"Días para morir en el paraíso" Jaime Molina García
Estamos en Antagón, un lugar imaginario, una distopía que no cabe en ningún mapa conocido, ubicada en un tiempo que no se localiza en ninguna de las escalas utilizadas al efecto.
Estamos en un lugar del futuro, en un planeta que bien podría ser la Tierra u otro cualquiera de los planetas habitados que, a buen seguro, existen por esas galaxias. Sea donde sea, sea cuando sea, se trata de un mundo muy diferente al nuestro, con un aire irrespirable, con una tecnología muy avanzada, sin vegetación... y, no obstante, sus habitantes se parecen tanto a los de nuestro mundo que esas características diferenciadoras bien podían ser atributos sin importancia en lo que significa el comportamiento humano (aunque esos humanos sean, que no creo, extraterrestres)
La novela trata de un lugar devastado por la superpoblación, el agotamiento de los recursos y la guerra consecuente que vino a poner las cosas en su sitio y a intentar equilibrar lo que ya nadie podía equilibrar. "Cuando de niños nos daban a conocer la historia de Antagón aprendíamos que las primeras guerras se libraron por el control del agua.Una serie de estragos terribles redujeron la población a la tercera parte, volviendo de esta forma tan cruenta a unas cifras de habitantes que el planeta no había conocido desde la mítica era de Acuario".
Se nos muestra un mundo del futuro que quizás
Smog fotoquímico |
La novela está narrada en primera persona por Vidal, un funcionario del Ministerio de Información que "cada mañana debía examinar aquellos casos que aún no habían sido resueltos y verificar aquellos otros que podían ser susceptibles de revisiones". Vidal es un hombre solitario y atormentado tras su ruptura amorosa con Albanta, con la que ha convivido hasta hace poco. La angustia de llegar a una casa vacía le hace pasar cada vez más tiempo en el ministerio y pedir más trabajo con el que ocupar su tiempo, retrasando cada vez más el momento triste de la vuelta a casa y a su soledad. Es así como se encuentra ante los expedientes no resueltos de su antecesor, Renian, y empieza a investigar un caso de enorme interés: un turbio asunto acaecido a raíz de la muerte de Volpi, el mayor fabricante de los cilindros de aire del que depende todo el mundo cada vez que se tienen que aventurar fuera de los recintos (hogar, trabajo) especialmente ventilados. Y es que el aire de Antagón se ha vuelto irrespirable a base de contaminación. Empresas más pequeñas, auspiciadas desde el Estado, desean terminar con la preponderancia de Volpi, que vende el aire muy barato, para poder subir los precios y enriquecerse a costa de un recurso vital.
En Antagón la vigilancia del Estado sobre sus habitantes es máxima con una Ley Especial de Privacidad de Datos que "permitía a un cuerpo especial de funcionarios el acceso ilimitado a toda la información económica y de carácter personal de los ciudadanos". Esto, que siempre ha significado la pesadilla de todos los que han imaginado mundos futuros, se acompaña de las pesadillas más recurrentes del mundo actual: la corrupción del estado, la explotación, los intereses del mercado por encima de los intereses de los ciudadanos. "El aire que respiramos es un filón seguro, [...] que muchas mafias han explorado antes, [...]porque el verdadero quid para los llamados inversores radica [...]en encontrar negocios llamativos, sin riesgo, pero lucrativos. [...]resulta fácil engañar a los pobres incautos que sucumben en sus redes: los embaucan con falsas promesas teñidas de ecologismo, [...]para obtener lo que más anhelan: controlar los territorios puros, las pocas selvas que aún quedan intactas y, en definitiva, las escasas fuentes de oxígeno.
[...] Los países que poseen estas riquezas naturales están subdesarrollados, [...] Resulta
Nada nuevo bajo el sol; nada que no nos suene como algo habitual desde hace un par de siglos.
En su búsqueda de Volpi, tras los pasos de Renian, Vidal, acompañado de Vanella, un androide femenino, se encontrará con su propio pasado, llegará a los límites habitables de Antagón y más allá, y tendrá que enfrentarse al hecho de que el poder del estado es aún superior a lo que él suponía y que no sabe muy bien quién es y en qué consiste su vida.
