"El vano ayer" Isaac Rosa
Acabo de releer esta novela que leí por primera vez hace once años. Cuando, hace unos meses, leí "¡Otra maldita novela sobre la Guerra Civil!" (2007), rápidamente me vino esta a la cabeza y decidí que tenía que volver a leerla. Y es que si en "¡Otra maldita novela..." critica hasta la crueldad una novela suya de 1999, "La mala memoria", en "El vano ayer" (2004), nos habla de como escribir una novela; de como elegir un personaje perdido en el índice onomástico de algún ensayo histórico, "seleccionar aquellos nombres menos mencionados, y entre éstos los desconocidos, los completamente desconocidos, los olvidados, centrar la atención finalmente en uno de ellos y probar suerte".
Dependiendo del personaje elegido, y del episodio que del mismo se mencione, la novela podrá tomar uno u otro derrotero y relatar distintos acontecimientos de nuestro reciente pasado.
Nuestro autor encuentra su personaje en un ensayo de Juan José Carreras y Miguel Ángel Ruiz Carnicer "La Universidad española bajo el régimen de Franco [1939-1975]" en cuya página 327 puede leerse (?):
"La detención y posterior expatriación del profesor Julio Denis fue probablemente un error más de un cuerpo policial que daba brutales palos de ciego en su lucha contra la conflictividad estudiantil". El autor se pregunta cómo es posible que tal filón esté libre, cómo es posible que "nadie haya usufructuado ese enganche novelesco" para transformarlo en una historia que permita hablar de las revueltas estudiantiles de los años sesenta, las manifestaciones con los grises a caballo, las detenciones y torturas en la Dirección General de Seguridad, los profesores separados de su labor docente o expulsados del país... De manera que, con el justo anclaje en un espacio y en un tiempo determinados y con un personaje del que sabemos poco más que nada, el autor se dispone a saberlo todo y a escribir una novela que sea un fiel reflejo de la dictadura franquista; una novela que, más allá del simple retrato plano y pintoresco, se convierta en una novela necesaria, capaz de explicar lo que vendría después y de explicarse a sí misma en lo acontecido anteriormente; una novela que, además, atraiga la atención del lector hacia las peripecias del personaje "¿por qué lo detuvieron y expatriaron? ¿Adónde fue expatriado? ¿Qué tipo de error pudo cometer la policía? ¿Cuáles fueron esas inverosímiles acusaciones?".
A través de distintos testigos y distintas opiniones se nos van contando las posibles historias en las que puede encajar Julio Denis: profesor opositor al régimen, finalmente detenido y exiliado; profesor franquista infiltrado por las autoridades en la
Universidad, puesto finalmente a salvo y sacado de un ambiente en el que había sido descubierto; profesor sin ideología política, víctima de un error policial de los que siempre se pueden cometer, aunque sin dejarnos caer "una vez más, en la denuncia del franquismo basada en el género esperpéntico (la incompetencia policial, en este caso), acentuando los elementos más risibles, la visión ridiculizante de un régimen que, antes que grotesco (que lo era y mucho) fue brutal".
En su relato de lo que pudo acontecer con Julio Denis, la novela nos muestra la realidad de un mundo, la oposición estudiantil y la represión policial, en una época concreta, mediados de los sesenta, y nos va describiendo los distintos ambientes y personajes que la conformaban. Se utilizan testigos muy variados: profesores compañeros de Denis, tanto opositores al régimen como afines al mismo; policías más o menos involucrados en torturas y malos tratos; sindicalistas, estudiantes, etc. Entre todos se van dando versiones distintas de los hechos acontecidos en la primavera de 1965 que concluyeron con la expulsión de Denis supuestamente relatada en el ensayo de Carreras y Ruiz Carnicer.
El autor cuenta en la novela las técnicas y estrategias utilizadas para lograr atrapar al lector o para conseguir que el genio del escritor se manifieste de manera rotunda y esplendorosa. O tal vez simula hacerlo y en realidad todo forma parte de la misma fantasía novelada en la que también se incluye la peripecia vital de Julio Denis, porque el personaje, que es según el autor un homenaje a Julio Cortázar cuyos comienzos literarios estuvieron amparados por dicho seudónimo, no ha existido nunca, aunque el
autor pretenda haberlo sacado del libro de Carreras y Ruiz Carnicer que es perfectamente real.
Nos encontramos ante un ejercicio de metaficción en que se novela y se convierte en parte de la trama el propio oficio de escribir una novela, apareciendo el "autor" y el "lector" a los que continuamente se hacen referencias, como otros personajes más de la obra y bien diferenciados (aunque tendamos a confundirlos) del escritor, Isaac Rosa, y del lector, cualquiera de nosotros en el acto de leer "El vano ayer".
