Dos de Luis Landero
Durante muchos años fui leyendo los libros de Luis Landero. Empecé con Caballeros de fortuna. Dejé pasar Juegos de la edad tardía porque el éxito mediático que tuvo en su día me llegó a saturar, como suele sucederme y en aquella época (finales de los ochenta) mucho más aún. Poco después de terminar Caballeros de fortuna, caía rendida a los pies del autor por segunda vez con Juegos de la edad tardía, ahora sí rescatado del retraso. Después ya fui leyendo los libros del autor a medida que se iban publicando. Llegó un momento, tras Retrato de un hombre inmaduro, en que me llegaron a afectar demasiado sus personajes, tal vez, me cansaron. Como dice el propio autor en El jardín en invierno, «Otra vez el hombrecillo gris y sus grandes o pequeños afanes, no». Bueno pues eso mismo me dije yo solo que tres libros antes.
Dejé de leer a Luis Landero y me salté varios de sus libros, entre otros este jardín invernal. Volví sobre él con Lluvia fina, el primero del autor en aparecer en el blog. Volví a encontrarme con sus letras y sus historias y decidí volver sobre lo abandonado. Y de esa decisión es fruto la lectura de estas memorias que vinieron a completarse hace unos meses con una especie de continuación, El huerto de Emerson. Y ya metida a leer sobre la vida del autor, decidí leer los dos libros (ambos poco extensos) seguidos.
«Y me fui. Lo que no sospechaba, claro está, es que el camino que iniciaba en ese instante fuese tan largo y tan definitivo, porque ya no me dirigía a la calle sino hacia el futuro, era allí donde comenzaba mi verdadero futuro, el que con el correr de los años me traería hasta esta mañana en que escribo estas líneas, deudoras, como casi todo lo que he escrito en mi vida, de aquella tarde incesante de mayo. Y es que a veces el pasado no acaba nunca de pasar». Y aquella tarde incesante de mayo fue la tarde en que el autor se fue de la habitación del hospital en la que su padre pasaba sus últimos momentos. No lo volvió a ver con vida y ese pasado es el que lo revisita desde entonces. Es ese pasado que no acaba nunca de pasar. Las cosas que se debieron hacer y no se hicieron. Los deseos que se tuvieron y no deberían haberse tenido.
Pero el libro, que no la historia que se nos narra, comienza antes. Comienza en septiembre de 2013, cuando el autor nos cuenta que ha empezado a escribir su nueva novela y hasta nos «lee» lo que lleva escrito, ese principio que lo ha dejado triste y abatido y lleno de pesimismo aunque intente luchar contra él y convencerse de que, como otras veces, sabrá superarlo y sacará adelante la novela. «Las armas de fuego siempre habían ejercido sobre él una oscura atracción. Muchas veces había pensado que con una pistola en el bolsillo, aunque fuese una de esas para señoritas, que parecen de juguete, hubiera sido otro hombre, más seguro de sí, más capaz de sustentar las miradas ajenas, otros andares...». Y así empezaba la novela, y siguió leyendo y leyéndonos con la esperanza de que la relectura le reconciliara con la nueva novela, pero no fue así, y enseguida fue cuando se vio diciendo eso de «Otra vez el hombrecillo gris...».
Y tal vez entre sus dudas, su repudio de la novela apenas esbozada, su imposibilidad de escribir mientras sabe que tan solo para eso sirve porque nada más sabe hacer, salió al balcón y es ahí donde empieza la historia narrada en El balcón en invierno, en esa salida al balcón «a ese espacio intermedio entre la calle y el hogar, la escritura y la vida, lo público y lo privado, lo que no está fuera ni dentro, ni a la intemperie ni a resguardo», cuando recordó otro balcón y otro anochecer, en este caso de 1964, y empezó esta historia. No sé cómo era ese balcón. Quiero pensar, pienso, que era como el que había en casa de mi abuela en la habitación del balcón, algo más de medio metro de baldosas colgadas sobre el vacío con una barandilla de enrejado protegiendo de la caída. Medio metro hacia fuera, algo más de metro y medio de ancho. Nada de terraza, aquello era un balcón. El balcón al que se asomaron el autor y su madre a finales de verano de 1964, poco después de la muerte del padre en mayo.
