"Ayer no más" Andrés Tarpiello

"Los españoles acabarán olvidándose de la Guerra Civil por cansancio, no porque haya terminado. Se olvidarán, pero mientras siga habiendo muertos en las cunetas, estos serán una semilla que el día menos pensado germinará con vigor inusitado reclamando justicia. O no. La memoria hay que cultivarla; el olvido crece solo". Y me diréis, como en la novela de Isaac Rosa, "Otra maldita novela sobre la Guerra Civil". Pues sí. Ya sabéis que mi opinión es que de ciertos temas nunca son demasiadas. Aunque tal vez no sea eso porque, más que sobre la Guerra Civil, esta novela trata sobre la memoria y sobre las mentiras que nos inventamos y nos creemos para redimir la memoria; y trata sobre el olvido y sobre cuándo el olvido es mera cuestión de supervivencia y cuándo es interesado. Aunque también la memoria puede ser interesada o ser utilizada en interés propio.

"Ayer no más" es una gran novela que, como todo lo que voy leyendo últimamente de mi paisano Andrés Trapiello, se lo debo a Juan Carlos Montag y su blog El sueño de Montag. Se trata de un collage de opiniones escritas en primera persona por un montón de personajes de tendencias e ideologías muy distintas, aunque hay uno que destaca por encima del resto y que se convierte en el protagonista, un protagonista que deja espacio al resto de los personajes y que les cede la palabra sin perjuicio de que lo pongan en la picota y le contradigan. Ese personaje, imagino que alter ego del autor, es Pepe Pestaña. Es hijo de un antiguo falangista y, aunque por parte de madre tiene relación con un famoso anarquista y cenetista, Angel Pestaña (este sí histórico y también leonés), "la rama de la familia Pestaña a la que pertenece mi madre es lo contrario del sindicalista: muchos de sus parientes no hubiesen tenido el menor reparo en 1936 de fusilar a mi ilustre pariente personalmente, como lo prueba que las dos ramas de mi familia materna se dejaran de tratar desde entonces, y cuando yo me he puesto en relación con alguno de mis primos ha sido a espaldas de mi madre".

Pepe Pestaña se ha divorciado de su mujer y ha abandonado Tenerife donde vivía la pareja con sus hijos y a donde huyó porque era el confín más alejado de su padre. También se afilió a un partido muy de izquierdas por ser la postura más opuesta a la del falangista. Ahora, con más de sesenta años, no sabe muy bien por qué ha vuelto. Tal vez para pasar con sus padres los últimos años que les quedan o porque, como dice su madre, León es la mejor ciudad de España para vivir o porque, sin saberlo, va buscando conjurar el olvido y saber lo que su padre siempre se ha negado a relatar. En su casa no se hablaba de la Guerra, aunque nuca se hablaba de otra cosa. Se hablaba de la Guerra, pero en abstracto. Se recordaba la muerte de Odón, el hermano pequeño del padre, o de Sostenes, el cura de Cerralba, o de los cuatro amigos del padre, con los que salió del pueblo para unirse a la Cruzada y solo él regresó. Los cuatro amigos con los que aún sigue jugando su partida de cartas todas las tardes rememorando los ratos de ocio en el frente. Cualquier acontecimiento cotidiano se comparaba con los de la guerra. "¿Unas sardinas? Las comparaba con las que comían en el frente. ¿El día de Nochebuena? Todas las Nochebuenas que pasó en la guerra vuelven a su memoria cada Nochebuena, así que cada Nochebuena seguimos en alguna de aquellas otras". Mucho hablar, pero poco decir. Hablar de cosas sin importancia, que no manchen que no hieran ni oscurezcan la imagen que se quiere dar a la familia, aquello de lo que se podía hablar "sin perderse el respeto". No se hablaba de la guerra, pero el padre de Pepe, quedó anclado en ella para siempre, en el recuerdo épico y de víctima que guarda de ella. Al decir de su hijo, prefiere a un rojo de aquella época que a alguien que nunca haya estado en aquella guerra.

Pepe, se hartó de la guerra y de la prepotencia de su padre, de su autoritarismo, de su soberbia, pero nunca se le pasó por la cabeza la idea de que hubiera matado a nadie. Por eso, aquella mañana en que se encontraron paseando por Santo Domingo y se guarecieron de la tormenta contra la pared de lo que un día fue el Hotel Oliden, el mismo que en su día alojo al Cuartel General de la Legión Cóndor, quedó perplejo al asistir a una escena que por momentos le preció un sueño con vocación de pesadilla. Un hombre refugiado con ellos de la lluvia, reconoció al anciano y lo acusó de haber formado parte del grupo de falangistas que mató a su propio padre de un tiro delante del niño que él era por entonces. 

