"El asesino de la regañá" Julio Muñoz Gijón

Yo hoy, para nada pensaba hablar de este libro. Pensaba que la siguiente entrada sería la de la nueva novela de la tertulia del Villajunco que estoy a punto de terminar, pero va a ser que no. Voy a hablar antes de "El asesino de la regañá" de Julio Muñoz Gijón, más conocido como "el sevillano profundo". 

Julio Muñoz Gijón

Yo padezco de insomnio, lo que hace que, a veces, pase varias horas de la noche leyendo. Pues bien, entre que me acosté anoche y me levanté esta mañana, he leído este libro. Sólo tiene 107 páginas y es de esos policíacos que suelo leer por la noche, compaginándolos con otros más serios que leo durante el día (en estos momentos, el mencionado de la tertulia). En realidad, los policíacos nocturnos suelen ser mucho mejores que este.


Este libro lo descubrí hace unos días consultando una página que suelo mirar (Mis detectives favorit@s) y de la que tenéis enlace aquí a la derecha, entre los blogs de los que soy seguidora.
Me llamó la atención el título "El asesino de la regañá" y como lo vendían en ebook a buen precio (menos de 7€) lo compré.

Regañás

Tiene varios detalles que hacen que leerlo pueda merecer la pena.
Lo primero el arma homicida. Casi en todos los casos, una regañá. Y por si alguien no sabe lo que es, dejo foto adjunta. Sí, son esas placas de pan duro y crujiente, con sésamo o sin sésamo. Con eso, se sajan carótidas, se perforan pulmones y se cortan venas. Y a nadie se le ocurre pensar que es inverosímil, porque a su autor, ni se le ha ocurrido que esa cuestión sea planteable, ni el punto de humor de la novela lo exige.
El planteamiento de la historia es una lucha entre la parte más conservadora y rancia de Sevilla contra los personajes más modernos: cocineros de vanguardia (de los que hacen gazpacho de fresas); participantes en proyectos arquitectónicos rompedores (torre Pelli o plaza de las setas, en Sevilla, claro); diseñadores de moda, a los que deciden hacer desaparecer, antes de que se esfumen "las sevillanas maneras" de toda la vida.
Otra cosa que me ha sorprendido enormemente es que entre los personajes aparecen gentes tan famosas como
Manuel Ruiz Lopera, los Morancos, José Manuel Soto, Vittorio & Lucchino y alguno más que se me olvida. Y no siempre salen muy airosos del evento. ¿Les habrá pedido permiso?
Se lo he preguntado al autor en un correo. Ya diré si me contesta.
Por lo demás, los policías son dos personajes poco perfilados, uno madrileño y otro sevillano. El primero, Villanueva, es el que lo soluciona todo, enviado desde Madrid a desfacer el entuerto (vamos, el poli listo, y podría ser guapo, si en algún momento nos lo describieran, pero, lo dicho, poco perfilado y nada retratado); el segundo, Jiménez, es sevillano y éste está mucho mejor descrito, gordito, bajo y, menos simple de lo que podría parecer. Ah!, y con botos de Valverde.
Lo mejor, dos cosas: primera, la descripción de ciertos ambientes sevillanos y ciertos personajes, se respira Sevilla ; el toreo; la Semana Santa y los nazarenos; las tapas y los montaditos (se ve que el autor es Sevillano y sabe de lo que habla); segunda, la brevedad de la novela. En tres horas estaba leída, salvé una noche de insomnio y eché dos o tres carcajadas. Tampoco fue tanta la pérdida de tiempo. 
No da para mucho más, pero leeré el segundo (es una trilogía) para ver como evoluciona la cosa.