Veamos como ejemplo de qué manera se plantea el autor introducirnos en el pasado de Denis y de las circunstancias que lo han arrastrado hasta los hechos actuales: "las técnicas a seguir son variadas, podemos elegir un relato en primera persona, que siempre permitirá una mayor introspección del personaje; o adoptar la forma de un diario apócrifo, que como la artimaña epistolar nunca pasa de moda; o el género de entrevistas, que posibilita una demostración de dominio en tantos registros coloquiales como coetáneos entrevistados escojamos, introduciendo jergas y muletillas personalizadoras; o el menos problemático narrador omnisciente, al que sin embargo no se le admiten tantas ambigüedades en su narración".
El autor se retrata con esta novela, muestra su ideología sin disfraces, critica la Guerra, la posguerra y el franquismo; huye de equidistancias que sólo sirven para enmascarar la realidad y, mencionando las culpas del bando perdedor, deja muy claro a quien considera responsable del desastre y quien hizo de la violencia y la represión un arma oficial para conseguir unos objetivos poco (nada) justificables. "El horror no es equiparable por su muy distinta magnitud y por su carácter —espontáneo y reprobado por las autoridades, en el bando republicano; planificado y celebrado por los generales, en el bando nacional—, yo no estoy hablando de los paseos, de las checas, de Paracuellos, de la cárcel modelo, de los santos padres de la iglesia achicharrados en sus parroquias; yo estoy hablando de Sevilla, de Málaga, de la plaza de toros de Badajoz, del campo de los almendros en Alicante, de los pozos mineros rellenos con cuerdas de presos, de Castuera, del barranco de Víznar, de las tapias de cementerio en las que son todavía visibles las muescas, de las fosas que permanecen hoy sin desenterrar a la salida de tantos pueblos y cuyos vecinos todavía saben situar con precisión, incorporadas al racimo de leyendas locales que circulan en voz baja, de los asesinos en serie que conservan una calle, una plaza, un monumento, una herencia y un prestigio intocables hasta hoy y así seguirán porque no merece la pena remover todo aquello".
Con referencia a los versos de Machado, que cita al comienzo del libro ("El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero"), el autor nos pone ante una visión crítica, muy crítica, de ese vano ayer que fue el franquismo surgido tras la Guerra Civil, para llevarnos hasta un hoy que se prolongará en un mañana vacío de enseñanzas, en el que no parece que nada vaya a corregirse, que nada vaya a reconocerse, que nada vaya a ser realmente asumido por los
responsables; un hoy y un mañana vacíos, pero ¡por desgracia! y contradiciendo al poeta, no pasajeros.
Dependiendo del personaje elegido, y del episodio que del mismo se mencione, la novela podrá tomar uno u otro derrotero y relatar distintos acontecimientos de nuestro reciente pasado.
Nuestro autor encuentra su personaje en un ensayo de Juan José Carreras y Miguel Ángel Ruiz Carnicer "La Universidad española bajo el régimen de Franco [1939-1975]" en cuya página 327 puede leerse (?):
"La detención y posterior expatriación del profesor Julio Denis fue probablemente un error más de un cuerpo policial que daba brutales palos de ciego en su lucha contra la conflictividad estudiantil". El autor se pregunta cómo es posible que tal filón esté libre, cómo es posible que "nadie haya usufructuado ese enganche novelesco" para transformarlo en una historia que permita hablar de las revueltas estudiantiles de los años sesenta, las manifestaciones con los grises a caballo, las detenciones y torturas en la Dirección General de Seguridad, los profesores separados de su labor docente o expulsados del país... De manera que, con el justo anclaje en un espacio y en un tiempo determinados y con un personaje del que sabemos poco más que nada, el autor se dispone a saberlo todo y a escribir una novela que sea un fiel reflejo de la dictadura franquista; una novela que, más allá del simple retrato plano y pintoresco, se convierta en una novela necesaria, capaz de explicar lo que vendría después y de explicarse a sí misma en lo acontecido anteriormente; una novela que, además, atraiga la atención del lector hacia las peripecias del personaje "¿por qué lo detuvieron y expatriaron? ¿Adónde fue expatriado? ¿Qué tipo de error pudo cometer la policía? ¿Cuáles fueron esas inverosímiles acusaciones?".
A través de distintos testigos y distintas opiniones se nos van contando las posibles historias en las que puede encajar Julio Denis: profesor opositor al régimen, finalmente detenido y exiliado; profesor franquista infiltrado por las autoridades en la
Isaac Rosa |
En su relato de lo que pudo acontecer con Julio Denis, la novela nos muestra la realidad de un mundo, la oposición estudiantil y la represión policial, en una época concreta, mediados de los sesenta, y nos va describiendo los distintos ambientes y personajes que la conformaban. Se utilizan testigos muy variados: profesores compañeros de Denis, tanto opositores al régimen como afines al mismo; policías más o menos involucrados en torturas y malos tratos; sindicalistas, estudiantes, etc. Entre todos se van dando versiones distintas de los hechos acontecidos en la primavera de 1965 que concluyeron con la expulsión de Denis supuestamente relatada en el ensayo de Carreras y Ruiz Carnicer.