Las ansias de saber de Pepe a partir de ese momento se toparán con las ansias de olvidar, o de recordar solo lo que interesa, de su padre. A pesar de todo, como buen historiador y amante de la verdad y como persona que se sitúa en el bando de los vencidos, Pepe necesita saber la verdad. A pesar incluso del amor que siente por su padre y de la pena que lo embarga por él. "Sentí por él una lástima infinita. Comprendía a la víctima, estaba de su lado, pero el victimario era mi padre y apartarme de él era apartarme de mi madre, de mis hermanas, de mi infancia y de buena parte de lo que soy. Incluso de lo que soy precisamente por no parecerme a él. Por vez primera en mi vida este impulso fue más fuerte que el afecto. [...] Pobre padre. ¿Qué iba a hacer? ¿Admitir lo que tantas veces ha negado, o sea, que en su bando, nadie, nunca, jamás, había cometido exceso ninguno, y desde luego él personalmente jamás, jamás, jamás, ni había sido testigo de ninguno? ¿Reconocer que había hecho la guerra al lado de asesinos, que acaso él mismo era uno de ellos?”.

"Ayer no más" es una lucha encarnizada entre la memoria de la realidad (si es que eso es posible) y la memoria de lo que interesa recordar (esta sí, más posible). Lo que se quiere recordar está siempre claro y se construye sobre lo que se desea olvidar. Es una memoria llena de olvidos y de fabulaciones y de disfraces. Es como un trampantojo que aprovecha diseños de la realidad para construir su propia imagen engañosa. La memoria de la realidad está hecha con honradez (no siempre), pero sin demasiadas garantías de éxito hasta que se topa con los hechos. Graciano, el hombre que recuerda el asesinato de su padre en la Fonfría a manos de un grupo de falangistas, olvida algún detalle, trastoca algún otro, pero la realidad inquebrantable es que el cadáver de su padre quedó tendido en el suelo y él se fue de allí sin volver a saber de él.

La memoria se altera, por interés, por el paso del tiempo, por la interferencia de otros recuerdos y por los olvidos parciales. Pero la memoria también se utiliza para fines propios, para intereses miserables... escribir un libro, adquirir fama, vengar la propia mediocridad anulando la brillantez ajena. En "Ayer no más", Andrés Trapiello hace casi un tratado filosófico acerca de todas estas cuestiones y nos pone por delante, en una magnífica novela, todo un abanico de posturas. Nadie dice la verdad del todo. Por olvido involuntario o por omisión voluntaria, todos ocultan algo. No puede el historiador fiarse de la memoria de los testigos, pero sobre todo, no puede fiarse de la verdad oficial recordada por los vencedores. "La Guerra Civil española es así la única de la Historia en la que habiendo muerto más de medio millón de personas nadie ha matado a nadie. Por no hablar de los trescientos mil que fusilaron o pasearon en las retaguardias o acabada la guerra. Nunca hasta hoy, y hasta donde yo sé, después de haber leído miles de páginas en libros, memorias, diarios, confesiones policiales, sumarios judiciales, nadie ha confesado algo tan sencillo como esto: «Yo maté»".

Aparecen en el libro personajes que identifico con facilidad a pesar de que se han cambiado los nombres. Así por ejemplo, Victoriano Crémer (Clemente Lillo en la novela), del que mi abuela jamás se perdía su comentario diario en alguna emisora de radio, ya no recuerdo cuál. No sé si los componentes del departamento de la facultad, compañeros de Pepe Pestaña, corresponden también con personas reales. Probablemente, si no es así, bien podría serlo dadas las características tan conocidas que se manifiestan. 

