"Puente de los suspiros" Richard Russo

"Me llamo Louis Charles Lynch. Tengo sesenta años y casi cuarenta de esos años he sido un marido cariñoso, aunque no tremendamente interesante, de la misma mujer encantadora [...] Puede que lo más notable de mi vida sea que la he pasado toda en el mismo pueblo pequeño del norte del estado de Nueva York, algo inaudito estos tiempos".
Así comienza "Puente de los Suspiros", con la narración de Lou cuando se dispone a contarnos su vida. Tiene sesenta años y está a punto de viajar con Sarah, su mujer, para ir a Italia. Una salida de tal envergadura tiene muy nervioso a Lou quien es feliz sin moverse de Thomaston, el pueblo en el que ha vivido toda su vida, excepto una pequeña temporada en que residió en Albany para ir a la Universidad; el pueblo en el cual las "estadísticas del cáncer están muy por encima de cualquiera de las habituales. El culpable principal de eso fue, como sospechamos todos, la antigua curtiduría, cerrada estos últimos cuarenta años, que vertía sus tintes y productos químicos al río Cayoga", un río que aparecía cada día de la juventud de Lou teñido de un color distinto según el tinte que se utilizara aquel día en la curtiduría; el pueblo dividido en tres barrios que ejemplificaban la división social de sus habitantes y el ascenso social de Lou con el paso de los años. El Lado Oeste es industrial y pobre. Allí pasó Lou su infancia. El Lado Este es de clase media baja y allí vivió su adolescencia y la mayor parte de su juventud. El Burgo es la zona donde se concentra la riqueza de Thomaston, la gente más acomodada, y donde vive Lou a los sesenta años, donde ha vivido su vida adulta. Pero aún hay otra zona en Thomaston. Incrustada en el Lado Oeste, pero sin mezclarse con él, está La Loma, donde viven los más pobres, los que, no solo son pobres, sino que además, son negros. 
Este no es el río Cayoga que creo que es ficticio
(al menos, en el estado de Nueva York),
pero bien podría serlo.

A Louis Charles Lynch, una profesora de la guardería lo nombró el primer día de clase como Lou C. Lynch, creando de esta manera el apodo que le perseguiría y atormentaría durante gran parte de su infancia y adolescencia: Lucy. Pasado el tiempo, cuando Lou andaba ya por los diecisiete años, "los chicos le seguían llamando Lucy, pero ahora con afecto, y muchos parecían haber olvidado que el objetivo inicial había sido molestarle"
Muchas cosas han podido marcar la vida de Lou, además de su apodo. Tal vez cuando lo encerraron en el baúl y simularon serrarle por la mitad; tal vez las ausencias que tiene desde entonces y que hacen que, tras ver el mundo desenfocado y sin perfiles, pierda la conciencia de todo hasta que vuelve de nuevo en sí y solo su padre es capaz de traerle de vuelta totalmente y hacer que recupere el dominio de la palabra; tal vez su amor incondicional a su padre, un buen hombre para el que "los días serían buenos la mayor parte de las veces" y que contrastaba con su madre, una buena mujer, pragmática y realista para la que "un día bueno era algo raro. Mañana sería un día malo, y la única cuestión era lo malo que iba a ser".
Tal vez todo eso hizo que mientras sus amigos jugaban y alborotaban, él prefiriera quedarse en casa leyendo libros, algo que solo a su padre llenaba de orgullo. Todo eso le pudo marcar, y el hecho de que Bobby, su único amigo desde muy niño, aparece y desaparece de su infancia causándole un vacío difícil de llenar... hasta que conoció a Sarah.
A Bobby Marconi le marcó una infancia dominada por un padre brutal y autoritario y una madre que solo parecía existir para quedarse embarazada, escapar de casa y volver de nuevo traída por su marido para parir y volver a empezar, hasta que su vida y su cordura dependieron de unas pastillas que la dejaban atontada.
Richard Russo rodeado de sus "libros"

