"Un rockero de andar por casa" Pedro Fabelo
«Mi historia comienza el 8 de enero de 1955. Ese día vino al mundo un bebé de pelo rubio, piel blanquecina y carita sonrosada al que sus orgullosos padres decidieron poner por nombre Henry Bertram Stockleigh. Al momento de su nacimiento aquel bebé de pelo rubio, piel blanquecina y carita sonrosada adquirió ipso facto el rimbombante título nobiliario de noveno conde de Brudford.
Para quien no lo haya pillado aún, diré que ese bebé y quien esto os escribe son la misma persona. Es decir, que me llamo Henry Bertram Stockleigh y soy el noveno conde de Brudford».
Acto seguido Henry Bertram Stockleigh, noveno conde de Brudford, pasa a contarnos la realidad de su vida, es decir, su encierro voluntario en su casa desde el 31 de diciembre de 1979. Teniendo en cuenta que esto lo cuenta el 8 de mayo de 2011, lleva encerrado en su casa más de treinta y un años. Desde entonces nada nuevo ha entrado en su casa excepto un reproductor VHS que su amigo Colin le regaló en 1981. En él ve programas y películas, pero todos anteriores a 1979. Nada nuevo sucedido después de aquella década ha entrado nunca en su casa. «[...] todo en mi casa recuerda a la década de los setenta: el papel pintado de las paredes, mis muebles, mis discos, mis libros, mis cintas de vídeo; en fin, todo. Incluso mi fondo de armario no ha sufrido variación alguna desde aquellos lejanos días; sigo vistiendo igual a como lo hacía treinta años atrás».
Aquel 31 de diciembre de 1979, despertó con la idea de que el mundo que conocía y al que estaba plenamente adaptado estaba a punto de desaparecer y él decidió resistir y atrincherarse en su década favorita, la que él considera la del máximo esplendor del rock, la música que le salvó la vida en la infancia. Huérfano desde bebé tuvo que vivir con una tía abuela y sus tres hijos. Soportar a aquellos cuatro seres crueles que pugnaban por hacerle la vida imposible lo convirtió en un niño solitario encerrado en sí mismo. Pero afortunadamente, siempre hay una salida que nos libra del horror. O casi siempre.
«La única forma que tenía de evadirme y evitar sucumbir bajo aquel infierno era enfrascándome en mis lecturas secretas —es decir, prohibidas por el régimen dictatorial impuesto por la bruja de Hertfordshire y sus secuaces—, o pasándome las noches escondido en la intimidad de mi cuarto, sintonizando hasta altas horas de la madrugada las emisoras de radio piratas que programaban rock las veinticuatro horas del día los siete días de la semana. De no haber sido por aquella música y aquellas lecturas no sé qué hubiese sido de mí».
Y de esa forma, desde muy pequeño, Henry se aficionó al rock y a la literatura. Su colección de música consiste en unos tres mil vinilos de música de rock compuesta entre 1962 y 1979. «Y es que, en mi modesta opinión, entre esos años se dijo todo cuanto se tenía que decir musicalmente hablando». Por eso, cuando vio que los aires que venían se alejaban de su idea de mundo perfecto, decidió parar el tiempo y vivir sumergido en su década prodigiosa, los setenta.
De manera que el 31 de diciembre de 1979, Henry se encerró en su casa sin querer saber nada de lo que pasaba en el mundo. Tan solo trata con su amigo Colin y con su ama de llaves y ayudante para todo, la señorita Dora Maugham. «una joven viuda de cuarenta y dos años que perdió demasiado pronto a su marido». Henry pasa pues sus días oyendo música y leyendo. Y se dispone a leer De profundis de Oscar Wilde. Con su ama de llaves fuera por ser su día libre, se las promete muy felices.
«Sofá. Posición de extrema vagancia; es decir, tumbado, con la espalda apoyada sobre un par de mullidos almohadones estratégicamente colocados contra uno de los brazos del sofá y pies apoyados sobre un consistente cojín situado en el otro extremo. Silencio absoluto. Máxima concentración».
¿Os suena? Una felicidad que se verá truncada porque justo ese día se empieza a terminar el encierro en solitario y en la década de los setenta de Henry Bertram Stockleigh, noveno conde de Brudford. Y como siempre, el fin de la tranquilidad viene anunciado por el sonido del timbre. Henry no lo sabe, pero la vida está a punto de entrar en su casa para sacarle a él de ella.