Al final, Pepe Pestaña en un guiño consigo mismo (o con Andrés Trapiello), publica una novela, "Ayer no más", que lo pone definitivamente a toda la familia en contra. De esta manera, el autor se convierte en personaje de sí mismo a la vez que mete su novela dentro de la novela que a su vez contiene su novela en una de esas imágenes especulares que se repiten hasta el infinito. Más le hubiera valido a Pepe Pestaña guardar silencio. Con su libro, consigue contar toda la verdad, parte de la cual había ocultado con funestas consecuencias, pero a cambio de ello se ve expulsado tanto de su vida familiar como de la laboral. Más le hubiera valido creerse lo que todos le contaban y haberse escondido él también tras la complacencia del olvido interesado y de la imposibilidad para obrar de otra manera.. "Pasada la guerra todos han querido persuadirnos de que no pudieron hacer otra cosa, y cada cual cree que en su bando los crímenes se cometieron en abstracto, de una manera indiferenciada, en nombre de la República o de Falange, del Comunismo, de la Anarquía o de la Iglesia, con lo cual, unos y otros, aceptando en principio que todos pudieron ser culpables, acaban teniéndose por inocentes, en tanto creen que los crímenes del bando contrario los cometieron individuos diferenciados que debían pagar por ello".

Andrés Trapiello

La crítica alcanza a todos los estamentos y aspectos de la cuestión. Profesores de universidad ansiosos de gloria y publicaciones, jueces que interpretan las leyes demasiado a su manera, la incapacidad de aplicar el mismo rasero a propios y extraños. Pepe Pestaña está empeñado en la verdad, aunque le duela, aunque le suponga enfrentarse a su familia y a la imagen de su padre. Pero Pepe también miente, oculta la verdad por vergüenza, por miedo, ¿por lealtad? Es el personaje más honrado, pero ni los más honrados están libres de la deshonra. No estoy de acuerdo con todos los planteamientos de la novela ni con todo lo que propone el autor (al que adjudico, no sé sin con mucha justicia, las ideas de Pestaña), pero me parece un ejercicio sublime la forma en que me ha hecho pensar, replantearme e incluso modificar algunas cosas en mi propio ideario sobre el tema. No soy una lectora que de las que leen para ver plasmados y corroborados sus propios pensamientos. Me gusta que me pongan ante contradicciones y que me hagan cuestionarme mis opiniones. Es algo que en esta novela Pepe Pestaña (Andrés Trapiello) hace de continuo. Cuestiona nuestras ideas y se cuestiona las suyas propias. 

No creo que sea la equidistancia lo que hace al escritor exigir la memoria de todas las partes inmersas en el conflicto. Es tan solo una necesidad de verdad, de toda la verdad. Con respecto a la Guerra Civil es imposible no optar por un bando, pero eso no implica un sectarismo interesado o ingenuo. Hay que asumir los errores de los propios y reconocer a los héroes de los ajenos. Por poner un ejemplo de algo en lo que Andrés Trapiello ha incidido mucho en su faceta de editor, ni todos los escritores del bando republicano eran excelsos ni todos los del bando rebelde eran mediocres. Como Trapiello ha dicho acerca de los escritores falangistas "ganaron la guerra, pero perdieron las páginas de los manuales de la literatura".

Aunque en algunos momentos pueda parecer que lo que propone el autor es pasar página y hacer tabla rasa con esa parte tan dolorosa aún de nuestra historia, la novela es en realidad una lucha contra la memoria interesada, pero sobre todo contra el olvido que esa propia memoria interesada puede constituir. "El dominio totalitario procuró formar bolsas de olvido en cuyo interior desaparecían todos los hechos, buenos y malos, pero igual que los hornos crematorios de los nazis estaban destinados a salir a la luz, también es cierto que ha sido vano cualquier intento de hacer desaparecer en el “silencioso anonimato” a aquellos que se opusieron o sufrieron el Régimen. Las bolsas de olvido, decía Hannah Arendt, no existen. «El olvido no existe —dice ella textualmente—. Nada humano es tan perfecto, y sencillamente hay demasiada gente en el mundo para que el olvido sea posible. Siempre quedará un superviviente para contar la historia»". 

Título del libro: Ayer no más
Autor: Andrés Trapiello
Nacionalidad: España
Editorial: Destino
Año de publicación: 2012
Año de publicación original: 2012
Nº de páginas: 312

Comentarios

  1. Andrés Trapiello me gusta cómo escribe y me gusta también lo que has escrito de este libro, así que me lo apunto. Te confieso que hubo un momento en que yo me saturé de tanta novela sobre la Guerra Civil. Hubo años en que ibas a una librería y el ochenta por ciento de los libros expuestos en primera línea eran sobre ese tema. De todas formas, creo que no hay que olvidar nunca, aunque esa reflexión sobre si el olvido es una manera de defenderte del horror... o de la culpa, es muy interesante.
    Un besote.