Jaime Molina García |
Y me ha gustado el final por todas esas puertas que deja abiertas, porque no llega a decirme qué es lo que he leído, si sueño o realidad ni quien lo sueña o lo vive y eso me deja libertad para interpretar la historia por mí misma.
Jaime Molina García es un autor granadino que trabaja como docente en la Universidad de la misma ciudad. Es autor de relatos, novelas cortas ("El pianista acompañante" y "El fantasma de John Wayne") y las novelas "Lejos del cielo", "La Fundación 2.1" y "Una casa respetable", además de la presente.
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Mis lecturas distópicas se reducen a 1984, Un mundo feliz y La guerra de los mercaderes. Recuerdo que disfruté mucho con ellas. No leo ciencia ficción pero las distopías siempre me parecieron muy sugestivas, tan atractivas como el no ir, quizás por reflejar mundos muchas veces al límite. Saludos.
ResponderEliminarPues ésta además de distópica es noir. Yo tampoco leo ciencia ficción, no me atrae nada, pero esta me llegó como una recomendación para hacer la reseña y la verdad es que me ha gustado e interesado más de lo que pensaba. Me ha gustado el comportamiento humano que muestra tan similar a lo que todos sabemos en un mundo tan diferente del nuestro, pero a lo que quizás nos encaminamos más deprisa de lo que pensamos.
EliminarUn abrazo.
Veo que te has aventurado en un género poco habitual en ti. Eso está muy bien. A mí las distopías me deprimen mucho, aunque reconozco que es un tema que da para reflexionar si se trata bien, como parece que es este el caso según tu reseña.
ResponderEliminarQuizás me anime a leerlo.
Gracias por la recomendación.
Un besote.
Es que como además de distopía tiene su parte negra, ya me apetecía más. Es una novela de intriga en un mundo distópico, por lo demás, como señalo, los mismos errores, egoísmos y desencuentros que en nuestro mundo.
EliminarUn beso.
No soy muy de ciencia ficción ero sí que me gustan las distopías si están bien hechas.
ResponderEliminarLa verdad es que tiene buena pinta, aunque me resulta raro que esté escrita por un español, es un aliciente más para leerla, ya que este género siempre lo he leído en autores extranjeros.
Un besito y feliz martes!!!!!
Tienes razón: todas las novelas que describen este tipo de sociedades están escritas por extranjeros. Orwell, Huxley, Bradbury y, que yo sepa, todos anglosajones y algún ruso. El que un autor español indague en el género merece el apoyo de los lectores.
EliminarUn abrazo.
Hola Rosa, esta novela por tu reseña me ha recordado algo a Isaac Asimov, al cual me aficione durante un tiempo gracias a mi padre, que también le gustaba, de modo que aunque pinta muy bien, no se yo si me animaré a leerla, en cualquier caso muchisímas gracias como siempre por tus recomendaciones. un beso. TERE.
ResponderEliminarGracias a ti, Tere, por tu lectura y tus comentarios. Yo de Isaac Asimov no he leído nada, pero, como pongo en la reseña, este Jaime Molina tiene una novela titulada "La Fundación 2.1" y yo también recordé a Asimov que tiene toda una serie titulada La Fundación que leía mi hijo de adolescente.
EliminarBesos.
¡Con qué rapidez lees, Rosa! Me ha gustado cómo has contado, hasta dónde has podido, de qué va el libro, pero a mí no me va nada nada la ciencia ficción, ni en cine ni en libro. La rehúyo como gato al agua y, sin embargo, admiro la imaginación que tienen quienes idean o escriben sobre ella.
ResponderEliminarMe quedo pues, como he hecho alguna otra vez, con el contenido de tu reseña y punto.
¡Un beso!
Me ha costado no revelar nada y no hablar del final que me ha gustado mucho y es muy abierto, pero hay que respetar la intriga y más en este tipo de novelas en las que dicha intriga es uno de sus alicientes.
EliminarEntiendo que no te vaya el género. Tampoco es de mis favoritos.
Un beso.
