Es que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará. Un beso.
"¿Cuántos años de mi vida transcurrieron antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para poder disponer de ellos a mi gusto? ¿Cuántos años de mi vida perdí antes de conseguir arrebatar mi cuerpo y mi persona del control de las personas que me habían mantenido sujeta desde el primer día de mi vida? A partir de aquel momento, pude decidir qué quería comer, en qué casa prefería vivir, pude rechazar al hombre que por cualquier motivo me inspiraba repulsión y escoger a aquel cuya compañía estaba dispuesta a aceptar, aunque solo fuera porque iba limpio y con las uñas bien cuidadas" . Tuvieron que pasar exactamente veinticinco años para que Firdaus pudiera disponer de apartamento propio y cuenta corriente; pudiera decidir lo que comía y tener a alguien que se lo cocinara. Hasta entonces su vida había ido saltando de la propiedad de un hombre a la de otro y a la de alguna mujer inclusive. Primero el padre y el tío, luego el marido y finalmente Sharifa. Nawal E
"Quería volatilizarse; quería dispersar hasta la última de sus células, que de ella no encontraran nada. Y como la conozco bien, o creo conocerla, doy por descontado que ha encontrado el modo de no dejar en este mundo ni siquiera una migaja de sí misma, en ninguna parte" . Por eso, con sesenta y seis años, Lila desaparece un día sin dejar el más mínimo rastro de su paso por el mundo. Nada queda en la que fue su casa que la pueda recordar o dar testimonio de que en realidad ha existido. Nada, salvo, por lo que sabemos de momento, su hijo Rino y su amiga Lenù. Esto es lo que nos cuenta la propia Lenuccia, Lenù, en el primer capítulo de la novela, porque se ha dado cuenta de que Lila, por fin, ha materializado sus deseos y se ha volatilizado, y no solo quiere desaparecer ella, sino que quiere llevarse toda la vida que podría dejar a sus espaldas, quiere, efectivamente, dispersarse en todas sus células, dispersar sus recuerdos y, una vez convertido todo en partículas diminut
"De pronto fue consciente de lo agotado que estaba, como sin fuerzas, tanto por las pasadas semanas de desasosiego como por los pasados treinta años anhelando y deseando ardientemente un momento así, al mismo tiempo que se repetía que no le importaba" . Jude St Francis lleva mucha vida por detrás cuando, a los treinta años, por fin consigue algo que nunca ha tenido, pero que siempre ha deseado sin atreverse siquiera a confesárselo a sí mismo. Para entonces nosotros llevamos ya una cuarta parte de la novela leída y respiramos con alivio, porque aunque no sabemos en profundidad el pasado de Jude, sí sabemos de lo que siempre ha carecido e intuimos que su pasado es turbio y muy muy triste y sórdido. Tampoco su presente es un camino de rosas, pero sabemos que ese presente deriva de aquel pasado: sus piernas débiles y doloridas que le obligan a usar silla de ruedas en ocasiones; su propensión a buscar el dolor, no sabemos bien si como sustituto del placer o como expiación de a
Con dos meses de retraso llega al blog " La caída de Madrid " que en mi reto sobre Chirbes estaba programada para junio. No me importa. Los plazos eran aproximados, la prisa no tiene sentido cuando se disfruta y yo a Chirbes lo quiero con calma, degustándolo con pereza, diseccionándolo con placer. En " La caída de Madrid ", continúa avanzando la historia de España en la obra del autor. Si en " La larga marcha " nos despedimos a principios de los setenta, ahora nos recibe en un Madrid frío y lluvioso de finales de noviembre, pero no de un noviembre cualquiera ni en un día cualquiera. Estamos a diecinueve y es 1975. Franco agoniza en su habitación de la Paz y no se sabe si está vivo, muerto o medio muerto-medio vivo. Según como se quisiera interpretar el parte "del equipo médico habitual" que informaba de que "Su Excelencia el jefe del Estado, el Generalísimo Franco, seguía presentando signos de vida" . En este día que precede a un dí
Tras los quintetos de Aki Shimazaki, El quinteto de Nagasaki y El corazón de Yamato , acaba de publicarse en español la quinta entrega del nuevo quinteto, La sombra del cardo (no sé si cuando se publique en español se mantendrá el título, pero así lo ha titulado la autora en francés: L'ombre du chardon ). No sé cuándo saldrán las cinco novelas en un solo volumen. El quinteto de Nagasaki tardó catorce años, al menos en España, y El corazón de Yamato , seis. Previendo que se tarden varios años, en el Debate a tres de Los libros de Mava , Marian lee más libros y Cuéntame una historia hemos decidido leer los cinco libros uno tras otro (pinchando en los nombres de sus blogs encontraréis sus reseñas de estas novelas). " Azami, el club de Mitsuko " Azami es el nombre de la flor del cardo. Y es también el nombre que recibe la joven Mitsuko en su faceta de chica de alterne. « —Aquí la llaman Azami. —¡Azami! Me quedo estupefacto. Yo llamaba así a Mitsuko en mi diario íntimo
