"Todos nuestros ayeres" Natalia Ginzburg

"El retrato de la madre estaba colgado en el comedor: una señora sentada con sombrero de plumas y una cara larga y cansada con gesto de susto. Siempre había tenido mala salud, le daban mareos y palpitaciones, y cuatro hijos habían sido demasiados para ella. Murió poco después de que naciera Anna".
Por eso Ann a y Giustino van al cementerio algunos domingos. Concettina e Ippolito no, porque si una detesta salir de casa los domingos, el otro tiene que acompañar al padre y ayudarle con sus memorias. Así es que Anna y Giustino van al cementerio acompañados de la señora María, una señora para todo que se trasladó a vivir con ellos cuando murió la madre y antes vivía con la abuela paterna y la acompañaba en sus viajes. 
En el cementerio solo María reza ante la tumba de la madre porque el padre siempre ha dicho que rezar es una estupidez y los niños obedecen al padre que también les ha dicho "que Dios a lo mejor existe pero no hace falta rezarle, es Dios y ya sabe por sí mismo cómo anda todo".
Como vemos, el padre es agnóstico. También es antifascista. Está escribiendo unas memorias desde hace muchos años tituladas "Y nada más que la verdad" donde habla en contra de Mussolini y del rey y siente un gran regocijo al pensar que ambos viven ajenos al hecho de que cerca de Turín, en una pequeña ciudad de Italia, alguien escribe sobre ellos y contra ellos.
Anna descubrió la casa de enfrente y con Anna la descubrieron todos los de la familia. Nunca hubieran pensado que en la casa de enfrente se escondía, haciendo burla tras las cortinas, el destino de algunos de ellos. De Anna, desde luego, pero también de Ippolito y hasta de algún personaje que tardará un tiempo en aparecer, porque pocas cosas en esta novela serían lo que son de no ser por la familia de la casa de enfrente.
El padre no les conoció ni su destino se vio influido por ellos. Su muerte fue la causa de que Anna los descubriera. El padre murió tras meterse en la cama, poco después de haber quemado todos los folios de sus memorias en la chimenea, diciendo que había que reescribirlo todo. "Se metió en la cama y ya no se pudo levantar. Cada vez se ponía un poco peor, se estaba muriendo, y todos lo sabían, él el primero, por supuesto, pero hacía como que no, él que antes de ponerse malo de verdad siempre estaba hablando de la muerte".