El autor cuenta en la novela las técnicas y estrategias utilizadas para lograr atrapar al lector o para conseguir que el genio del escritor se manifieste de manera rotunda y esplendorosa. O tal vez simula hacerlo y en realidad todo forma parte de la misma fantasía novelada en la que también se incluye la peripecia vital de Julio Denis, porque el personaje, que es según el autor un homenaje a Julio Cortázar cuyos comienzos literarios estuvieron amparados por dicho seudónimo, no ha existido nunca, aunque el
El libro del que supuestamente salió Julio Denis |
Nos encontramos ante un ejercicio de metaficción en que se novela y se convierte en parte de la trama el propio oficio de escribir una novela, apareciendo el "autor" y el "lector" a los que continuamente se hacen referencias, como otros personajes más de la obra y bien diferenciados (aunque tendamos a confundirlos) del escritor, Isaac Rosa, y del lector, cualquiera de nosotros en el acto de leer "El vano ayer".
Veamos como ejemplo de qué manera se plantea el autor introducirnos en el pasado de Denis y de las circunstancias que lo han arrastrado hasta los hechos actuales: "las técnicas a seguir son variadas, podemos elegir un relato en primera persona, que siempre permitirá una mayor introspección del personaje; o adoptar la forma de un diario apócrifo, que como la artimaña epistolar nunca pasa de moda; o el género de entrevistas, que posibilita una demostración de dominio en tantos registros coloquiales como coetáneos entrevistados escojamos, introduciendo jergas y muletillas personalizadoras; o el menos problemático narrador omnisciente, al que sin embargo no se le admiten tantas ambigüedades en su narración".
El autor se retrata con esta novela, muestra su ideología sin disfraces, critica la Guerra, la posguerra y el franquismo; huye de equidistancias que sólo sirven para enmascarar la realidad y, mencionando las culpas del bando perdedor, deja muy claro a quien considera responsable del desastre y quien hizo de la violencia y la represión un arma oficial para conseguir unos objetivos poco (nada) justificables. "El horror no es equiparable por su muy distinta magnitud y por su carácter —espontáneo y reprobado por las autoridades, en el bando republicano; planificado y celebrado por los generales, en el bando nacional—, yo no estoy hablando de los paseos, de las checas, de Paracuellos, de la cárcel modelo, de los santos padres de la iglesia achicharrados en sus parroquias; yo estoy hablando de Sevilla, de Málaga, de la plaza de toros de Badajoz, del campo de los almendros en Alicante, de los pozos mineros rellenos con cuerdas de presos, de Castuera, del barranco de Víznar, de las tapias de cementerio en las que son todavía visibles las muescas, de las fosas que permanecen hoy sin desenterrar a la salida de tantos pueblos y cuyos vecinos todavía saben situar con precisión, incorporadas al racimo de leyendas locales que circulan en voz baja, de los asesinos en serie que conservan una calle, una plaza, un monumento, una herencia y un prestigio intocables hasta hoy y así seguirán porque no merece la pena remover todo aquello".
Con referencia a los versos de Machado, que cita al comienzo del libro ("El vano ayer engendrará un mañana vacío y ¡por ventura! pasajero"), el autor nos pone ante una visión crítica, muy crítica, de ese vano ayer que fue el franquismo surgido tras la Guerra Civil, para llevarnos hasta un hoy que se prolongará en un mañana vacío de enseñanzas, en el que no parece que nada vaya a corregirse, que nada vaya a reconocerse, que nada vaya a ser realmente asumido por los
responsables; un hoy y un mañana vacíos, pero ¡por desgracia! y contradiciendo al poeta, no pasajeros.
Ufffff, la veo un poco espesa para leerla en estos momentos en que necesito lecturas mas ligeritas y menos pesadas. Gracias, guapa. Besos
ResponderEliminarHay veces en que una está para cosas ligeras, entretenidas y alegres. No hay que forzar las situaciones.
EliminarUn beso, guapa.
Hola!!!! Aunque al igual que en el comentario anterior ahora estoy para cosas más ligeras me ha llamado muchísimo la atención, en algún momento tengo que leerla porque seguro que aprendo mucho, y no solo de las cosas terribles que ocurrieron en aquella época sino ue aprenderé a escribir bien, a buscar personajes, a elegir entre tercera o primera persona...(mi eterna duda es el tiempo, presente, pasado, nunca lo sé). Como siempre me ha encantado la reñeña.