Es ese momento de la muerte del padre el que se toma como inicio. Puede que el momento más traumático, o que con más trauma se recuerda. Para el autor, en su momento, tal vez fue más doloroso el internado en Madrid que lo sacó de su pueblo y de su infancia, pero cuando esto escribe, es el recuerdo de su padre y las circunstancias de su muerte lo que en realidad constituye el centro de toda su historia y no está mal empezar por el centro. Eso le permite ir hacia adelante y hacia atrás, en un viaje caótico por el tiempo que enseguida encuentra su desordenado orden y deja de desconcertarnos (aunque he de reconocer que al principio un poco de desconcierto sí que noté).
Acompañamos al autor de niño en sus estancias alternas entre el pueblo (Alburquerque) y el campo. Y más tarde en el internado de Madrid al que volvía nada más volver del campo al final del verano, una vuelta triste porque «allí acababa el tiempo de la inocencia y de la impunidad, donde el presente lo era todo, y comenzaba el futuro, tan amenazante como el perfil bruto e inflexible de las torres y almenas. Pronto acabarían las vacaciones y yo tendría que volver a Madrid para forjarme un porvenir y llegar a ser algo grande en la vida». En el campo había un castillo, en el pueblo, una piedra. En el campo estaban las casas que su abuelo Luis había construido con sus propias manos y toda la libertad que un niño puede desear y disfrutar cuando la inocencia aún no ha sido velada por las nieblas de la vida y sus exigencias y quehaceres.
Sabremos de toda su familia: abuelos, tíos, primos... aparte de padres y hermanas, por supuesto. Una familia de campesinos, gentes muy distintas a las del pueblo. Una familia en la que no había libros «En mi familia no había nadie con estudios, ni siquiera el bachiller elemental. Unos habían ido a la escuela el tiempo justo para aprender a leer, a escribir y a hacer las cuentas. Algunos eran analfabetos. Otros habían aprendido algo, pero por falta de práctica habían olvidado lo poco que sabían. Había, por ejemplo, quien sabía leer pero no escribir». Afortunadamente para el autor, su padre tenía claro que su hijo sería «alguien», preferiblemente abogado. Y así, en una casa sin libros (en ninguna de las casas de aquella extensa familia había un solo libro) se fue haciendo el escritor que conocemos. Aunque no es del todo cierto que no hubiera ni un libro. En casa del autor había uno que ya debía de estar allí cuando llegaron a la casa.
Acompañaremos a miembros de su familia y desde 1925 hasta 1969, sabremos de las andanzas de abuelos, padres, tíos... y de las propias. Ya en Madrid toda la familia, veremos al autor fracasar en los estudios, ser expulsado de los trabajos, labrarse la complicada relación con su padre que lo llevó a salir del hospital en el que agonizaba sin acompañar sus últimos momentos. Y lo veremos después, de guitarrista y de oficinista de día y estudiante de noche...
Parte de la novela está escrita en segunda persona. El escritor nos comenta que habla con su madre. Creo que esas partes en segunda persona es ella la que habla con su hijo. Pero habla poco de sí misma. Tal vez por eso se sabe mucho más del padre. Cuándo es preguntada acerca de su propia vida siempre dice que no hay nada que contar «Quizá, en general, haya poco que contar acerca de la vida, tan monótona casi siempre, y por eso existen y nos gustan tanto las novelas y las películas, donde los años, aligerados de su carga de tedio y reducidos a lo esencial, se organizan armónicamente en torno a un argumento con su principio, su desarrollo y su final trágico o feliz. Y nos parecen reales, o al menos verosímiles, porque nuestras vidas, vagamente, se parecen a esas historias completas y cerradas. (El caso de mi padre, dicho sea entre paréntesis, es aún más singular, porque la suya fue una vida trágica sin argumento, sin historia, sin otra cosa que la tristeza de desear en vano, que es tanto como decir que la pura tristeza de existir)».
