"Las posesiones" Llucia Ramis

"El psicólogo analiza almas humanas y el periodista le busca el alma al mundo. Suele ser un alma en pena que arrastra los pies, agarrada a la sombra de la historia o la desmemoria. La vida en sí nos parece poca cosa, si no es para desentrañar vidas ajenas, enseñar los engranajes que harán un poco más comprensible el mecanismo de casi todo. Por eso nos cuesta entender a los desinteresados, a los apáticos, a los que no tienen sed ni olfato, los que se conforman con el reducido espacio de conocimiento que les ofrece la comodidad de un sofá frente a la tele, en la que los informativos ya no saben qué hacer para acaparar su atención.
Hasta que una noticia lo cambia todo".
Una noticia que le llegó mientras veía la televisión con su madre, le cambió la vida a la narradora de "Las posesiones" y la sacó definitivamente de la infancia. Cuando el socio de su abuelo mató a su mujer y a su hijo adolescente y luego se suicidó, nuestra protagonista no sabía que se iniciaba la madurez con todas las pérdidas que supone, una de ellas, aunque diferida en el tiempo, la de una de sus posesiones más queridas, Can Meixura, la casa de sus abuelos belgas, en la que ha vivido los momentos más inolvidables de la infancia: las navidades y los veranos.
Han pasado los años. Ya es adulta con todas las consecuencias, y las pérdidas se han ido sucediendo desde aquella expulsión de la infancia a los dieciséis años. Es adulta porque ya no tiene a donde volver y a donde podría volver, no le apetece demasiado. Y es que, como le dirá su madre, crecer es no tener a donde volver. Otra pérdida inevitable que consiste, sencillamente, en crecer.
Perdió a Marcel, su gran amor, perdió a su abuelo belga, perdió la casa de sus veranos de infancia, está a punto de perder a su padre entre los recovecos de la locura.
Sus padres viven en Mallorca de donde ella salió huyendo con el pretexto de estudiar una carrera inexistente en la isla. Su padre es el hombre de su vida. "Quería jubilarse para hacer todo eso que le apetecía y no podía hacer, y que consistía básicamente en salvar la fauna y flora de Mallorca y dedicarse a su blog. Un blog muy político en el que critica al Partido Popular y el capitalismo norteamericano". El blog de su padre recibía miles de visitas, tenía muchos comentarios y era valorado por reconocidos periodistas. Hasta que publicó aquella entrada titulada "El muro". La publicación a raíz de la cual, ni su padre ni el blog volvieron a ser los mismos.
Hace unos meses, justo después de vender Can Meixura sus abuelos maternos (hasta ahora se ha demorado la pérdida que empezó a fraguarse hace años), su padre heredó Son Cors y, entre las actividades de su jubilación, decidió ponerla de nuevo en situación de ser habitada, pero la corrupción se cruzó en su camino y lo que pensaba que iba a ser una posesión venida de su pasado ("no en vano, Son significa «açò d’en», «esto de», una possessió"), se está convirtiendo en una pesadilla que le obsesiona y le está haciendo perder la cordura hasta el punto de que su hija se preguntará si no tiene alguna enfermedad, algún tipo de demencia, que también podría ser.
Es 2007, la protagonista tiene treinta años y trabaja en un periódico en Barcelona. La crisis sobrevuela la actualidad aunque todavía no asusta demasiado "Las amenazas de crisis suenan a las típicas peroratas apocalípticas de gurús económicos que sin duda están en lo cierto, pero tienen la misma eficacia que los ecologistas cuando alertan sobre los efectos del agujero de la capa de ozono, [...] «De momento, todo va bien», se dice un tipo mientras cae al vacío. Es un chiste de la película La Haine"
Ahora, tras recibir una llamada de su tía, "«A ti te hará caso, siempre te hace caso», insistía mi tía, «tu padre tiene que ir a un especialista»", acaba de llegar a Mallorca sin equipaje, dejando a Iván solo en su piso de Barcelona y encontrando una situación mucho más complicada de lo que pensaba, porque no reconoce a su padre en el hombre que ha ido a recibirla al aeropuerto y al que percibe como un desconocido.
"Las posesiones" es una novela en la que se tratan muchos temas, pero el más importante es el de la pérdida. Se pierden casas, pero con ellas se pierde más, porque con las casas se pierde el pasado y el recuerdo de quienes las habitaron, "¿a quién pertenecen las casas? Siempre siempre, al pasado y sus fantasmas"; no exactamente se pierde el recuerdo, pero sí el escenario en el que tanto nos gusta (o no) situar esos fantasmas.
Se pierden amores que dejarán su huella para siempre, aunque estas pérdidas pueden suponer también ganancias, "estaré enamorada de Marcel hasta la muerte. Ahora lo sé. Pero no por ello —ni por él— sacrificaré mi vida".
A Marcel vino a sustituirle Ivan, periodista como ella, trabaja en el mismo periódico y comparte con ella las investigaciones en las que anda metido, aunque no todas porque algunas podrían ponerla en peligro. Iván la quiere, ella confía en él como nunca pudo confiar en Marcel, a pesar de que este también es periodista, y uno importante en Mallorca, a pesar de que los miembros de la especie de los periodistas están unidos por una profesión que vive para la verdad y "la verdad es maravillosa y repugnante. Nuestra pasión es el trabajo, por eso nos amamos entre nosotros, porque no hacemos más que hablar de ello, nos desvivimos por él. Sin la excusa del periodismo, no nos aguantaríamos. Somos despreciables. Yo lo sé. Marcel lo sabía. El único que lo ignora es Iván, y me ocuparé de que no lo descubra". Aunque quizás Iván sabe más de su profesión de lo que ella cree. O termina descubriéndolo a pesar del empeño de la narradora por evitarlo.
También habla de otras cosas esta novela: la corrupción, el periodismo, las redes sociales... aunque tal vez todo se pueda resumir en lo que se pierde: con la corrupción se pierde la honestidad y la confianza, además de recursos que bien vendrían para resolver una crisis que recién quiere empezar (y no se sabía entonces lo que la corrupción traería consigo en los años más críticos de la crisis que se avecinaba, lo que sigue trayendo consigo); con el cambio del modelo tradicional de periodismo se pierde la garantía de veracidad en noticias que se producen muy rápido, se difunden aún más rápido y desaparecen antes de que lleguemos a digerirlas y asimilarlas; con las redes sociales perdemos intimidad, tolerancia, pudor (es tan fácil decir cualquier cosa, borrar o insultar o amenazar al que no piensa como nosotros, sentirnos borrados, insultados o amenazados por quien no piensa como nosotros).

