"El jilguero" Donna Tartt
Una novela muy curiosa porque, aunque aparecen ordenadores, tablets, móviles, ipods y todo tipo de tecnología de lo más actual, no puedo dejar de imaginarme en un tiempo anterior, tal vez los años cincuenta o sesenta del siglo pasado, aunque en ocasiones me imagino a los personajes vestidos a la moda de principios del siglo XX y me sorprendo, no sé si gratamente, pero creo que no, al aparecer de pronto unos tejanos o cualquier otro elemento que me transporta de nuevo al siglo XXI. ¿Fallo de ambientación de la autora o fallo mío que no he sido capaz de aislarme de prejuicios que me llevan a ambientar ciertas historias en ciertas épocas? No lo sé, pero quizás ha tenido que ver el hecho de que, desde el principio (sobre todo al principio), me ha sugerido personajes, escenas y sobre todo la ambientación de "El guardián entre el centeno". Y esto no ha sido subjetivo; me consta que a más personas les ha sucedido. No es que pretenda comparar ambas obras que nada tienen que ver, pero es un hecho que el adolescente un poco díscolo, las calles de Nueva York..., en fin, un cierto ambiente la recuerda, no sé si debido a copia o influencia, no sé si consciente o inconsciente por parte de la autora.
"El jilguero" nos cuenta la vida de Theo Decker que es un adolescente de doce años cuando pierde a su madre en un ataque terrorista cometido por grupos de extrema derecha, sobrevive de milagro y se ve en posesión de un objeto que influirá de manera muy especial en el resto de su vida. Una vida triste ("¿Cómo era posible añorar a alguien tanto como yo añoraba a mi madre? La echaba tanto de menos que quería morirme; una intensa nostalgia física, como la necesidad de aire bajo el agua"), que transcurrirá, en principio, al albur de quien esté dispuesto a hacerse cargo de él; una vida nublada por la culpa, de la que nunca podrá librarse, de haber sido indirectamente el causante de la muerte de su madre; una culpa que compartirá con Pippa, su amiga para siempre, que también perdió a su tío en el mismo atentado; una vida repartida entre la gente que está dispuesta a acogerlo, sintiendo siempre que está de
más, que es un sujeto añadido a la fuerza entre las personas que se hacen cargo de él; una vida angustiada por la posesión del objeto que lo acompaña desde el fatídico día en que su vida voló por los aires. Y es que ese objeto, al que "salvó" del desastre, es demasiado importante para él, tanto que durante años y años, ha sido incapaz de mencionárselo a nadie, ni de devolverlo a sus auténticos dueños. Lo tendrá escondido entre sus cosas: en una bolsa tras la cabecera de su cama; debajo de otra cama en otra vida, en otra ciudad; en un almacén de alquiler... hasta que mucho tiempo después descubra que ese objeto hace ya tiempo que no está en su poder.
Su vida pasará por muchas experiencias en los pocos años que se relata la novela: muertes, ausencias, amores contrariados y amores de conveniencia, actividades no muy legales o totalmente delictivas, drogas, alcohol y siempre el temor, la culpa, las huelas que aquella explosión dejó por siempre en su vida.
Hay reflexiones muy hermosas sobre la pintura (la madre de Theo era una gran amante de la pintura en general y de los pintores holandeses del siglo XXVII, en particular): "Los pintores holandeses sabían cómo representar ese límite de lo maduro dando paso a la podredumbre. La fruta tiene un aspecto perfecto pero no durará, está a punto de pasarse", "Sería feliz mirando los mismos seis cuadros el resto de mi vida. No se me ocurre una
forma mejor de enloquecer"; reflexiones muy interesantes sobre las drogas: "yo solo consumía heroína cuando me la ofrecían; una esnifada aquí, otra allá. Por mucho que me gustara y me muriera por ella, nunca compraba. Porque nunca tendría ningún motivo para parar"; reflexiones muy instructivas sobre el mundo de las antigüedades:
"Cuando vendías una pieza, exagerar su valor [...] era un juego que servía para formarte un juicio sobre un cliente y averiguar la imagen que quería proyectar; es decir, no tanto lo que eran [...] sino lo que querían ser".
