Basado en hechos reales
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Christina's World (Andrew Wyeth, 1948) |
Me enamoré del cuadro en el MOMA de Nueva York en 2009.
Compré la lámina y a la vuelta a casa la colgué en el salón sobre el sofá.
Cuando Scott, un amigo oriundo de Maine, la vio, se quedó perplejo. Le sorprendió ver en mi casa un cuadro con un paisaje que él conocía de
sobra por estar cerca de su casa. También había conocido a Andrew Wyeth, vecino
cercano también y su pintor favorito. Pero lo más maravilloso de lo que Scott
me contó fue la historia del cuadro que yo desconocía por completo. Christina
Olson era una mujer de 55 años cuando se pintó la obra. Se había quedado
paralítica en la treintena a consecuencia, posiblemente, de la polio.
Christina vivía con su hermano en la casa que se ve al fondo
del cuadro y a veces prefería desplazarse arrastrándose en lugar de utilizar la
silla de ruedas. Me imagino que quería sentir en la piel el tacto de la hierba
y la tierra húmeda, el olor a moho de los hongos y detritos, en lugar del frío
acero y la viscosa goma de las ruedas.
Meses después de su visita Scott viajó a su casa de Maine y me envió las fotos de cómo están ahora la zona y la casa del cuadro, fotos que quiero compartir con vosotros.
250 palabras
Con este micro colaboro en el reto de septiembre de 2025 de El tintero de oro. Este primer microrreto de la temporada tiene como tema el arte y la literatura por lo que la tarea encomendada a los participantes es traducir a literatura una obra de arte plástica.
Por si alguien quiere saber más acerca del reto lo podéis leer aquí.
Yo he decidido contar, como el título indica, el relato real de cómo supe la historia de un cuadro que tengo en mi casa y que me encanta. Sé que no es un microrelato al uso, pero me resulta curioso por lo que tiene de casualidad. Posteriormente he visto que la historia del cuadro es suficientemente conocida, pero cuando Scott me la contó en 2017 (sí, pasaron ocho años desde que compré la lámina hasta que supe su historia) no tenía ni idea. Para mí era un cuadro precioso, sin más. No puedo describir la ilusión que me hizo recibir las fotos que Scott me envió con el entorno real de El mundo de Christina.
Estupendo texto para un bonito cuadro. Las fotos que acompañas complementan a cuadro y texto para ver el paisaje, el modelo real del pintor, que parece no haber cambiado mucho.
ResponderEliminarAbrazos!
Salvo que echo de menos en el cuadro los árboles de las fotos, todo sigue igual. Imagino que el pintor eliminó esos árboles porque sé que se tomó ciertas licencias con la realidad y parecen muchos árboles para haber crecido en estos años.
EliminarUn beso.
¡Hola!
ResponderEliminaral principio de leerte no sabía qué estaba leyendo, jeje. Enseguida me di cuenta de que es un microrrelato. También me parece curioso y original y más al estar basado en hechos reales, estamos ante un relato autoficcionado, ¡me encanta!
Y buena idea poner también esas fotos posteriores
250 palabras muy bien escogidas!
Un beso.
La historia que me contó Scott me dejó maravillada, pero cuando unos meses después recibí las fotos, no te imaginas qué ilusión me hizo. El cuadro aparece en la portada de un libro de Marilynne Robinson, Lila. Poco después de recibir las fotos leí el libro y expliqué toda la historia en la reseña. Nunca una lámina comprada en un museo tuvo tanto recorrido en mi pequeña historia.
EliminarUn beso.
cuando he visto la imagen, y más concretamente los brazos, he pensado: O este pintor es Greconiano, o la chica esta enferma. y era lo segundo
ResponderEliminarDile a Scotty que las fotos don dificilmente distiguibles de cuadros, y que la fotografia es el octavo arte. y bajo estas prmisas, tú aun podrías hacer otro relato mas.
abrazooo
El octavo arte y un arte maravilloso además. La verdad es que el cuadro y lo que cuenta dan para muchas historias. La chica arrastrándose por la hierba es una imagen, visual y literaria, fantástica.
EliminarUn abrazo.
Hola, Rosa. En cuanto he visto la foto de la entrada en Facebook me he acordado de la edición de Santuario de William Faulkner publicada por Bruguera hace años. Una anécdota para recordarla a través de tu amistad con Scott y de esas fotos, que adquieren un valor muy especial. Bonito texto, enhorabuena por tu inclusión en el reto. Un abrazo.