Llucia Ramis
Llucia Ramis construye una novela con muchas caras. Tal vez demasiadas, pienso. Toca muchos temas distintos. Tal vez alguno sobra, me digo. Pero luego analizo un poco más y veo que todas las caras se imbrican perfectamente en sus respectivas aristas y todo cuadra y el poliedro formado es sutil y armonioso. Y me pregunto, pero enseguida me doy cuenta de que no me importa, cuánto habrá de autobiográfico en esta novela escrita por una periodista mallorquina, que trabaja en Barcelona, que tenía 30 años en 2007, que se parece mucho a la narradora sin nombre de "Las posesiones".
Y me doy cuenta de que en su novela también habla de mí porque yo también siento esas pérdidas que se acumulan, y habla de todos porque nadie puede sustraerse a la tragedia de ir dejando jirones de vida, pedazos de posesiones a lo largo del camino. Y lo dice con frases tan rotundas y hermosas que, sin ser una obra maestra, tiene mucho de universal en el contenido y mucho de poesía en la forma. 
Y si no, sirvan estas muestras por si con lo ya mostrado no es suficiente.
"La culpa es el dolor de la memoria".
"Escribir es despertar el miedo a nuestro futuro".
"También somos lo que perdimos. O quizá somos sobre todo eso".

Título del libro: Las posesiones
Autor: Llucia Ramis
Editorial: Libros El Asteroide
Año de publicación: 2018
Nº de páginas: 240

Comentarios

  1. Creo que ésta novela se la pido al olentzero, ha despertado mi interés tu crónica. Gracias.
    Saludos.

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    1. Pues espero que el olentzero cumpla tus deseos y que disfrutes del libro tanto como yo.
      Un beso.

