Marzo 2018
Casa y hacienda, herencia son de los padres, pero una mujer prudente es don de Yavé y en lo que a ti concierne, cariño, supongo que estarás satisfecho, que motivos no te faltan, que aquí, para ínter nos, la vida no te ha tratado tan mal, tú dirás, una mujer sólo para ti, de no mal ver, que con cuatro pesetas ha hecho milagros, no se encuentra a la vuelta de la esquina, desengáñate. Y ahora que empiezan las complicaciones, zas, adiós muy buenas, como la primera noche, ¿recuerdas?, te vas y me dejas sola tirando del carro. Y no es que me queje, entiéndelo bien, que peor están otras, mira Transi, imagínate con tres criaturas, pero me da rabia, la verdad, que te vayas sin reparar en mis desvelos, sin una palabra de agradecimiento, como si todo esto fuese normal y corriente. Los hombres una vez que os echan las bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad, como yo digo, claro que eso para vosotros no rige, os largáis de parranda cuando os apetece y sanseacabó, que las mujeres, de sobras lo sabes, somos unas románticas y unas tontas. Y no es que yo vaya a decir ahora que tú hayas sido una cabeza loca, cariño, sólo faltaría, que no quiero ser injusta, pero tampoco pondría una mano en el fuego, ya ves. ¿Desconfianza? Llámalo como quieras, pero lo cierto es que los que presumís de justos sois de cuidado, que el año de la playa bien se te iban las vistillas, querido, que yo recuerdo la pobre mamá que en paz descanse, con aquel ojo clínico que se gastaba, que yo no he visto cosa igual, el mejor hombre debería estar atado, a ver.
Y así sigue Menchu, Carmen Sotillo, durante las 280 páginas de que consta el libro (al menos mi edición), hablando con su marido, recordándole lo humano y lo divino; lo sensorial y lo extrasensorial; lo que es de este mundo y lo que pertenece a otras esferas. Y es que Menchu, tiene mucho dentro. Ha ido guardando afrentas, algunas reales y otras imaginarias o exageradas, a lo largo de todos los años que ha durado su matrimonio. Así sigue Menchu durante las cinco horas que pasa velando el cadáver de su marido, cuando ya familiares y amigos han abandonado la casa y el velatorio. "Cinco horas con Mario" en las que se desarrolla uno de los monólogos más famosos de la literatura española.
La prosa directa y sin florituras de Miguel Delibes hace aún más descarnado y evidente ese ramillete de ofensas y desatenciones que Menchu le reprocha a Mario. Y el autor aprovecha el descontento de la mujer para ponernos delante la terrible realidad de España en general y de la mujer en particular, en 1966.
Menchu es una mujer de clase media, preocupada siempre del que dirán, conservadora, con una moral puritana moldeada a base de represión y de lo que debe ser que le han transmitido la religión, la familia y la corriente política y social predominante. Mario, por el contrario, fue un hombre comprometido con sus ideas de intelectual que además de catedrático de instituto fue periodista en un periódico local y más pendiente de sus ideas de igualdad y justicia que de las necesidades de su mujer.
Su vida ha sido una velada pelea entre las ganas de ella de alcanzar la prosperidad económica y social y la incapacidad de él para lograrlo al no querer renunciar a su idealismo y sus ansias de solidarizarse con las clases más bajas y desfavorecidas.
Él, partidario de tener los hijos que Dios envíe; ella, sin tanto fervor por la maternidad, relegada al espacio de su casa y cuidando de ellos mientras él trabajaba; ella, constreñida en su pequeño mundo de ama de casa, sin formación, sin alicientes, sin capacidad para tomar decisiones; él trabajando en el instituto y en el periódico y ocupándose de sus actividades y de sus cosas.
Por medio de las palabras de Menchu asistimos a la terrible situación de las parejas en la época franquista, porque a pesar de tomar como ejemplo una familia de clase media alta, con buenos trabajos y mayormente acomodada, no por ello se libra de la miseria moral (e intelectual en el caso de la mujer) típica de una sociedad sojuzgada y anestesiada, pero en la que la mujer es víctima por partida doble, porque además es una sociedad machista.
Mario ha llevado la voz cantante en casa, él ha tomado las decisiones de todo, incluso de los hijos que tiene la pareja. Su solidaridad con los pensionistas o los pobres no alcanzó a su mujer que se vio relegada a un papel secundario, cuyas opiniones nunca se tuvieron en cuenta y de la que se olvidó en muchas ocasiones.