ResponderEliminarLlevaba sin participar en el reto desde marzo y eso que he sido asidua durante años.
EliminarEs cierto, hay una edición de Santuario en Bruguera con esa imagen. No la conocía y la he tenido que buscar en Google. La que yo leí es una de Seix Barral que creo que se vendía con El País o con algún otro periódico.
Desde luego, esa lámina a partir de 2017 en que me llegó la historia ha ganado mucho en mi corazoncito.
Un abrazo.
Hola, Rosa, ¡qué historia! Súper curioso que tuvieras un amigo que vivía cerca de ese paisaje y genial que te contara la historia. Yo pensaba que estaba tumbada la mujer, simplemente, no que se desplazara así por la hierba; aunque, mirándolo bien, la postura es un poco rara, sí parece que indica movimiento. Muy buena historia, gracias por contarla y añadirle las fotos de cómo está ahora ese paisaje del cuadro.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en el microrreto del Tintero.
Un abrazo. :)
Gracias a ti Merche por hacerlo posible con tu trabajo.
EliminarLa historia es muy curiosa y es de esas cosas que sorprenden porque mira que es grande Estados Unidos e incluso Maine para que mi amigo fuera vecino del pintor, lo conociera, supiera la historia del cuadro, etc. Todo sumamente literario.
Un beso.
Hola, Rosa. Una historia muy interesante. A veces, la vida nos sorprende con anécdotas que son un auténtico regalo. Como el detalle de compartir esas imágenes con nosotros.
ResponderEliminarUn beso.
Ciertamente, de vez en cuando la vida hace un derroche y nos regala casualidades como esta. No podía dejar de compartir esas imágenes después de haber contado la historia.
EliminarUn beso.
Me ha encantado esta historia, Rosa, porque, además de lo que sugiere el cuadro, está basada, talcomo dices, en hechos reales, en tus hechos, Que bien, Rosa, tener una lámina en casa que cuente una historia real y, además, que te la completen y actualicen. Tuvo que ser emocionante visualizar esas fotos que te envió Scott de su casa de Maine.
ResponderEliminarEn la primera lectura rápida (sin leer aún los comentarios y tus contestaciones), pensé que era un relato imaginado, que me gustó también, pero tiene un plus de encanto hacerla tan personal y verídica.
Menos mal que has compartido esta historia, la del cuadro y la tuya propia, nos la habríamos perdido.
Un ambrazo muy grande, Rosa, y gracias por ser tan generosa.
Me alegro de que te haya gustado. La verdad es que es una historia bien curiosa y que me hizo mucha ilusión en su día. Me cautivó el cuadro, me cautivó la historia que supe de él ocho años después, pero cuando Scott me mandó las fotos ya fue el colmo.
EliminarPensé plantear la incógnita de si lo contado era real o pura fantasía, pero luego vi que era mejor mostrarlo como lo que es, puritita realidad.
Un beso.
Emocionante. Todo es emocionante: la elección del cuadro, la historia del personaje y luego la tuya con tu amigo Scott y sus fotos. Una estupenda vuelta al mundo. Me encantó. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana. Sí que fue todo muy emocionante y me ha encantado compartirlo con todos vosotros.
EliminarUn abrazo.
Buenos días, Rosa.
ResponderEliminarAquí me tienes nuevamente tras el descanso estival. Y no podía haber elegido mejor momento. Me ha encantado tu relato y, más aún la historia real que nos cuentas. ¡Qué serendipia más bonita!
Un abrazo, y feliz semana!!
Buenos días, Undine.
EliminarBienvenida de nuevo a esta mi casa virtual. Sí, fue todo un cúmulo de casualidades muy bonito que me alegra que hayas pillado justo a tu vuelta y que te haya gustado.
Un beso.
Pues qué casualidad más increíble y más bonita. Yo no conocía la historia de este cuadro y me ha parecido preciosa. También la pintura. Tiene algo hipnótico. Y todo junto, cuadro e historia personal, ha dado lugar a un micro fantástico y muy emotivo. Me ha encantado leerte, Rosa. Un beso.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. El cuadro es hipnótico y desde que lo vi tuve claro que si tenían la lámina en la tienda se iba a venir conmigo a casa. La historia sobrevenida ocho años después, cuando Scott entró en mi casa, fue un regalo de esos que a veces nos ofrece la vida.