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  2. Rosa!! He dejado el blog temporalmente porque es que no me da la vida para más jajaja pero al ver que has reseñado este libro he venido a leer de cabeza!!
    A esta escritora la sigo desde siempre, es una de mis preferidas, de hecho ya hice reseña de este libro (porque no sé si llamarlo novela) hace unos meses.
    En cuanto a biográfico creo que es bastante, lo digo por los otros libros que he leído de ella.
    Coincido contigo en que en este libro sobran temas, a veces me parecía que quería explicar demasiado y que su historia iba demasiadas veces hacia delante y hacia atrás.
    Pero igualmente me gusta su manera de pensar y me siento identificada con la generación treintañera que muestra en cada una de sus novelas, especialmente las dos primeras.
    La primera novela se llama: cosas que te pasan en Barcelona a los treina años, así que qué más voy a contar sobre sentirme identificada...
    Para mí, su mejor libro con diferencia es Todo lo que una tarde se perdió con las bicicletas. Me pareció genial y maravilloso. Si lo lees verás más temas familires como en Las posesiones.
    Lo que quiero decir que aunque Las posesiones no sea su mejor libro me gusta leerla.
    En fin, paro ya de comentar porque con Llucia Ramis podría estar un buen rato comentando jajajaj
    Un besote grande!!!!

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    1. Aunque a mí la treintena ya me queda muy lejos, también me he sentido identificada. Y es que, como digo al final de la entrada, el contenido de esta novela es bastante universal.
      Todos acumulamos pérdidas y ante eso lo único que se gana con la edad son más pérdidas, o sea, que si cabe, más identificada.
      Tomo nota de los libros que mencionas porque me ha gustado mucho este libro y quiero seguir con la autora.
      Un beso.

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  3. «También somos lo que perdimos. O quizá somos sobre todo eso». Yo también pienso que esta novela trata fundamentalmente sobre las pérdidas. Luego, por añadido, toca otros muchos temas, porque al fin y al cabo todo tiene sus causas y sus consecuencias y todo está interrelacionado y es difícil hablar de una cosa escindiéndola de lo que la rodea. Los toca de forma interesante pero obviamente no profundiza en todos ellos, tal vez de ahí tu sensación de que abarca demasiado. A mí me costó separar a la autora de la narradora, aunque al igual que a ti poco me importa lo que este libro tenga de autobiográfico. Respecto a la identificación con lo que en él se cuenta creo que es porque tiene cierto componente de retrato social e incluso también generacional. Y no, no es una obra maestra (pocas lo son realmente) pero sí plantea ciertas reflexiones interesantes y además me ha gustado mucho el estilo narrativo de Llucia Ramis. Veo que en el comentario anterior comentan obras anteriores de la autora, cosa que agradezco porque no descarto dentro de un tiempo repetir con ella.
    Me alegra que te haya gustado.
    Besos

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    1. Yo creo que el tema es universal. Aparte del retrato social que hace de los inicios de la crisis, que puede ser más concreto, en lo que incide es algo que a todos nos afecta en mayor o menor medida: esas pérdidas que se acumulan a lo largo de la vida y que nos van dejando desposeídos.
      Sí que trata muchos temas y puede que alguno hubiera sobrado, pero también es cierto que los trata bien y los enlaza aún mejor y termina resultando una novela bastante armoniosa.
      Yo también he tomado nota de los libros que menciona María.
      Un beso.

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  4. Ya tomé nota cuando lo encontré en el blog de Lorena, y ella apuntaba cuestiones que me interesaban bastante, como la vertiente periodística de la historia, la contemporaneidad también captó mi atención, hablándose del mundo blogger, etc.

    A todo eso se suma tu mirada sobre esta historia, y por lo que comentas, de como te interpela el libro, ( a todos en un sentido u otro, entiendo), la impresión es realmente buena.

    Un abrazo, Rosa.

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    1. Como he dicho en comentarios anteriores, este libro no puede dejar de interpelarte por cuanto habla de lo que se pierde y nadie puede sustraerse a ese tema. Más o menos, antes o después, todos vamos por la vida perdiendo y dejando retazos de nosotros mismos, esos retazos que son lo que perdemos y que son nosotros.
      Es una novela muy recomendable, escrita además con una prosa muy bella y poética.
      Un beso.