Pero no solo habla de su familia y de sus recuerdos de infancia, También nos habla de su biblioteca, de sus autores, del significado de la literatura, de lo que para él es el hecho lector y escritor. Un libro que envuelve y que difícilmente se suelta de las manos. Un libro que deja con ganas de más. Con ganas de llegar hasta la actualidad, de verlo estudiar la carrera y triunfar como escritor, de conocerlo en su papel de profesor y lo que para él significó. Pero el libro termina y dejamos al autor en 1969 (más o menos) con mucha vida por delante. Y esa vida es lo que yo creí que nos traía El huerto de Emerson, recién publicado y que leí a continuación.
Autor: Luis Landero
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2014
Año de publicación original: 2014
Nº de páginas: 248
No encontré nada de lo esperado en El huerto de Emerson. No continúa la vida del autor. No le he visto estudiando la carrera ni triunfando como escritor que gana con su primera novela los premios más prestigiosos, el Nacional de Narrativa y el de la Crítica. Sí aparece, en cambio como profesor en un largo capítulo en el que nos cuenta cómo se presentaba a sus alumnos en su primer día de clase. «Ahora que es tiempo de novedades, y antes de que descubráis que yo no tengo mucho que decir, que apenas soy un anfitrión que está aquí para hacer las presentaciones entre vosotros y Cervantes o Chéjov —aquí un escritor, aquí un lector—, y que serán ellos, Cervantes o Chéjov, los que os enseñen literatura, y si ellos no lo consiguen no lo conseguirá nadie, antes de eso, antes de que mis palabras se conviertan en lluvia, quiero que me escuchéis bien por una vez, y que apuntéis en vuestros cuadernos lo que voy a deciros, y que de vez en cuando lo leáis, hasta que estéis seguros de no olvidarlo nunca». Y se extiende en un capítulo, para mi gusto demasiado largo, acerca de esas palabras que, en mi opinión, pocos alumnos escucharían en su totalidad.
Ya no sigue Luis Landero contándonos su vida hacia atrás y hacia adelante. No sabemos de su quehacer de novelista, de sus alegrías ante los éxitos, sus frustraciones ante las dificultades. El huerto de Emerson trata más de autores y de literatura y cuenta anécdotas sueltas de su familia y de su pasado, pero para mi gusto (y conste que es solo para mi gusto) ha perdido el encanto de quien recuerda y traslada los afanes de una vida, para hacer reflexiones sueltas sobre distintos temas. El noviazgo de su prima vigilado por su abuela y su tía y un autor que, con dos años, de poco podía acordarse; la actividad febril y eficaz de las mujeres en contraposición a los ires y venires un tanto caóticos y cansinos de los hombres; el colmado de Pache que surgió de una idea repentina y brillante; el Madrid de su infancia; el descubrimiento del sexo; el soplo de aire fresco que traían a los pueblos los que los visitaban tras haber estado fuera conociendo otros mundos y otras gentes.
Reflexiones que me resultan extensas en exceso. Hasta algún momento ha habido en que he estado tentada de abandonar. No es que no me interesara lo que contaba, es que con menos abundancia hubiera tenido suficiente para captar el significado y hubiera disfrutado más. Este libro no es una continuación de aquella biografía de El balcón en invierno, aunque hay hechos de su vida; tal vez sea el afán por mostrarnos su huerto, un precioso ejercicio por aceptar el propio huerto sin envidiar ni añorar el de los demás, por mucho que sus frutos sean mejores y más abundantes. Uno solo tiene el huerto que le ha tocado y con él debe saber capear el temporal. Eso les decía a sus alumnos remitiéndoles al ensayo de Ralph Waldo Emerson.
Esperaré la próxima novela de Luis Landero o leeré el par que me queda de las pasadas. No ha sido El huerto de Emerson la lectura que esperaba, aunque reconozco que no deja de tener su interés. Aparte, claro, de la prosa precisa, perfecta y hermosa.