"[...] siete jóvenes, algunos de la más alta alcurnia, creyéndose artistas malditos, se entregan a toda clase de barrabasadas, entre ellas, la filmación de unas películas pornográficas. Para una de ellas cuentan con otro chico, alguien de una clase inferior, y éste muere durante el rodaje. ¡Crucificado! Nadie sabe cómo ocurrió. Nadie sabe quién fue el responsable de su muerte. Nadie sabe quién es el muerto. ¿No os parece todo muy poético y misterioso?" . No empieza así la novela, pero este es el núcleo alrededor del cual gira toda la trama: la búsqueda de unas películas pornográficas filmadas unos años atrás en las que se supone que alguien muere. La novela empieza de una forma aún más inquietante, con un capítulo titulado Jacinto Ortega y Jacinto Ortega título que se repetirá a lo largo de la novela hasta en ocho ocasiones. En esos capítulos, sin relación aparente con nuestra trama, se nos va contando la historia de estos dos personajes de igual nombre, padre e hijo,
—Para entrar y salir de la ciudad no hay más que este portón —aseveró el guardián, señalando con sus dedos regordetes el objeto al que se refería—, y quien lo atraviesa para entrar nunca volverá a atravesarlo para salir. La muralla no lo permitiría. Es un precepto de esta ciudad y, como tal, hay que tomárselo en serio. Quien entra se compromete a su cumplimiento aunque no haya firma ni sello de sangre que lo suscriba, cual contrato indeleble. Estás al corriente de ello, ¿verdad? —Lo estoy —confirmé. —Hay una cosa más. Puesto que aquí, en esta ciudad, desempeñarás la labor de leer sueños, se te entregarán unos ojos para dicho cometido. Esto también es preceptivo, no se pueden hacer excepciones. [...] Así fue mi entrada en la ciudad: me desprendí de mi sombra bajo la implícita asunción de no volver a atravesar aquel portón para salir, y recibí unos ojos de lector de sueños de córnea arañada. No sé muy bien que es lo que puedo contar de esta novela. No llego a entender cómo yo, u
"Smita es una dalit , una intocable. Una «hija de Dios», en palabras de Gandhi. Alguien al margen de las castas, al margen del sistema, al margen de todo. Un grupo aparte, considerado demasiado impuro para relacionarse con los demás, escoria inmunda a la que hay que apartar, como se aparta el grano de la paja. Se cuentan por millones quienes, como Smita, viven fuera de las poblaciones y de la sociedad, en la periferia de la humanidad" . Y sin embargo, hoy, su hija Lalita va a ir a la escuela por primera vez. Estamos en Badlapur, Uttar Pradesh, India y Smita ha ahorrado el dinero que ha convencido al maestro de que acoja a Lalita en su escuela como una alumna más. Y es que Smita no quiere que su hija a sus seis años la tenga que acompañar como ella acompañó a su madre con la misma edad. No quiere que su hija se vea condenada a su oficio de scavenger , los que hurgan en los desechos, los que limpian las letrinas de las castas superiores con sus propias manos desnudas. No quier
A esta etiqueta de Dos de... que hacía tiempo que no aparecía por el blog, traigo hoy dos novelas deliciosas. Dos clásicos que hablan de amor y desamor, de dos autoras europeas de las que una me era totalmente desconocida y la otra es ya una vieja amiga. Ambas son novelas cortas de las que no se puede escribir mucho por no contar más de lo que ya cuenta la propia obra y, casualmente, las he leído las dos seguidas. Espero que disfrutéis de la entrada, pero sobre todo os animo a disfrutar con las novelas si no lo habéis hecho ya. " La polilla y la herrumbre ". Mary Cholmondeley. Janet Black estaba feliz. Totalmente enamorada de George Trefusis, este le correspond ía a pesar de la oposición de su madre y es que Janet no era aristócrata y además no tenía educación. «Era verdad. Janet no tenía educación. Pero la belleza se posaba sobre ella como descansa sobre el cuello de una paloma» . Belleza que había sido suficiente para que George se enamorara de ella a pesar de que no estab
Alguien puede llegar a la política por muchos motivos. Unos más legítimos, otros menos. También por error, por desidia, por no saber decir que no. Por estar en el lugar preciso, en el momento preciso. O en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Porque de algo hay que vivir, y ése sí que era para mí un motivo legítimo en aquel entonces, cinco años atrás: los pocos pesos con los que había llegado a Buenos Aires no iban a alcanzarme más que para vivir, con lo justo, a lo sumo un par de meses. [...] Y todo porque una mañana, sin pensarlo demasiado, acompañé a Sebastián Petit, el amigo con quien compartía el cuarto de la pensión, a una entrevista de trabajo. Así es como llegué yo a la política. O mejor dicho a los políticos. A la política, debo reconocer, no creo haberme ni acercado. Quien así habla es Román Sabaté un joven de Santa Fe que llegó a Buenos Aires cumpliendo así «una idea peregrina, un deseo dicho en voz alta que no tenía fecha cierta; sería en algún momento, no sa
A mí me encantaria tomarme una foto en un café de París, mientras leo. Sentirme como del Club de la Serpiente.
ResponderEliminarEs que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará.
EliminarUn beso.