Con el humor que caracteriza la prosa de Pedro Fabelo asistiremos a las peripecias de Henry y de los personajes que van apareciendo en su vida; veremos cómo el pasado también decide visitarlo para remover sus recuerdos y darle la oportunidad de volver a vivir en el presente y recuperar una ilusión que creía perdida. Será capaz de apreciar lo bueno que tienen los avances del mundo, hasta los que menos creía que podían remover sus intereses. Y será capaz de ponerle los cuernos a la adversidad cuando esta se le presente, enfrentándole todo el optimismo y las ganas de salir con bien de las peores situaciones. «El hecho de perder la tranquilidad que te proporcionaba el dinero ha hecho que levantes el culo del sofá y salgas a la calle, a enfrentarte a la vida, a descubrir ese mundo cuya existencia has estado negando desde que tomaste la decisión de encerrarte en casa».
Con humor, sí, pero sin olvidar la crítica, Pedro Fabelo nos entrega con su primera novela una historia amable, divertida y que rezuma buen rollo; dinámica y fácil de leer gracias a sus capítulos cortos que hacen que pases de uno a otro casi sin darte cuenta. Digo de la novela que es amable, divertida y que rezuma buen rollo, pero además no olvida echar una mirada alrededor y mostrarnos la realidad, algunas situaciones complicadas, vidas impregnadas de soledad y pérdida. Una novela en la que, por lo que le conozco de su blog y de los dos volúmenes de relatos que le he leído, Pedro Fabelo dice mucho de sí mismo y no solo de su amor por el rock y la literatura sino toda una forma de ver la vida como es, pero sin perder la sonrisa aunque sea amarga y el sentido del humor aunque sea negro.
Yo no soy muy aficionada a la música y el rock se me escapa por todas las costuras, pero Pedro Fabelo conoce mucho del tema y para los amantes de ese género el libro tendrá un doble interés porque mucha es la música, los grupos, las canciones, los álbumes que se mencionan. Para empezar, cada capítulo viene precedido de una frase perteneciente a una canción.
«Adivina quiénes acaban de volver hoy
Aquellos chicos de mirada salvaje
The boys are back in town (Thin Lizzy)»
Ese sería el inicio del capítulo 3, por ejemplo. En realidad el capítulo se titula The boys are back in town, pero viene precedido por esa frase de la canción y el nombre del grupo. Y eso en todos y cada uno de los treinta y cinco capítulos del libro. En principio pensé que igual tanta música, tanto grupo, tanto rock me iba a resultar pesado, pero nada más lejos de la realidad. Ha sido una información que, si bien me puede haber pasado más indiferente que a otras personas, no le ha restado disfrute al libro.
De Pedro Fabelo, nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1970, había leído dos recopilaciones de relatos:
Hay aún un tercer volumen que espera en mi Kindle y que pretendo leer en breve.
Título del libro: Un rockero de andar por casa
Autor: Pedro Fabelo
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Autopublicado
Año de publicación: 2022
Año de publicación original: 2022
Nº de páginas: 228
Qué bien has descrito la novela y el estilo narrativo de Pedro Fabelo, un estilo que, para quienes le seguimos en su blog Absurdamente y hemos leído los tres volúmenes de su Antología del Absurdo, ya nos resulta tan familiar que si leyéramos un texto de su autoría sin saberlo, adivinaríamos que él está detrás de esas letras. Vamos, que tiene un estilo muy personal e instransferible. El humor, la crítica social y la reflexón son tres ingredientes que nunca faltan en sus textos.
ResponderEliminarEn cuanto a Un rockero de andar por casa, me gustó de cabo a rabo, pues, además, yo sí soy un fan del rock de los años 70. Y quizá también por mi edad (aunque Pedro es 20 años más joven que yo), muchas de las desripciones que hace de la sociedad de aquella época me han resultado sumamente familiares, haciéndome sentir un colega del protagonista, je, je.
Quien tenga una pizca de sentido de humor crítico, seguro que la lectura de esta novela (que, además, es lo suficientemente breve como para no contener esa "paja" que tanto abunda últimamente en las novelas de 600 páginas o más) le resultará muy divertida. Y si al lector le gusta la música rock, todavía la disfrutará más porque conocerá detalles que muy probablemente desconocía.
Un beso.
Es una novela no muy larga, fácil de leer, divertida, amable, y todo ello sin dejar de ser crítica. La verdad es que ha sido una lectura refrescante con la que he disfrutado y que recomiendo a todo lector con un mínimo de sentido del humor. Si además es amante del rock clásico, mejor que mejor.