Estos libros participa en el Reto Escritores de la A a la Z que organiza el blog Lecturápolis. Con él relleno la letra L.
Título del libro: El huerto de Emerson
Autor: Luis Landero
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Tusquets
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 240
Hola,
ResponderEliminarsiempre que veo un libro de este autor me digo que tengo que animarme, me causa mucha curiosidad no sé bien por qué. Según te leía me has ido convenciendo poco a poco pero solo del primer libro, El huerto de Emerson, descartado.
Un beso, Rosa
Tampoco está mal El huerto de Emerson. Yo esperaba que continuasen sus memorias, pero eso es culpa mía (puede que de la sinopsis de la editorial un poco también). No obstante, el libro es interesante y está escrito de maravilla. Las novelas de Lis Landero son también muy buenas.
EliminarUn beso.
Al leerlos seguidos es lógico que "El huerto de Emerson" te haya decepcionado un poco, porque "El balcón en invierno" realmente es una maravilla. "Un libro que envuelve", me gusta mucho como lo has definido. En el segundo, más que una continuación, regresa a determinadas historias que cuenta casi como relatos independientes pero a mí sí que me gustó leerlo, me gusta el tono y esa melancolía que desprende, pero es cierto que no es comparable al anterior. Un beso, Rosa.
ResponderEliminarEso es. El huerto de Emerson se parece más a un libro de relatos. Y es fabuloso así visto porque lo que cuenta tiene mucho interés, son historias muy buenas y muy bien contadas. Lo malo fue hacerme unas expectativas que no responden a la realidad. Aun así todo no podría decir que no me gustó, tan solo que no era lo que esperaba y que en algunos de esos «relatos» se extiende más de lo necesario, desde mi punto de vista.
EliminarUn beso.
Leí "El balcón en invierno" allá por el 2016, y lo recuerdo como un libro memorable, me cautivó el estilo narrativo de Landero al servicio de una gran historia, la suya propia.
ResponderEliminarEn la narrativa actual española lo considero uno de los imprescindibles.
No he leído el otro que reseñas, pero antes me gustaría ponerme con "Juegos de la edad tardía", que no he leído.
Un beso, Rosa.
Juegos de la edad tardía es una gran novela. Sí que es uno de los grandes de la narrativa española actual. Eso no se puede negar. Su calidad siempre está en nivelas más que aceptables. Es duro encontrase con sus tristes y grises personajes, pero eso no quita para reconocer que sus novelas son muy buenas.
EliminarEl jardín en invierno es un precioso libro de memorias que es fundamental si se quiere seguir la obra del autor.
Un beso.
Sigo sin leer nada del autor y Juegos de la edad tardía con total seguridad, y algún otro título que no recuerdo, anda en casa de mis padres. Debería ponerme a ello.
ResponderEliminarBesos.
Pues tanto Juegos de la edad tardía como Caballeros de fortuna, son las novelas que recuerdo con más agrado.
EliminarAy, los libros que quedaron en casa de los padres. Yo también ando pendiente de rescatar algunos. Para releer o porque se me quedaron pendientes.
Un beso.
Solo he leído de él Lluvia fina y la verdad es que no me gustó, me han recomendado muchísimo El balcón de invierno y después de leerte tal vez me anime.
ResponderEliminarUn beso
A mí sí me gustó Lluvia fina, aunque se sale un poco de lo que es su narrativa habitual. Cansada como estaba de sus personajes grises y tristes, este libro me sorprendió al no encontrar nada de eso. Aunque en realidad, también creo que es la novela más sencilla del autor.
EliminarEl balcón en invierno también se sale de lo que era su obra hasta el momento al ser un libro de memorias en lugar de novela que era lo que había escrito hasta entonces.
Un beso.
Hola, del autor leí hace años Juegos de la edad tardía y otro que ahora mismo no recuedo y me gustaron mucho, tengo ganas de volver sobre el autor Lluvia fina es el que más me llama, así que supongo que me animaré con este. Besos.
