"Absurdamente. Antología del absurdo, Vol 2" Pedro Fabelo
Hace casi exactamente un año, el 15 de marzo de 2019, terminaba de leer Absurdamente. Antología del absurdo I de Pedro Fabelo. Escribo esto el 18 de marzo de 2020 en que recién termino de leer el segundo volumen. Esto es algo que no es la primera vez que me sucede. Me refiero a que muchas veces, cuando releo un libro, al ir a apuntar la fecha me encuentro con que la vez anterior lo leí en el mismo mes, con pocos días de diferencia, e incluso en varias ocasiones en el mismo día del mismo mes. Son de esas cosas que, tras repetirse más allá de lo razonable, le hacen pensar a una que se tiene que deber a algo más que a la casualidad. No sabría decir a qué puede deberse, pero me cuesta pensar que sea algo casual. Seguro que Pedro sería capaz de convertir este hecho en motivo para un chiste de esos que a él le salen como sin pensar.
Y es que si Pedro Fabelo es maestro en sacarles a las frases un doble sentido que jamás se nos habría ocurrido, con más facilidad será capaz de sacar un chiste de cualquier hecho incluso menos significativo que este que a mí me sucede con las relecturas y similares.
En este segundo volumen de "Absurdamente. Antología del absurdo" encontramos veinticinco piezas de temática y extensión muy variadas. Hay relatos de un par de páginas, otros más largos y microrelatos de unas pocas líneas. Los hay con un marcado acento autobiográfico como La vieja máquina de escribir Olympia de mi padre o De cómo me picó el gusano de la literatura. En este último nos cuenta, además de cómo es el gusano de la literatura ("un gusano muy feo y muy gordo, y lleva gafas. Casi nunca sale de casa y apenas socializa con otros gusanos. Detesta salir. En vez de eso prefiere quedarse encerrado en su cuarto devorando libros y más libros sin parar"), cómo decidió crear su blog, Absurdamente, para darse a conocer y dar a conocer sus escritos. De ahí a publicar su primer libro, "Absurdamente. Antología del absurdo I", hubo un pequeño paso.
También nos encontraremos la crítica, irónica y divertida, a un mundo post crisis que ya ha dejado de parecerse al que conocimos anteriormente. En Extraño encuentro, el personaje (¿autor?) recibe la visita de su yo del pasado. Un espectro profesional con el que mantiene este curioso diálogo: "—Oye, ¿se puede saber qué entiendes tú por profesional? Del lugar donde yo procedo a la gente se le paga un salario digno por ejercer una profesión. —Ahí ya sí que no tuve ninguna duda.
—Vale. Ahora sí que me ha convencido de que viene del pasado. [...]
—¿Aún tenéis esclavos? [...]
—Ahora se les llama becarios. Por aquello de la corrección política".
Asistiremos a un diálogo entre adivinos, a una visita de los Reyes Magos que no son tan magos, a una llamada de la Literatura con muchas exigencias, a las quejas de un filósofo, al despertar de una Bella Durmiente muy borde, a los intentos de un escritor por ganar dinero escribiendo culebrones, al encuentro entre un atracador y un estanquero, a las suspicacias de un niño superdotado con los cuentos de hadas y a la desesperación de su madre... Hasta una mierda con la autoestima por los suelos nos vamos a encontrar en estos relatos no tan absurdos, pero sí muy inteligentes.
En cada relato vamos viendo situaciones amargas, disparatadas, surrealistas, oníricas, escatológicas, pero siempre divertidas, siempre tamizadas por esa sonrisa que se nos escapa ante los detalles más ingeniosos, ante los juegos de palabras y doble sentido de las frases que son continuos y de los que quiero dejar unos ejemplos:
"Una vez publicado aquel primer libro ya no cabía la menor duda. Entre otras cosas porque aquella duda, aún siendo la menor de todas, había engordado una barbaridad, empujada por un ansia desmedida por devorar todo tipo de sospechas e incertidumbres".
"Me levanté de la cama con sigilo. Pero resultó que sigilo era mucho más cobarde que yo, y enseguida corrió a esconderse debajo de la cama. Maldito traidor".
"—Su mesa está lista, don Giuseppe. —¿De veras? —Oh sí, don Giuseppe. Jamás vi una mesa más lista que ésta, se lo aseguro. Es capaz de recitarle uno por uno los nombres de todos los emperadores romanos desde el 27 a. C. hasta el 285 d. C".