Benito Mussolini en su época de esplendor
A partir de entonces, la vida de los hermanos y de la propia María se verá mezclada con la de Emmanuele y su hermano, Giuma, y su medio hermana, Amalia, y mammina y el señor mayor, que era el padre y era muy viejo, y el invitado que no se entendía muy bien quién era, pero tampoco debía de ser invitado porque llevaba zapatillas. Esos son los habitantes de la casa de enfrente.
Aunque estos no son los únicos personajes que influirán en la vida de la familia. También están los novios de Concettina que rondan la casa a todas horas, sobre todo Danilo, y el viejo amigo del padre que manda cartas y chocolatinas, y les invita a visitarle en su castillo, "pero el padre no quería ni oír hablar de Cenzo Rena, porque aunque habían sido muy amigos luego terminaron fatal, y cuando veía llegar los paquetes de chocolatinas, se encogía de hombros y daba un bufido, así que Ippolito tenía que contestar a escondidas a Cenzo Rena para darle las gracias y mandarle noticias de su padre"Cenzo Rena que pronto ganará protagonismo y conseguirá que alguno de ellos, efectivamente, conozca su castillo del sur, pero es un castillo sin torres ni glamour, aunque sea cálido y protector. 
Mientras tanto pasan los veranos en Los Guindos, la finca familiar donde está el perro. Y es que el perro también tiene su papel en el destino de algunos personajes.
Leo que la protagonista es Anna; que todo se ve a través de los ojos de Anna. No me lo parece, o tal vez sí y lo que pasa es que es una protagonista discreta, tanto que a veces ni aparece, tanto que algunos de los sucesos que se narran ocurren lejos de ella, sin su conocimiento. Pero puede que lo que sucede es que Anna, como le dice Cenzo Rena, ha sido siempre un insecto silente y perezoso, un bicho que no conoce el mundo más allá de la hoja a la que ha vivido aferrada con miedo a caerse y quedarse sin apoyo y sustento, pero ahora necesita soltarse y emprender su vida "ella ahora tenía que desprenderse de la hoja, a las hojas se agarraban los insectos con sus ojillos penetrantes y tristes, las patitas inmóviles y su jadeo leve y triste". Era una oruga comiendo de la hoja, pero ahora la metamorfosis la va a convertir en mariposa y deberá alzar el vuelo y soltarse para siempre. Lo que pasa es que la metamorfosis le ha venido muy pronto y, con dieciséis años, aún debería seguir un tiempo más de oruga silenciosa. Y tal vez es por eso por lo que siempre volverá a su silencio de insecto, a no soltar una hoja hasta haberse aferrado a otra.
Pero ese insecto tiene sueños, sueños de revolución, desde que asistió a la quema de periódicos clandestinos "habían detenido a Danilo y la policía no tardaría en acudir a detenerlos a ellos también, así que había mucho material que quemar y cuanto antes se pusieran manos a la obra, mejor. Ippolito había abierto la estufa y empezó a echar dentro periódicos, como había hecho el padre con el libro de memorias". Los sueños de revolución acompañarán a Anna durante toda la novela; una revolución de pegar tiros y escapar por los tejados, una revolución romántica y no la revolución más prosaíca, pero más práctica, que planea Cenzo Rena para después de la guerra "suponiendo que hubiera un después, quién sabe si lo habría, tal vez no".
Cenzo Rena da mejor el papel de protagonista. Tarda en tener peso en la historia, pero cuando lo tiene, ante la mirada de insecto de Anna, irá siendo determinante en la vida de todos. Ay, Cenzo Rena; un personaje sobre el que no supe muy bien qué opinar hasta bien avanzada la novela; nos sorprende, nos mosquea, no sabemos muy bien de qué va, pero cuando lo descubrimos... Dejaré que lo descubra quien se acerque al libro.
Parece que pasaran decenios por todo lo que se vive en esta historia, pero al terminarla nos damos cuenta de que apenas han pasado unos años; los cinco de la guerra y unos pocos antes de ella. Porque en esta novela otro personaje, aunque lejano, es la Guerra. Como dice en su fantástico prólogo Elena Medel, "A Natalia Ginzburg le salió una novela sobre la guerra, aunque sin la guerra. No del todo: una novela sobre aquello que late antes del horror, la sensación de que algo grave nos destrozará, y ese miedo atraviesa su escritura"
La guerra se teme, se malinterpreta cuando llega porque "seguía estando lejos, en Polonia, Italia no se movía"; se sufre cuando por fin aparece en el horizonte más próximo. La Guerra y el fascismo dejan su impronta en la vida de todos y en la muerte de algunos.

Leone y Natalia Ginzburg
La prosa de Natalia Ginzburg es de una sencillez que emociona. Aparentemente, porque es una sencillez llena de matices, de detalles semiocultos que hacen que la novela tenga espacio suficiente para bucear en ella y sumergirse más o menos en sus profundidades. Podemos apenas meter la cabeza y merodear por la superficie, y disfrutaremos mucho; podemos hundirnos y disfrutar y sufrir y compartir sus esperanzas y miedos y sentimientos con los maravillosos personajes que nos describe.
Natalia Ginburg vivió algunas de las cosas que cuenta en "Todos nuestros ayeres". Su padre pertenecía a una familia judía y antifascista. Su primer marido, Leone Ginzburg, también antifascista y de origen judío, estuvo en la cárcel varias veces y  fue desterrado a un pueblo de los Abruzzos al que le siguió Natalia. Finalmente en 1944 murió en Roma tras ser detenido y torturado por la Gestapo.
Y, sin embargo, la historia de "Todos nuestros ayeres" no es la historia de Natalia, o no solo su historia. En "Todos nuestros ayeres" nos podemos encontrar todos porque sus sueños y esperanzas y miedos son de todos y porque ese pasado que determinó el presente de Europa también determinó nuestra vida, así es que retomando las palabras de Elena Medel en el prólogo, que por cierto recomiendo leer después de la novela, "Natalia Ginzburg nos devuelve página a página los gestos de su gente y los años que cambiaron para siempre el destino de Europa: en la mirada de Anna está nuestro pasado".