ResponderEliminarLluvia fina es distinta a todo lo que yo había leído y me gustó. Las otras novelas son más duras y con personajes muy complejos (a pesar de su grisura), en ese aspecto Lluvia fina supone un descanso, aunque también tiene su parte dura y su complejidad. Un gran autor en todo caso.
EliminarUn beso.
Me ha gustado mucho recordar El balcón en invierno con tu reseña, Rosa. Con el descubrí a Landero y me pareció maravilla pura. Guardo un recuerdo muy grato de esa lectura.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho también leer tu reseña de El huerto de Emerson, pues no había leído todavía ninguna sobre este libro y sentía mucha curiosidad. Es cierto que se vende como una continuación de El balcón en invierno (ay, las editoriales y sus juegos al despiste para captar la atención de potenciales lectores). Tenía mis dudas sobre este libro, de todas formas. Puede ser también que esas dudas estuvieran motivadas por mi reciente lectura de Lluvia fina, con la que me llevé cierta decepción. En todo caso tu reseña me ha servido para templar expectativas.
Casi puedo asegurar que volveré a encontrarme con Landero. No tengo muy claro si será con este El huerto de Emerson o si me decantaré en su lugar por alguna de sus novelas más añejas. En todo caso espero que el reencuentro sea con el Landero de El balcón en invierno y de Juegos de la edad tardía.
Besos
Pues fíjate que a mí, Lluvia fina me supuso la reconciliación con el autor. No es que me hubiera enfadado o decepcionado, pero me cansé, al igual que él mismo, de sus personajes («Otra vez el hombrecillo gris y sus grandes o pequeños afanes, no»). Si te fijas, el inicio de novela que nos cuenta al inicio de El jardín en invierno, esa que estaba escribiendo, vuelve a tratar sobre uno de esos personajes. Tengo que reconocer que me quedé con ganas de más. Algún día debería retomar Luis Landero esa novela porque prometía. A lo que iba, tras cansarme un poco de esos personajes que me deprimían, lluvia fina me gustó mucho.
EliminarNo dejaría de recomendarte El huerto de Emerson ahora que ya vas avisada y sabes que no es una continuación de El jardín en invierno. Es un libro muy interesante, más metaliterario y con historias y reflexiones muy bonitas. Cierto que algunas me hubieran gustado más escuetas, pero aún así creo que es recomendable.
Un beso.
Pues no he leído nada del autor aún. Le tengo que poner remedio! Me llevo varias novelas de las que citas apuntadas. Y de las que reseñas, me quedo con El balcón en invierno, que se ve toda una joyita.
ResponderEliminarBesotes!!!
Sí que es una joyita. te gustará. En cuanto a sus novelas, yo creo que es fundamental conocer Juegos de la edad tardía. Es su primera novela (menudo comienzo), tiene premios de lo más prestigioso y resume la esencia más pura del autor. Creo que es la mejor forma de conocerlo.
EliminarUn beso.
Hola. De este autor he leído solo uno y si no me equivoco es de los que te has dejado en el camino, La vida negociable. Por lo que he ido leyendo en la reseña he ido pensando que se parecía mucho, el tipo de personaje, la intención, el tema... La pega que le veo a este hombre es que me parece que destripa demasiado la narración, lo explica todo mucho, y me gustan los detalles pero tampoco hay que pasarse.
ResponderEliminarLo cierto es que me suelen gustar las biografías de escritores cuando las escriben ellos mismos pero no soy tan fan de Landero. La tendré en cuenta pero sin agobios.
Besos
Sí, La vida negociable es uno de los que me quedan junto con Absolución.
EliminarMás que destripar yo creo que se extiende en reflexiones que suelen ser muy interesantes. Hasta El huerto de Emerson nunca me habían sobrado esas reflexiones, pero en esta sí que he echado de menos un poco más de concisión.
El jardín en invierno no es una autobiografía al uso. Cuenta cosas muy curiosas y de una forma muy bonita. Va y viene en el tiempo y en el espacio y además es que su vida ha sido bastante original.
Un beso.
