"Persecución" Joyce Carol Oates

Cuando hace poco leí "Río revuelto", de Joan Didion, me fijé en la editorial, Gatopardo Ediciones, que la había publicado en español y mirando su catálogo descubrí esta novela de Joyce Carol Oates, la última de la autora que, como sabéis los que me seguís, es una de mis escritoras favoritas (incluyendo escritores) y de las que más representación tienen en este blog.

Joyce Carol Oates suele deleitarnos con novelas extensas, con un número de páginas que suelen superar las quinientas ("Qué fue de los Mulvaney" o "Un libro de mártires americanos" por citar solo las últimas leídas). También escribe relatos que se publican en recopilaciones de las que tan solo he leído una, "Infiel".  Pero, de tanto en tanto, nos regala una novela corta, de unas escasas doscientas páginas como "Una hermosa doncella", "Rey de picas" o esta "Persecución", su última obra. Prefiero sus novelas largas porque me gusta tanto la autora, disfruto tanto con sus historias y con su forma de narrarlas que cada página es una experiencia literaria inigualable. Y, sin embargo, son estas pequeñas novelas verdaderas joyas que condensan en pocas páginas toda la esencia de esta escritora a la que postergaron en el Premio Nobel de 2016 por Bob Dylan. A ella y a otras muchas letras estadounidense que seguirán formando parte de la  Historia de la Literatura, una historia en la que mientras tanto el cantante (y conste que me gusta mucho) jamás habrá entrado. Todavía me duele esa postergación.

"¿Qué ibas pensando cuando pasó? Tienes que acordarte.
Creo que lo sabes. Creo que debes contármelo. Por ti y por mí, tienes que recordarlo y decirlo con franqueza.
[...] Cuando bajaste del autobús. Cuando te quedaste de pie en el bordillo.
Cuando bajaste del bordillo.
Si lo hiciste sin querer o… a propósito.
[...] Tenemos que volver a ese instante. Necesitamos saber por qué.
Por qué hiciste lo que hiciste, [...] A la mañana siguiente de nuestra boda".

¿Qué iba pensando cuando pasó? Era tan feliz. Se había casado el día antes, con el hombre al que amaba, la embargaba la emoción ante el futuro. Esa es la primera mañana de su vida de casada, aunque ambos, ella y Willem, vayan a trabajar. La luna de miel queda para más adelante porque ahora no tienen dinero. Así es que esa primera mañana de casada es muy valiosa para ella, "Como el filamento en una bombilla, que reluce desde el interior: así es su felicidad por estar casada con un hombre bueno y decente al que ama, y que la adora". ¿Por qué entonces? 

Pero no solo Willem pregunta, no solo él encuentra preguntas cuya respuesta no puede imaginar. También Abby se preguntó el día antes, y se preguntará si sale del coma. ¿Por qué la mañana anterior, la mañana de su boda, volvió aquel sueño que no tenía desde hace años? Los esqueletos, las calaveras medio hundidas entre la hierba cerca del riachuelo; dos calaveras, una más grande que otra, la de papá y la de mamá. Es un sueño que tuvo mucho de niña, pero hacía años que no se repetía. 

Los sueños pueden significar miedos, temores que acumulamos durante el día y que nos atormentan durante al noche. Es por eso por lo que desparecen al crecer, cuando se pierden los miedos o se transforman en un recuerdo un tanto inquietante, pero ya no temible. Por eso es improbable que vuelvan en la edad adulta. Deberían se sustituidos por miedos de adulto, sueños de adulto. Y más cuando se dirige una al primer día de su vida de felicidad. ¿Qué amenaza esconde ese sueño? ¿Qué deudas ignotas vienen a cobrarle las calaveras de papá y mamá? "¿Creías que podrías olvidarnos? ¿Creías que nosotros íbamos a olvidarte?". ¿Qué fantasmas ha podido despertar su esperada y ansiada boda con el hombre que ama?