Esta novela entra además en el II reto "Nos gustan los clásicos" por estar publicada antes de 1990. "Todos nuestros ayeres" está publicada en 1952.

Comentarios

  1. Hola Rosa,
    Por una parte me atrae, por como has terminado describiendo la reseña, o lo que has sentido con ella, por otra en cambio; el argumento no. No lo sé, lo has explicado tan bonito y dulce que dudo.
    Feliz fin de semana.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No he contado mucho del argumento, aunque a lo mejor lo que he dicho hace que no te animes. Pero tampoco se puede leer todo, ni todo nos puede atraer. A mí me ha parecido una novela escrita con tal sencillez que te va envolviendo y una vez empiezas te arrastra sin remedio. Es curioso cómo a veces me arrastra la prosa sencilla, aunque muy significaticva, y otras veces es la complejidad llena de belleza lo que me atrae. Esta novela tiene prosa muy bella y de una sintaxis tan clara que parece mentira que pueda encerrar tantas cosas.
      pero eso es solo mi opinión.
      Un beso.

      Eliminar
  2. Más que protagonista para mí Anna es la mirada a través de la que se cuenta esta historia. Me parece una novela bastante coral, sin llegar a serlo realmente, y cuando aparece Cenzo Rena, ya bien entrada la novela, indudablemente cobra un gran protagonismo. Un personaje que al igual que tú, y como ya te había comentado, al principio no supe muy bien cómo tomármelo pero terminé por adorarlo y me dejó fascinada.
    Me gustó mucho el estilo narrativo de Natalia Ginzburg. Me recordó al de Rodoreda. Tan sencillo, aparentemente infantil pero tan rico en sutilizas y matices. Una delicia disfrutarlo.
    Y la guerra está sin estar. Porque aunque una guerra no se viva en primera línea de batalla son muchas las vidas que se ven afectadas por ella. La Historia grande pasando por las miles de historias chiquititas que son las de los seres humanos, como me gusta decir. Creo que de eso va también un poco esta novela.
    Ya he leído en otros sitios que el contexto familiar e histórico de esta novela coincide en varios puntos con la vida de la autora. Su novela 'Lexico familiar' sí que es autobiográfica. No sé si con esa o con otra pero habrá que seguir leyendo a la Ginzburg.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que es lo que se pretende, que Anna sea la mirada constante, pero sin embargo, no siempre es testigo de todo lo que sucede. El narrador omnisciente se reserva sus momentos de protagonismo y no espera a la mirada de Anna.
      Yo también suelo hablar de Historia e historia para distinguir la Historia con sus acontecimientos y las historias de las gentes a las que la Historia pilla por medio. Lo que está claro es que ninguna se puede dar sin la otra.
      Yo creo que voy a leer "Querido Miguel", además de "Léxico familiar" que seguro que también cae.
      Un beso.

      Eliminar
  3. Hola me parece fantástico como has hilado para poner la clave del prólogo de Elena Medel, en el epílogo de tu texto. Eso es arte al reseñar, felicitaciones. Tomo nota de un libro profundo y sin duda más qué interesante. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El prólogo de Elena Medel es muy bueno, muy literario. Cuando lo empecé, por un momento, creí que ya era la novela. Ese texto que he puesto al final me parecía que era ideal para poner el broche porque además explica perfectamente el título de la obra.
      Un libro profundo en toda su enorme sencillez.
      Un beso.

      Eliminar
  4. Me atrae la habilidad que mencionas para captar el contexto histórico sin estridencias y sus personajes, especialmente el regocijo del padre por esa labor secreta escribiendo contra el régimen, me parece de gran ternura y el misterio de Cenzo Rena. Disfrutaría con esta novela, seguro. Otra cosa es encontrarle el hueco, porque llevo una racha que reseña que leo, libro que anoto. Es lo que tiene traer siempre libros tan buenos, solo respiro con la sección "sin reseña" y no siempre, jaja.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te gustaría mucho, Gerardo. pero, por desgracia, es cierto que uno apunta a un ritmo superior al de lectura y no hay tiempo de todo. No en vano, apuntar títulos es mucho más rápido que leer las novelas correspondientes.
      La verdad es que últimamente, todo lo que he leído es muy bueno. Tan solo me he topado este verano con un libro que he tenido que abandonar y ni siquiera me atrevería a decir que no fuera bueno, es que no me interesaba y me aburría.
      Ojalá tengas tiempo para "Todos nuestros ayeres" porque realmente merece la pena.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Pues no me importaría leerlo, creo que me gustaría =)

    Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es bueno y se lee muy bien porque además de enganchar, está escrito con una sencillez que enamora.
      Un beso.