Yo también pensaba que seria una continuación de El balcón de invierno que me encantó. Tengo pendiente ese nuevo y varios antiguos pero sobre todo el de Juegos de la edad tardía que lo tengo desde hace tiempo. Volveré a Landero. Un abrazo
ResponderEliminarYo creo que Juegos de la edad tardía es o mejor para conocer a Luis Landero. En esa novela está el resumen de todo lo es el autor. Si te atrapa, te harás seguidora. Puede que, como a mí, te terminen agobiando un poco esos oficinistas o viajantes o... de vidas tan grises, pero seguro que, como yo, terminas volviendo al autor.
EliminarUn beso.
Hola. Yo he abandonado El huerto de Emerson y te confieso que me cuesta muchísimo abandonar un libro y más si lo compro con ilusión, pero coincido contigo por lo que leí.
ResponderEliminarBesos y felices lecturas.
Por un momento, se me cruzó la tentación de abandonar, pero me alegro muchísimo de no haberlo hecho. Creo que si mis expectativas hubieran sido otras (o ninguna), lo hubiera cogido con sumo gusto desde el principio, pero esperar una continuación de El balcón en invierno y no encontrarla me desconcertó un poco. Aun así, me parece un libro precioso y va ganando en el recuerdo.
EliminarUn beso.
Vaya Rosa!! Veo que una sí, pero la otra no te ha convencido, quizás las expectativas que nos juegan malas pasadas. No sabía que el autor escribía sobre sí mismo, curioso. ¿Sabes? reconozco que hace un tiempo empecé un libro de Landero, no recuerdo exavtamente cual (puede que fuera el de la Lluvia porque uno de mis cuñados me la recomendó con fervor, y me aburrió pronto. Pero ya sabes que soy muy rara en temas lectores y me da rabia, porque cada vez me cuesta más engancharme a las lecturas
ResponderEliminarPero ¿que le voy a hacer?
Besos
Al final las dos me han convencido. Como le digo a Carmen, justo aquí encima, al final he de reconocer que, salvando mis expectativas de las que solo yo tengo la culpa, El huerto de Emerson es un libro muy interesante. Es como un libro de relatos en el que el autor narra y reflexiona sobre hechos sueltos, algunos de su infancia y su familia, y todo ello merece mucho la pena porque además está tan maravillosamente escrito que atrapa. Lo malo fue que yo esperaba otra cosa.
EliminarYo también he tenido temporadas en que me costaba engancharme con ningún libro. Lo que suelo hacer entonces es releer algo que sepa que me va a gustar y suelo romper la mala racha. Bueno, eso me sirve a mí. No quiere decir que sea válido para todos.
Un beso.
Hola, Rosa.
ResponderEliminarNo he leído nada del autor así que solo puedo comentar que es un gusto aprender de literatura junto a ti y a tus reseñas. Solo matizaré que con autores tan consagrados puede ser hasta cierto punto normal que los nuevos títulos lleven un cierto halo de decepción.
Besos.
Más que decepción, creo que yo me creé unas expectativas a las cuales puede que ayudara el comentario de la editorial: «Luis Landero retoma la memoria y las lecturas de su particular universo personal donde las dejó en El balcón en invierno.» Con esa sinopsis es lógico pensar que las memorias avanzan a partir de El balcón en invierno, pero no es así. Sin eso, me habría enfrentado a la lectura del libro y me hubiera gustado mucho más desde el principio. O puede que no lo hubiera leído. Las editoriales saben hacérselo muy bien.
EliminarUn beso.
Buenos días:
ResponderEliminarAunque no me enorgullezco de ello, no suelo leer literatura contemporánea española. Por ese motivo no conozco la obra de este autor. Lo que nos cuentas suena interesante, quizá algún día me ponga con sus obras.
Un abrazo y enhorabuena por tu publicación, es muy buena!!
