"La ley del menor" Ian McEwan


Ian McEwan es un escritor al que no he dejado de seguir desde que lo descubrí en su novela "Expiación", una novela sobre la culpa y la amistad y la traición que me fascinó y me pareció de lo mejor que había leído en mucho tiempo. 
"La ley del menor", su último libro, es menos complejo, más breve también, pero mantiene la calidad a la que el autor nos tiene acostumbrados. 
Fiona Maye es una magistrada del Tribunal Superior de Justicia que trabaja en tribunales de familia. Está a punto de cumplir sesenta años y su matrimonio con Jack ha entrado en una fase de frialdad que hace a su marido replantearse la situación y buscar fuera de casa emociones que ya no encuentra con Fiona.
"¿No me dijiste una vez que los matrimonios que llevan muchos años casados aspiran a ser como hermanos? Hemos llegado a ese punto, Fiona. Me he convertido en tu hermano. Es agradable y bonito y te quiero, pero antes de caerme muerto quiero vivir una gran relación apasionada". de manera que cuando Jack le "pide permiso" para tener una aventura, pero seguir manteniendo su matrimonio, ella se niega y él se va de casa.
Así empieza esta novela que, además de las vicisitudes matrimoniales de Fiona, trata sobre todo de las situaciones a las que tiene que enfrentarse una jueza de los Tribunales de familia ante situaciones muy duras y que implican demasiados aspectos; desde la vida de las personas, hasta sus creencias y convicciones, su conciencia, su derecho a la libertad incluso para morir. Trata del enfrentamiento entre las creencias religiosas por una parte, y la legalidad, la moralidad, la lógica, por la otra. Un enfrentamiento que las personas no religiosas o las religiosas sin fanatismo tenemos muy claro, pero en la cabeza de Fiona no lo está tanto porque ella es la que, en última instancia, ha de tomar la decisión y, si bien debe respetar las creencias de unos o los derechos de otros, además debe asegurarse de que aplica la ley y no se deja llevar por sus propias convicciones o su propia moral. Entonces es cuando vemos que las cosas tienen más complicación de la que a simple vista nos había parecido.
Y mientras Fiona trata de dialogar con su marido sin perder la compostura propia de su edad, y mientras piensa que "el momento de proponer un matrimonio abierto era antes de la boda, no treinta y cinco años más tarde", está recordando los casos que tiene para el día siguiente y algún otro que, por su significado y repercusiones, ha
Ian McEwan
podido ser el responsable de la indiferencia sexual que Fiona muestra hace varios meses; exactamente siete semanas y un día, le recuerda Jack, así, con "un timbre medieval, como una sentencia dictada por un tribunal penal"

Las siete semanas y un día que más o menos hace desde que dictó la sentencia en un caso de gemelos siameses en que separarles suponía matar a uno de ellos y dejarles unidos, pararse a esperar a que murieran ambos. 
Y piensa que mañana tiene que decidir si le quita el derecho de visita a su hija a un marroquí, musulman estricto, que según la madre de la niña la quiere sacar de la jurisdicción inglesa y llevarla a vivir a Rabat. O qué hacer con los hijos de un matrimonio judío ultraortodoxo en el que la madre se ha separado y quiere que sus hijas, en contra de lo habitual en la comunidad, tengan instrucción, carreras universitarias y libertad para decidir su futuro.
Ian McEwan por
Sciammarela (El País)
Y mientras se debate entre su matrimonio, que se desmorona a cada nuevo intento de Jack para convencerla de sus pretensiones, y los recuerdos de casos resueltos o pendientes, le llega el caso que será el eje central de la novela. Adam Henrry, un joven casi adulto (en tres meses cumple los diez y ocho años), aquejado de leucemia, se salvaría con toda probabilidad con unas transfusiones de sangre, pero la familia es testigo de Jehová y no da su consentimiento. El joven tampoco autoriza el tratamiento, pero él es menor y su opinión no cuenta. Es por ello por lo que el hospital pide a Fiona, como juez de guardia, que sea ella quien decida si pueden los médicos actuar sin el consentimiento familiar.
Y otro nuevo caso se suma a los que ocupan a nuestra protagonista, otro caso para reflexionar. Y nunca se sabe lo que va a decidir porque en este libro la parte de intriga viene dada por las decisiones que se tomarán; por las decisiones que tomará Fiona tras tener en cuenta muchas cosas, más de las que el resto de los mortales nos planteamos mientras vamos leyendo. 
Y Fiona decide, pero su decisión la implica y, aunque después de tomarla querría mantenerse al margen y pasar a otros casos y continuar con su vida, su decisión la perseguirá porque Fiona es un ser humano y también lo es Adam y, en este caso, Fiona no puede ser la jueza imparcial que sentencia y desaparece. A veces, incluso una jueza debe mostrar su lado humano, implicarse y
Gray'Inn square, el idílico entorno exclusivo
para jueces y abogados, donde vive Fiona.
ensuciarse con sus decisiones porque de lo contrario el daño puede ser irreparable y, aunque nadie en su sano juicio sería capaz de echarle nada en cara, ni acusarla de la más mínima dejación, ella sabe que en algo falló.