Pero no todo el valor del libro está en el humor absurdo, o no tan absurdo, que impera en los relatos, sino que además, como se habrá visto por las citas del libro, siempre se utiliza una prosa cuidada y correcta, pero sencilla y muy clara. Todo ello hace que leer los libros de Pedro Fabelo se convierta en una experiencia grata y divertida, pero también interesante y esclarecedora, porque sus reflexiones acerca del mundo en el que vivimos, resaltadas por el contrate con el tono humorístico, quedan ante nuestros ojos expuestas con toda su crudeza. Con la misma que emplea en sus películas el gran Woody Allen del que Pedro Fabelo es un ferviente admirador. El director neoyorquino (junto con Groucho Marx) le inculcó la vena del humor y con eso sobran las palabras para intentar explicar qué tipo de relatos escribe. Lo mejor es pasar directamente a leerlos.
Y es que si Pedro Fabelo es maestro en sacarles a las frases un doble sentido que jamás se nos habría ocurrido, con más facilidad será capaz de sacar un chiste de cualquier hecho incluso menos significativo que este que a mí me sucede con las relecturas y similares.
En este segundo volumen de "Absurdamente. Antología del absurdo" encontramos veinticinco piezas de temática y extensión muy variadas. Hay relatos de un par de páginas, otros más largos y microrelatos de unas pocas líneas. Los hay con un marcado acento autobiográfico como La vieja máquina de escribir Olympia de mi padre o De cómo me picó el gusano de la literatura. En este último nos cuenta, además de cómo es el gusano de la literatura ("un gusano muy feo y muy gordo, y lleva gafas. Casi nunca sale de casa y apenas socializa con otros gusanos. Detesta salir. En vez de eso prefiere quedarse encerrado en su cuarto devorando libros y más libros sin parar"), cómo decidió crear su blog, Absurdamente, para darse a conocer y dar a conocer sus escritos. De ahí a publicar su primer libro, "Absurdamente. Antología del absurdo I", hubo un pequeño paso.
También nos encontraremos la crítica, irónica y divertida, a un mundo post crisis que ya ha dejado de parecerse al que conocimos anteriormente. En Extraño encuentro, el personaje (¿autor?) recibe la visita de su yo del pasado. Un espectro profesional con el que mantiene este curioso diálogo: "—Oye, ¿se puede saber qué entiendes tú por profesional? Del lugar donde yo procedo a la gente se le paga un salario digno por ejercer una profesión. —Ahí ya sí que no tuve ninguna duda.
—Vale. Ahora sí que me ha convencido de que viene del pasado. [...]
—¿Aún tenéis esclavos? [...]
—Ahora se les llama becarios. Por aquello de la corrección política".
Asistiremos a un diálogo entre adivinos, a una visita de los Reyes Magos que no son tan magos, a una llamada de la Literatura con muchas exigencias, a las quejas de un filósofo, al despertar de una Bella Durmiente muy borde, a los intentos de un escritor por ganar dinero escribiendo culebrones, al encuentro entre un atracador y un estanquero, a las suspicacias de un niño superdotado con los cuentos de hadas y a la desesperación de su madre... Hasta una mierda con la autoestima por los suelos nos vamos a encontrar en estos relatos no tan absurdos, pero sí muy inteligentes.
En cada relato vamos viendo situaciones amargas, disparatadas, surrealistas, oníricas, escatológicas, pero siempre divertidas, siempre tamizadas por esa sonrisa que se nos escapa ante los detalles más ingeniosos, ante los juegos de palabras y doble sentido de las frases que son continuos y de los que quiero dejar unos ejemplos:
"Una vez publicado aquel primer libro ya no cabía la menor duda. Entre otras cosas porque aquella duda, aún siendo la menor de todas, había engordado una barbaridad, empujada por un ansia desmedida por devorar todo tipo de sospechas e incertidumbres".
"Me levanté de la cama con sigilo. Pero resultó que sigilo era mucho más cobarde que yo, y enseguida corrió a esconderse debajo de la cama. Maldito traidor".
"—Su mesa está lista, don Giuseppe. —¿De veras? —Oh sí, don Giuseppe. Jamás vi una mesa más lista que ésta, se lo aseguro. Es capaz de recitarle uno por uno los nombres de todos los emperadores romanos desde el 27 a. C. hasta el 285 d. C".