ResponderEliminarBesos.
Yo creo que el autor, más que enseñar, pretende hacer la crítica de como algunos escritores se enfrentan al hecho de escribir. Y, por supuesto, quiere escribir novelas sobre la Guerra y la posguerra, pero dándoles un toque distinto, algo que las haga originales y las distinga de tantas como se han escrito.
EliminarNo obstante, se puede aprender.
Un beso.
De Isaac Rosa leí no hace mucho "La habitación oscura". Me gustó bastante su manera de escribir, si bien el continuado intento de hacer "novela política" (así denomina él a su manera de novelar en una entrevista [ Leerla AQUÍ] creo que no le hace ningún favor literariamente hablando.
ResponderEliminarDe la que reseñas me llama profundamente la atención y despierta mi interés todo lo de la metaficción pues me da la sensación de que entronca a Isaac Rosa con el estilo narrativo de Vilá Matas, escritor que me gusta bastante.
Un beso
A mí no me molesta que haga novela política. Creo que hay que hacerla sobre todo cuando desde la política no se hace nada por la Justicia Histórica. Como decía Celaya "Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse". Desde luego Isaac Rosa toma partido, pero no creo que eso vaya en detrimento de su literatura. Podría ser así si sus escritos se quedaran en el panfleto, pero yo creo que tienen la calidad que el autor es capaz de darles y les daría aunque tratara de cualquier otro tema.
EliminarDe Vila Matas solo he leído "El mal de Montano" y "Dublinesca". Es otra de mis deudas pendientes con la literatura. Yo creo que es mejor que Isaac Rosa, pero también más difícil de leer. ¿Qué otra me recomiendas del autor?
Un beso.
Hay dos términos que, en literatura y a la hora de decidirme a leer un libro, me asustan mucho. Son: "saga" y "metaficción" o metaliteratura. El primero porque puede tratarse de una serie interminable de libros donde la historia no se acaba nunca. El segundo porque me lío de mala manera, tiendo a confundir la realidad con la invención y al final se me escapa buena parte del argumento.
ResponderEliminarMe atrae mucho lo que cuentas, pero es que eres única contando las cosas, aunque no creo que esta novela sea para mí. Ya veré.
Un beso.
A mí, las sagas no me hacen mucha gracia, pero las series... ¡¡ah, las series me encantan!!
EliminarLa metaficción me suele interesar, aunque estoy de acuerdo contigo en que a veces, se complica demasiado la forma y el fondo y resulta difícil de leer, pero no es el caso de esta que, además por la carta tuya que ayer leí, creo que te podría gustar.
Un beso.
Llegas a una reflexión muy dura al final, pero necesaria, creo. Precisamente en el aniversario del asesinato de Lorca. Parece que hay quien espera a que desaparezcan los últimos que quieran reclamar algo. Al fin y al cabo, como escribió Esther Tusquets: "Habíamos ganado la guerra"...
ResponderEliminarEn cuanto a la novela, me parece que tiene un planteamiento curioso. Sí que recuerda a Cortázar, pero lo primero que me vino a la cabeza fue "Azar" de Krzysztof Kieslowski- una película muy buena.
besos
Es una reflexión que me indigna y que tengo muy presente. Sé que, al final, la Historia pone las cosas en su sitio, pero suele tardar siglos y me sirve de poco consuelo porque yo querría ver algo de Justicia Poética antes de desaparecer. Lo de Lorca, por ejemplo, pero tantas y tantas muertes de las que nadie responde, y tanta represión, y tanto creerse en posesión de la verdad más absoluta... Lo dejo porque me enciendo.
EliminarNo conozco la película que mencionas, pero intentaré hacerme con ella porque lo que he visto del director me ha gustado mucho .
Un beso.
Sinceramente lo veo un poco complicado y denso como para atreverme a leerlo. no dudo que las personas preparadas como tú, disfrutéis con este tipo de literatura. Personalmente me sobrepasa la temática sobre la que trata y que tan bien explicas.
ResponderEliminarBesos
No resulta una novela densa ni complicada en absoluto. Creo que podría gustarte, además tú ya has escrito sobre el tema y muy bien además.
ResponderEliminarUn beso.
Me ha parecido muy interesante la propuesta, pero eso no es difícil porque acostumbras a reseñar con tanta pasión que todo se hace interesante. Pero me gustará ver cómo el escritor aborda esa selección a la hora de plantearse escribir la novela. Si encima no resulta densa ni muy complicada que es el peligro de este tipo de lecturas, me la apunto, ya te contaré.
ResponderEliminarUn beso
Fenomenal, Conxita. Me quedo esperando con curiosidad tu opinión. A ver si mi entusiasmo a la hora de reseñar responde a la realidad o soy un poco demasiado apasionada.
EliminarUn beso.