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    1. Me ha sorprendido realmente lo mucho que me ha hecho pensar. Hah cosas que crees tener muy claras y de pronto te encuentras con reflexiones que te lo ponen todo patas arriba.
      Muy interesante de verdad.
      Un beso.

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  2. Otra novela sobre la Guerra Civil, y a mí me encanta. Soy de tu misma opinión. ¿Cómo no vamos a leer sobre la guerra civil, o la IGM o la IIGm, o el Holocausto? Es que hay leer sobre todo eso. No podemos dejar atrás tantos y tantos testimonios y vidas. En cuanto a la novela, me he venido flechada nada más ver el título de la reseña. Tengo este libro en casa, a la espera de ponerme con él. Solo con la fotografía de la cubierta ya me resulta un libro emotivo. Teniendo en cuenta todo lo que nos has contado, empiezo a plantearme leerlo más pronto que tarde. Estupenda aportación. Besos

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    1. Si lo tienes por casa, no lo dejes escapar. Creo que es de lo más interesante que he leído sobre el tema. Cierto es que más que sobre la Guerra Civil, trata sobre la Memoria, la Histórica y la individual, la verídica y la interesada. me ha hecho replantearme algunas de mis convicciones y eso solo ya tiene mucho valor. Además Andrés Trapiello escribe de maravilla. Muy recomendable.
      Un beso.

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  3. Se ha escrito mucho sobre la Guerra Civil y se seguirá escribiendo al menos hasta que se cumpla el centenario de su finalización. Lo qué no sé es si ha escrito demasiado de manera objetiva pues es casi imposible separar la ideología de un tema tan sensible. Yo también he leído alguna novela con aire de ensayo que me ha hecho replantear mis propias posiciones. De hecho, en general me gusta tanto leer como escuchar a personas que no refuercen mi propio pensamiento.
    Me gustaría leer este libro, Rosa. Gracias por tan cuidada reseña.
    Besos.

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    1. Pues este libro pone patas arriba las convicciones de cualquiera y no se puede tachar de equidistante al autor porque creo que queda claro en que bando se alinea, pero lo hace sin sectarismos y teniendo en cuenta todas las partes.
      Por lo que cuentas de tus propias ideas y de ese gusto que tenemos porque nos las pongan en duda, este libro seguro que te interesa mucho.
      Un beso.

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  4. Hola, no he leído nada del autor, pero no tardaré en ponerle remedio, y lo haré con este título. Yo también creo que hay lecturas de las que nunca hay suficientes. Besos.

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    1. Es un autor muy interesante con una obra muy extensa. Yo conozco sobre todo algunas novelas porque es el género que prefiero, pero tiene poesía, ensayo, memorias... Escribe muy bien y esta novela es toda una reivindicación de la memoria honrada y desinteresada.
      Un beso.

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  5. Tengo de él la biografía sobre Miguel de Cervantes, que leí y disfruté hace tiempo, pero ando detrás del libro que escribió, no hace mucho, sobre el Rastro madrileño, yo he sido muy flâneur del Rastro, y he vuelto a mi casa con algunos viejos libros que solo pueden encontrarse allí. Ahora Me da pena la situación de el Rastro…

    Muy interesante reseña, Rosa, suculenta en frases para reflexionar, no me extraña con un episodio tan trascendental como la Guerra Civil, que ha ido cincelando la personalidad de este país. Me quedo con esta certera frase de tu cosecha:

    “Nadie dice la verdad del todo.”

    Besos.

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    1. Hace siglos que no voy al Rastro. Imagino que la COVID lo tiene de capa caída si es que se mantiene. Cuando dices que andas detrás de del libro sobre el Rastro ¿te refieres a que andas detrás de encontrarlo? porque he visto que lo tienen en Amazon y en La casa del libro.
      Yo sigo prefiriendo las novelas y esta es fabulosa. Es cierto que la Guerra Civil y el no haber analizado lo sucedido, el no haber puesto cada cosa donde le corresponde y el seguir ocultando unos muertos en las cunetas mientras los otros figuran como héroes "caídos por Dios y por España" ha cincelado el carácter de este país y hace que sigamos siendo las "dos Españas" que mencionaba Machado. Nos queda una dura tarea por delante que antes o después habrá que hacer.
      Un beso.

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    2. Me refería a pendiente de lectura, afortunadamente, como bien señalas, está disponible sin problemas.
      Pero agradecido por el apunte, Rosa.
      Beso.