Me estaba gustando el libro. Me estaba gustando bastante hasta que, de repente, nos vemos metidos en una historia típica de la mafia rusa (con mafia rusa incluida y un poco de mafia china), en la que la narración se vuelve histriónica y el relato se precipita en escenas y episodios poco creíbles. Me queda la sensación de que la autora ha perdido el control de su obra y, de ser una novela de vivencias, con cierta intriga, se nos convierte en una mala novela de acción. Es entonces cuando, de una forma totalmente antinatural, Theo es transportado, en menos de veinticuatro horas y sin cambiarse de ropa, de su fiesta de compromiso en Manhattan al frío y solitario diciembre de Ámsterdam donde se
verá envuelto en un caos de acontecimientos, tantos y tan seguidos, que han conseguido ponerme nerviosa. Son esas escenas, que creo totalmente prescindibles, las que le han valido el ser calificada de novela negra, calificación que hasta ese momento (el último tercio del libro), yo no había conseguido ver.
El final, ya de vuelta en Nueva York, retoma de nuevo el ritmo y el estilo de la parte anterior (casi todo el libro, más de dos tercios, como he dicho). Y termina con una serie de reflexiones que, si bien creo que se alargan demasiado y no son muy originales, están bien contadas y contribuyen a que la sensación de pérdida de control sobre la novela, de que la autora no sabe que hacer con ella ni como terminarla, se difumine y recuperemos parcialmente el gusto con que la habíamos leído al principio.
Unas reflexiones que se adentran en la idea del azar de la vida, el caos y el sinsentido, por más que nos empeñemos en negarlo, del hecho de vivir "todo lo que Mishkin (el príncipe de "El idiota") hizo en la vida fue bueno, generoso..., trataba a todas las personas con comprensión y compasión, ¿y qué salió de toda esa bondad? ¡Un asesinato!"; la falta de finalidad o de principio "¿y si todas las acciones y decisiones, buenas o malas, le traen sin cuidado a Dios?".
La conclusión es aterradora, salvo que estemos ya familiarizados con ella; se ha tratado hasta la saciedad en todas las ramas del arte y del saber
"no me importa lo que la gente diga o lo cautivadoramente o a menudo que lo diga; nadie podrá persuadirme nunca de que la vida es maravillosa y gratificante. Porque esta es la verdad: la vida es catástrofe. [...] Olvidaos de esa ridícula tontería [...]: el milagro de un niño recién nacido, la alegría de una simple flor, la vida es demasiado maravillosa para abarcarla y demás. Un sumidero de camas de hospital, ataúdes y corazones rotos. No hay liberación, no hay atracción, no hay «segundas oportunidades», para emplear una de las expresiones favoritas de Xandra, no hay más camino hacia delante que la vejez y la pérdida, y no hay otra salida que la muerte"
Donna Tartt |
Su vida pasará por muchas experiencias en los pocos años que se relata la novela: muertes, ausencias, amores contrariados y amores de conveniencia, actividades no muy legales o totalmente delictivas, drogas, alcohol y siempre el temor, la culpa, las huelas que aquella explosión dejó por siempre en su vida.
Hay reflexiones muy hermosas sobre la pintura (la madre de Theo era una gran amante de la pintura en general y de los pintores holandeses del siglo XXVII, en particular): "Los pintores holandeses sabían cómo representar ese límite de lo maduro dando paso a la podredumbre. La fruta tiene un aspecto perfecto pero no durará, está a punto de pasarse", "Sería feliz mirando los mismos seis cuadros el resto de mi vida. No se me ocurre una
"Cuando vendías una pieza, exagerar su valor [...] era un juego que servía para formarte un juicio sobre un cliente y averiguar la imagen que quería proyectar; es decir, no tanto lo que eran [...] sino lo que querían ser".
Me estaba gustando el libro. Me estaba gustando bastante hasta que, de repente, nos vemos metidos en una historia típica de la mafia rusa (con mafia rusa incluida y un poco de mafia china), en la que la narración se vuelve histriónica y el relato se precipita en escenas y episodios poco creíbles. Me queda la sensación de que la autora ha perdido el control de su obra y, de ser una novela de vivencias, con cierta intriga, se nos convierte en una mala novela de acción. Es entonces cuando, de una forma totalmente antinatural, Theo es transportado, en menos de veinticuatro horas y sin cambiarse de ropa, de su fiesta de compromiso en Manhattan al frío y solitario diciembre de Ámsterdam donde se
"El jilguero" Carel Fabritius, 1654. Mauritshuis, La Haya |
El final, ya de vuelta en Nueva York, retoma de nuevo el ritmo y el estilo de la parte anterior (casi todo el libro, más de dos tercios, como he dicho). Y termina con una serie de reflexiones que, si bien creo que se alargan demasiado y no son muy originales, están bien contadas y contribuyen a que la sensación de pérdida de control sobre la novela, de que la autora no sabe que hacer con ella ni como terminarla, se difumine y recuperemos parcialmente el gusto con que la habíamos leído al principio.