Sarah Berg ha vivido y cuidado de su padre desde que la madre los dejó para irse a vivir y disfrutar de lo que su serio e intelectual marido no era capaz de darle... y para superar una terrible pérdida. Sarah la visita los veranos y pasa con ella las vacaciones mientras su padre, profesor, aprovecha esas mismas vacaciones para encerrarse a escribir su interminable novela. Sarah decidió quedarse con él y lo cuida con la misma solícita amabilidad con que se cuida a los hijos que no saben desenvolverse muy bien en el mundo.
Nan Beverly es la hija del dueño de la curtiduría. Ha vivido siempre en el Burgo y no sabe de necesidades, frustraciones o carencias. Mimada por sus padres y objeto de deseo de todos los chicos de instituto, no está preparada para enfrentarse al hecho de que, a veces, las cosas no salen como tú quieres y la vida te deja con los ojos muy abiertos preguntándote por qué nadie te dijo que no todo era tan fácil. "Los Marconi, los Lynch, los Beverly y los Berg. Ninguna de esas familias saldría ilesa del choque. Sólo una sobreviviría intacta".
"Puente de los Suspiros" nos cuenta la vida de estos cuatro jóvenes, la infancia de algunos, la adolescencia de todos que pasó y superó muchas dificultades al abrigo de los Lynch y del Ike Lubin, el supermercado que compró el padre de Lou, en contra de la opinión de su madre y que terminó siendo el refugio de todos ellos y es que huyendo de sus familias que se desmoronan, Sarah, Bobby y Nan buscan cobijo con los Lynch, la familia que "parecía la más estable de las cuatro familias, y el Ikey Lubin una prolongación de aquella estabilidad, lo que quizá explicara por qué pasaban tanto tiempo allí Noonan y sus amigos". ¿Que aún no os he hablado de Noonan? Tendréis que leer la novela para averiguar quien es. 
Pero también nos cuenta la historia de una familia negra o más bien de tres hombres de tres generaciones de dicha familia, Gabriel Mock, Gabriel Mock Júnior y Gabriel Mock Tercero. Los dos últimos se han atrevido a desafiar las leyes raciales no escritas y han intentado materializar su amor por una chica blanca. Ambos lo pagaron en exceso y las chicas se sintieron culpables por no haber visto el peligro que acechaba y es que entre los blancos de Thomaston, también hubo quien a mediados del siglo XX quiso desafiar los prejuicios y el racismo imperantes.
"Puente de los Suspiros" está narrada en parte por Lou que, en primera persona, nos va contando su vida pasada y presente, nos va desvelando los secretos que él guarda y creando expectativas sobre los secretos que él no conoce. Un narrador omnisciente, en tercera persona, nos irá contando el resto de la historia, lo que Lou desconoce o conoce a medias o conoce erróneamente; lo que pasó en el pasado, lo que acontece en el presente, lo que sueñan, desean, ocultan e imaginan los personajes. 
El Puente de los Suspiros (Venecia)
Todos los misterios se irán desvelando, mientras paralelamente, en Venecia y en Thomaston, dos pintores reflejan en el lienzo su particular visión del Puente de los Suspiros. Un puente que Lou estuvo a punto de cruzar sin retorno y del que le salvó Sarah, como tantas otras veces.
No es la mejor novela de Russo y seguro que mucha gente piensa que le sobran páginas. Puede que sea cierto, pero ese es un asunto que nunca me ha importado siempre que los que se cuenta en ese exceso de páginas, me guste y atrape lo suficiente.
Richard Russo, Premio Pulitzer en 2002 por su novela "Empire falls", de la que él mismo hizo el guión para una miniserie de cuatro capítulos muy recomendable, es uno de los autores más reseñados en este blog. Os dejo el enlace por si os apetece leer acerca de algún otro de sus libros.

Comentarios

  1. Sensacional reseña, Rosa,la historia es de mi interés y agrado. Me ha creado curiosidad el motivo por el qué Lou tiene que viajar a Italia y dejar su "confortable" pueblo y el por qué casi cruza el puente sin retorno. Lo voy a apuntar, aunque sabiendo ya que es largo, me temo que otros se le van a adelantar.
    De momento, con tu reseña me quedo.
    Un beso de domingo, amiga.
    Pd. Por cierto, las fotos chulísimas (la tuya la que más)

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    1. No hay ninguna razón especial para que Lou vaya a Italia. Sencillamente yo creo que Sarah ya se ha hartado de no salir de casa y además quieren visitar a un amigo.
      Es una novela de fácil lecturay muy entretenida, como todas las de este autor, pero que esconde muchos pequeños detalles que hay que ir descubriendo. Te la recomiendo.
      No me lo podía creer, pero cuando miré en la carpeta de fotos, solo tenía una del Puente de los Suspiros. No me lo podía creer. Pensé que tendría varias. El resto, como siempre son de la red.
      Un beso.

