Es que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará. Un beso.
Traigo hoy las dos entregas de la trilogía Los años gloriosos, que yo pensaba que eran las últimas, tras haber leído el año pasado la primera entrega, El ancho mundo . Y cual no ha sido mi sorpresa cuando al mirar la página de Wikipedia de Pierre Lemaitre para ver los años de publicación original de cada novela, he visto que se espera la publicación de una nueva entrega, con título aún por determinar, para 2026. La leeré en cuanto salga porque vaya por delante que esta nueva trilogía o tetralogía o en lo que sea que finalmente quede, me está gustando muchísimo. Podría haber hecho dos entradas independientes para sendas entregas, pero hablar de ellas sin destripar nada de la trama de las anteriores va a ser difícil por lo que trataré de contar poco y con una sola entrada será suficiente. " El silencio y la cólera ". Pierre Lemaitre. «D esde principios de febrero, la perspectiva de la "peregrinación" ocupaba las mentes de todos los Pelletier: los padres deseaban ma...
«Siempre creyó que a cada persona el destino le tiene reservado uno o dos en la vida. Ni más, ni menos. Más sería un exceso. Menos, un tedio. Y a ella no sólo la había abandonado su padre en la adolescencia, sino que un cáncer fulminante se había llevado a su madre, un tiempo después, cuando Verónica tenía apenas veintitrés años. Dos terremotos. Así que, en esta mañana, en la que amanece como cada día, su cuota de catástrofes personales se encuentra cubierta. Y en cuanto al tedio, aburrida no está. O sí, pero no es consciente. Para más confusión, si cabía alguna posibilidad de advertir el peligro, esa posibilidad se termina de esfumar cuando los rayos de sol empiezan a tomar altura y rebotan contra los últimos pisos de los edificios más altos de la ciudad, del otro lado del parque. Esa luminosidad, Verónica cree, le promete un día perfecto». Pero es un día en el que aún le puede caer encima otro terremoto porque aunque ella no lo sepa, la cuota de terremotos a los que está sometida ...
«De lejos parecía una casa más, uno de los muchos edificios abandonados que salpicaban el camino, mausoleos más o menos grandes, más o menos agujereados, pero siempre vacíos, sin vida. […] Volvió a mirar la casa. Desde donde estaba parecía conservar buena parte del tejado, aunque tendría que inspeccionar la zona trasera. Puertas y ventanas estaban clausuradas con enormes tablones de madera. Igual que cuando salió de allí, hacía ya cinco años. Una eternidad. Caminó despacio, atento a cualquier movimiento alrededor del edificio, pero, por no haber, no había ni pájaros. Aparte de las cigüeñas, claro, que remontaron mansamente el vuelo y pusieron rumbo a las torres y los postes eléctricos sobre los que habían construido sus nidos». Hasta ahora Susana Rodríguez Lezaun era para mí una autora de novela policíaca con dos series de lo más interesante: la protagonizada por David Vázquez, inspector de la Policía Nacional de Pamplona, y la que tiene como protagonista a Marcela Pieldelobo, ins...
"¿Cuántos años de mi vida transcurrieron antes de que mi cuerpo y mi persona llegaran a ser realmente míos, para poder disponer de ellos a mi gusto? ¿Cuántos años de mi vida perdí antes de conseguir arrebatar mi cuerpo y mi persona del control de las personas que me habían mantenido sujeta desde el primer día de mi vida? A partir de aquel momento, pude decidir qué quería comer, en qué casa prefería vivir, pude rechazar al hombre que por cualquier motivo me inspiraba repulsión y escoger a aquel cuya compañía estaba dispuesta a aceptar, aunque solo fuera porque iba limpio y con las uñas bien cuidadas" . Tuvieron que pasar exactamente veinticinco años para que Firdaus pudiera disponer de apartamento propio y cuenta corriente; pudiera decidir lo que comía y tener a alguien que se lo cocinara. Hasta entonces su vida había ido saltando de la propiedad de un hombre a la de otro y a la de alguna mujer inclusive. Primero el padre y el tío, luego el marido y finalmente Sharifa. Nawal E...
La entrega cuarenta y cuatro de Tres eran tres nos trae a tres autores españoles que recomiendo sin dudar. Dos de ellos ya son viejos amigos de este blog y de mis lecturas. Empar Fernández viene con otra novela policíaca protagonizada por Mauricio Tedesco. Guillermo Galván nos ofrece la tercera entrega de su tetralogía sobre Carlos Lombardi, ambientada en 1942 sigue siendo tan interesante como las novelas anteriores de la serie. Mónica de Cristóbal es la autora desconocida que acabo de descubrir. Esta es su primera novela para adultos, aunque ya tiene un buen bagaje en literatura infantil. En esta novela, la tercera en la que participa, el inspector Mauricio Tedesco adquiere un protagonismo que no había tenido en las dos anteriores, Será nuestro secreto y El miedo en el cuerpo . Estamos en una noche lluviosa en Barcelona. Hay un accidente de tráfico en el que un coche, a toda velocidad, se salta un semáforo y embiste a un taxi. Después abandona el coche de alta gama que co...