Unas reflexiones que se adentran en la idea del azar de la vida, el caos y el sinsentido, por más que nos empeñemos en negarlo, del hecho de vivir "todo lo que Mishkin (el príncipe de "El idiota") hizo en la vida fue bueno, generoso..., trataba a todas las personas con comprensión y compasión, ¿y qué salió de toda esa bondad? ¡Un asesinato!"; la falta de finalidad o de principio "¿y si todas las acciones y decisiones, buenas o malas, le traen sin cuidado a Dios?".
La conclusión es aterradora, salvo que estemos ya familiarizados con ella; se ha tratado hasta la saciedad en todas las ramas del arte y del saber
Coincidimos, Rosa. Considero también que hay en las novelas de Tartt una vena histriónica y unas concesiones a la comercialidad que echan a perder buenas historias y dilapidan su dominio de la escritura. Con esta novela me sucedió un cosa: sufrí cuando el niño espera a la madre muerta, pero a partir de ese momento, solo me preocupó el destino del cuadro. Todo lo demás me tenía sin cuidado. Recordé una obra muy distinta, de Henry James: la novela corta "Los papeles de Aspern". ¡Oh, cuánto padecí por la suerte de esos papeles! Está claro que cada lector no es que sea un mundo, que también, sino que cada lector es un raro. Un abrazo,lectora.
ResponderEliminarNo había leído nada de esta autora. Escribe bastante bien y esta novela sería buena, incluso muy buena si la dejara sin la parte "mafiosa" y resolviera con más ingenio lo del cuadro. Sé que es, como dices, una concesión al mercado, pero curiosamente, es parte es la que me ha aburrido, la he leído deprisa y me costaba mantener la atención.
EliminarCada lector es un mundo y completa la novela a su manera. Yo, muy distinto a ti, creo. Si cae tal cuadro en mis manos, queda para siempre enajenado del mundo. No me separo de él ni bajo tortura.
Un beso, Carmen.
Debo confesar que abandoné esta novela en la página 60, más o menos.De modo que me perdí el cambio de ritmo y la parte histriónica. No me interesaba nada lo que leía. Pero claro, con tan poca lectura no puedo dar una opinión cabal sobre la autora y el libro.Tu reseña me hace pensar que no estuve desacertado.
ResponderEliminarPues hasta bastante más de la mitad a mí me estaba gustando bastante. Sin ser una maravilla, me estaba interesando. Se ve que fuiste clarividente.
EliminarUn abrazo.
Coincidimos talmente como lo has contado, con lo que respecta a esta lectura que en su día también reseñé.
ResponderEliminarEl libro empieza muy bien, planteando unas urdimbres argumentales bastante interesantes y algo de misterio con la desaparición del dichoso cuadro.
Pero mis sensaciones variaban conforme leía; de la entrega incondicional al aburrimiento soberano, con un cambio de ritmos narrativos que a no ser por mi voluntad de terminar lo que empiezo habría abandonado justo cuando empieza el bucle sin fin de drogas, alcohol y vida carente de incentivo vivencial...Sólo el cuadro y su búsqueda y su enigmática "no-presencia" en su escondite me hízo perseverar en la lectura.
Resumen: me resultó muy desabrida la lectura y quedé defraudado con la misma.
Por un lado me alegra las coincidencias contigo con respecto a la obra, pues me sentía como bicho raro después de leer alabanzas sobre la misma.
Un beso Rosa
Yo también había leído sobre todo alabanzas sin paliativos y cuando empecé a leer pensé que más o menos, se adaptaban a la realidad, pero a partir de cierto momento, exactamente cuando reaparece Boris, se me vino todo abajo. De no ser porque ya iba muy avanzado en las más de mil páginas del libro y la curiosidad por saber cuál era el destino del cuadro, lo hubiese abandonado.