Pedro Fabelo |
Título del libro: Absurdamente, Antología del absurdo Vol 2
Autor: Pedro Fabelo
Nacionalidad: España
Nacionalidad: España
Editorial: Autoedición
Año de publicación: 2016
Año de publicación original: 2016
Nº de páginas: 153
Que Pedro domina la escritura no hay ningún tipo de duda. Su estilo narrativo es sencillamente (si es que eso puede ser sencillo) impecable. Si eso ya es de por sí difícil, echarle humor, por absurdo que pueda parecer (que no lo es tanto) lo es todavía más. Jugar con el humor tiene el peligro de producir una obra irrisoria, pero no por hacer reír, sino una tontería para echar en el cotenedor para el papel. El humor es algo muy difícil, pues lo hay de varios tipos, del mismo modo que cada uno tiene su particular sentido del humor. Lo que para uno es hilarante, para otro es una sandez.
ResponderEliminarNo sé cómo lo hace nuestro amigo pero, como bien dices, le saca punta a todo y nos puede hacer reír con cosas aparentemente triviales.
Yo he tenido el gusto de leer la trilogía y me mantuvo con la sonrisa boba en todo momento y me hizo soltar más de una carcajada en un mismo relato.
En definitiva, es una lectura muy recomendable para quienes quieren aislarse del mundanal ruido, de los problemas que nos rodean y pasar un rato agadable.
Como dijo no sé quién: Si no existiera el humor, tendríamos que inventarlo, ja,ja,ja.
Un beso para tí y un abrazo para Pedro, pero manteniendo el decoro y las distancias.
Veo que tenemos la misma impresión con los libros de Pedro. Muy bien escritos, con un humor inteligente e irónico, y con historias que tienen mucho calado. Como dices, sus obras no son irrisorias sino divertidas, aunque siempre mezclando esa parte de amarga realidad por la crítica que las acompaña.
EliminarEs cierto que hay muchos tipos de humor. Yo a veces en el cine, me pregunto de qué se ríe la gente; la película "Ocho apellidos vascos" creo que me provocó una ligera sonrisa en un momento dado. Hay un humor burdo, simplón y ordinario que no soporto, aunque tiene muchos seguidores. nada que ver con el humor de Pedro, tan similar al de Woody Allen y Groucho Marx, pero a la vez tan propio del autor.
En fin, que creo que son libros necesarios y más en momentos de crisis como este. A ver si no tardo otro año en leer el tercero, pero es que tengo tanto pendiente...
Un beso.
Hola.
ResponderEliminarEs una trilogía que tengo pendiente porque sé a ciencia cierta que me va a gustar porque alguien que se inspira en Woody Allen y Groucho Marx a mí ya me ha ganado.
Muy feliz miércoles.
Se inspira en ellos y además lo hace muy bien. Seguro que te gusta y para estos días de encierro, para compaginar con cosas más serias y duras, es ideal. Una sonrisa, aunque sea amarga en ocasiones, entre tanta complicación.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, gracias por tan buena reseña.
ResponderEliminarTe deseo que pases estos días lo mejor posible y sin problemas con el maldito coronavirus. Desde casa te envio un fuerte abrazo con mis mejores deseos.
Gracias a ti por leerla y comentar. También espero que pases los días lo mejor posible. Por desgracia, ya nos hemos quedado sin semana Santa, tanto en Sevilla como en León por lo que nos toca, pero todo sea por terminar con el virus. Si se consigue, habrá merecido la pena.
EliminarUn beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarInteresante propuesta y la casualidad puede ser fruto de las emociones que se entrelazan en un mismo sentir. Me llama la atención del humor. Casi cómo en nuestra historia electrónica, sacamos de lo malo algún estado de humor. Así, con los tiempos que corren, creo que bueno ponerle un toque de humor ;que hace falta. Me ha gustado tu reseña. Un saludo!!
A veces he pensado que unas similares características ambientales (temperatura, horas de luz, floración o yo qué sé) hacen que me apetezca leer las mismas historias. Es la única explicación que encuentro, dentro de lo razonable. Lo otro sería creer en fenómenos paranormales.
Eliminartal y como están las cosas, el humor es fundamental, pero un humor sano e inteligente, no el de esos que abundan por las redes riéndose de la gente y tratando de contagiar más miedo.
Un beso.
Qué curioso lo que comentas de las casualidades, o no, al comienzo de la reseña. Este libro no es para mí, pero se lo recomendaré a mi marido, que me parece que le va a gustar mucho. Muchos besos.