EliminarUn beso.
Es un cuadro precioso, y la historia detrás de él... ¡Ufff! Como que al saberla, el cuadro toma otra dimensión más allá de la belleza, nos habla de la persona, de la fuerza de su espíritu. Me encantó que nos presentaras esto Rosa, y las fotos, bellísimas. Te digo como que uno ve el cuadro con otros ojos. Abrazo fuerte.
ResponderEliminarEso es lo que me pasó a mí. El cuadro me gustaba mucho, pero tras saber su hija, lo veo con otros ojos. Lo siento más. Ha ganado para mí una dimensión nueva.
EliminarUn beso.
Qué historia más interesante, Rosa. Realmente debe de ser toda una sorpresa saber, primero, que la casa que aparece en el cuadro existió y sigue existiendo y, segundo, conocer su historia real.
ResponderEliminarLas fotos que recibiste tuvieron que impactarte al comprobar que todo el paisaje, casa incluida, seguía igual que cuando se pintó el cuadro, muy bello por cierto.
Es como poseer un recuerdo del ayer. También es muy interesante poder contar su historia y esta anécdota a quienes ven ese cuadro en tu casa.
Un beso.
Fue el maravilloso complemento que le faltaba al maravilloso cuadro. El cuadro es precioso y acompañado de la historia gana más si cabe. Parece ser además que es un cuadro bastante especial por tener las hierbas pintadas una a una. Es que, después de saber la historia, me informé un poco. Como ves, es un cuadro con muchos matices.
EliminarUn beso.
Hola Rosa
ResponderEliminarUna casualidad muy inspiradora a la cual has sabido sacar un interesante relato que nos recuerda lo extrañas que son esas casualidades que se empeñan en acercarnos un pedacito de mundo al que estábamos destinados a conocer.
¡Me gustó tu enriquecedor aporte, fotos incluídas! Te hacen ver el cuadro con otros ojos.
Un saludo
Marlen
A veces hay casualidades que cuesta pensar que lo sean. me enamoró el cuadro e imagino que estaba destinada a conocer su historia de una forma bastante literaria.
EliminarUn abrazo.
Luego dicen que las casualidades no importan. La vida hace sus giros y dirige nuestros caminos. Me ha encantado. Un abrazo
ResponderEliminarImportan, vaya si importan. A veces son el dato imprescindible para completar una historia, como en este caso. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarYo estuve en Nueva York en 2009 y fuimos al MoMA una tarde de viernes solo por ese cuadro. Fue finales de mayo.
Me encanta la historia que nos has contado. Yo solo sabía que era una chica paralítica pero no que estaba inspirada en la mujer del artista. Me encantan las fotos.
Si los relatos son difíciles, los micro a mí ya me parece brujería.
Besos
En realidad no está inspirada en la mujer del artista. Ella fue la que posó para el cuadro pues Christina, dada su invalidez, no estaba en condiciones de hacerlo. En realidad, Christina, que vivía con su hermano, era vecina de Andrew Wyeth.
EliminarQué casualidad. Yo estuve la primera semana de julio del mismo 2009, pero a diferencia de ti, no conocía el cuadro ni al autor. Cuando lo vi, supe que ese era mi descubrimiento particular en el MOMA. Normalmente suelo tener un enamoramiento en cada museo que visito y, si la encuentro y merece la pena, me compro la lámina. Algunas no hacen justicia al cuadro y las dejo pasar, pero esta era quasi perfecta.
Un beso.
Curiosa historia e impactante la imagen de esa mujer arrastrándose para llegar hasta la casa.
ResponderEliminarUn beso.
Y precioso el cuadro que dio lugar a todo ello. No sabía de qué iba, pero cuando lo vi, me atrajo con vocación de premonición. Era como si supiera que había una hermosa historia detrás.
EliminarUn beso.
