"Crímenes exquisitos" Nieves Abarca y Vicente Garrido

"Crímenes exquisitos" es la primera novela de una serie dedicada a Valentina Negro y Javier Sanjuán. La primera es Inspectora de Policía en La Coruña y trabaja en la UDEV (Unidad de Delitos Violentos). El segundo es un criminólogo y perfilador que trabaja en Valencia y tiene un programa de televisión por el que es conocido en todo el país. Ambos personajes se conocen en esta novela a raíz del asesinato de la joven Lidia Naveira, hija de un hombre muy conocido en la ciudad, propietario de dos famosos restaurantes y de una empresa de envío de comidas a domicilio.
Cuando Lidia aparece asesinada en un conocido parque coruñés, Javier Sanjuán se encuentra en la ciudad para presentar un libro y, dada la forma extraña en que aparece el cadáver, se le pide ayuda para que ponga un poco de claridad en las oscuras circunstancias que acompañan a todo el proceso. Y es que Lidia aparece flotando en un estanque, vestida con una extraña túnica, rodeada de flores y en una postura artísticamente forzada. Lidia aparece representando con sobrecogedora fidelidad un cuadro de la escuela Prerrafaelita, concretamente un cuadro de su fundador, John Everett Millais: "Ophelia"

Ophelia (John Everett Millais, 1852)

La investigación del caso, adquirirá una complicación añadida cuando se descubra  que casi seis meses antes del asesinato de Lidia, otra joven había sido asesinada en circunstancias similares. Esta vez en Whitby, Inglaterra. La joven, Patricia Janz, recreaba en esta ocasión una escena literaria, concretamente de la novela "Drácula" de Bram Stoker.
Los comienzos de la novela sorprenden por cuanto salta en el tiempo y en el espacio y el lector no sabe muy bien ni dónde ni cuándo está, pero enseguida se coge el hilo y uno se encuentra cómodamente transportado a donde corresponde con todos los previos necesarios. El resto de las más de ochocientas páginas del libro constituye un relato lineal en el tiempo y con saltos de escenarios claros y especificados al principio de cada capítulo.
Se trata de una historia compleja en la que la trama puramente policial, se enreda por momentos con las vidas personales de los dos protagonistas. A todo ello se unen, no por casualidad, las peripecias de un par de periodistas que buscan el dinero y la fama a cambio de no importa qué fotos haya que publicar o en qué jardines haya que meterse para lograrlo.
Retrato de un universo tan exquisito como corrompido, la novela nos mete en ambientes exclusivos: artistas, frustrados o no, en su típico mundo de marchantes y ricos coleccionistas; proxenetas disfrazados de empresarios y prohombres modélicos; prostitución de lujo para consumidores caprichosos; juegos sexuales peligrosos, algunos consentidos, otros no tanto; aristócratas ingleses pervertidos en opinión de algunos, con gustos un tanto extraños, en realidad; empresarios españoles pervertidos sin más; trepas, políticos corruptos, abogados bien pagados, fraudes, champán, mazmorras, obsesos, redentores...
"Altos cargos, políticos influyentes, empresarios, miembros de la curia eclesiástica, deportistas... Todos intentaban mantener una vida de intachable moral, pero luego se metían de todo y hacían lo que fueran por convertirse en unos degenerados en cuanto se cerraba la puerta de su casa y veían a un par de jovencitas cotoneándose"
Todo un mundo reflejado en una novela policíaca. Todo un mundo de depravación en el punto de mira de la Policía Nacional y, sobre todo, en el de 
Carlos Larrosa al que ya se le escapó de las manos Pedro Mendiluce sin poder probarle nada porque cuando te dedicas a proporcionar ciertos placeres y lujos a políticos y jueces te estás asegurando su fidelidad sine die. Sobre todo si guardas fotos y grabaciones como recuerdo.
Mendiluce organiza orgías para sus amigos poderosos, quiere ganarse sus voluntades o más bien su miedo para poder extorsionarles mientras piensa "menuda banda de cerdos, hijos de la doble moral más desvergonzada". Orgías basadas en la prostitución forzada de jóvenes extranjeras débiles, menores en muchos casos, obligadas a participar en el puterío exigido al que se las estimula con la ayuda de drogas tomadas voluntariamente. O no.
Paralelamente se nos habla de otras orgías, esta vez en Londres, organizadas por la Hermandad del Ruiseñor y la Rosa, compuesta por miembros a los que les va el sadomasoquismo, pero a diferencia de las orgías de Mendiluce, en éstas participan

personas mayores de edad, con plena conciencia de lo que hacen y con deseos de hacerlo. Unas fiestas en las que los participantes aparecían enmascarados porque solo enmascarados tenían el valor de desenmascararse y mostrarse tal cual eran,  de ser ellos mismos.
Ambas orgías se ven relacionadas por obra de un asesino que interviene en ambas. Como un redentor justiciero hace desaparecer miembros de una y de otra. "Si había gente empeñada en transformar en religión lo obsceno y lo degradante, él convertiría lo degenerado en algo bello, exponiendo con rudeza la podredumbre interior de quienes se rebozaban en ese lodazal".  Y es que él se considera un de esos "seres superiores, los que saben juzgar la naturaleza humana y no piden perdón por ello".
La novela está escrita por dos autores. Siempre (las escasas veces que se da el caso) me ha sorprendido cómo se puede escribir una novela a dos manos. ¿Se sientan juntos a escribir y van creando la historia y su forma entre ambos? ¿Escribe cada uno una parte y luego la ponen en común y la corrigen? Me resulta muy curioso y mientras leía el principio de la novela me imaginaba que Nieves Abarca había escrito las partes en que las protagonistas son Valentina o Lúa Castro, mientras que Vicente Garrido se encargaría de las partes referentes a Jaime Anido o Javier Santamaría, pero enseguida me di cuenta de que pensar así no era más que fruto de tontos

Nieves Abarca y Vicente Garrido

prejuicios y bien podía ser al revés, o repartirse los temas más que los personajes, o el entorno de los sucesos. En fin, que no tengo ni idea de cómo lo hacen, pero el resultado, en este caso al menos, es totalmente satisfactorio.
El libro es lo suficientemente bueno para que me hayan quedado ganas de repetir y leer el segundo de la serie. Desarrolla con habilidad una trama muy compleja que desemboca en un final sorprendente; maneja todo un mundo de personajes, tanto principales como secundarios, muy bien descritos y perfilados, con sus propias historias por detrás que encajan perfectamente en la trama general del libro. Pero tiene un par de detalles, menores es cierto, que chirrían un poco. Es demasiado largo y creo que sus más de ochocientas páginas, bien podían haberse reducido en una tercera parte para contar la misma historia. Eso no me importa en exceso porque me gustan los libros extensos, aunque su extensión sea innecesaria, siempre que me matengan interesada y éste lo ha hecho. Lo que más me ha incomodado ha sido la excepcional belleza de todas, absolutamente todas las mujeres que aparecen. Desde la protagonista, Valentina Negro, hasta las jóvenes asesinadas, pasando por la ex mujer de Sanjuán y todas y cada una de las mujeres que tienen algún papel en la historia, no recuerdo una sola que haya sido descrita como físicamente del montón, con las taras y defectos que todos arrastramos. Tanta perfección de cara y cuerpo no es normal en la vida real, ni siquiera en ese mundo exclusivo que nos muestra la novela en el cual la belleza se consigue a base de dinero y todo lo que el dinero puede proporcionar.

 

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