ResponderEliminarSí que es curioso y muy inquietante. espero que tu marido lo disfrute si se anima a leerlo.
EliminarUn beso.
Pocas películas de Woody Allen me gustan, y aunque no se trata de él, que el autor sea su fan me extraña un poco. De to todas formas, siempre he creído que poner una crítica social o un razonamiento profundo a través de bromas y el humor, es un don. Hace que la gente no se ofenda, se pueda reir de sí misma y a la vez meditar en cosas que la mayoría de las veces hacemos automáticamente aunque estén mal.
ResponderEliminarPor lo de tu casualidad al inicio del post, yo más bien diría que eres una lectora cíclica. Cada cierto tiempo está de cierto ánimo e inconscientemente eliges lo que la mente te pide.
Besos Rosa. Apunto la recomendación. Ayuda un poco la foto del escritor con su cara de ME ESTOY DIVIRTIENDO.
A mí me encanta Woody Allen, como me encanta Groucho Marx. Ambos tienen un humor similar, un tanto absurdo y surrealista, pero con mucha miga por detrás. El de Pedro Fabelo es muy parecido.
EliminarAparte de permitir que la gente lea cosas sin ofenderse, creo que el humor, cuando se dirige a la crítica de situaciones reales, las deja más en evidencia que una crítica seria y sesuda (que también son necesarias, pero como complemento las humorísticas ponen el broche perfecto), las pone ante el dedo acusador de la risa que es de lo más cruel y efectivo.
Respecto a mis casualidades lectoras, algo similar a lo que tú mencionas es lo que yo creo que pasa, porque casualidad no me parece y en lo paranormal no creo... mucho.
Un beso.
Algo hay en tu reloj biológico que cada año te pide repetir con un mismo autor. Alguna de esas casualidades he tenido yo también.
ResponderEliminarLa vida está llena de situaciones absurdas, así que no me cabe ninguna duda de la visión ácida de la realidad de estos relatos.
Y hablando de dudas, me encanta la cita de la menor duda.
Besos
Algo así creo yo también, Lorena. Mi reloj biológico hace que, ante determinadas condiciones relacionadas con la época del año, me entren ganas de leer determinados libros. Lo que hace que ya no sea meramente una casualidad.
EliminarSon relatos absurdos, hasta cierto punto, `pero a la vez muy reales porque en todos ellos se ve una crítica, velada por el absurdo, de situaciones de la vida cotidiana.
Tiene frases muy buenas en todo el libro.
Un beso.
Sé de estos títulos de Pedro Fabelo por Paloma que los reseñó en su momento. Y desde entonces estoy por leerlos pero no me pongo a ello y eso que estoy convencido de que me van a gustar. A ver si esta reseña tuya es el impulso definitivo.
ResponderEliminarPor lo que dices en tu reseña y por las citas que incorporas veo a Gómez de la Serna y a Jardiel Poncela y otros maestros del humor absurdo español tras él. Por eso ya te digo, me apetece leerlo.
Un beso
Veo que has cambiado la estética de tu blog. Me gusta. Pero te han desaparecido cosas que también me gustaban: blogs que seguías, entradas tuyas más vistas, ese roll de tus entradas publicadas en MoonMagazine… Yo quiero darle un meneíto parecido pero no me atrevo, me da algo de pereza.
EliminarPues esta situación de encierro es ideal para leer estos relatos que te relajan de la situación y de otras lecturas más duras. Yo los compagino con las dos novelas que suelo leer, una negra-policíaca y otra de otro género.
EliminarSí que recuerda la literatura de Pedro Fabelo a algunos pasajes de Jardiel Poncela o Gómez de la Serna, más creo ql primero que al segundo.
Te cuento. Cuando en mi blog estás en la página principal, arriba a la izquierda hay tres rayitas horizontales. Dales y verás lo que pasa. Si no estás en la página principal, arriba a la izquierda, aparece una flecha que señala a la izquierda, dale y te llevará a la página principal y a las tres rayitas.
Me daba pánico modificar el blog, pero me di cuenta de que mientras no le des a "aplicar al blog" no te cambia nada. La verdad es que practiqué antes con los otros dos blogs que tengo. Y por mucho que practiqué no los he cambiado. O sea que no hay peligro.
Un beso.
Saludos.