Menchu empieza a mostrar su arrepentimiento por todo lo que ha vivido y piensa que quizás debió ponerle remedio antes. Menchu es consciente de que ha vivido reprimida y poco querida y valorada, de que eso ha sido su vida, su única vida porque para nadie es posible una segunda oportunidad en forma de una segunda vida para poder vivirla de otra manera. Esa consiencia es uno de los episodios literarios que más impresión me han causado en las dos ocasiones en que he leído la novela. No la situación y el triste remedo de vida a la que se vieron sometidas, y aún se ven, muchas mujeres, que también, sino el hecho terrible de que Menchu sea consciente de ello. La sensación de fracaso y frustración, de vida truncada y sin posibilidad de recuperación, tuvo que ser un escenario terrible para muchas mujeres de la época. Hay veces en que la ignorancia no es la peor lacra.
Las novelas que aparecen en esta sección, "Bienvenido nuevo mes literario", no están recién leídas, pero están leídas. Se trata de novelas que empleo para comenzar cada mes, y por eso empieza la entrada con el inicio del libro. No pretende ser una reseña, sino el comentario sobre una historia que me marcó lo suficiente como para poder hablar de ella aunque haga ya muchos años que la leí. Por ello, espero que me perdonéis si incurro en algún error.
Después de leer esta valoración sólo se me ocurre una cosa. Estoy seguro de que a Miguel Delibes le hubiera encantado. Al menos, tanto como a ti su novela.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Leí la novela un par de veces y vi la obra de teatro. maravillosa Lola Herrera. Solo una actriz de su categoría sería capaz de aguantar un tirón sobre el escenario como el que exige Menchu. Por lo que mostró en la película "Función de noche" que, al parecer narra su relación real con su marido, Daniel Dicenta, su vida de pareja no fue muy distinta de la de la propia Menchu.
EliminarMaravillosa la idea de que a Delibes le podría haber gustado mi comentario. A mí su novela y su obra en general (que he leído entera en la parte narrativa), me encanta desde muy joven.
Un beso.
Leí la novela y vi la magnífica actuación de lola Herrera en ese monólogo estupendo. No me cansaria de volver a ver la obra y leer la novela de nuevo. Un abrazo.
ResponderEliminarYo la novela la leí dos veces y tampoco me importaría volver a leerla. Lo de volver a ver la obra de teatro, aunque me encantaría, creo que nos va a ser imposible.
EliminarUn beso.
Leí la novela cuando iba al instituto pero no recordaba nada, Rosa. Está genial que nos traigas estas novelas ya leídas pero que, como bien dices, te marcan, porque así nos refrescas la memoria a unos cuantos.
ResponderEliminarLa obra de teatro me hubiera gustado verla porque me encanta Lola Herrera, pero no tuve oportunidad.
Me encanta la frase del inicio, cuando dice "os echan las bendiciones a descansar, un seguro de fidelidad".
Un beso, my friend.
Pues no sabes lo que te perdiste porque Lola Herrera estuvo realmente magnífica. Bueno ella es magnífica.
EliminarA mí no me tocó leerla en el instituto, pero a partir de los diecisiete años, más o menos, devoré todo Miguel Delibes, lo antiguo y lo que iba publicando. Me parece magnífico, sobre todo su lenguaje.
No descarto volver a leerla.
Un beso.
Hola Rosa. No leí la novela pero sí ví la actuación de la gran Lola Herrera. Estuvo inmensa. Delibes es uno de mis escritores favoritos. La reseñas que haces de "Cinco horas com Mario" es sencillamente insuperable.
ResponderEliminarUn abeazo.
La obra era bastante fiel a la novela.
EliminarDelibes era un escritor fabuloso. No tenía mucho que ver conmigo. Era demasiado conservador y religioso para mi gusto y, no obstante, como digo en la respuesta al comentario de Chelo, durante unos años, lo leí con verdadera pasión. Ya forma parte de la historia de la literatura española. Un grande, sin duda.
Un beso.
Me encanta que hayas recuperado esta novela, además muy bien traído por ser el mes de marzo el día de la mujer y la intensidad con la que has escrito la reseña. Siempre me ha llamado la atención la ambivalencia de ciertas personas, intachables hacia fuera y crueles en la intimidad o al revés.
ResponderEliminarUn abrazo
Es extraño que aún no hubiera traído a Delibes a esta sección, porque si hay un autor español que he leído y seguido en su trayectoria, ese es Miguel Delibes. Durante un tiempo fui partidaria de que le dieran el premio Nobel. Luego me di cuenta de que era demasiado localista en su lenguaje y en sus temas como para un premio internacional.
EliminarA veces pienso, por cosas que he leído o que me han contado los que le conocieron, que podría ser bastante parecido a Mario.
Su hijo Adolfo estudió Biología en León y era amigo del que por entonces era novio de mi hermana, de forma que mi hermana ha estado en su casa de Sedano. Una amiga, profesora de literatura, coincidió sentada a su lado una noche en el teatro. La mujer de un amigo tenía una casa familiar en Sedano por lo que también lo conoció. Por eso digo, "lo que me han contado los que le conocieron".
Un beso.
