Sin reseña XXII

En la entrega XXII de Sin reseña, seguimos con las series policíacas y negras españolas. Cuatro de las cinco novelas de esta entrega lo son. La excepción es "La pareja de al lado" que es de una autora canadiense, aunque esté ambientada en Nueva York, y no pertenece a ninguna serie. 

Aprovecho esta introducción para decir que, aunque no me tomo vacaciones, mis publicaciones van a relajarse y serán menos frecuentes. También es posible que aparezca menos por los blogs que sigo, pero no os preocupéis, por ahí me seguiréis teniendo.

"Asesinato en la Plaza de la Farola". Julio César Cano.

Este autor y esta serie son otro descubrimiento reciente. La serie está ambientada en Castellón de la Plana y protagonizada por el inspector Bartolomé Monfort. En realidad, Bartolomé Monfort, aunque nacido y criado en Barcelona, donde sigue viviendo, procede de padres castellonenses y ha pasado muchas vacaciones en Vilafranca del Cid, el pueblo de la provincia de Castellón de donde salieron sus padres. 
Licenciado en Derecho, se metió en la policía tras un desgraciado hecho en su vida personal que lo ha llevado a querer vengarse de "hijos de puta hasta el culo de coca", responsables de segar vidas que, inocentemente, se cruzan con ellos.
Cuando aparece muerto un vagabundo en el recinto del cajero automático de un céntrico banco de Castellón, el comisario Romerales busca ayuda en Barcelona y en Valencia. De la primera se llevará a Bartolomé Monfort y de la segunda a la agente Silvia Redó. Cada uno a su manera y por distintas habilidades le parecen indispensables para resolver el enigma de un vagabundo en el que la autopsia descubre que no responde al perfil fisiológico y anatómico de los sin techo.
La investigación llevará a los policías de los barrios más bajos a los más altos de la ciudad; de camellos de tres al cuarto a adictos de lujo; de supervivientes a duras penas a profesionales de éxito. La avaricia, le envidia, el resentimiento acumulado, la infidelidad, irán dando las claves de un caso que resulta ser todo menos lo que parecía en un principio.
Una interesante serie en la que seguiré indagando.

"No es tiempo de peros". David Jiménez "El Tito".

Con esta novela termino la trilogía sobre el inspector Marcial Lisón ambientada en Cartagena. Se cierran en ella todos los flecos que habían quedado pendientes en las otras dos entregas pues aunque en cada una se cierra el caso principal de los tratados, el propio de cada novela, van quedando algunas cosas que pasan de un libro a otro. Algunas de ellas afectan directamente a la vida privada de Marcial Lisón que es todo menos fácil y sencila. Las incógnitas que se fueron abriendo en "Muertes de sobremesa" y en "Inspector Solo", aquellas que aún no habíamos entendido o habían dejado algún hilo suelto, aquí terminan por resolvernos cualquier duda que nos pudiera quedar. 

La verdad es que al pobre Lisón (aunque él ya no permite que le llamen así) se le caen todos sus mitos. Me pone un poco nerviosa con tanta cerveza y tanta auto conmiseración, me entran ganas de zarandearle y decirle que se deje de historias y se lance a por lo que quiere, que luche por ello y deje de lamerse las heridas en una esquina, pero es que al pobre el autor se lo pone tan difícil que me acaba dando pena y voy con él a la esquina y casi le acompaño en su desgracia y lloramos juntos.

En esta última entrega se habla de blanqueo de dinero, extorsión, corrupción, venganzas que vienen de lejos... y se nos pasea por los barrios más marginales de Cartagena, los que están en manos de la droga, de los que salen confidentes que se venden por unas dosis; un mundo que Marcial Lisón maneja como nadie y en el que cada vez se mueve con más soltura su excompañera Zoe Ochoa "una agente a la que él fue pervirtiendo con su particular forma de entender la vida". 

Una interesante y recomendable trilogía.

"La pareja de al lado". Shari Lapena.

No había leído nada de Shari Lapena y la veía mucho por los blogs y las redes sociales. La sinopsis de este libro me atrajo mucho y como ando leyendo poco y a salto de mata debido a la medicación para la alergia, me apetecía meterme con una historia entretenida y de paso conocer a la autora y ver si me estaba perdiendo algo interesante. También he de decir que la sinopsis me recordó al caso de Madeleine McCann, la niña que desapareció en el Algarve portugués hace ya trece años, en mayo de 2007. Y es que en este libro se plantea un hecho similar: una niña desaparece de su cuna en la que duerme en una casa vacía. Sus padres cenan con los vecinos y, además de un monitor para bebés (en el que solo funciona el sonido pues la pantalla está rota), sus padres se turnan para ir a verla cada media hora.

El primer objetivo se cumplió. Reservé este libro para leer por la noche, antes de dormir y la verdad es que lo intrigante de la trama me mantuvo despierta una media hora más de lo que lo hubiera hecho un libro más difícil o más serio o de temática más dura y real.