Qué curioso. Bueno todos tenemos nuestros gustos. A mí no me atrae nada ambientado antes del siglo XIX con lo que la novela histórica es un género que frecuento muy poco. En cambio la literatura actual española es lo que más aparece en mi lista de leídos.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola, Rosa. Con "El balcón en invierno" sentí que todo lo que estaba contando lo sabía ya, entero o a medias, de otras novelas de Landero y creo que por eso me dejó menos huella que a otros lectores. Siguiéndole después, no me ha llegado a enganchar tanto como en sus primeros trabajos. "El huerto de Emerson" parece una oportunidad desaprovechada de contar lo que muchos de sus lectores estamos deseando que nos cuente, esos años de primeros éxitos y demás. Pero en fin, que le quiten lo bailado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo tengo tan mala memoria que no recuerdo las vivencias que cuenta en El balcón en invierno como aparecidas en sus novelas (claro que me quedan dos por leer). Reconozco que sus primeros trabajos son mejores que Lluvia fina, pero en cambio este es más amable. No tiene personajes tan grises y deprimentes como acostumbraba y la verdad es que yo se lo agradecí.
EliminarEl huerto de Emerson es una lectura que te recomiendo, No nos cuenta esas partes de su vida que deseamos saber, pero lo que cuenta es hermoso e interesante, aunque en algunos casos se alargue más de lo deseable, lo cual es solo opinión mía.
Un beso.
Hola Rosa!! Siempre me descubres nuevos títulos muy pero que muy interesantes. ¡Fantásticas reseñas y gracias por tu recomendación! Besos!!
ResponderEliminarSí que son interesantes estos dos títulos. Me alegro de que te hayan gustado las reseñas.
EliminarUn beso.
¡Hola, Rosa! Siendo honesta, no he leído ningún libro de Luis Landero, pero por todo lo que cuentas en tu reseña, me deja con ganas de disfrutar de esa pluma maravillosa que nos cuentas y conocer más de su obra. Me llevo apuntado El balcón en invierno, espero disfrutarlo mucho. Que tengas un lindo fin de semana. ¡Un beso!
ResponderEliminarEs uno de los autores de referencia de finales del siglo XX y principios del XXI en España. Espero que El balcón en invierno te guste. es un gran libro y si te decides por alguna de sus novelas, también te gustará.
EliminarUn beso.
Hola.
ResponderEliminarNo he leído ninguno, y no sé decirte si me apetece, jejeje, por un aparte quiero y por otra dudo. Si por casualidad me animo, los leeré seguidos.
Milgracias por la reseña.
Pues espero que te gusten y al menos ya vas avisada y sabes que El huerto de Emerson no es exactamente la continuación de El balcón en invierno. Si yo lo hubiera sabido, hubiera disfrutado más de esa no continuación.
EliminarUn beso.
Ay, nooooooooooo. Estuve a punto de comprar lo último de Landero el día del libro, pero no pude acercarme a una librería y me dije: "No pasa nada. Aprovecha que tienes saldo en Amazon y cuando puedas lo compras, aunque no sea día del libro. Para ti, todos los días son del libro". Pero ahora te leo y plofffff, me he tapado los ojos al leerte, jejeje. Qué chasco. No sé, Rosa. Vale que cada lector es un mundo pero a mí el exceso me resulta cargante. ¿Qué hago? Me encanta Landero. Leí El balcón de invierno y me gustó. Lo mismo un poquito menos de lo que esperaba. ¿Y si este último me gusta menos y menos...? Ay, qué dilema. Ya veré. Besos
ResponderEliminarNo sabría qué decirte. A mí me gustó. En cuanto me quité mis ideas preconcebidas acerca de que era una continuación de El balcón en invierno y lo leí como un libro más, me di cuenta de que era un buen libro con un montón de historias y reflexiones muy interesantes. Está lleno además de autores, novelas... es muy metaliterario. Ahora, si ya El balcón te gustó menos de lo que esperabas igual este te gusta menos aún. Aunque si te gusta el autor, es bueno conocer su obra. Como ves, no soy la más indicada para sacarte del dilema.
EliminarUn beso.