EliminarTotalmente tuvimos la misma percepción.
Besos
A mí la novela me gustó en líneas generales, sí bien también me pareció como a ti algo fuera de lugar ese cambio Amsterdam Nueva York en apenas 24 horas. También el asunto del cuadro es despedido de manera un tanto inverosímil (¿tanto rollo para luego descubrir que el protagonista ha sido víctima de un engaño por parte de su mejor amigo?).
ResponderEliminarPero hay aspectos muy interesantes en el relato que -en esto estoy de acuerdo con todos vosotros- busca ser best seller y la autora lo logra aunque sin hacer excesivas concesiones. Entre los aspectos interesantes recuerdo la manera de presentar esos estados límite por los que a veces puede pasar cualquier ser humano (drogas, sueño, enfermedad, alcoholismo...). Es cierto que desprende cierto nihilismo el final del relato, aunque creó que la autora lo hace para reivindicar la importancia del arte dada la finitud del ser humano.
Rosa, has hecho una reseña completa y muy trabajada. Me ha gustado. Las citas que has escogido son muy claras y oportunas. ¡Muy buena reseña!
Un beso
Por supuesto, tiene cosas muy interesantes. De hecho, hasta más de la página seiscientos, lo iba leyendo con mucho gusto. El nihilismo final tampoco me disgusta pues coincido bastante con él y creo que está bien expresado, muy explícito, pero bien. Lo que no me parece pertinente es lo explícito precisamente. Ya se ha hablado mucho al respecto, como digo en la reseña y creo que es algo que hay que dejar más escondido entre la trama sin aludir a ello directamente.
EliminarSon muy buenas las reflexiones sobre arte del principio, la relación con las drogas, las reflexiones acerca del mundo de las antigüedades, muchas conversaciones.
Muchas cosas buenas, pero los fallos no le dejan cerrar el círculo y el resultado final creo quee s fallido.
Un beso.
Tengo muchas ganas de leerlo!!
ResponderEliminarDesde que salió, la verdad =)
Besotes
Pues después nos cuentas que tengo curiosidad por saber opiniones diversas.
EliminarUn beso.
Pues yo no he leído la novela y después de leer tu reseña y algunos comentarios no pienso leerla.
ResponderEliminarQué rabia da cuando un libro está gustando y de repente le da un "flus" al autor (autora en este caso) y cambia de tercio ¿para despistar?, ¿para mostrarse polifacético? o ¿para fastidiar?
Cuando asisto a estas frustraciones pienso que el autor a mitad de la novela comenzó a medicarse y se confundió con la dosis. No sé.
Fenomenal reseña y gracias por el aviso.
Un beso
Como digo, da la impresión de que, de repente, la autora no sabe qué hacer con los personajes y la trama ni cómo resolver la novela y cae en un descontrol total que luego corrige, pero más le hubiera valido borrar una gran parte y retomar la historia por el camino que iba. No te reprocho que no quieras leerla. Son muchas páginas para arriesgarse.
EliminarUn beso.
Me ha gustado leer los distintos comentarios sobre la novela. Ya te comenté que tuve sentimientos encontrados durante su lectura, pues pasé de estar entusiasmada con los comentarios de la madre al hijo sobre pintura, a ponerme muy nerviosa con algunos comportamientos del hijo ( coincido con que tiene aproximaciones al guardián entre el centeno), a terminar pensando en que me están tomando el pelo con la mafia rusa.
ResponderEliminarAsí todo, el lado positivo que saco es que es una novela distinta, cosa de agradecer hoy en día. Tendría cosas que comentar en una tertulia.
Un beso
Sí, creo que daría mucho juego en una tertulia, pero cualquiera propone un libro de mil doscientas páginas y encima con estos previos.
EliminarEs una novela que cuando empiezas y vas leyendo te parece bastante buena, distinta, como dices y con reflexiones muy interesantes, pero luego se precipita en una vorágine sin ningún sentido y parece que han pegado dos novelas dispares. Igual me animo a leer otro libro de la autora a ver si es una costumbre suya.
Un beso.
Hola, Rosa. Coincido con Kirke: después de leer tu reseña y los comentarios, no pienso leer la novela. Es una pena que se eche a perder una novela por querer hacerla más comercial, en ocasiones tratar de lograr un best seller despoja a las novelas de su calidad literaria.
