la autora de esta biografía de «uno de los acontecimientos más reseñados de la vida de Jane Austen y que mayor misterio e interpretaciones más peregrinas ha arrastrado». Se trata de una de las anécdotas sobre las que más se ha tratado de interpretar lo que en ella hay de cierto o de inventado o fantaseado y Espido Freire aporta sus propias ideas al respecto.
«Lo cierto es que toda la anécdota en sí misma resulta un tanto absurda: resulta poco verosímil que un chico como Harris escogiera como esposa a Jane, salvo que estemos empeñados en convertir a Jane en un buen partido, en un ser irresistible, y saltar con ello por encima de todas las convenciones. Y por otro lado, el que Jane rechazara a Harris parece tan peregrino, tan fuera de la lógica, que solo podemos justificarlo convirtiéndola en un ser de una pureza ideológica arcangélica. Cosa que sus descendientes estaban más que dispuestos a hacer, y sus lectores ansiosos de aceptar».
La biografía de Espido Freire huye de la hagiografía. Nos muestra una Jane más real que la que sus familiares han pretendido transmitir: no era tan solo la tía amable y entregada que adoraba a sus sobrinos y estaba pendiente de ellos como se ha pretendido mostrar. Cuando James Edward dice que no la valoraban por ser famosa ni lista, sino por ser «siempre amable, simpática y divertida», están reclamando para sí mismos un protagonismo como parientes de Jane que la despoja a ella del mismo: «Nosotros nos encontrábamos en un primer plano, no su obra. Ella era nuestra, nuestra, nuestra».
Y nos habla de Jane y su sentido del humor, negro en ocasiones, como se muestra en una carta que envía a su hermana Cassandra en la que le narra: «La señora Hall ha dado a luz a un niño muerto unas semanas antes de lo esperado, se cree que debido a que tuvo un sobresalto. Supongo que, sin darse cuenta, le echó una ojeada a su marido». Y comenta Espido Freire al respecto de esta cita:
Quienes sigan creyendo que Jane Austen y sus historias describen mundos sutiles e ingrávidos verán su pompa de jabón súbitamente reventada cuando se encuentren, en su correspondencia y en sus tramas, ocurrencias como esta. Jane podía ser refinada y tratar temas tan elevados como la renuncia, el amor verdadero o la fidelidad a los principios, pero no había un hueso de cursilería en su cuerpo. Su crueldad se ceba en la fealdad ajena, en la muerte. El tema de la broma, tan zafio, tan básico, se redime por el giro, salvaje y divertido, con el que realiza el malabarismo. O no se redime; el humor, como tantas otras cosas, depende de gustos.
Y añade a continuación la ironía de que sus imitadores posteriores han modificado las tramas y los personajes hacia un sentimentalismo en el que tan solo quedan del original austenita «respuestas agudas, vestidos de talle alto y galanes inaccesibles»-
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| Espido Freire |
La biografía se completa con una cronología que va de 1730 en que nace una tía muy importante y su padre un año después, hasta 1865 en que muere Frank, el último hermano vivo y en que james Edward prepara su biografía. Hay además un apartado titulado Quién es quien en la familia de Jane Austen en el que se hace una pequeña semblanza da cada uno de los familiares importantes; un Resumen de las obras de Jane Austen y sus argumentos así como una lista de todas y cada una de las adaptaciones en pantalla que se han hecho de dichas obras, y, finalmente, un árbol genealógico muy interesante para ubicar a cada personaje donde le corresponde.
Se trata de una biografía con la que he disfrutado mucho y con la que he conocido algo mejor a Jane Austen. Sé que hay otras biografías, quizás (seguramente) mejores. Algunas las menciona la propia Espido Freire en la introducción, pero aparte de que creo que no están traducidas con ésta me he enterado de lo esencial y creo que, además del cariño que destila hacia Jane Austen, es una forma sencilla y amena de acercarse a ella.





Evidentemente, cuanto más neutral sea un biografía más creíble resultará, aunque ello no quiera decir que una biografçía escrita por alguien muy cercano, sobre todo si es un familiar directo, esté plagada de falsedades o inexactitudes, pero quizá sí de omisiones e intereses personales a la hora de reflejar los usos y costumbres de la biografiada.
ResponderEliminarSupongo que las dos biografías que comentas, esta de Espido Freire, y la de su sobrino, no serán las únicas que se han escrito y visto la luz, así que ya te veo leyendo otras versiones, tanto o más fidedignas, je, je.
Un beso.