ResponderEliminarPor una de esas casualidades de la vida, me acabo de topar en Twitter con tu publicación anunciando este post dedicado al segundo de mis libros. Ha sido toda una sorpresa. Una feliz sorpresa, he de decir. Más teniendo en cuenta estos tiempos tan extraños de confinamiento que nos ha tocado vivir, donde los estados de ánimo flutúan casi tanto como las opiniones de los políticos según soplen los vientos.
Llevo días intentando escribir algo en el blog. Pero no me sale nada. Me he quedado total y absolutamente bloqueado. Cada mañana me levanto con intención de emborronar unas cuantas hojas en alguna de las libretas de ideas que tengo desperdigadas por mi casa. Pero en cuanto me pongo a ello, nada.
Como digo, acabo de leer tu post. Y lo normal, lo que siempre me ocurre cada vez que alguien me dedica un post tras haber leído alguno de mis libros, es provocar en mí una sonrisa de doble satisfacción: por haber logrado que un nuevo lector o lectora se divierta con mis historias y por no defraudar a quien paga por leerme. Esto hubiese sido lo normal. Sin embargo, hoy, al leerte, me ha pasado algo más. Me has vuelto a recordar porqué escribo.
También has conseguido que recupere (aunque sea en parte) algo que creía que había perdido: mi creatividad. Así que, asumiendo el reto que me planteas en tu post de hoy, me he animado a escribirte esto:
--Hola, Rosa.
--¿Quién eres?
--Soy yo. La casualidad.
--¿Y qué quieres?
--He venido a recordarte que debes leer a Pedro Fabelo. Ha pasado un año desde la última vez, ¿recuerdas?
--¿Un año ya?
--Sí, hija. ¡Cómo pasa el tiempo!, ¿eh? Para nosotras, las palabras, el tiempo también pasa, no te vayas a pensar. Sin ir más lejo, mi tía abuela "azar", no hace ni dos días que cumplió 425 años. No veas lo que nos costó poner las velas en la tarta. Había más velas que tarta, la verdad. Y casi se nos asfixia soplando, la pobre. Pero valió la pena. Mi sobrina "eventualidad" grabó un vídeo con el móvil y pronto lo subirá a Youtube. Igual así nos ganamos unas perrillas, que siempre vienen bien. Oye, te dejo, que tengo que ir a la RAE a recoger mis royalties. Que en unos días los del banco me pasan los recibos del agua y la luz y tengo miedo que me la corten. Un abrazo, Rosa.
Ahora en serio: muchísimas gracias por este inesperado regalo, Rosa. Y un saludo a todos tus amigos y lectores. Por cierto, si me lo permites, me gustaría decir que en mi blog, en la sección MIS LIBROS, quien lo desee encontrará unos adelantos totalmente gratuitos de mis tres libros publicados hasta el momento. Creo que en este tiempo de confinamiento igual a alguien le vendrá bien distraer la mente con mis letras. Y no es necesario que compren nada. De hecho, no estoy muy seguro de que en este tiempo de confinamiento los de AMAZON puedan hacer entregas a domiclio. Así que, leed gratis y sin compromiso. Os dejo el enlace:
https://pedrofabelo.blogspot.com/p/mi-libro.html
Gracias a todos. Y, por favor, no perdáis las ganas de reír. No conozco mejor antídoto contra la adversidad que el humor. Bueno, y la comida. Pero como ahora mismo no podemos salir a la calle a hacer ejercicio, me temo que si comemos más de la cuenta durante el confinamiento nos vamos a poner como clones de John Goodman. ; )
Un abrazo a todos y todas. Y, por favor, quedaos en casa.
Pedrooooo (no puedo dejar de oír a Penélope Cruz cuando escribo esto. Por cierto, Almodóvar es para mí el otro gran genio del cine junto a Wooody Allen, a cierta distancia claro), mil gracias. No te imaginas la ilusión que me ha hecho que me dediques un relato, que lleve mi nombre incluido y que sea tan bueno. Eres genial.
EliminarLa verdad es que no lo planteé como un reto. Fue un comentario que se me ocurrió, pero me encanta que te lo hayas tomado como tal y que te haya servido para espolear tu creatividad que, por lo que veo, está fuerte como nunca (como siempre).
Me alegro mucho de haberte recordado el porqué de que escribas. En esta situación que vivimos, extraña, tensa y un tanto temerosa de lo que pueda venir, es bueno recordar cuáles son los motivos para hacer lo que hacemos y seguir haciéndolo. Yo anímicamente estoy muy bien. Leo mucho, no he perdido concentración y escribo las reseñas con bastante facilidad. Estoy preocupada, como todos imagino, expectante ante lo que pueda salir de todo esto, pero a la vez, en lo personal, muy equilibrada y tranquila. Por ahora. Espero que dure.
