«–Es triste estar solo –sentenció él.
Yo apreté los labios y afirmé con la cabeza.
Solo vale la pena vivir si alguien te ama, quise decir para apoyar sus palabras. Pero me contuve porque probablemente el señor no estaba familiarizado con la letra de Lana del Rey. Volví a examinarlo de lagrimales a mocasín con borlas. ¿Sería solo un hombre o se consideraría él también, tal como Lana y yo, una persona glamorosa, auténtica y delicada?
«Es triste estar solo» [...]
¿Y con qué respondí a tamaña muestra de sinceridad? Ofrecí ideas tan prácticas como horribles:
–Podría buscar ayuda en el ayuntamiento, o en el CAP. Seguramente ahí tienen programas para situaciones como la que usted está pasando..., abiertos a la comunidad. –No tenía ni la menor idea de si algo así existía y, de hecho, aún no entendía del todo qué era «el ayuntamiento». Solo me encantaba utilizar el concepto tan frecuente aquí en Barcelona de comunitat».
Pero eso no es más que un detalle al margen de lo que constituye esta historia. En el segundo capítulo Javiera, una inmigrante chilena, una aspirante a escritora asentada en Barcelona hace casi dos años, nos narrará dos aterrizajes en la ciudad. Así se titula el capítulo, Aterrizaje en Barcelona. Empieza por el más reciente, el que hizo viniendo de una feria del libro en México, aquel a cuya llegada se enteró de la muerte de Armonía «Sin ánimo de culpar a nadie, diría que me convertí en una persona malvada por Armonía. Todo empezó con su muerte y el alivio que sentí». Y enseguida retrocede al primero, aquel en el que recién llegaba de Chile como estudiante de posgrado en España. «La primera vez que aterricé en Barcelona la muerte también era un tema sensible. No la de una persona, sino la de millones». Y es que era enero de 2021 y la pandemia de COVID aún estaba muy presente.
A partir de ahí, la narración se hace básicamente lineal y nos llevará a conocer su vida en Barcelona, su búsqueda de alojamiento y los problemas que le trae ser inmigrante, sudaca. Finalmente encuentra acomodo en un piso habitado por otros sudacas. Y allí conoce a Manuel, un peruano del que se enamora. Lo malo es que Manuel ya tiene pareja, una tal Armonía. Lo malo es que Manuel no cree en la monogamia... Javiera sí, de momento, pero a veces hay que hacer de la necesidad virtud.
«Como buena adolescente de treinta y un años, a mí también me sonaban nuevos todos esos conceptos sobre las relaciones "modernas". Claro que tampoco había que ser una experta en teoría afectiva para entender lo que Tortuga trataba de decir sobre Manuel. Violeta Parra, ya en los sesenta, lo definía como "un embustero". [...]
En cualquier caso, no era infidelidad. Con Armonía tenían una relación abierta.
Magnífico, concluí entonces. Justo que con el cambio de país necesitaba reinventarme. Las clases del máster habían terminado, pero en lugar de escribir el TFM, dediqué todo mi tiempo a leer bibliografía sobre relaciones no monógamas. Aprender una nueva forma de amar, ¿qué podía ser más estimulante que eso?».
Así es que Javiera se hace partidaria de las parejas abiertas. O eso cree porque enseguida los celos empiezan a dejarse ver. Unos celos que ella niega, pero que por momentos van mostrándola ante el lector como una persona bastante desequilibrada. Su estado mental avanza y retrocede, planea y se arrepiente, odia y adora, casi asesina y casi muere, se hunde en la depresión o arde en el fuego de la exaltación entusiasta. Nos muestra reflexiones, sentimientos, debilidades, recuerdos (una madre y un padre muy presentes), inseguridades, desatinos.
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Paulina Flores |
Y es tal vez ese desequilibrio que rodea a la narradora (o el hecho de escribir con el desorden con el que se piensa como bien apuntó Marianna, una de mis colegas de debate), lo que ha hecho que en algunas ocasiones haya encontrado la narración un tanto confusa. Aunque no descarto que la que haya estado confusa y poco concentrada haya sido yo misma. Sea como sea, la novela me ha gustado mucho y además es de las que ganan en el recuerdo.
Paulina Flores es una joven autora chilena. Joven, pero con tres libros en su haber. El primero es un libro de relatos, Qué vergüenza, con el que obtuvo varios premios, entre ellos el Roberto Bolaño y el del Círculo de Críticos de Arte. Y tiene dos novelas, Isla Decepción y La próxima vez que te vea, te mato.
En 2021 la revista Granta la seleccionó entre los veinticinco mejores escritores jóvenes en español. Desde ese mismo año se instaló en Barcelona para estudiar en la Universidad Pompeu Fabra. Tiene por lo tanto varias cosas en común con Javiera por lo que muchas de los hechos que se cuentan en el libro tendrán su parte de realidad. Recomiendo la lectura de esta novela porque es original, muy evocadora y de las que enganchan, con una bellísima prosa, muy descriptiva, de la que dejo una muestra para terminar.