No he leído nada del escritor que nos traes, del cual no he leído nada, absolutamente nada, de modo que lo anotaré en la interminable lista kque tengo pendiente para cuando acabe mi curso y durante el mes de agosto, ponerme al día con uno de mis hobbies, leer, de modo que lo anoto, eso sí, creo que empezaré por el primero y veré después si continuo con el segundo o me decanto por algún otro.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que es mejor empezar por el primero, en efecto. Y las novelas me gustan aún más. Te recomiendo a este autor.
EliminarUn beso.
Ha sido la prosa precisa, perfecta y hermosa, además de lo que nos cuenta, lo que a mí me ha conquistado de El huerto de Emerson. Cómo no había leído nada suyo iba con esa ilusión de encontrarme con el autor y ver lo que sentía leyendo su libro. Quizás ha sido eso lo que me ha hecho que resulte una muy buena lectura. Me pondré sin duda con otros. Besos
ResponderEliminarEs muy buena lectura. El problema fue mío porque tenía unas expectativas que no se correspondían con la realidad.
EliminarEl libro me gustó y en cuanto me di cuenta de que no era la continuación que yo esperaba, empecé a disfrutarlo aún cuando sigo pensando que en algunos detalles se extiende en exceso, pero el libro es muy bueno.
Un beso.
Hola, Rosa:
ResponderEliminarNo he querido leer tu reseña sobre "El huerto de Emerson" hasta haber leído y hecho yo la mía. Vengo ahora aquí y no puedo estar más de acuerdo contigo. También yo, aunque me parece no haberlo señalado en mi reseña, me rompió un poco esta lectura la gran satisfacción que me dejó "El balcón en invierno". Creo que es cierta la afirmación que hace en la novela de que la iba a escribir sin plan previo, a lo que fuera saliendo según que las frases y las palabras fueran tirando unas de otras. Y así lo hace.
Creo que es un pequeño ajuste de cuentas consigo mismo y un reconocimiento de lo que ya todos sus lectores sabemos: que todo lo saca de su propia memoria, de su propio "huerto". Por eso me ha parecido más un ejercicio metaliterario que otra cosa. y como tú bien dices utiliza este libro para engrosar su propia experiencia vital con las no menos vitales -si bien literarias- recibidas de un muy amplio abanico de escritores. Y al hablar de ellos pone el acento en que lo importante siempre siempre es el sentimiento.
Dices que esperarás a la siguiente novela. Tras haber leído esta no sé yo si la vida vivida de Landero dará para mucho más. Aunque eso sí su estilo es siempre magnífico.
Un beso
Sería una pena que no escribiera más narrativa. Yo creo que aunque siempre escriba sacando de su propia memoria, puede escribir la novela de su vida con muy diferentes argumentos. A mí me gustan mucho esos autores que, como yo digo, siempre escriben la misma novela con diferentes historias. Un caso es Javier Marías (o lo fue durante un tiempo). me gusta que me cuenten lo mismo con diferentes argumentos y las vueltas que se les puede dar a los temas mediante tan distintas narraciones.
EliminarSí que da la sensación de que Landero está tirando de ensayos acerca de su propia vida porque ya no le convencen las novelas que escribe o intenta escribir. Sí es cierto que Lluvia fina, aunque a mí me gustó mucho, se sale de todo lo que venía escribiendo hasta ahora. También es verdad que por eso precisamente me gustó. Fue como un soplo de aire en esa narrativa un poco asfixiante, en lo que a temas y personajes se refiere, tan propia del autor («Otra vez el hombrecillo gris y sus grandes o pequeños afanes, no»).
Sea como sea, novela o ensayo, leer a Luis Landero es siempre un placer y una continua fuente de sorpresas agradables.
Un beso.
Leí hace muchos años Juegos de la edad tardía y me gustó, después tras varios años sin leer nada de él volví con Lluvia Fina y me gustó bastante. Entonces me decidí a recuperar alguna novela pasada suya. Alguna me gustó y otras menos, entre las de menos está El balcón en invierno. No conseguí cogerle el ritmo y fue una de esas lecturas en las que parece que vas a remolque y sin llegar a conectar con la narración, lo intentaré con el Huerto de Emerson.
ResponderEliminarGracias.
Un beso