EliminarEs cierto que Pedro ya ha desarrollado un estilo muy personal que hace que se le pueda reconocer en cualquier texto que le pertenezca. A ver si en breve me pongo con el tercer volumen de su Antología del absurdo.
Un beso.
¡Hola Rosa!
ResponderEliminarme descubres autores que desconocía al completo. Me gusta la música, soy de las que me pongo a cocinar al son de la música, y me gusta un poco de todo, también el rock, aunque no soy entendida del clásico.
Me atrae lo del sentido del humor, pero el argumento no demasiado.
Pero aunque este no me lo lleve, me ha encantado conocerle a trenes de ti, de tu reseña.
Besos
Pedro es un autor con un gran sentido del humor que hasta ahora solo se había manifestado en relatos de los que tiene tres volúmenes. Esta es su primera novela y en ella hay humor, mucha crítica, muchísima música (aunque ya digo que te guste o no, no te sobra) y, sobre todo, mucho disfrute a medida que se va leyendo. A ver si pronto escribe una segunda y el argumento te atrae más porque creo que lo disfrutarías.
EliminarUn beso.
Querida Rosa:
ResponderEliminarAnte todo, lo primero que quiero decir es gracias. Tu reseña me ha resultado tan gratificante y tan cautivadora que, de no haber sido yo el autor, me habrías puesto los dientes largos como lector y me habrías animado a leer esa novela que tan acertadamente has reseñado. Tu análisis me ha recordado al estilo que intento aplicar a mis textos, y que aprendí de grandes maestros como Bukowski o Sharpe: conciso, certero, diciendo lo que quiero decir sin aditamentos innecesarios ni aburridas digresiones. Con las palabras justas has sido perfectamente capaz de trazar un perfil psicológico y vital de Henry, el protagonista de mi novela, y, al mismo tiempo, has sabido capturar el espíritu de la novela en una frase: "Una novela amable, divertida y que rezuma buen rollo". Yo no lo habría podido definir mejor. Y me alegra que lo hayas hecho tú, como lectora, ya que ese es el espíritu que deseo transmitir a quien decida acercarse a esta novela: pasar unos buenos ratos de lectura, alegres, divertidos, y alejados del ruido y el malhumor que la realidad se empeña en instaurar en nuestras vidas a diario.
He leído el comentario de Josep Mª Panadés, quien, por cierto, también me hizo llegar sus impresiones y consiguieron hincharme de ánimo y fuerza para seguir emprendiendo futuros proyectos que tengo en mente. La diferencia entre Josep y tú es que a él sí que le gusta la música rock de los 60 y 70, por lo que su conexión con la novela está como más enraizada, mientras que tú ya me habías adelantado, en comentarios realizados incluso antes de publicar mi novela, que a ti la música rock no te gustaba nada, lo cual me viene perfecto, ya que me ha demostrado que, sin gustarte ese género musical concreto, eso no es óbice para disfrutar de la historia que quiero contar y los personajes que transitan por ella. Así que, como reza el dicho: miel sobre hojuelas.
Sólo me resta darte las gracias por esta magnífica reseña, por las magníficas reseñas que has hecho de mis libros anteriores y por la confianza que desde el minuto uno has demostrado hacia mis letras. Sólo tengo palabras de gratitud y agradecimiento hacia ti y tu pasión por las letras.
Besos y abrazos, Rosa.
Muchísimas gracias a ti por tus palabras. Es cierto que una persona que ame la música rock como Josep María conectará mucho más y mejor con el espíritu de la novela, pero también es cierto que no es necesario ser fan de ese género musical para que la novela resulte todo un disfrute. La crítica que muestras en ella, la visión de la realidad, los episodios que la van conformando, se disfrutan más allá de los gustos y las pasiones del protagonista, cuyo perfil he sabido captar porque tú lo sabes transmitir.
EliminarMe ha encantado leerte en formato largo. Ya sabes que, aunque voy sabiendo apreciarlos y han terminado por gustarme mucho, nunca fui muy amante de los relatos y sigo prefiriendo la novela. Quedo esperando la segunda y mientras a ver si leo el tercer volumen de tus relatos.
Un beso muy fuerte.
Qué punto de partida más original, el de esta historia. Me parece fantástica esa idea de confinarte en tu década favorita y aislarte del mundo. Como te dice en su comentario el propio autor, Rosa, tu reseña invita a leer inmediatamente la novela. Amable y divertida, ¿qué más se puede pedir...?