      Eliminar
  6. Tal como lo cuentas, desde luego dan muchas ganas de leer esta novela y a esta autora. Se nota que a ti te gustó y lo transmites. Si la prosa, además, es tan sencilla que emociona mejor que mejor.
    Que me lo apunto Rosa.
    Gracias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí me gustó mucho y si he conseguido transmitirlo, objetivo logrado.
      La prosa es muy sencilla, pero esconde muchos matices. Es de esos libros en que me da la sensación de que la sencillez se ha conseguido con un gran trabajo de depuración. Siempre he pensado que escribir con sencillez y expresar todo lo que se quiere es algo muy difícil.
      Un beso.

      Eliminar
  7. Sobre la sencillez que mencionas Rosa, pienso lo mismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, tú que escribes (muy bien además), sabes de sobra de lo que hablo. Yo escribo muy poco, pero lo suficiente para haberme dadp cuenta de lo difícil que es la sencillez.

      Eliminar
  8. De todo lo que cuentas, lo que más me llama la atención, y lo que me ha convencido para leer esta novela, es la sencillez de la prosa de la autora. He descubierto en el curso que realicé hace poco que escribir sencillo es muy difícil y que es mucho mejor que escribir con frases alambicadas y llenas de retórica.
    Por lo que cuentas de la vida de la autora, aunque este libro no es una autobiografía sí está basado en experiencias propias o, al menos, conocidas, algo perfectamente comprensible y que le añade más atractivo a la historia.
    Apuntada queda.
    Un besote, guapa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tampoco creo que siempre que la forma es compleja de note menos calidad. Hay libros difíciles de leer que son muy buenos. Pero qué duda cabe que lis que aúnan sencillez y calidad son, cuando menos, mucho más agradables de leer.
      No es biográfica, pero sí está basada en un mundo ideológico y cultural muy próximo a la autora.
      Creo que está historia te gustará.
      Un beso.

      Eliminar
  9. De Ginzburg tengo intención de leer, desde hace ya tiempo, "Léxico familiar", pues me atrae mucho su etapa profesional en la editorial Einaudi, su amistad con Pavese, etc.

    Has dado en el clavo con tu definición de escritura sencilla, en estos grandes autores, es el resultado de una larga maduración en el oficio.
    Un abrazo, Rosa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo que buscar "Léxico familiar". No sé dónde he leído que "Todos nuestros ayeres" es la novela de Léxico familuar" y, lógicamente, me interesa mucho.
      Todo lo de la editorial y lo de su primer marido me apetece conocerlo más en profundidad.
      Un beso.

      Eliminar
  10. Hola, Rosa. Esta novela me gustó mucho, hace mucho tiempo. En una época tuve interés por la escritora y leí varias obras suyas. Creo que todas las que encontré. Me alegro de que me la hayas recordado y, en especial, este título, que fue uno de mis preferidos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo no había leído nada de la autira, aunque la conocía porque por casa tengo hace años "Querido Miguel". Varias veces estuve tentada a leerlo, pero nunca me decidí. Al final, empecé por esta otra y me ha gustado muchísimo.
      Un beso.

      Eliminar

Publicar un comentario

Con tus comentarios reflexionamos, debatimos y aprendemos más.

Lo más visto en el blog este mes

"La buena letra" Rafael Chirbes

"Tinta y fuego" Benito Olmo

"El quinteto de Nagasaki" Aki Shimazaki

"Propios y extraños" Anne Tyler

"Aquellos días de Marzo" Sara Mañero

"Tan poca vida" Hanya Yanagihara

"Ethan Frome" Edith Wharton

"Los viajeros de la Vía Láctea" Fernando Benzo

"El final del affaire" Graham Greene

Tres eran tres 33