Es que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará. Un beso.
Con este micro colaboro en el reto de marzo de 2025 de El tintero de oro . ¿Y en qué consiste el reto de este mes? Nos lo explica Bruno en la convocatoria y es bastante sencillo como se ve en la banner: hay que escribir un micro relato sobre el desamor. Aprovechando que febrero es el mes en que se celebró el amor, en marzo hacemos un homenaje al desamor. Por si alguien quiere saber más acerca del reto lo podéis leer aquí . Sus huellas, por todas partes. Procuro no cruzarme con él. Me paso días sin verle, pero su rastro ha conquistado toda la casa. Había dejado el tabaco y ahora hay olor a humo y colillas debajo de los muebles. Encuentro envases vacíos de comida preparada en los lugares más insospechados. Friega lo que mancha, pero siempre deja huellas asquerosamente sospechosas para que yo las vea. Echo en falta cosas en mi parte del frigorífico, pero siempre con la duda de si habré sido yo quien lo ha usado. Limpia cuando le toca, pero cuando me toca a mí si...
En la entrada 42 de T res eran tres hay dos novelas españolas de dos autores que me gustan mucho, uno al que casi he leído entero y otro al que nunca creo que pueda completar porque su obra es muy extensa, y escribe para todas las edades. Ninguna de estas novelas pertenece a ninguna serie. La tercera es de una autora británica, está escrita en 1950 y es la octava de una serie de la que no he leído más. " Dinero para los muertos ". Andreu Martín. Terminé el año con la penúltima novela de Andreu Martín, Lo que solo les pasa a los demás , y nada más empezar este 2025 vuelvo sobre el autor para leer la última, Dinero para los muertos . Tengo la costumbre de no leer muy seguido libros escritos por la misma persona, pero creo que es una costumbre a desterrar porque a veces apetece mucho repetir. Comienza la historia con una introducción en la que una mujer nos habla de sus padres, de su separación antes de nacer ella misma y de la marcha de su padre, Larraz, un famoso periodista,...
Ha de decirse, en todo caso, que Silas Weir fue un investigador de lo más inusual, un pionero no solo en el campo de la psiquiatría, sino en el de la ginopsiquiatría, una especialización controvertida incluso ahora; junto con su pariente Medrick Weir, padre fue el cofundador de toda esta rama, que aún se practica, si bien de manera aislada. En algunos círculos, se agraviaba a padre tildándolo de médico depredador de sus (indefensas) pacientes para que su carrera avanzara, así como por motivos más personales y lascivos; pero sigue siendo un hecho que ninguno de los médicos más ortodoxos de su época habría deseado explorar a las personas que solía atender mi padre, véase, a las mujeres, ni siquiera habría intentado «curarlas» de sus males. Pues en el hospital de Trenton, sus pacientes a menudo eran indigentes, «la morralla y la quincalla de la Tierra», como él las llamaba. Eso es lo que leemos nada más empezar el libro, en lo que aparece como Nota del editor , aunque el engaño dur...
-Pero Raquel, ¿vienes o qué? Vamos a llegar tarde y mamá se va a enfadar. -Ya te he dicho que no sé dónde he dejado el cargador... Otra vez ese instante infinito, que ahora me atenaza como si fuera presagio de inmensos males. ¿Cómo pueden esas simples frases convertirse en amenaza? ¿Cómo, las bromas, anticipar el desastre? Sé que cerré la puerta con llave, que comprobé que la hubiese cerrado. Sé que busqué las llaves del coche en el bolso y después...ya se me fue el recuerdo, hasta que desperté en este nuevo cuerpo, con esta extraña vida que jamás habría elegido, sin entender cómo había llegado allí. Aquí. Esos son los últimos recuerdos de la narradora antes de despertar en su nuevo cuerpo. No sabemos bien qué le ha pasado, aunque desde el principio sabemos que es algo no muy bueno. Desde ese capítulo llamado 0, que viene escrito en cursiva y en segunda persona pues la narradora se lo narra a sí misma, nos va dando noticia de su situación. Sabemos que no puede ver el mar que rec...
Juan Pablo la sujeta con fuerza. Vicky dice que no. Él enrosca los dedos en su pelo enmarañado. La inmoviliza sin dificultad. Te gusta mi verga y lo sabes, dice y mete la lengua en su oreja. La tomó por sorpresa. […] Con un rechinido se abre la puerta. El perro se abalanza feroz contra él. La primera mordida es en el muslo derecho. Sacude la cabeza y lo jalonea para arrancarle el pedazo. Mana sangre de una arteria perforada. Juan Pablo siente los colmillos despedazar el tejido. Se encorva para proteger pene y testículos. Grita. […] Una adolescente atraviesa la puerta, Alejandra, la dueña del perro. […] Alejandra grita. Él, aturdido, gira y repta hacia ella. Blande el filo. Le roza la espinilla. Un fino hilo de sangre le escurre. Alejandra alcanza una pala y golpea al hombre. Seco. Metal contra cráneo. Él aún se esfuerza, quiere herirla. Otro choque firme y preciso. Metal contra nuca. Un crujido. Un último golpe. Juan Pablo no irá a la parada del camión. No verá más a su esposa, ni a su...