Hola Rosa. Tu relato une el descubrimiento personal de una lámina de Christina’s World de Andrew Wyeth con la historia real detrás del cuadro. La revelación de la historia de Christina Olson, una mujer de 55 años paralítica que se arrastraba por la hierba para sentir la tierra, en lugar de usar su silla de ruedas, contrasta con la figura joven del cuadro, modelada por la esposa de Wyeth. Los detalles –el tacto de la hierba, el olor a moho, la casa al fondo– evocan una conexión intensa con la naturaleza y la lucha de Christina. La mención de las fotos enviadas por Scott, que muestran el paisaje actual, ancla el relato en una realidad tangible y personal. Me encanta tu capacidad de transformar una obra de arte en un puente entre lo personal y lo universal, su tono nostálgico y tu invitación a mirar más allá del lienzo para descubrir las historias que laten en él.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por tus palabras, Marcos. Si me pareció maravilloso el cuadro por sí mismo, sin más nociones sobre él, el conocer su historia y de la forma que la conocí. Lo hace aún más precioso para mí. Podría haber sabido las circunstancias de Christina mirando en internet, cosa que no se me ocurrió, pero que me llegara la historia de mano de un amigo, original de Maine, vecino del autor del cuadro y de la mujer representada, es una de esas sorpresas con las que la vida te regala de vez en cuando. las fotos que me envió unos meses después cierran un círculo perfecto.
EliminarUn saludo.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarTu micro -muy bueno, por cierto-, me ha recordado mucho a una de las señas de identidad de un autor que admiro mucho: Paul Auster. A Auster le fascinaba el tema de la casualidad y el azar en la vida, algo que plasmó en muchas de sus obras. Por otro lado, la historia es fascinante, y el cuadro, precioso. Enhorabuena, Rosa.
Un abrazo.
Sí, ese azar y esa casualidad que son seña de identidad de Paul Auster (autor al que yo también admiro mucho) es algo que la vida regala de vez en cuando, y todo lo relativo a este cuadro con respecto a mí ha sido eso, un regalo en forma de casualidad que la vida ha hecho. Uno de sus raros derroches.
EliminarUn beso.
Que magnifica historia, que pudiste ver en la realidad, diria yo que han nacido arboles que le dan una nueva cara al paisaje o quizas el pintor los omitio para darle mas fuerza a su modelo, que a lo lejos se encuentra en primer plano en ese paisaje en cierta forma luchando contra el rigido suelo, pero tambien disfrutando de una libertad espectacular.
ResponderEliminares un cuadro muy bello que se entiende bastante bien con la explicacion que nos cuentas, y creo que efectivamente alguna vez habia visto esta obra, pero con esta historia se acerca aun mas al corazon, nunca la olvidare.
Podría ser que los árboles fueran omitidos por el autor conscientemente porque he leído que se tomó ciertas libertades con el entorno. Sin ellos, el cuadro tiene una profundidad mayor y la mujer y la casa sobresalen por encima de todo.
EliminarEl cuadro es bellísimo, pero sabiendo la historia gana mucho.
Un abrazo.
Hola Rosa!
ResponderEliminarMuy interesante la historia que nos compartes. Muchas veces a mi también me pasa que quiero indagar sobre lugares, personas y hechos que me parecen interesantes o me producen curiosidad. Supongo que aflora el Sherlock que llevamos dentro. Je, je! Un abrazote!
No sé si el Sherlock o el ansia de cotilleo, ja, ja. Yo siempre digo que soy muy cotilla y por eso adoro las novelas, porque me permiten meterme en todo tipo de vidas. Descubrir la historia de este cuadro fue todo un regalo.
EliminarUn abrazo.
¡Jo, qué pasada de anécdota, tía! Qué suerte que pudiste ver esos paisajes donde el artista pilló a la mujer con polio en medio de esa tranquilidad. La verdad, no tenía ni idea de este pintor ni había visto nunca este cuadro, pero me parece una maravilla. ¡Es superbonito!
ResponderEliminarEs un cuadro muy bello acompañado de una historia más bella aún y que me llegó por un camino inesperado aumentando la belleza de todo el conjunto. Sí que es una gran anécdota.
EliminarUn abrazo.
Que bonita historia y muy interesante al comprobar que todo lo que aparece en el cuadro continúa igual. El pintar a esa mujer sobre la hierba para sentir como ésta toca sus piernas es muy original
ResponderEliminarNo conocía a ese pintor pero está bien saber de su existencia.
Un abrazo Rosa
Puri
Es un magnífico pintor aunque tampoco es que yo conozca demasiados cuadro suyos,pero los que conozco son preciosos. Tiene otro de Christina Olson sentada en el alfeizar de una ventana que es también muy hermoso.
EliminarSí, saber (y ver) que el escenario de la pintura existe le da un matiz añadido.
Un abrazo.