Una novela con varias lecturas, que permite al lector sumergirse hasta distintos niveles en el magma viscoso de los complicados problemas que plantea o recorrerlo por la superficie mirándolo desde lejos, pero desde luego no podrá dejar a nadie indiferente. 
Ian McEwan es un autor que siempre se ha caracterizado por ser incómodo. Aborda situaciones arduas y lo hace de manera poco complaciente. En sus novelas nos podemos encontrar con sexo explícito, violencia, relaciones incestuosas, pero eso fue en otras épocas. Hoy, McEwan, como dice Santiago Roncagliolo en su reseña de este libro hecha para Babelia, "es un elegante caballero que reflexiona sin amenazar, sentado en un sillón de su club, con un escocés en la mesita"
Es cierto que el autor se muestra más amable en sus formas y argumentos, pero no nos confiemos porque en cualquier momento vuelve a sus costumbres y nos sorprende con hechos luctuosos de los que tan bien sabe tratar. De hecho, aunque no lo parezca, esta novela no es tan distinta de otras. Como también dice Roncagliolo en el mismo artículo, "aunque ya no lleve un cuchillo entre los dientes, McEwan se mantiene fiel a sus creencias. Si en el siglo XX el tabú era el sexo o la historia oculta de Occidente, hoy el tabú es la fe: esa pulsión ilógica que hace a la gente actuar de modo extraño... o poner bombas."

Comentarios

  1. McEwan es también uno de mis escritores favoritos, sobre todo por esa capacidad suya para reinventarse novela a novela. Por lo menos durante mucho tiempo, en cada una de sus novelas encontraba a un McEwan nuevo, distinto a los otros -distintos también entre sí- que ya había leído con anterioridad. Aún no he leído La ley del menor: creo que esperaré un poco para leerla, porque me gusta que los libros reposen un poco. Opinar sobre una novela que no he leído todavía es como prejuzgar, pero hay algo que me llama la atención en el argumento y es el intercambio de papeles entre el hombre y la mujer. Imagínate un tema similar en la novela decimonónica o incluso de gran parte del XX, por ejemplo. En el caso de esta obra de McEwan, parece que quien esté encerrado en una esfera más limitada e inmadura ("yo, yo, yo") sea el marido, mientras que la mujer es la que está abierta al mundo, por su profesión y por su carácter, y la que tiene que implicarse y tomar decisiones difíciles, mucho más allá de los simples conflictos domésticos. Cuando la lea, ya te contaré. Espero que, aunque McEwan se haya sentado en el sillón de su club, siga sorprendiéndome novela a novela. Un abrazo, Rosa.

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    1. No había pensado en lo de la inversión de papeles. Sí pensé en lo que hubiera dicho el marido si fuera la mujer la que dice que quiere vivir una aventura apasionada porque el marido la aburre. Y ahí creo que se mantiene el rol de papeles. Cuando la leas, ya me dirás que no te la quiero destripar.
      Un beso.

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  2. Para no variar a este autor tampoco lo conocía. Parece interesante por lo que hablas de él y desde luego muy valiente por tocar un tema tan controvertido hoy en día como es la religión, la que lleva a los fanatismos.
    No sé si me lo leeré porque la lista de lecturas pendientes está empezando a convertirse en un libro en sí misma pero no lo descarto.
    Por cierto, pobre Fiona, con tanto trabajo (y luego nos quejamos del colapso de nuestra justicia) y encima un marido jeta. Nunca he aspirado a que mi matrimonio se convierta en una relación entre hermanos. De hecho si algún día ocurre eso no le pediré a mi marido "permiso" para tener una aventura extraconyugal; directamente abro la puerta y me largo.

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    1. Es que el marido la quería... o quería la vida que tenía con ella, la comodidad que representaba. Lo único que ella no le daba era sexo apasionado (ni de ningún tipo). Vamos lo que nadie puede buscar tras una pila de años de matrimonio, pero, a veces, los hombres no se resignan a ello. Es Biología pura: el macho tiene que buscar hembras jóvenes con las que reproducirse y dar capricho a su "gen egoísta".