" La bue na letra " es una de esas raras novelas escritas en segunda persona, pero también es una novela escrita en primera persona. " La buena letra " es una novela en la que una mujer, una madre, se cuenta a sí misma en primera persona en un monólogo dedicado a su hijo. La vida de Ana ha estado marcada por las pérdidas . Como todas las vidas, por otra parte. Los años se van llevando sensaciones, recuerdos, historias... y muchas veces las personas que los habitaron y les dieron calor y significado se van tras ellos, nos dejan despojados y despoblados de ellos y, un poco cada vez, de nosotros mismos. Ana ha perdido mucho a lo largo de los años. Ana se ha perdido a sí misma en cada pérdida. Cuando recién muerto su marido encuentra la foto de la boda se da cuenta de que "todos habían ido muriendo a lo largo de los años que separaban el día de la boda de aquél, ya marchito, en que quemé la fotografía" . Y aunque fueron protagonistas de épocas muy du...
[...] la ceniza venía del centro de la tierra. La península había sentido de golpe toda la sangre que iba a recoger durante la guerra que acababa de comenzar y estalló de dolor: sacudió las placas y agrietó su centro geográfico, que se encontraba cerca de Madrid, justo debajo del cerro de los Ángeles. Se tragó todo el monumento al Sagrado Corazón que había erigido allí el exiliado Alfonso XIII —cuyo Cristo había sido fusilado por los republicanos días atrás—. En lo alto del cerro se abrió una sima que descendía hasta el centro del planeta —casi tan grande como la de Jinámar, en Gran Canaria, donde encontraron la muerte cientos de milicianos—, de la que aquella madrugada brotó una inmensa nube de ceniza. Con el paso de los meses, los bordes de la sima crecerían hasta formar el cráter de un inmenso volcán. Pero la erupción no llegaría hasta bien entrado el conflicto porque el volcán estaba aún vacío. No podía expulsar sangre hasta que la tierra no se empapase del todo con ella. Comi...
A veces, una sucesión de circunstancias concretas, en un orden concreto, llevan a los acontecimientos a desembocar en algo maravilloso que determinará la felicidad de algunas personas para toda una vida. A veces, otra serie de circunstancias, sucedidas en su propio orden concreto, hace que la vida de otras personas se convierta en un infierno, o se vea irremediablemente interrumpida por la muerte, o ambas cosas, para distintas personas, en distintos grados. " Tres días y una vida " es una novela muy difícil de comentar. No quiero desvelar su argumento, no quiero que nadie sepa a lo que se enfrenta cuando se enfrenta a esta novela. O sí. Quiero que sepa que se enfrenta a otra novela del gran Pierre Lemaitre; una novela en la que veremos combinada su maestría para el suspense con su habilidad para retratar personajes, psicologías, sentimientos, miedos, culpas, acontecimientos, casualidades... Antoine Courtin tiene doce años cuando " a finales de diciembre de 1999, ...
Corría el 10 de febrero de 1946 cuando el doctor George Sandilands, con toda la inocencia del mundo, tuvo el gesto que, al cabo de unos años, daría pie a una de las polémicas más encendidas y a uno de los escándalos más sonados que han sacudido el mundo del arte en Europa y Estados Unidos. De hecho, limitarse al «mundo del arte» es quedarse corto, porque la onda expansiva se extendió a una esfera mucho más amplia y la prensa le concedió en varias ocasiones la dignidad de dedicarle primeras planas. Aunque las fechorías descubiertas fueran menos impresionantes que el robo de la Mona Lisa del Louvre en 1911, y menos espectaculares que las falsificaciones de Van Meegeren expuestas en años más recientes, fueron lo bastante interesantes para atraer a las galerías de arte a una multitud que siempre las había evitado. El doctor George Sandilands era en efecto, un hombre muy amable que enseguida empatizaba con sus pacientes y más si, como en este caso, se trataba de una anciana como la se...
Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín. Él era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál? Me levanto temprano. A las ocho estoy preparando el desayuno y recibo un mensaje de mi hermana, "Se ha muerto Vargas Llosa", y sé que el día se ha torcido irremediablemente. Mi idilio con Vargas Llosa empezó un poco como por obligación en 1979. Hacía un año que leía a García Márquez. Me costó atreverme con Cien años de soledad y empecé por novelas cortas del autor, hasta que me decidí con...
A mí me encantaria tomarme una foto en un café de París, mientras leo. Sentirme como del Club de la Serpiente.
ResponderEliminarEs que con lo que tú adoras Rayuela ya estás tardando en ir a París. Por cierto te recomiendo que leas la segunda entrada de este post, la del relato que ganó el famoso concurso. Estoy segura de que te entusiasmará.
EliminarUn beso.