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  6. Desde que empezó la pandemia. y no hay motivo ninguno sino solamente ganas de ilustrarme al respecto, me he leído no menos de diez libros con esta temática, el último de ellos no lo he terminado aun; uno del periodista Chaves Nogales titulado Crónicas de la guerra civil española. Cierto es que ocurre como con todo, hasta con los pasteles; que uno se satura con los excesos pero no obstante es la única manera de contrastar opiniones, pareceres e historias sobre el mismo suceso, ese que dejó más de un millón de muertos. titulo por cierto de otro libro de Gironella.
    Perez Reverte declaró en una entrevista que le hacían comentando sobre esta guerra que asoló la península, que todavía quedaban muchos que se erigían en voceros partidarios de un bando u otro, por el hecho de haber tenido un abuelo que luchó en el frente ¿En el frente? decía, si tuvieran la más mínima decencia investigarían si su abuelo disparo dando la cara en la trinchera o fue de esos que escondidos en las retaguardias asesinaba impunemente a inocentes.
    Ya sabes que Trapiello es uno de mis autores de referencia en lo cervantino y literario se refiere y este libro suyo no lo podía dejar pasar y lo leí en su momento con gran placer.Por la historia que narra y por su manera de hacerlo. Opino como tú que se trata de un ejercicio explicativo, novelado, filosofado con pensamientos muy reflexivos sobre esa memoria perdida para consuelo u olvidada a la fuerza para dar descanso a tanta víctima. Soy de los que piensa que hay que recordar y no olvidar, pero sin tomar partido, pues tenemos el vicio de denostar a los de enfrente y alabar a los de al lado, a veces por puro miedo, y el miedo tuvo mucho que entonces al igual que las ansías de revanchas a destiempo. Desde la neutralidad y la distancia que nos da el tiempo se aprenden a valorar los despropósitos y las buenas voluntades de relatar simplemente los hechos con la máxima objetividad posible.
    Por cierto, no se si conocerás otro título del autor con el mismo fondo pero teniendo como protagonistas a los escritores de aquella época, los que vivieron y escribieron en guerra. Se trata de un libro muy buscado y de referencia cuyo título es Las armas y las letras. Ahí lo dejo por si te apetece algún día.
    Un beso, amiga.

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    1. Tengo pendiente a Chaves Nogales del que quiero leer algo y aún no he tenido oportunidad.
      Pienso que hay que recordar y, aunque se tome partido (yo tengo muy claro de qué lado estoy como creo que lo tiene el autor), eso no debe cegarnos y hacernos ver todo lo bueno en un lado y lo malo en otro. Creo tener claro lo que se hizo mal en ambos bandos, pero no podemos olvidar cuál fue el que se rebeló contra un Gobierno democrático salido de las urnas y cuál fue el que terminada la guerra siguió matando y persiguiendo a los que solo habían cometido el delito de pensar diferente. Eso no me hace pensar que todo fue bondad y bien hacer en el bando republicano, porque hubo de todo.
      Es un tema peliagudo que aún está muy vivo en este país porque no se ha hecho el ejercicio de reflexionar y curar todas las heridas que aún sangran. Siempre pensaré que mientras ese ejercicio no se haga, por doloroso que sea, no terminaremos de ser dos países irreconciliables.
      Tengo apuntado "Las armas y las letras". Yo, como Trapiello, pienso que los escritores de derechas "perdieron las páginas de los manuales de la literatura". He leído con sumo gusto a Agustín de Foxá, cuyo libro "Madrid de corte a Checa" me ha parecido fantástico.
      Un beso.

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  7. “La lucha encarnizada entre la memoria de la realidad y lo que interesa recordar”. Me quedo con esta frase que define perfectamente la novela. Es la lucha por el control de la memoria. Me pasó como a ti con esta novela, que me hizo replantearme algunas cuestiones que yo tenía bien asentadas. Los matices son importantes. Es una novela que no deja nada cerrado, que te hace pensar.
    Yo también veo a Pepe Pestaña como el alter ego de Trapiello, con ese juego en el que finalmente publica la novela. Aunque el propio Trapiello también se coloca en la novela cuando José Antonio lo menciona com desdén como uno de los autores leoneses que defienden la tercera vía. Valiente y honrada. Eso pensé yo de la novela.
    Está claro que conoces bien el terreno que pisa Trapiello y eso vale mucho. Me ha encantado la reseña.
    Un beso.

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  8. Y gracias por mencionarme. Me gusta como suena “El sueño de Montag”, ya está bien de tanto quemar libros. Más vale soñarlos. Puede que algún día cambie de nombre. Siempre es un lujo aparecer en tu blog.