ResponderEliminarTu reseña, magnífica, como siempre. Da gusto leerte.
Un beso enorme
El caso es que yo no llego a entender qué le da de comercial ese, para mí, traspies. Es la parte que más me ha aburrido (bueno, la única que me ha aburrido) y la que le puede hacer perder lectores. Iba leyendo al principio y pensando que era de esos best seller de calidad, pero una obra para ser buena tiene que ser buena en su totalidad y esta, desde luego, no lo es, aunque sea por una pequeña parte, pierde la categoría de buena.
EliminarUn beso.
Rosa,
ResponderEliminarPues ahora tengo un problema, porque tengo la novela preparada para leer justo cuando acabe la que estoy leyendo ahora y la continuación que me están encantando, y después de leer tu entrada y los comentarios coincidentes, no me atrevo.
Igual de momento la voy a dejar "al fresco", no creo que mejore pero igual entre medio leo algo que me gusta menos y y no me causa tanta decepción.
Un saludo
Pues dinos qué estás leyendo Conxita, que siempre es bueno saber libros nuevos para leer.
EliminarSiento cambiar tus planes, pero, al menos, si la lees sabrás lo que te puedes encontrar. Quizás la parte buena pueda compensar la mala que es mucho más breve.
Un beso.
Estoy leyendo Crímenes Exquisitos de Vicente Garrido y Nieves Abarca, una excelente recomendación de Francisco para mi recién descubierta afición a la novela negra. La continuación, preparada, es Martyrium.
EliminarUn saludo
Gracias, Conxita por traerme a la cabecera de mi lista "Crímenes exquisitos". Lo apunté cuando hizo Francisco su reseña, pero van surgiendo tantas cosas nuevas que los antiguos van quedando atrás y cuando vas a comprar miras lo último. Ahora lo vuelvo a poner al frente y lo fijo. Y añado "Martyrium".
EliminarUn beso.
Hey, la verdad es que no me llama mucho pero gracias por la reseña, besos ;3
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí. Si no te llamaba mucho la atención, creo que no he contribuido a que cambies de idea.
EliminarUn beso.
Hola!! No me llama mucho la atención la verdad, no me parece una mala lectura pero no es de mi tipo! Gracias por la reseña!! me quedo por aquí, me parece un blog precioso!! Un beso^^
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por aquí y por leer una reseña de un libro que no es de lo que más te gusta. Y encima, comentar.
EliminarUn beso.
¡Hola! Me ha encantado la entrada, soy nueva en blogger, así que me encantaría que te pasases por mi blog literario para ver qué te parece y si te gusta, quédate porfa. http://tintasobrepapelmojado.blogspot.com.es/
ResponderEliminarUn beso y muchísimas gracias.
Me he pasado por tu blog y te he seguido. Allí te he dejado un comentario. Gracias por tu visita.
EliminarUn abrazo.
La verdad es que sì son muchas cosas mezcladas, es una làstima que cuando a uno le estè gsutando el libro, la autora decida echarlo todo a la fregada agregàndole de màs y haciendo giros incomprensibles.
ResponderEliminarSabes, a mì me ha pasado, recientemente, con una autora de mi paìs; que la siento como que si quisiera parecer a Isabel Allende en la Casa de los Espìritus. ES decir, que ha incoporado a su novela elementos mìsticos (leer el tarot, el te, hablar con muertos) en un clìma de conflictos polìticos internos y la dictadura de Noriega. El libro lo he abandona y me tiene asqueada por lo mal escrito que està.
Que un libro se parezca a otro, como tu cuentas, es una cosa pero si encima està escrito mediocremente, me supera.
Me gustó mucho la novela, aunque tal vez a veces se complica demasiado el argumento, se vuelve un poco denso de más. Me encantó el punto de partida de la historia y todo cuanto discurre en Nueva York. La segunda parte me atrajo menos pero me mantuvo enganchada más por la manera de contar las cosas que por las cosas que contaba en sí mismas.
ResponderEliminarSaludos.
En la primera parte coincidimos. El inicio y toda la parte, hasta que reaparece Boris, me gustó mucho. Luego cambia totalmente de registro y me parece que decae mucho. No la dejé por lo mucho que ya había leído y por la intriga de saber qué pasa con el cuadro. También coincido en que está muy bien escrita.
EliminarUn beso.