Un beso enorme y, de nuevo, muchísimas gracias.
Leí los tres libros y fui de sonrisa a risa y a carcajada. Son tres libros que del humor te saca de la tristeza y te hace olvidar por un momento los días como estos. Son muy recomendable y fáciles de leer. Un abrazo.
ResponderEliminarAún me queda el tercero que espero leer antes de un año, ja ja. Son relatos divertidos e inteligentes que, en efecto,se prestan muy bien a momentos duros como estos, aunque en cualquier momento se disfrutan y vienen muy bien.
EliminarUn beso.
Una estupenda propuesta, Rosa. Sin duda el libro, o la trilogía de libros mejor dicho, combina el humor con unos argumentos realmente sugerentes, así que seguro que su lectura es toda una delicia. Un abrazo!!
ResponderEliminarRealmente una delicia. Cuando se sabe encarar la realidad, más bien dura por lo general, con sentido del humor se consigue entretener a la gente a la vez que se dejan de manifiesto las peores características de la sociedad en que vivimos. Es a base de humor como conseguiremos corregir esas lacras.
EliminarUn beso.
Hola Rosa! Gracias por tu entrada y al autor por sus palabras, que en estos momentos la risa, o ya la sonrisa son merecedoras de toda nuestra atención, preservemos estos lugarcitos de los blog y escritores amigos que tanto alimentan y alivian el alma, y hacen compañía lo esencial estos dias.Abrazo gordo.
ResponderEliminarEn estos días de confinamiento, saber que ahí están los blogs amigos para acompañarnos un ratito es de lo mejor que nos sucede cada día.Y si lo que aportan, además de compañía, es una sonrisa o una carcajada, mejor que mejor.
EliminarUn beso.
Hola Rosa, pues había comentado la entrada, y no veo mi comentario, igual no le di a publicar, que esos días ando con la cabeza en cualquier lado.
ResponderEliminarTe decía que yo no soy muy rara para el humor, y que las cosas que a todo el mundo le arrancan carcajadas, a mi me dejan con cara de ¿ Y que me estas contando?, pero la verdad estos relatos me llaman quizá por lo del absurdo, y me los apunto, por si en algún momento puedo hacerme con ellos. Un abrazo.
Sí que dejaste comentario, Mar, pero lo dejaste en la entrada del primer libro de Pedro, "Absurdamente. Antología del absurdo I" cuyo enlace puse al principio de esta reseña. Se ve que lo abriste y al dejar el comentario lo hiciste allí sin darte cuenta. Alli te he contestado que tampoco yo soy de mucho humor y cuando la gente se ríe en el cine, muchas veces, me pregunto de qué se ríen. Y te decía que Pedro Fabelo y yo debemos de tener un sentido del humor coincidente porque sus relatos me resultan divertidos. Ideales para sobrellevar este encierro, añado ahora, cosa que hoy por hoy, gracias a la lectura y a la escritura, llevo muy bien. Si no fuera por lo que está pasando y la incertidumbre de lo que será, yo estoy muy a gusto.
EliminarUn beso.
Veo que disfrutas mucho con los relatos de Pedro Fabelo (ya lo creo que es para utilizar el famoso ¡Pedroooo!, de Penélope Cruz, cuando lo mencionas en su agradecimiento a tu reseña. Aunque no soy muy dado a leer historias enfocadas desde lo absurdo, pese a que vi varias películas de Woody Allen que me gustaron, y creo que algunas de ellas parten precisamente de situaciones de esa índole. Besos.
ResponderEliminarEl autor es un gran admirador de Woody Allen y de Groucho Marx, así es que su humor es bastante de ese estilo, absurdo, imaginativo, inteligente y muy mordaz dentro de su aparente inocencia.
EliminarSí que disfruto leyendo a este autor y sus relatos, y eso a pesar de que no soy muy amiga de relatos (aunque cada vez más).
Un beso.
Genial Pedro Fabelo. Un humor fino, trabajado y que se agradece siempre.
ResponderEliminarBesos para los dos.
Ciertamente. Humor fino e inteligente, de los que dejan en evidencia situaciones y personas, y le pegan un buen rapapolvo a este mundo en que vivimos. Muy necesario en momentos como este.
EliminarUn beso.