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  2. De domingo, nada. De martes festivo ;-)

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  3. Qué buena pinta., y apetecible, de ese autor que llegó a ti como llegan las cosas buenas, sin buscarlo.
    Besos.

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    1. Veo que has leído alguna reseña más donde cuento como lo conocí. Sí, fue algo muy casual de lo que nunca pensé que llegara a alegrarme tanto.
      Un libro ideal para estas vacaciones. Si eso supone tiempo para leer, claro. para algunas personas estas fechas suponen un trabajo extra, o al menos un tiempo extra ocupado.
      Un beso.

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  4. Tiene buena pinta este libro según la reseña. Lo apunto a ver si se lo pido a los reyes.
    Un abrazo

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    1. Pues que los Reyes te sean propicios y te traigan muchos libros.
      Un beso.

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  5. Mucha lectura acumulada y me es imposible seguirte el ritmo amiga. No he leído nada de dicho autor y creo que me va a ser más fácil empezar por esa miniserie que comentas.
    Te quedo agradecido por la reseña.
    Besos

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    1. La serie te gustará y te dará una idea de lo que es el autor. La verdad es que estoy preparando la entrada de Año nuevo, donde pongo la lista de los libros leídos en todo el año, y este año he leído más que el anterior. Ni yo misma sé de donde saco el tiempo. Como dice un amigo mío "Eu mismo tenme terror"
      Un beso.

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  6. Yo también me he quedado intrigado con ese viaje de Lou y su desenlace. Al hilo de tu reseña he visto que en la bibliteca de mi ciudad (tengo que ir hoy mismo) tienen uno de Richard Russo que también has reseñado: "El verano mágico de Cape Cod", me haré con él, el argumento gira en torno a la memoria, cuestión a la que siempre le doy vueltas y me atrae.
    Un abrazo.

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    1. Muy interesante. Me gustó más que "El puente...". La memoria es algo apasionante, no tanto por lo que recordamos, sino por como (con cuanto parecido a la realidad) lo recordamos y por lo que elegimos olvidar... Eso que tan bien trata Javier Marías.
      Casi todos los libros de Russo tratan sobre los recuerdos y a veces tengo la sensación de que escribe siempre la misma novela mediante distintos argumento y eso en un autor me gusta mucho porque te hace profundizar, a la vez que él, en los temas.
      Ya me coitarás.
      Un beso.

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  7. Interesante galería de personajes la que nos traes en esta reseña. Compruebo que el título de El puente de los suspiros no quiere decir que la trama se desarrolle en Venecia, al menos no la mayoría del argumento, sino que es más una alegoría a lo que significaba ese puente cuando era utilizado.
    Un beso.

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    1. Solo una pequeña parte, referida a un personaje, tiene lugar en Venecia. El resto transcurre en Thomaston, casi todo y una pequeña parte en Nueva York, concretamente en Long Island. Los personajes son interesantes y las historias familiares... terriblemente atractivas.
      El puente puede significar muchas cosas.
      Un beso.

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  8. Este de momento no me acaba de atrapar y es una suerte con tanto libre pendiente de lectura que tengo.
    Más adelante ya veremos.
    Un beso guapa

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    1. Es cierto, ja,ja. Leer una reseña y decir "No, este no me apetece", es un alivio. Uno que no acrecienta la lista interminable.
      Un beso, amiga.

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  9. Pues no sé si será o no de sus mejores libros pero a mí me ha atrapado tu reseña y pienso que me podría gustar. Veremos si consigo colarlo con tantos pendientes.
    Besos

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    1. No es el mejor de los escritores estadounidenses que sigo, pero todos sus libros esconden reflexiones, historias, personajes y situaciones que hacen que merezca la pena leerlo.
      Un beso.

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  10. He leído a Richard Russo, "Ni un pelo de tonto" creo que se llamaba, y creo que me gustó. De lo que cuentas de este libro me resulta interesante. A ver si le hago un hueco entre mis lecturas y me lo busco. Un beso, Rosa.

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