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  5. Pérdida y culpa, dos temas fundamentales que son memoria vital de quien haya simplemente transitado por la vida y que son fundamentales en la literatura y en la cinematografía. Una novela para anotar y una reseña muy especial Rosa. Besos y buen fin de semana.

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    1. Exactamente. Cuando nos hablan de la pérdida y/o de la culpa, están hablando de nosotros mismos porque todos somos culpables y hemos perdido cosas; con mucha frecuencia, hasta somos culpables de lo que perdemos.
      Buen finde para ti también.
      Un beso.

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  6. Cuando en una novela, ya sea de ficción o autobiográfica, el lector se ve de algún modo reflejado, se engancha a la historia con mucha facilidad. Este podría ser uno de esos casos, pues tú misma dices haberte reconocido en algunos aspectos y sentimientos de la protagonista.
    De Llucia Ramis me hablaron muy bien y de momento solo he leído una de sus obras: Todo lo que una tarde murió con las bicicletas (pero la leí en su versión en catalán). En ella también habla de sus abuelos belgas y también es un retorno a su Mallorca natal donde indagará sobre la historia familiar y revivirá algunos hechos olvidados. También la protagonista es una treintañera que está pasando por un momento delicado de su vida. Parece que esta autora escribe o se inspira en sus propias experiencias ("Cosas que te pasan en Barcelona cuando tienes 30 años" también parece contener elementos autobiográficos) y algunas de ellas pueden resultarnos familiares por haberlas vivido de forma parecida.
    Un beso.

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    1. Yo no conocía de nada a Llucia Ramis hasta que vi esta novela en el blog de Lorena.
      Las dos novelas que mencionas ya las tengo apuntadas porque las menciona María más arriba y me atraen mucho y ahora con lo que tú cuentas, me apetece mucho más pues quiero saber más cosas de esos abuelos belgas y de todo lo demás.
      Leerla en catalán tiene que ser muy gratificante pues me imagino que su prosa, que tan poética resulta traducida, en lengua original tiene que ser aún mejor.
      No deja una de descubrir autores y libros. Esto es un sinvivir, pero un sinvivir muy vital.
      Un beso.

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  7. Has despertado mi interés en la obra de una autora que era totalmente desconocida para mi.
    Leer tus reseñas es lo que tiene...Es algo sumamente peligroso para el poco tiempo libre del que dispone uno.
    Besos.

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    1. La mejor manera que se me ocurre de emplear el tiempo libre es leyendo. Lo malo es que no da el tiempo para tanto libro. Estoy encantada de que pasar por aquí resulte peligroso.
      Por esta autora merece la pena verse en peligro.
      Un beso.

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  8. No conocía a esta autora, pero me he quedado intrigada con esta y los restantes títulos de la autora, de modo que tomo nota para el verano, porque ahora tiempo es escasisiiiiimo.
    Besos y buena semana.
    TERESA.

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    1. Es una autora a la que pienso leer más porque me ha gustado mucho. Tú además tendrás la ventaja de poder leerla en su lengua original. Yo he tenido que leer la traducción al castellano que me ha encantado, pero el original...
      Un beso.

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  9. me has creado necesdad y ganas de leerla! muchas gracias como siempre! besitos!

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  10. Lo tenía apuntado, la verdad es que esta editorial trae títulos muy majos, suele ser siempre un acierto =)

    Besotes

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    1. Sí, es una editorial que es garantía de calidad. Ahora ha empezado a publicar novela negra en una nueva colección: Salamandra Negra.

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  11. Lo apunté hace tiempo y me hice de una versión digital. Las pérdidas siempre son nuevas; nunca nos acostumbramos a ellas. Y muchas veces, la culpa las acompaña.
    Gracias por la magnífica reseña, Rosa. Intentaré incluirlo para el 2019.
    Un beso.

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  12. No lo dejes. Es una novela sencilla, pero con mucho que aportar. Realmente interesante y muy bien escrita.
    Un beso.

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