ResponderEliminarLa del confinamiento en un tiempo determinado no es mala idea si no se lleva demasiado lejos y yo creo que Henry se pasó un poco. Menos mal que la vida vino para despertarlo a la realidad, y lo hizo con humor y con amor, no necesariamente romantico, aunque puede que también. Me alegro de haberte despertado las ganas de leerla.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, otro autor que desconocía y al que me presentas y es que la premisa de la que parte es muy interesante ¿A quien no le gustaría encerrarse aunque fuera por un tiempo en casa por un tiempo y centrarte en u tu época favorita de libros y música?. Claro que todo tiene su final y en algún momento de hay que reincorporarse al mundo porque todo tiempo tiene cosas buenas. Me llevo apuntada la novela, que el buen rollo y el humor siempre es necesario, aunque sea para hacer una crítica ( y a veces en este caso mucho más). Besos.
ResponderEliminarPues, como le digo a Marta, quedarse un tiempo viviendo en tu década favorita tiene que estar muy bien, pero sin pasarse. Pero está claro que no hay que demorarse mucho y hay que regresar a la realidad antes de perder el contacto con ella.
EliminarMe alegro de haberte dado a conocer a este autor. Es divertido, muy natural y escribe muy bien, y de manera muy crítica, historias muy curiosas.
Un beso.
Eres una mujer egoísta y no eres espontánea Me he dado cuenta cuando comentas
ResponderEliminar.Escribes demasiado largo como para lucirte tu y te vas por las tangentes.
Un buena persona reseñando lo hace corto y con pocas palabras no para lucirse ella
Sino para criticar lo que se ha escrito. No me gustas y si llegaras a poner la cara eres tipo bruja con nariz larga y flaca Deja de escribir no vales nada
Sin comentarios. Y no suprimo el tuyo porque no me gusta la censura.
Eliminar¡Hola, Rosa! No conocía al autor. La verdad es que anclarse en una época en la que has sido feliz o al menos te sentías bien es una tentación muy grande. Y más si ves que el futuro pinta feo, como también pasa ahora.
ResponderEliminarLo que hace este hombre es muy extremo y da mucho juego para crear una historia.
Tampoco soy mucho de rock, aunque hay unas cuantas baladas que me gustan mucho y son de grupos de rock, pero vaya, que entiendo poco.
Le echqre un vistazo a este libro tan curioso.
Besos y ¡Feliz año!
Enorme tentación. Creo que todos tenemos una época en la que nos gustaría encerrarnos para siempre. Yo tengo muy claro cuál sería, pero también es cierto que me hubiera perdido muchas cosas buenas que han venido después. A Henry le pasa lo mismo, lo que sucede es que a él tienen que venir las circunstancias a sacarle de su encierro y a presentarle las bondades que el futuro le tenía reservadas.
EliminarA ver si te animas con el libro.
Un beso.
Hola, Rosa. Pues este libro me lo llevo anotado para mi maridito y después para mi. Cada vez que te visito me descubres una lectura tentadora. Besos y mil gracias.
ResponderEliminarY las listas crecen y crecen... pero mejor así. Imagínate que nos quedamos sin ideas de lectura, ja, ja.
EliminarUn beso.
La premisa de partida resulta interesante y prometedora con ese encierro voluntario durante décadas y esa posterior irrupción involuntaria a la realidad. Y parece, por lo que cuentas, que el escritor sabe resolver esa premisa con soltura y que el hecho de haber escrito una obra amable no le resta capacidad de crítica. Además, no la veo exenta de sentido del humor, algo que suelo agradecer.
ResponderEliminarBesos
El sentido del humor es la característica principal del autor. Puede que no haya insistido lo suficiente sobre ello. Los escritos de Pedro Fabelo, tanto en largo como en corto, rezuman humor, un humor. ácido, irónico, muy crítico. Se ríe de todo y de todos y eso es algo que me gusta mucho.
EliminarUn beso.
Conozco a Pedro por su blog y por las tres antologías de relatos que tiene publicadas, así que ya sé qué bien escribe y lo divertido que es. Me haré con un ejemplar para ver qué tal se le da esta incursión en la novela.
ResponderEliminarBesos.
Pues la novela se le da muy bien también. Sin grandes pretensiones ha escrito una historia sencilla Fácil, divertida y muy agradable de leer y, por supuesto, dotada de la crítica que siempre acompaña las historias de Pedro.
EliminarUn beso.