Con este microrreto colaboro en la cuarta convocatoria de El tintero de oro , en la que se nos reta a escribir un relato muy concreto para ver cómo lo resuelve cada uno. Según nos cuenta David en la entrada a la que podéis acceder clicando en el enlace, para Truman Capote no hay más que una forma de contar una historia, aquella absoluta y definitivamente correcta de contarlo , aquella en la que es imposible imaginar otra manera de contarlo y que constituye la única y perfecta forma. Sin embargo, Raymond Queneau fue capaz de contar una misma historia de noventa y nueve formas distintas. Queriendo dar la razón a Queneau, David nos propone una historia muy concreta, un cadáver en un ascensor, y que cada uno lo cuente como le plazca. Aquí dejo mi visión de la historia en menos de doscientas cincuenta palabras. El hueco de la escalera es suficientemente grande para albergar un armazón metálico a modo de jaula con una puerta en el frente. A su través se puede ver el entramad...
«Y resultaba tan asombroso sentir esta dicha total, ya que allí estaba, sin hacer ni tener la intención de hacer una sola cosa desinteresada, sin ir a hacer nada que no quisiera hacer. Según todas las personas que había conocido a lo largo de su vida, habría debido tener por lo menos remordimientos. No tenía ni un remordimiento. Algo fallaba en alguna parte. Era asombroso que en casa hubiera sido tan buena, tan terriblemente buena, y sólo hubiera conseguido sentirse atormentada. Allí los remordimientos de todo tipo habían sido el pan suyo de cada día; molestias, dolores, desalientos, mientras ella mantenía una generosidad constante. Ahora se había desembarazado de toda su bondad y la había abandonado como una pila de ropa empapada, y lo único que sentía era alegría. Se había despojado de la bondad, y disfrutaba de su desnudez. Estaba completamente desnuda y exultante. Y allí, alejado en la bruma borrosa de Hampstead, estaba Mellersh enfadado». El párrafo con el que abro esta entrada...
" No fue la noche. Ni el verano ni el hielo. Ni los altos árboles que todo lo ven. No. No fue nada de eso. Bajo el cielo azul oscuro del valle, las cosas son un poco mágicas para los que vienen de la ciudad. O tal vez haya sido todo" . Sí, tal vez fue la magia, porque nada supone que la magia tenga que ser buena. " Subsuelo " es una novela sumamente inquietante; una novela mágica; una historia que a veces tiene reminiscencias de cuento de hadas (tampoco las hadas son siempre buenas): Una casa en un valle, cerca de un pantano, rodeada de un bosque de abedules al que rodean a su vez las montañas; una fiesta de fin de semana entre amigos: parejas adultas adolescentes, el flash de un amor de verano; el flash de unos celos, el flash de unas luces brillantes, demasiado brillantes en la noche negra de verano. La magia empieza al borde de una piscina donde tres jóvenes, dos chicos y una chica, se refrescan las piernas tras la cena. Porque sí, ya lo hemos dicho, ...
"De pronto fue consciente de lo agotado que estaba, como sin fuerzas, tanto por las pasadas semanas de desasosiego como por los pasados treinta años anhelando y deseando ardientemente un momento así, al mismo tiempo que se repetía que no le importaba" . Jude St Francis lleva mucha vida por detrás cuando, a los treinta años, por fin consigue algo que nunca ha tenido, pero que siempre ha deseado sin atreverse siquiera a confesárselo a sí mismo. Para entonces nosotros llevamos ya una cuarta parte de la novela leída y respiramos con alivio, porque aunque no sabemos en profundidad el pasado de Jude, sí sabemos de lo que siempre ha carecido e intuimos que su pasado es turbio y muy muy triste y sórdido. Tampoco su presente es un camino de rosas, pero sabemos que ese presente deriva de aquel pasado: sus piernas débiles y doloridas que le obligan a usar silla de ruedas en ocasiones; su propensión a buscar el dolor, no sabemos bien si como sustituto del placer o como expiación de a...
A veces, una sucesión de circunstancias concretas, en un orden concreto, llevan a los acontecimientos a desembocar en algo maravilloso que determinará la felicidad de algunas personas para toda una vida. A veces, otra serie de circunstancias, sucedidas en su propio orden concreto, hace que la vida de otras personas se convierta en un infierno, o se vea irremediablemente interrumpida por la muerte, o ambas cosas, para distintas personas, en distintos grados. " Tres días y una vida " es una novela muy difícil de comentar. No quiero desvelar su argumento, no quiero que nadie sepa a lo que se enfrenta cuando se enfrenta a esta novela. O sí. Quiero que sepa que se enfrenta a otra novela del gran Pierre Lemaitre; una novela en la que veremos combinada su maestría para el suspense con su habilidad para retratar personajes, psicologías, sentimientos, miedos, culpas, acontecimientos, casualidades... Antoine Courtin tiene doce años cuando " a finales de diciembre de 1999, ...
A mí me encantaria tomarme una foto en un café de París, mientras leo. Sentirme como del Club de la Serpiente.
ResponderEliminarEs que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará.
EliminarUn beso.