"El impostor" Javier Cercas

Javier Cercas es escritor, pero podría ser forense; forense de acontecimientos y hechos históricos. Es capaz de tomar episodios recientes de la historia española y hacerles la autopsia, casi en sentido literal: los disecciona, les saca muestras de cada órgano y de cada fluido y nos los expone con todos sus componentes, con todas sus heridas, con todas sus peculiaridades; los analiza hasta dejarlos exhaustos de tanto mostrarnos sus intríngulis y después de pasar por su pluma-bisturí-microscopio-laboratorio, entendemos un montón de cosas que han sido, otras que puede que no hayan sido, pero bien podrían haber sido y otras que de ninguna manera pudieron ser. 
Eso es lo que hizo hace años con la transición española y el intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en "Anatomía de un instante" y es lo que ha hecho ahora con la vida exagerada de Enric Marco en "El impostor".

Enric Marco nació en un manicomio porque su madre estaba loca, pasó su infancia de familiar en familiar, con unos mejor que con otros, pero sin llegar a encontrar la estabilidad con ninguno de ellos; vivió la guerra y participó en ella a una edad que no le correspondía (tenía quince años cuando comenzó); pasó unos años en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial donde trabajó en unos astilleros en Kiel, cerca de la frontera danesa. Allí fue apresado, acusado de alta traición por intentar difundir ideas comunistas entre sus compañeros y posteriormente absuelto en el juicio. Volvió a España hacia 1943 y, desde entonces, llevó una vida más o menos normal, si exceptuamos algunas peripecias de orden familiar y algún tropiezo en el trabajo. 
A partir de la muerte de Franco, tanta normalidad empieza a superarle y es cuando Enric Marco comienza a reinventarse; comienza a vivir una serie de episodios que, partiendo de fabulaciones trufadas con realidades acerca de su pasado, lo van sacando del anonimato y lo van colocando en lugares donde no le correspondía estar, pero donde trabajó y se implicó hasta la obsesión. 
Así, partiendo de una supuesta (?) militancia en la CNT y una supuesta vida de resistencia al franquismo durante la posguerra, en 1977 llega a ser Secretario General de la Federación Catalana del sindicato en reconstrucción. En 1978, consigue llegar a Secretario General de la Confederación Nacional del Sindicato, pero no es reelegido en el Congreso de 1979 y en 1980, es expulsado por impugnar los resultados de dicho Congreso.
Perdido el protagonismo derivado de sus cargos en la CNT, pero cogido el gusto a la notoriedad, a mediados de los ochenta, entra en la FAPAC (Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Cataluña) donde llegó a ser vicepresidente y delegado de Barcelona. Como ya estaba jubilado, le dedicaba todo su tiempo a la FAPAC, "Nunca fue el presidente, aunque lo parecía, porque era el único que tenía un despacho en la delegación de FAPAC y hasta una plaza de aparcamiento en la Conselleria de Educación"
Marco se iba colocando donde más convenía en cada momento. Como nos dice Cercas "había entrado en la CNT en un momento de gran movilización política... cuando la gente... afluía en masa a los sindicatos y los partidos; Marco entró en FAPAC en un momento de gran desmovilización política... cuando la gente abandonaba en masa la militancia política y sindical y regresaba a la vida privada o se refugiaba en la militancia cívica de las asociaciones"
A finales de los noventa, está apunto de dar otra vuelta de tuerca a la fábula de su pasado. Su hija mayor ya ha abandonado la escuela y la pequeña está a punto de hacerlo. Sus días en la FAPAC, se acaban (sólo se puede ser miembro de la Federación si se tienen hijos en edad escolar). Entonces decide desenterrar un imaginario episodio de su imaginario pasado que ya había apuntado, aunque por encima, hacia 1977: su supuesta Deportación y estancia en el Campo de Concentración de Flossenbürg.
Supervivientes de Flossenbürg
Imagen sacada del libro "El impostor"
de Javier Cercas. Enric Marco