Gracias por recordar una lectura tan recomendable y tan actual a pesar de haber sido escrita hace más de cinco décadas. Es actual porque hoy en día hay mucho liberal de boquilla, como Mario, que se preocupa por los más desfavorecidos en lugares alejados de su propia casa y dentro de su hogar se comporta como un rancio conservador.
ResponderEliminarEn el ámbito universitario lo veo todos los días, intelectuales subidos en un púlpito ponderando sobre las bondades del progresismo y que tratan a sus allegados como a esclavos.
En fin, no me extiendo. Tengo en mente releer a los clásicos (Delibes entra en esa categoría) y me apunto estas cinco horas con Mario.
Un besote, guapa.
Delibes era ya un clásico estando vivo. Muerto lo es igualmente. Yo también quiero releer alguna novela suya, esta entre otras.
EliminarEs cierto lo de la gente que ejerce de intelectual y progresista y luego resultan unas bestias pardas. Algunos maltratadores están entre ellos. Cuesta imaginarlo, pero es que hay gente especialista en aparentar lo que les gustaría ser o lo que creen que deberían ser, mientras en la intimidad son como realmente son. Para desgracia de los que les rodean.
Un beso.
Bueno, bueno, bueno... Desde luego, hoy toca alfombra roja, Rosa. Si tuviera que elegir un solo novelista español, Miguel Delibes sería el elegido. Un ejemplo de lo que debe ser un escritor, alguien capaz de modular su estilo en función de la historia, alguien capaz de vestirse de una mujer a la que se le pasó el tiempo. O un niño en El príncipe destronado. Ofrecernos una superproducción literaria como El Hereje, Los santos inocentes... Si alguien lee cualquiera de esos libros sin conocer al autor, jamás diría que es el mismo. Eso es muy grande. El escritor debe pasar desapercibido en una novela.
ResponderEliminarCinco horas con Mario la ley en plena excitación descubridora de la Literatura. Al terminar de leerlo pensé que quien de verdad había muerto era Menchu, al menos en lo que representaba, ese mundo hipócrita, de apariencias, del escarabajo. Mario, lo que representaba, siempre será algo vivo. Me ha encantado, Rosa. Un abrazo!!
Has hecho una pequeña lista de libros de Delibes y me han entrado ganas de leerlos todos, pero fíjate que hay uno, que nunca se suele mencionar, que cuando lo leí me dejó una maravillosa sensación. Es curioso, porque no recuerdo nada en absoluto de su trama, pero sí recuerdo que me fascinó. Se titula "377A, madera de héroe". Puede que no recuerde nada porque lo leí con mi hijo muy pequeño y ya sabes donde se va la atención en esos casos. Pero me gustó mucho. Tengo tentaciones de releerlo y me da miedo que me defraude.
EliminarLa verdad es que la vida en 1966, en España, tuvo que ser tremenda para todos, pero para las mujeres, horripilante.
Un beso.
¡Qué maravilla de novela! Me encantó la primera vez que la leí cuando iba al instituto y eso que era una lectura obligada. Tuve oportunidad de ver representada la obra en el teatro y, desde entonces, cuando he releído la novela, Carmen tiene la voz y el rostro de Lola Herrera. Nunca podré olvidar aquella magnífica representación teatral.
ResponderEliminarLa obra de teatro fue alucinante. Lola Herrera cerca de dos horas hablando sola en el escenario, aguantando todo el peso de la obra en exclusiva y con un monólogo bastante intenso y emotivo, fue toda una demostración de lo que es una maravillosa actriz. Una vez vista la obra, Menchu ya solo puede ser Lola Herrera.
EliminarUn beso.
¡¡¡Y qué bien escribe!!!
ResponderEliminarHace mucho que leí Cinco horas con Mario y ahora cuando releía tu entrada pensaba que sigue siendo muy actual y es lo que tienen los grandes escritores que nunca pasan de moda.
De Delibes he leído no hace mucho Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso y aunque el género epistolar me cuesta un poco, tengo que reconocer que era una delicia ir leyendo esa crónica.
Besos
A mí tampoco me gusta mucho ese género y, de hecho, no he leído ese libro, pero he leído otros del autor que, sin ser novela, me ha encantado. Y seguro que esas cartas también me gustarían.
EliminarDelibes no pasa de moda porque, cómo dices, es un grande y, añado yo, un clásico.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarAl igual que la mayoría la leí en el instituto y me encantó, tengo que releerla, pero me ha apetecido mucho la que menciona Conxita porque a mí el género epistolar me encanta, de hecho sueño con escribir una novela así, me falta valor pero tengo la idea desde la adolescencia.
Besos y como siempre una reseña maravillosa.
Pues una idea que se tiene desde la adolescencia no se puede dejar de lado, así es que anímate y empieza a escribir esas cartas en forma de novela (o esa novela en forma de cartas.
EliminarMiguel Delibes será siempre un referente en la literatura española. Ya es inmortal.
Un beso.