"Ida" Pawel Pawlikowski : 27º Premio del Cine Europeo
"Ida" de Pawel Pawlikowski ha obtenido el 27º Premio del Cine Europeo como mejor Película. También el premio al mejor Guión fue para los autores de esta historia, Paweł Pawlikowski y Rebecca Lenkiewicz; y las mejores Dirección (Pawel Pawlikowski) y Fotografía (Ryszard Lenczewski y Lukasz Zarl) , así como el premio del Público.
En definitiva, "Ida", arrasó anoche en Riga, donde se entregaron los premios, y no me ha extrañado porque cuando vi esta película, hace como dos meses, yo también me sentí cautivada por ella.
La historia es de esas que te sobrecogen y hacen que salgas del cine en silencio y que te moleste que te hablen y te distraigan de su hechizo, de la sensación de introspección que te deja; y tardas en recuperarte de su influjo porque te estás dando cuenta de que has visto una película perfecta (si es que algo puede ser calificado de esta manera en este mundo tan imperfecto; aunque tal vez la propia imperfección del mundo, pone más de manifiesto los valores de la cinta); has visto una película perfecta y eso impresiona un poco.
La historia es, de nuevo, sobre la Segunda Guerra Mundial y sobre los judíos polacos que sufrieron la persecución de los nazis, pero también de sus propios compatriotas polacos. Y se podría pensar que poco se puede añadir acerca de este tema, a estas alturas. Pues se puede. Se puede añadir mucho, solo hay que saber contarlo de otra manera, con otra sensibilidad, ahondando en registros que permanecen velados, escarbando en consecuencias aún no imaginadas, desvelando traiciones tan inhumanas como comprensibles y acompañadas de decisiones heroicas que ponen en peligro la vida que se salvó con la traición (lo mejor y lo peor de los seres humanos en la misma persona, a veces, a la vez. Algo de lo que ya se ha hablado en este blog)
Todos estos hechos, pasados ya varios años desde la Guerra, los va descubriendo una novicia a punto de jurar sus votos de la mano de una tía que es el único pariente vivo que le queda.
Pero la historia es más que el relato de unos hechos pasados.
Porque al pavoroso pasado, se une el terrible futuro; porque escarbar en los hechos pretéritos a veces nos enfrenta a nuestros mas dolorosos fantasmas y entonces ya nada queda ileso. Después de conocer ciertos hechos, no se puede salir indemne y el espectador, deseando ser omnisciente, querría meterse en la película e impedir que la sobrina visite a la tía; conseguir que queden ambas en su sitio; que sigan con su vida, la una como juez, la otra como monja; que olviden, que no descubran, que permanezcan a salvo. Pero el espectador solo puede mirar emocionado y ver como la realidad pasa sobre los personajes como una máquina apisonadora, laminando el futuro.
Con todo, lo más valioso de la película, para mi, no es la historia que cuenta (con ser inmejorable), sino la manera de contarla, con una sobriedad impresionante; con una expresividad en los ojos, en las miradas, en los gestos, que suple con ventaja al diálogo más elaborado que, de esta forma, se hace innecesario (pocas palabras interrumpen un silencio clamoroso de sensaciones); con una fotografía en que los paisajes son de una vastedad y una pureza que sobrecoge el alma y deja los ojos pegados a la pantalla, saturados de tanta belleza; en un blanco y negro que subraya la falta de todo lo que es prescindible (y el color lo es), pero de una calidad en la que se percibe cada matiz de gris, cada sombra, cada claroscuro, la expresión de cada gesto y la intencionalidad de cada mirada.
La vi ya hace un par de meses, pero la impresión que me causó aún permanece en mi (olvidadiza en extremo) y aún me golpea cuando, como ahora, me paro un poco más de lo habitual en su recuerdo.
Comentarios
Publicar un comentario
Con tus comentarios reflexionamos, debatimos y aprendemos más.