La novela nos irá revelando poco a poco todo un mundo anclado en el pasado, en la infancia de Abby cuando se llamaba Miriam Frances Hayman; Miriam, para mamá; Miirmi, para papá. Aunque para papá tardo mucho en ser alguien porque papá llegó con retraso a su vida. "Ella había nacido (le explicó mamá) cuando su padre estaba en el ejército, combatiendo para protegerla junto a todos los demás niños, y cuando papá volvió para vivir con su niña y mamá, pasó un tiempo sin conocerlo y temiéndolo, pero ahora ya no, porque ahora lo conoce, es su papá, que tanto la quiere". Ahora no lo teme y hace todo para complacerle y cuando papá le pregunta ella contesta lo que cree que hará feliz a papá porque le quiere mucho y además, le tiene un poco de miedo.

El presente, la historia de Abby con veinte años recién casada, lo vamos viendo a través de Abby y de Willem. Ellos nos darán las claves de cómo se conocieron y se enamoraron. El pasado, la historia de una Miriam o Miirmi, lo iremos viendo por sus recuerdos y también desde el punto de vista de papá ("Se llama Llewyn Hayman, pero yo entonces no lo sabía. Para mí era papá") y mamá ("A mamá no podía perdonarla, porque mamá había parecido quererla más que nadie. A papá sí lo perdonaría, pues papá no podía evitarlo porque lo habían «echado de su propia casa»"). Y nosotros tendremos que leer lo que Llewyn y Nicola nos cuentan y lo que recuerda Abby para poder ir sabiendo todo el horror que encierra esta historia. 

Sabremos de Abby viviendo con su tía Traci en Chautauqua Falls. Ella quería a su tía, pero ni siquiera la invitó a su boda, y se fue de su casa nada más terminar el instituto para no volver más. Desde que sus padres desaparecieron, pasó de unos parientes a otros, pero la tía Traci fue quién más tiempo se quedó con ella. La vida de Abby ha estado llena de tantas pérdidas que todo en ella es miedo a perder. "Ella quiere a Willem, y por eso le teme. Teme amarlo, porque el amor es el preludio de la pérdida". Tal vez ya lo haya perdido y aún no lo sepa. Tal vez por eso nunca le ha contado sus sueños, sus recuerdos, su historia. Lo que recuerda de su historia, lo que conoce de su historia, porque a nosotros nos han contado los padres cosas que ella nunca sabrá; aun así, cuando por fin se lo cuente todo, Willem se encontrará con algo mucho más terrible de lo que nunca imaginó. 

Joyce Carol Oates

"Persecución" es una de esas novelas cortas que de tanto en tanto nos regala Joyce Carol Oates. Una novela que saca nuestros miedos, que juega con nuestra percepción y nos hace preguntarnos por nuestros propios sueños y recuerdos. Nos hace preguntarnos si lo que estamos leyendo es real o producto de la mente trastornada de la protagonista, pero ¿está Abbey realmente trastornada? ¿Hasta qué punto sus recuerdos son reales? ¿Hasta qué punto es real su vida pasada o presente?

La forma en que la autora nos introduce en el interior de los personajes, tiene algo de paranormal. Sufrimos con Nicola y sentimos su angustia como propia en unas páginas que son de lo más inquietante que nunca he leído. Nos hinchamos con el egocentrismo de Lew, su egoísmo inabarcable, su paranoia enfermiza; nos satura y nos da pena. Nos aterra lo que puede haber vivido Abby y lo que aún puede estar viviendo porque ni ella sabe dónde empieza la realidad y donde se desvanece todo en puro sueño, en puro deseo, en pura imaginación.

Si las novelas extensas de Joyce Carol Oates son monumentos a la Gran Literatura, estas novelas cortas que no regala de tanto en tanto, son joyas delicadas; delicadas por su belleza, pero con una fuerza en sus historias capaz de dar la vuelta a todas nuestras creencias acerca de lo real. Y además contado todo con una prosa tan brillante que envuelve la historia como el estuche más perfecto, lujoso y adecuado. ¿Cómo no me va a doler la falta de su Nobel?

Título del libro: Persecución

Autora: Joyce Carol Oates
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: Pursuit

Traducción: Patricia Antón

Editorial: Gatopardo Ediciones

Año de publicación: 2020

Año de publicación original: 2020

Nº de páginas: 220