El segundo objetivo tenía que cumplirse obligatoriamente, en un sentido o en otro: no me estaba perdiendo nada interesante. Al menos, interesante para mí. Me ha parecido una historia simplona, en la que se repiten tanto las cosas que parece que la autora nos toma por tontos y no quiere que nos perdamos aunque no sé por dónde nos íbamos a perder porque la trama no tiene ningún vericueto que lo permita. Tampoco quiere que imaginemos ni pongamos nada de nuestra parte. Queda todo atado y bien atado y no es que yo quiera que en una novela policíaca queden hilos colgando, pero de ahí a masticarme la papilla hay un trecho.

El final se ve venir a distancia y parece mentira que sea así, pero así es, tal y como nos parecía que no podía ser de simple que lo veíamos.   

"Lejos del corazón". Lorenzo Silva.

El penúltimo caso (la siguiente entrega acaba de ser publicada) de Bevilacqua y Chamorro nos lleva a Algeciras. Como ya es habitual, en las novelas de esta serie Lorenzo Silva nos va llevando a diferentes escenarios y nos va mostrando las características y modos de vida que distinguen a cada uno de ellos. Con Rubén Bevilacque y Virginia Chamorro hemos viajado a través de España y sus islas y hasta nos hemos ido con una misión de paz a Afganistán. En este caso, nos mete de lleno en el contrabando a través del Estrecho, el tráfico y consumo de drogas, el vacío legal que a veces rodea todo lo relacionado con Gibraltar y, lo que me ha parecido más interesante, los delitos informáticos que, he descubierto en este libro, pueden abarcar muchas vertientes que se me escapaban. 

Comienza la novela con el secuestro de un joven dueño de una empresa informática con varias derivaciones y que ofrece distintos servicios en red. Más bien así empieza el caso, porque la novela lo hace con Bevilacqua y su madre asistiendo a la jura de bandera de su hijo y nieto respectivamente como guardia civil en Baeza. "Yo había estado ahí, donde ahora estaba él, una fría mañana de casi treinta años atrás, formando y dispuesto a jurar una bandera en la que creía como en cualquier otra: más bien poco, o en todo caso menos que la mayoría de mis compañeros". 

No han pasado treinta años, pero sí más de veinte desde que conocí a Rubén Bevilacqua. Se puede decir que hemos madurado juntos, aunque él es un poco más joven que yo; nuestros hijos han crecido juntos, aunque el mío es algo mayor que el suyo. Hemos ido asistiendo a la evolución del país a la vez y con una visión muy similar de esa actualidad marcada por los diferentes hechos de cada momento.

En estos momentos en concreto, la actividad en la red nos pone ante nuevas formas de delitos. Los delitos son los mismos: robos, estafas, blanqueo de capitales turbios... pero varía la forma de llevarlos a cabo porque ahora todo se hace desde un despacho, con teclados, ordenadores, teléfonos; con bitcoins en lugar de dinero real  y si se sabe cómo y se manejan bien los medios se pueden ocultar las huellas del delito. Aunque no siempre, porque la policía no es tonta (la guardia civil tampoco) y los métodos de delinquir también se usan para investigar los delitos y poner en la cárcel (nada virtual) a los delincuentes de toda laya.

"La red púrpura". Carmen Mola.

Cuando leí "La novia gitana", comenté en Sin reseña X que "es una buena novela, una muy buena novela negra" y también decía que "es brutal en cuanto a sus acontecimientos, que está muy bien escrita, muy bien tramada y muy bien resuelta". También declaré allí que tenía muchas ganas de leer la segunda parte porque las expectativas creadas por el final de la primera eran muy altas y esperaba que no se sintieran defraudadas. Es cierto que lo relativo a la continuación de ese final de "La novia gitana" no decepciona y es tan brutal como prometía o más.

Lo que sí me ha defraudado es la novela en general. Creo que no está a la altura de su predecesora, a pesar de que trata temas muy interesantes como el consumo por la red de pornografía infantil, las apuestas de todo tipo, y no precisamente en las carreras de caballos, y otra serie de aberraciones que, aunque yo prefiero creer que son pura ficción, seguro que sí que existen, tal cual o de forma parecida. Nada le es ajeno al ingenio humano por cruel que nos pueda parecer.

Pero aun así, aun tratando de temas reales, la novela me ha parecido enormemente irreal, exagerada, excesiva en toda la extensión de la palabra. La protagonista, Elena Blanco, me ha saturado con tanta autocompasión, tanta grappa, karaoke y sexo en todoterreno con desconocidos (aunque sea solo por la mención continua que se hace del hecho); con su reiterado mal trato a sus subordinados; con la repetición de actitudes personales por parte de estos. 

Tardé en leerla porque su publicación tan rápida tras "La novia gitana" me olió a una estrategia de marketing que no me gusta. Si no me hubieran dicho que la tercera entrega, "La Nena", vuelve a retomar el tono de la primera, no me molestaría en leerla, pero viendo que mucha gente coincide, lo haré. Veremos.