en el centro con bigote negro.
Ahora decide acercarse a la "
Amical de Mauthausen, la asociación que reunía a casi todos los antiguos deportados españoles residentes en España". Es el momento ideal. Por una parte, Marco se ha quedado (o está a punto de quedarse) sin los cargos que le suponen notoriedad, que lo sacan del anonimato, que le permiten salir en la foto. Por otra parte, van quedando pocos deportados vivos que le puedan desenmascarar lo que unido al hecho de que en Flossenbürg los españoles fueron pocos y era un campo "con numerosos subcampos y muy dispersos, donde muchos prisioneros no tenían contacto entre sí", hace que se den las circunstancias perfectas para pasar a la tercera fase de su fábula. 
Visita Flossenbürg donde se presenta como antiguo prisionero y pasa a ser uno más: es invitado por los miembros del Memorial del Campo a las celebraciones anuales a las que acude y en las que se hacer fotos con "el resto" de los supervivientes e incluso se hace con una fotocopia del Archivo donde aparece su nombre con el número 6448. 
En 2003, es elegido presidente de la Amical y, como ya había hecho en la FAPAC, le dedica todo su tiempo, hasta más allá de lo que se puede considerar razonable.
En 2005, todo se derrumba: un  historiador, Benito Bermejo, un poco suspicaz ante Marco, decide investigar y se encuentra con que Marco no salió clandestinamente de España y fue apresado en Marsella y deportado, sino que viajó voluntariamente con otros trabajadores como parte de un acuerdo con el que Franco pretendía contribuir a la Guerra europea a favor de los alemanes y pagar, de alguna manera, la deuda contraída con Hitler durante nuestra Guerra Civil. El suceso tuvo lugar pocos días antes de la conmemoración en Mauthausen del sesenta aniversario de la liberación del Campo en el que estuvieron la mayoría de los españoles prisioneros de los nazis; una conmemoración en la que, por primera vez, asistiría un alto cargo del Gobierno español (concretamente, el entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero), y hablaría Marco en representación de todos los deportados españoles; una conmemoración a la que Marco no asistió finalmente (volvió a España cuando ya se encontraba en la ciudad austriaca con el pretexto de una indisposición).
Desde entonces, Marco, pocas veces ha reconocido más que haber cometido un pequeño error de localización; un pequeño error indispensable además para llevar al gran público la Historia "... si había mentido o había cambiado o adornado un poco la verdad, lo había hecho por una buena causa, para dar a conocer la llamada memoria histórica, los horrores que habían destruido España y Europa a lo largo del siglo". Si la ficción salvó a Marco de la vida anodina y corriente contra la que se rebelaba, la verdad no ha sido capaz de destruirlo. Marco es un superviviente nato, capaz de agarrarse a la cuerda que tendría que ahogarle y que, a la larga resulta ser lo que logra sacarlo a flote.
Enric Marco
Esta es, resumida, la historia que cuenta "El impostor", pero "El impostor" es mucho más: es la historia de cómo se va fraguando la impostura; la historia de cómo Javier Cercas llega a ella y se decide a contarla, después de haberse negado a ello durante mucho tiempo. Es, sobre todo, un análisis pormenorizado de las causas, las necesidades, las razones psicológicas que llevan a Enric Marco a crear el personaje que presentó al mundo a partir de 1976; es un análisis pormenorizado de por qué son verdad los episodios que son verdad y por qué son mentira los que lo son; qué pruebas hay de una u otra cosa o qué hace que el autor piense una u otra cosa. 
No sé muy bien si se condena al personaje o se le salva. No llego a saber del todo si me repele o me atrae, si lo que siento es rechazo o admiración o rechazo mezclado con admiración. No sé si es un héroe o un villano o las dos cosas, que bien podría ser. Lo que sé es que, aparte de las aventuras ficticias y no ficticias de Enric Marco, el libro está lleno de capítulos memorables, de un interés tal que te atrapa entre sus razonamientos y argumentaciones y hace que te sea difícil soltarlo. Mencionaré algunos de estos análisis: la comparación entre las mentiras de Marco y las mentiras del novelista ("A diferencia de los grandes novelistas, que a cambio de una mentira factual entregan una profunda y perturbadora y elusiva e insustituible verdad moral y universal, Marco entrega apenas un relato edulcorado, falaz y desbordante de sentimentalismo que, tanto desde el punto de vista histórico como moral, es puro kitsch"); la comparación de Marco con Don Quijote ("Lo que define a don Quijote, igual que lo que define a Marco, no es que confunda la realidad con los sueños, la ficción con la realidad o la mentira con la verdad, sino que quiere hacer realidad sus sueños, convertir la mentira en verdad y en realidad la ficción"); la similitudes entre la reinvención de Marco durante la Transición y la reinvención que todo el país hacía de sí mismo por la misma fecha ("Marco se inventó un pasado... en un momento en que alrededor de él, en España, casi todo el mundo estaba adornando o maquillando su pasado, o inventándoselo; Marco reinventó su vida en un momento en que el país entero estaba reinventándose"); la justificación de la Historia por encima de los testigos ("el historiador emite un veredicto... no el testigo. Éste no siempre tiene razón; la razón del testigo es su memoria, y la memoria es frágil y, a menudo, interesada")
Javier Cercas
Sirvan estas pálidas muestras (no es cuestión de alargarse mucho más y abusar de las citas) de lo que es este libro y del interés que tiene. 
Para terminar, que va siendo ya el momento, mencionar una cita de Faulkner que aparece varias veces en el libro y que resume el espíritu de la historia: "... el pasado no pasa nunca, ni siquiera es pasado; el pasado es sólo una dimensión del presente"

Comentarios

  1. Un libro extraordinario y doloroso. Todo lo que he leído de Cercas me gusta mucho (además de éste, "Anatomía de un instante", "Las leyes de la frontera" y "Soldados de Salamina").

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Es que es un autor muy bueno. Esos tres libros que mencionas son fabulosos. "Anatomía de un instante" lo he leído dos veces porque lo pusieron para la tertulia de mi instituto y aunque ya lo había leído no lo recordaba como para hablar de él en un coloquio. Es genial.
      Si lees "Terra Alta" me gustará saber tu opinión.
      Un abrazo.

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