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  3. Me pasa como a Kirke, que no conozco al autor, pero me gusta tanto como lo cuentas, lo haces tan apetecible, que me veo impelida a ponerlo en mi lista de lectura, que también se desborda.
    Me gustan muchísimo tus reseñas, ¡¡a mí me resulta tan complicado hacerlas!!
    Un beso enorme

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    1. Es uno de los autores ingleses de referencia hace y años. Me alegro de que te gusten mis reseñas. Yo disfruto mucho escribiéndolas.
      Un beso.

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  4. Le tengo muchas ganas a Expiación desde que vi-disfruté-sufrí la película. El sábado pasado la volví a ver y revivieron las ganas. Todo lo que cuentas sobre La ley del menor es interesante, pero como tengo una cuenta pendiente con Expiación leeré primera ésta y si me engancha el autor lo pongo en lista.
    Saludos.

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    1. Para mí, Expiación es la mejor y, aunque hace mucho que leí el libro y vi la película, recuerdo mucho mejor el libro con gran diferencia. No dejesde leerlo.
      Un beso.

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  5. Hasta la presente no he leído nada de este autor, pero muchas ganas me están dado a raiz de tu reseña, Rosa. No tengo elementos de comparación porque no conozco el argumento de sus otras novelas, pero yo diría que ésta toca casi todos los temas conflictivos que se presentan en las sociedades modernas, sin olvidar el tema de fondo, el de su matrimonio y la oferta por parte de su marido de tener una aventura con su consentimiento. No diría yo que pueden tocarse todos esos temas "sin ensuciarse".

    Muchas gracias por el estupendo análisis y presentación que haces de la obra para nosotros, me ha encantado!!

    Un abrazo fuerte y feliz finde!!

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    1. Anoche pensando (tengo insomnio y las noches dan mucho de sí) me di cuenta de que, por no desvelar el argumento, no se refleja el verdadero fondo de la historia y toda la grandeza de la obra, pero bueno, con las limitaciones, se hace lo que se puede. Te recomiendo a este autor. Es muy bueno.
      Un beso.

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  6. Esta obra nos pinta a una mujer responsable con su labor y fuerte a la hora de soportar presiones a muchas bandas.
    Creo que toca muchos de los temas que crean conflictos en las sociedades actuales, sobre todo la que se esconde en el propio título.
    La reseña impecable aunque como dices bien, limitada por necesidades argumentales, no se trata de desvelar nada del libro.
    No conozco en absoluto al autor ni a ninguna de sus obras. O tú, lees libros especiales, o nos encontramos fuera de la onda de las obras literarias menos requeridas o conocidas. El espectro literario es tan amplio que da miedo.
    Me apunto no esta si no la que lleva por título: Expiación que dices que la supera a esta.
    Besos

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    1. Es un autor de lo mejor que hay en Reino Unido. Si quieres leerlo, harás bien en empezar por Expiación. Aunque este se lee muy bien también.
      Un beso.

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  7. Te confieso Rosa, que cuando leí el título de tu post así rápidamente sin reparar en el autor pensé que estabas hablando de la ley del menor y pensé que por fin podía meter baza.
    Pero no, el libro, una vez más no lo he leído ¡pero lo voy a leer!, lo tengo que leer porque me parece muy interesante la trama. Trabajé con una juez que me comentaba esos problemas por los que pasa Fiona al no coincidir sus convicciones morales con las 'prescripciones legales'. Es fácil de entender porque éstas no contemplan sentimientos y muchas veces hubiera preferido dictar sentencias guiándose por el corazón y no por leyes.

    Respecto al marido en cuestión, no sé muy bien como calificarlo, porque es una mezcla de egoísta caradura, pero con la honestidad de confesar su deseo de una relación apasionada.

    ¡Genial la reseña, lo busco ya!.

    Muchos besos, ¡buen finde!

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    1. Si has trabajado con una juez que trataba estos asuntos, creo que te gustará mucho. Aunque, ya digo en mi contestación a Julia que tiene más fondo del que comento. No creo desvelar nada de la trama si digo que reflexiona sobre hasta qué punto un juez puede dictar sentencia y desentenderse de las consecuencias de esa sentencia. Si debe hacerlo o debe implicarse. Y las conclusiones son duras. En fin, si lo lees, ya me contarás.
      Un beso

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  8. Estoy leyendo con pasión el libro desde que leí sobre él en el blog de Juan Carlos. Como otros suyos, sensacional. Me interesa mucho el tema de la bioética y de los límites de la libertad. Apasionante tema y una maravilla de narrador.

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    1. es un autor que procuro no perderme. tenía por ahí atrasada "Amsterdam" que es lo último del autor que publicó Juan Carlos en su blog y ya lo estoy leyendo. Es magnífico. No entiendo por qué he tardado tanto en leerlo.
      Somos muchos los admiradores de Ian McEwan.
      Un abrazo.

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