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    1. No he querido (ni había espacio para tanto) ahondar en esos personajes de la universidad. No sé si Trapiello estaba pensando en alguien concreto, pero seguro que hay tanto representantes de José Antonio como de Mariví en cualquier departamento de Historia de España Contemporánea. Y más en León, donde nació la Asociación para la Recuperación de la Memoria. Ni siquiera sé si existe tal Departamento; hace más de treinta y cinco años que abandoné la entonces Facultad de Geografía e Historia de León en la que solo estudié un curso antes de pasar a la UNED.
      Es muy bueno ese guiño que el autor se hace a sí mismo cuando se pone en boca del bueno y un poco papanatas de José Antonio.
      He vivido en León treinta años y toda mi familia es de la ciudad por lo que la conozco muy bien el ambiente y tengo noticias de ciertos detalles de la guerra por lo acontecido a mi familia o a conocidos.
      La novela es fabulosa y estoy encantada de haberla leído y de que me la hayas recomendado. Ni siempre menciono a quienes me recomiendan una lectura, pero hay casos en que sería imperdonable no hacerlo y este es uno de ellos. Tú solito has conseguido que Andrés Trapiello sea uno de los autores más visitados por mí en los últimos tiempos.
      No creo que debas cambiar el nombre de tu blog porque es muy evocador y bonito.
      Un beso.

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    2. Todo esto es pa esto!!, como dice un gran amigo.
      Gracias Rosa!!

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  9. CReo que la guerra civil española dará todavía para mucho y es que, aunque vayamos recuperando y acumulando hechos nunca antes desvelados y opiniones de todo tipo, todavía no se han explicado muchos sucesos y muchos comportamientos acaecidos en ambos bandos. Obviamente, esta es una tarea árdua y es evidente que, como dice el refrán, o lo que sea, "cada uno cuenta la feria segun le va (o le ha ido)". Es bueno recuperar la memoria de algo que nunca debe olvidarse, como son los excesos cometidos fuera de las trincheras, donde disparar, nos guste o no, era una cuestión de vida o muerte, casi más que de ideología.
    Es muy cierto que la historia (al menos la reciente) la cuentan los vencedores a su manera. Y aunque se haya escrito mucho sobre la guerra civil española , todavía queda mucho por escuchar de los vencidos, si bien, como bien expones en tu reseña, no todo lo que se cuenta es fiel a la verdad, por lo menos a una verdad totalmente objetiva.
    Una novela, sin duda, muy interesante.
    Un beso.

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    1. Hay mucho que contar todavía sobre la Guerra Civil; hay muertos desaparecidos en las cunetas y en fosas comunes que, al igual que muchos otros identificados y correctamente enterrados, aún no han recibido el homenaje que merecen. Y hay muchos españoles no saben lo que sucedió en realidad. Los jóvenes se sorprenden cuando se les dice que la República era un estado democrático y que en sus filas había gente conservadora y anticomunista. Se sorprenden cuando se les dice que los rebeldes eran los militares que dieron un golpe de estado contra esa democracia. Mientras no quede institucionalmente aclarado todo eso, las heridas seguirán abiertas. Y decir esto ni significa olvidar las barbaridades que se cometieron fuera de las trincheras en ambos bandos, pero también hay que tener en cuenta la intervención de las autoridades en esas fechorías en ambos bandos. Como vemos en cuanto se escarba un poco, queda mucho por decir.
      Un beso.

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  10. Es muy interesante, porque creo acertar cuando pienso que nunca sera suficiente para explicar o opinar sobre lo que sucedió en la Guerra Civil y para eso están libros como estos que no solo a nosotros nos harán pensar y poder reflexionar, si no a los jóvenes que poco o nada saben de ella y sería interesante que leyeran libros como este para que supieran o sacaran las conclusiones de lo que fue la Guerra Civil y no solo por lo que han oído o les han contado.
    Me lo apunto en esa lista que tengo de libros pendientes.
    Gracias como siempre por tu reseña Rosa.
    Un beso.

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    1. Me temo que pocos jóvenes serán los que se acerquen a esta novela, pero aunque sean esos pocos, seguirá viva la necesidad de ajustar cuentas con ese pasado tan cercano por mucho que algunos quieran verlo muy lejos. En Historia ochenta años no son nada.
      Es un gran libro.
      Un beso.