Hola Rosa, así es cada cuadro cuenta una historia, el pintor plasma emociones, vivencias partiendo de lo que percibe y le impacta, y me has recordado que las obras de arte no son solo lo que vemos, sino las historias que llevan a cuestas y que, a veces, eligen a las personas adecuadas para revelárselas. Gracias por compartir este regalo. Ahora, cada vez que vea ese cuadro, veré a Christina Olson, su valor y la tierra húmeda que prefería al frío del acero. Abrazos desde Venezuela.
ResponderEliminarEntran ganas de saber cuál es esa historia que se encierra detrás de cada cuadro. Tiene que haberlas alucinantes, aunque también bueno que alguna queden en el misterio..
EliminarUn abrazo.
Hola, Rosa. Confieso que desde un principio no tenía claro si la historia que nos contabas era cierta o no. La verdad es que si veracidad le da un plus al micro, por un lado compartes una deliciosa historia sobre la esencia del cuadro, pero por otro nos relatas un veraz acontecimiento que casualmente encaja con el reto. Me ha gustado mucho tal casualidad. Como dicen algunos sabios místicos, los accidentes no existen, y esto es un claro ejemplo de ello.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Un abrazo!
La verdad es que al principio pensé jugar con eso y preguntar a la gente si creía que era verdad o mentira. Luego me pareció que tenía más fuerza así. Las cosas son como son y así las hemos contado, ja, ja.
EliminarLa historia del cuadro del cuadro, preciosa, unida a la que me llegó a mí por parte de Scott, tan curiosa, hacen del conjunto una narración genial sin tener que jugar a ver si son reales o no.
Un beso.
Hola Rosa, conocía el cuadro pero no la historia. Me ha resultado interesante. Y el relato muy bien escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarHola. El cuadro lo conocí en el MOMA y me cautivó. Es precioso y esconde una historia conmovedora.
EliminarUn beso.
¡Guauuuu Rosa! Me he quedado encantado con este relato explicativo del cuadro en cuestión. Las casualidades de la vida por que derroteros inesperados nos descubre cosas increíbles.
ResponderEliminarQue interesante cuando una obra te es explicada en detalle, analizando detalles que alguien no entendido no llega a comprender. Y lo de las fotos adjuntas enriquece aún más si cabe esta historia.
Un beso.
Precioso el cuadro e inesperada toda la historia que hay por detrás, la general del cuadro y la mía propia. las fotos fueron un regalo inesperado e impagable.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa, un relato muy humano el que nos traes, hermoso el cuadro y mas hermosa aun la historia que cuenta. Que te enteraras de ella por un amigo que te visitó, lo vio y vive ahí, es de lo más inesperado, pero además de la atracción que ejerció ese cuadro en ti, hasta colgar una pequeña réplica visiblemente en tu casa sin saber la historia detrás de él, lo más fascinante de todo esto, es que cumpliéndose eso de que "Lo que es para ti, te atrae", me hace creer que por alguna razón, Christina y tu, tienen lazos invisibles de conexión álmica, y quizás en otras vidas fueron almas muy cercanas.
ResponderEliminarLas fotografías actuales son muy parecidas, el mismo color del cielo, las casas poco cambiadas, pero la hierba verde brillante y la presencia de árboles, es lo que guarda una diferencia muy marcada.
Pienso que quizás el autor trató de reflejar la congoja y la incapacidad de Christina cambiando la realidad, ese verdor que da sensacion de alegria y felicidad, de completitud, por ese ocre otoñal, que deja ver esas señales de pérdidas y ausencias, de soledad álmica.
Rosa, me has dado mucho de qué hablar, ja, ja, y la verdad es que me ha encantado esta novedosa versión de microrrelato, a manera de historia o fábula haciéndole honor tanto al título del blog, como al del enlace. Un abrazo y feliz otoño.
Pues me gustaría mucho tener alguna relación con Christina en otra vida. Tal vez de ahí me viene también la fascinación que siempre (al menos hasta hace muy poco) me ha producido Estados Unidos y en especial su Costa Este.
EliminarHay muy pocas diferencias entre las fotos actuales y lo que representa el cuadro. Los árboles de las fotos, un edificio tipo granero que en el cuadro aparece separado del resto y poco más. Por lo que he leído ese edificio lo añadió el autor por su cuenta. De los árboles no he leído nada.
En cuanto vi la proposición del reto, supe que el cuadro iba a ser ese y enseguida se me ocurrió contar la historia real del cuadro y cómo el propio Scott me la contó a mí. Añadir las fotos era obligado.
Un beso.