«Sabía que mis primeras apreciaciones de Barcelona no eran más que reflejos contrastados con Chile. Por ejemplo, al contemplar la fisonomía de Santiago desde el cerro San Cristóbal, comprendes de inmediato la indignante y dolorosa desigualdad de la ciudad. Para hacerlo tragable, cito El Rey León . Por un lado, todo lo que toca la luz del pequeño reino de los ricos y, en el extremo opuesto, la enorme sombra de las casitas de los pobres. Entre medio, los infames "guetos verticales": cientos de torres gigantes sin ninguna propuesta arquitectónica más que albergar entre quinientos y ochocientos departamentos ínfimos cada una. Cuando realicé el mismo ejercicio desde Montjuïc, recuerdo un suspiro emocionado ante la perspectiva. Para empezar, no tenías que eludir ninguna nube asquerosa de esmog para ver lo que había ahí abajo. La claridad era general y los lugares en los que vivía la gente resultaban, no idénticos, pero infinitamente más armónicos. Construcciones blancas o de color terracota. Tan pintorescas como unificadas en altura y visión estética.
Barcelona... Es que yo nunca había vivido en una ciudad así de bonita. Y a mí me encantan las cosas bonitas».
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarme encanta como las tres, con nuestras distintas reseñas y percepciones, nos complementamos para abarcar y plasmar por escrito todo lo que nos ha transmitido la lectura conjunta.
El comienzo es explosivo, de esos que a mí al menos me lleva a intuir que va a ser de esas pocas novelas que hoy en día consiguen engancharme y entusiasmarme y así ha sido (cada vez llevo peor ese tema, abandono muchas lecturas que comienzo y no consiguen despertar mi interés por continuar con su lectura, pero no quiero que eso me preocupe, intento no preocuparme por ello).
Es cierto todo lo que comentas respecto a la forma de escribir de esta jovencísima escritora, esa forma suya de narrar como si estuviera pensando en voz alta, como si narrara al ritmo de los pensamientos de la protagonista, algo que puede descuadrar y de hecho ha conseguido descuadrarnos un poco, pero claro, eso es una virtud, al menos para mí, me encantan las novelas que me descolocan y esa personalidad de Javiera, tan peculiar y mentalmente inestable, pues ha dado para mucho debatir entre las tres.
El tema del poliamor de fondo, de las relaciones de pareja abiertas, da mucho de sí porque es un tema muy complejo de gestionar, y la autora nos hace partícipes de esos sentimientos tan contradictorios que experimenta la protagonista, que ama, odia, y desea matar a causa de esos celos desbordados que no es capaz de gestionar por más que ella lo intente.
En fin..., que hemos disfrutado con esta novela y seguro que la autora nos deparará muchas lecturas igual de disfrutables en el futuro.
Te ha quedado una reseña muy chula, Rosa.
Un beso.
No voy a llorar más acerca de mi falta de concentración al leer la novela, ya os he llorado en vuestros blogs, ja, ja. Lo bueno de eso, creo, es que mi reseña es muy distinta, más general por una parte, pero incidiendo en algún detalle que pese a no tener importancia se me quedó muy grabado. Creo que entre las tres terminamos por dar una idea muy aceptable de lo que es esta novela. Algo fuera de lo común, distinto a lo que se suele leer, tratando temas muy diversos, pero que quedan muy bien incardinados en el conjunto.
EliminarCiertamente a la sensación de desorden de la narración contribuye el desorden mental de Javiera que estás bastante desequilibrada. También es cierto que gran parte de lo que narra es seguramente fruto de su imaginación, pero eso mismo ya denota un desorden mental notable. es un personaje que me ha ido ganando más aún después de leída la novela (ya digo que ha ido ganando en el recuerdo).
Como bien dices, no se sabe si Javiera está enamorada de Manuel u obsesionada con él. Por él es capaz de intentar hacerse partidaria del poliamor, pero es algo que está muy en contra de su naturaleza y eso contribuye a desestabilizarla aún más. Una novela muy recomendable en todo caso.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarQué error se comete el aceptar depende qué para no perder, no se puede forzar las relaciones que nacen de la dependencia y de una aceptación que no nos representa, es una total pérdida de identidad. Nada puede salir bien, desde fuera solo con leer tu reseña, se comprende y hasta se acepta que surjan todas esas emociones negativas. No la excusa, porque validarse a raíz de otros es un error y una falta de amor propio inmenso.
Un beso.
Sí, aceptar todo con tal de mantener el afecto, el amor o la amistad es un gran error que no conduce a nada bueno. Antes o después la verdadera naturaleza de cada cual termina por rebelarse (y revelarse). Así termina la pobre Javiera, sin saber muy bien lo que quiere o puede hacer.
EliminarUn beso.
Tremendo ese comienzo de la novela. Un primer párrafo que hace imposible no seguir leyendo. Una historia muy emocional y llena de grises, parece por lo que cuentas, muy original también en cuanto a la forma. No conocía a la autora y me has despertado la curiosidad. Una reseña estupenda, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarYo tampoco conocía a la autora, pero su otra novela ya está en mi lista de pendientes. Es ciertamente de esas novelas que una vez comienzas ya no puedes dejar de leer. Es original en forma y en contenido y creo que muy recomendable.
EliminarUn beso.