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  11. Hola Rosa!! No creo que esta novela sea para mí, la historia no termina de convencerme, aunque tampoco lo descarto para más adelante. Eso sí, ¡genial reseña y gracias por tu recomendación! Besos!!

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    1. Gracias por tus palabras, Ana. Cada uno tenemos nuestro tipo de libros favoritos y entiendo que este no sea el tuyo. Me alegro de que te haya gustado la reseña a pesar de ello. Gracias por tus palabras.
      Un beso.

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  12. Sí que a veces pienso que la guerra civil no ha terminado y que intentar olvidarla no consigue ponerle fin. Cierto es también que recordarla de manera parcial o interesada tampoco juega a favor. Por otra parte la memoria nunca es fidedigna y nadie ostenta la verdad absoluta. El tema de la memoria y el olvida da para mucha literatura con o sin guerra civil.
    El personaje principal me ha hecho acordarme de La hija del Este por esa caída de venda que es el descubrimiento de que el padre de uno puede o ha podido ser un asesino. Supongo que una vez sembrada la semilla de la duda es difícil resistirse al querer saber a pesar del daño que nos pueda hacer lo que averigüemos.
    Suena muy sencillo declarar "Yo maté" pero ha de ser una confesión muy dura. Y sin embargo también podría ser una liberación y una manera de acabar por fin con nuestra maldita guerra civil.
    El hecho de que este libro te haya hecho cuestionar tus opiniones dice mucho a favor del mismo.
    Besos

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    1. Creo que no se puede olvidar antes de dejar todo solucionado. Lo que vulgarmente se llama leer las páginas antes de pasarlas. Mientras eso no se haga, habrá muchos resquemores, muchas cuentas que saldar y el verdadero olvido será imposible.
      Esta novela trata muchas cosas y pone en solfa muchas convicciones. Me ha hecho replantearme algunas cosas y aunque no he estado de acuerdo con todo lo que cuenta está claro que sus planteamientos son muy interesantes. Es un gran escritor y un gran pensador.
      Un beso.

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  13. ¡Hola, Rosa! Siempre he querido conocer más sobre la Guerra civil española, y siento que este libro se enfoca más en el olvido de lo que realmente pasó (quizás me equivoco), por lo que creo que sería muy interesante leerlo. Muchas gracias por la reseña y espero tengas un lindo fin de semana. ¡Un besito!

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    1. Sobre la Guerra Civil hay cientos de libros escritos, pero ciertamente este más que sobre la guerra es sobre la memoria y el olvido. Es un libro que nos pone frente a a las cosas que todos tenemos tan claro y nos las oscurece por momentos.
      Un beso.

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  14. Esto que has escrito sobre la novela de tu paisano no es una reseña, es una reseña a. Me ha encantado. Tus reflexiones emanadas o onduladas con las de Andrés Trapiello son muy oportunas.
    A mi Trapoello me gusta mucho, en especial he leido partes (no integra, pues es mu extensa su ensayo "Las armas y las letras. Literatura y guerra civil (1936-1939)", 1994;, luego reeditada y ampliada en 2002, 2010, y 2019. Si no la has leído te la recomiendo vivamente. Yo vuelvo a ella y leo fragmentos con frecuencia, Creo que el autor es de una clarividencia absoluta y estoy de acuerdo con él en muchísimas de las cosas que dice: que no hay que olvidar perl tampoco o regodearse en una memoria interesada, que los escritores falangistas perdieron la gloria de figurar en los libros de literatura, que en ambos lados hubo inquina y rencor, que no se es mejor por optar por un ando, que esta op ion mu has veces es onde una huida del otro tal y como le sucede al padre de Pepe Pestaña, etc.
    Te leo que tu abuela disfrutaba leyendo el artículo de Victoriano Cremer en el "Dario de Leon"; es (fue) Victoriano Cremer comendador ju to a Eugenio García de Nora y Antonio González de la de la revista poética "Espadaña" que tuvo una importancia fundamental en la evolución de la poesía española durante el franquismo presentando una poesía distinta a la que los poetas falangistas hacían en otras tituladas "Escorial" y "Garcilaso".
    Para mi Trapiello es de los intelectuales más independientes que existen en España. Tomo nota de esta novela aunque por lo que dices la veo de manera novelada muy en la línea de "Las armas y las letras"
    Gracias por tan excelente reseña, Rosa.
    Un beso fuerte
    PD. Como tantas veces me ocurre al escribir con esta tableta olvido a su propietaria y el comentario sale con su nombre. He intentado enmendar el fallo y de ahí que el comentario anterior esté eliminado