No suelo leer tampoco novelas de este tipo, pero me gusta como la describes y quizá a mi marido, él si es lector de ciencia-ficción, le guste. Me guardo, pues, tu reseña. Un beso.
ResponderEliminarPues muchas gracias por hacerme publicidad con tu marido. Si la lee, no dejes de decirma lo que le parece.
EliminarUn abrazo.
No es un género que domine ni me atraiga sobremanera. Después de ver películas como -los juegos del hambre- y -Divergente- uno queda un poquito harto de mundos distópicos, me basta con el mundo real que ya de por si es bastante caótico.
ResponderEliminarEsta novela también me fue presentada para reseñarla, pero chica, cuando es una temática que no entra en mi arco de gustos adscritos me entra una pereza enorme.
Te agradezco la reseña sobremanera; como dice Chelo: Llevas un ritmo tremendo de lecturas. ¿Haces algo más que leer? je,je.
Besos
Pues claro que hago más que leer, Francisco: ¡escribo en el blog!
EliminarYo me pensé si hacer la reseña, pero me ataría la parte de novela negra. Si no me hubiera gustado, la habría dejado y no habría hecho la reseña, pero desde que la empecé, me sentí enganchada con la descripción del mundo que representa, y, por supuesto la historia de intriga que tiene.
Un abrazo... de libro.
Me encanta esa extraña portada
ResponderEliminarLa portada es muy inquietante y bastante original.
EliminarUn saludo.
A mi me pasa como a tí, Rosa, que no me gusta mucho la ciencia ficción pero sí una buena historia policiaca. El que este autor sea granadino, no lo puedo remediar, me predispone a su favor :D
ResponderEliminarLos finales excesivamente abiertos y las interpretaciones que se prestan a ser tan libres como uno quiera tampoco me entusiasman, quizás porque creo que es el autor quien tiene "rematar" la historia y dejar claro lo que quiere contar, pero si tú dices que en este caso queda bien, pasaré por alto el detalle :P
Como tantas veces antes de ahora me has descubierto a un autor que desconocía, así que muchas gracias :)) Tu reseña, como siempre, para enmarcar.
Un abrazo enorme y feliz día!!
A mí me gusta que el autor "remate" la novela lo justo para que yo pueda poner algo de mi parte. Dicen que la novela una vez sale del autor, es propiedad del lector y es él quien realmente la termina. Y a mí me gusta que me dejen terminarla un poquito.
EliminarSi la lees, me cuentas.
Un beso.
Suena muy bien Rosa, què bueno que la hayas disfrutado. Tampoco es el gènero que suelo leer, pero me parece que siendo un libro autoconclusivo me irìa bien leer otra distopìa tipo postapocalìptica con una excelente reflexiòn para la raza humana. A ver, vengo de leer Los juegos del hambre y la disfrutè mucho pero no creo que en los pròximos dìas lea otra saga.
ResponderEliminarLos finales abiertos a mì se me hacen un poco sonsos, pero si deja esa ventana para que nosotros le demos una interpretaciòn o un desenlace como deseamos, puede que al final resulte divertido.
"Los juegos del hambre" no lo he leído. Me resultan eternos esos libros y no me atraen nada. Esta novela me ha resultado interesante por sus explicaciones del comportamiento humano en un mundo muy distinto al nuestro, en lo que al ambiente se refiere, porque las miserias humanas siguen siendo las mismas.
EliminarUn beso.
Yo tampoco leo mucha ciencia-ficción pero no me gusta descartar ningun género porque sí. La ciencia-ficción, al igual que la fantasía, a menudo es otra forma de contar la realidad y nuestra realidad, desgraciadamente, cada vez se parece más a una novela de ciencia-ficción.
ResponderEliminarBesos
Yo creo más bien que la ciencia ficción se parece a nuestra realidad porque inventada como está por nosotros, no puede dejar de ser un reflejo de lo que somos. Y con matices pequeños, creo que somos, hemos sido y seremos siempre lo mismo: unos seres vulnerables jugando a ser dios con una naturaleza que siempre saldrá vencedora.
EliminarUn abrazo.