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    1. A Victoriano Cremer mi abuela lo escuchaba en la radio, pero creo que también tenía su columna en el Diario. Tengo un tomo enorme en el que se recopilaron todos los números de la revista Espadaña a finales de los ochenta. Allí escribieron, aparte de muchos poetas leoneses, otros de fama internacional como Neruda. Ya sabes que León ha dado muchos escritores a la Literatura de este país.
      Desde luego que Andrés Trapiello es un escritor y un pensador independiente. No se casa con nadie y eso le puede traer como consecuencia que no termine por convencer a nadie. Aunque para los que amamos la literatura y nos gusta que nos hagan pensar un poco y no que nos den la razón, tiene mucho valor.
      Lo próximo que lea suyo es posible que sea "Las armas y las letras", aunque tengo varias más en liista.
      Un beso.

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  15. Siempre me plantea problemas este escritor, su narrativa me cuesta y es por eso que no me suelo acercar a él. Yo también pienso que hay temas que no hay por qué dejar de tratar, todo lo contrario.
    Prometo volver a intentarlo con Trapiello, espero que sea la definitiva.
    Gracias.
    Besos.

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    1. A mí me costó un poco el primer volumen de sus diarios, "El gato encerrado", pero sus novelas las leo muy bien y me resultan, además de interesantes, entretenidas.
      Hay temas que nunca se deben dejar de tratar, pero cuando se tratan con la altura que lo hace este autor entonces empieza a resultar imprescindible que se los trate. Da una visión diferente que no se casa con nadie y mueve a la reflexión.
      Un beso.

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  16. Estimada Rosa, creo que por muchos libros que se hayan escrito, más se deberían escribir sobre la guerra civil. Somo hijas de supervivientes, siempre lo he dicho. Mis padres, niños estuvieron bajo esos bombardeos. La guerra sigue presente, y aunque finges que olvidas (lo digo por ellos) cuentas banalidades, ahora a sus 92 años mi padre habla, cuenta, sin miedo, tal vez como dices, cuenta el autor por boca de su protagonista, cada uno lo que supo, lo que le dijeron, le contaron. Conozco a gente que está intentando recuperar trazos de la guerra civil, aquí en el sur de Granada, están publicando entrevistas a los supervivientes. La propia desbandá que ocurrió al comienzo de la guerra donde murieron miles de civiles huyendo de Málaga a Almería, ha estado cayada en la historia hasta hace poquísimos años. Nadie contaba, nadie decía, la historia callaba.Síiii, hay que saber, hay que comperender para actuar más justamente, los unos y los otros, dentro de esa balanza oxidada de la injusticia, de lo absurdo, de la muerte gratuíta. Un abrazo y sigo contigo amiga.....

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    1. La huida de Málaga a Almería con los bombardeos tuvo que ser terrible. Es uno de esos episodios que la gente olvida o no conoce y que les permite decir que en ambos bandos hubo iguales desmanes. No voy a explayarme con eso porque creo que en sucesivas publicaciones he dejado bien claro lo que pienso. Tengo una novela en lista que se titula "El paseo de los canadienses" que trata ese episodio.
      Ayer en la 2 pusieron un documental que si no has visto te recomiendo: "El silencio de otros". Deja muy claro que el olvido solo contribuye a que las heridas no cicatricen y el dolor se haga crónico.
      Nunca sobran las novelas sobre la Guerra Civil.
      Un beso.

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    2. Hola de nuevo, sí vi el documental, lo vimos, ya muy tarde, uf, impresionante, me sigue impactando y emocionando mucho (ese encuentro de la hija con el padre en la fosa...) mira que he visto ya imágenes, aquí se han hecho exposiciones, hemos asistido a charlas... De hecho, aquí en Motril, muy cerca de Almuñécar, hay un chico, Fernando Alcalde, que ha publicado un libro recopilatorio sobre la desbandá en esta zona, él sigue haciendo entrevistas a los mayores, mi padre, es uno de ellos, con sus 92 años. Comenzó buscando a nivel privado un familiar y tanta información recopiló que ahora lo ha publicado y sigue en ese camino de esclarecer lo ocurrido. Un abrazo.

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    3. Es un documental de lo más emotivo. Y una vergüenza que una jueza de Argentina tenga que intentar hacer Justicia donde ningún juez español se atreve y, cuando Garzón se atrevió, mira lo que le pasó. Así nos va en este país.
      Un beso.

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