"Florence Foster Jenkins" Stephen Frears
Hacía mucho tiempo que no me reía tanto en una película. Hacía mucho que no disfrutaba tanto en el cine y vaya por delante que es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo.
Florence Foster Jenkins está considerada la mejor peor soprano de todos los tiempos.
Florence fue desde niña amante de la música y el canto. Sus padres, que ya debieron imaginarse que carecía totalmente del sentido del ritmo y de habilidad musical, se negaron a sufragarle los estudios a los que ella aspiraba por lo que se fugó y se terminó casando con Frank Thornton Jenkins, de quien se divorciaría al poco tiempo y del que tan solo obtuvo el apellido, una lacra de por vida y la misma desconfianza en sus dotes musicales que ya había recibido de sus progenitores.
Independiente económicamente a la muerte de su padre, empezó a tomar clases de canto y a dar recitales a los que la gente acudía por el espectáculo que suponía su "peculiar" manera de cantar. Al fin y al cabo, las salas de conciertos están llenas de cantantes que lo hacen bien, maravillosamente bien, regular o mal. Pero cuando alguien lo hace tan rematadamente mal como debía de hacerlo ella, se convierte en un motivo adicional más para acudir. La gente se reía, lo pasaba de maravilla, veía una cantante entregada, porque lo que le faltaba en técnica y arte, le sobraba en alma, corazón y entusiasmo. Al parecer, los numerosos trajes que lucía a lo largo de un recital, diseñados por ella misma, eran todo un alarde que añadía glamour e interés al espectáculo. Las caras de burla y complicidad con el público que su pianista, Cosmé McMoon, ponía a sus espaldas, no hacían más que incrementar el divertimento, y las mordaces y crueles críticas de algunos periodistas aún despertaban más la curiosidad del público.
Sus conciertos estaban restringidos a un selecto grupo de admiradores de toda confianza. Su segundo marido y manager, St. Clair Bayfield, se encargaba de decidir a quien daba las entradas y qué críticos tenían acceso a los recitales.
Florence nunca fue consciente de su falta de pericia musical. Se creía una gran estrella y estaba convencida de que las risas se debían a rivales infiltrados envidiosos de sus éxitos.
Con esta historia, porque todo lo contado es escrupulosamente verídico, Stephen Frears ha hecho una película deliciosa. Una película cómica, tierna, emotiva; en la que lloras de risa y sonríes ante la emoción de la tristeza bien contada; en la que hay amor, entrega, admiración, entusiasmo y respeto por el arte.
La película cuenta la última etapa de la vida de la cantante: el tiempo inmediatamente anterior a la consecución de su mayor sueño que tuvo que esperar al 25 de octubre de 1944, cuando contaba setenta y seis años; el periodo que transcurre desde que decide volver a tomar clases de canto, para lo que contrata al pianista Cosmé McMoon, hasta su muerte acaecida un mes después de la fecha, mágica para ella, del citado 25 de octubre.
No sé cuánto habrá de histórico en los detalles que narra la película. No sé si sería real la relación de afecto, lealtad y cuidados de St Claire hacia Florence (parece ser que la diferencia de edad entre ellos era bastante menor de la que nos muestra Frears), pero en la película enternece hasta la emoción ver como la protege de la cruel verdad, controlando a la prensa, negando la entrada a los recitales a gente desconocida que no se sabe como va a reaccionar, evitando que se entere de las burlas... y todo ello teniendo en cuenta que, a pesar de todo, él vive en un apartamento propio porque su matrimonio con Florence se parece más a una relación fraternal que a un verdadero matrimonio.
No sé hasta qué punto sería cierta la fidelidad incondicional que McMoon termina manifestando por la cantante, pero es gratificante ver cómo el pianista va variando su actitud desde el asombro y la burla iniciales hasta el más afectuoso respeto del final.
No lo sé y además no me importa, como tampoco me hubiera importado que fuera una historia totalmente ficticia, más allá de la curiosidad que le añade el ser un hecho histórico. No me importa porque independientemente de todo ello, la película, sin ser una obra maestra ni lo mejor de su autor (que para mí aún, y seguramente para siempre, sigue siendo "Las amistades peligrosas"), es una gran película.
Meryl Streep hace uno de esos papeles grandiosos a los que nos tiene acostumbrados. Derrocha inocencia, amor por su arte, empatía por los que la rodean, bondad, sentido del humor, y de todo ello nos convence y con todo ello nos emociona.
Hugh Grant, el entregado St Claire, es el perfecto amigo y manager (dadas las circunstancias, no me atrevería a decir perfecto marido); su preocupación por el bienestar físico y mental de Florence es conmovedora.
Simon Helberg, un actor de sobra conocido por los que amamos y seguimos la serie "The Big Bang Theory", donde interpreta a Howard Wolowitz, es Cosmé McMoon, el pianista que pasa del estupor a la admiración más profunda, a lo largo de la película. Pianista él mismo y muy buen actor, está quizás demasiado marcado por el personaje que lleva interpretando más de nueve años en la serie. Aunque adecuado para el papel que hace en
esta película (me imagino que toca él mismo el piano), matizar un poco los gestos y conseguir que no recuerden tanto a Wolowitz sería de agradecer y positivo para su carrera al evitar un encasillamiento del que le va a costar librarse.
Una película en la que los actores tienen que alternar su faceta cómica con la dramática, algo en lo que Hugh Grant y Meryl Streep ya han demostrado que son verdaderos maestros; algo que aún le queda por practicar a Simon Helberg que, por ahora, se sigue encontrando mucho más cómodo en la comedia, aunque su papel en general resulta totalmente satisfactorio y aporta mucho a los momentos más hilarantes de la película.
Una película que merece la pena, y mucho, como debían de merecerla los conciertos de la terrible soprano Florence Foster Jenkins porque suplía con entusiasmo su falta de pericia y, como ella misma decía, "podrán decir que canto mal, pero no que no canto".
Para que os hagáis una idea de lo que os vais a encontrar en esta película, de la que he tratado de no desvelar lo que merece permanecer en el dominio de la sorpresa, os dejo aquí un vídeo con su interpretación de "La reina de la noche" de "La flauta mágica" de Mozart.
Comparad con quien queráis. Es digno de ser escuchado.
Florence Foster Jenkins está considerada la mejor peor soprano de todos los tiempos.
Florence fue desde niña amante de la música y el canto. Sus padres, que ya debieron imaginarse que carecía totalmente del sentido del ritmo y de habilidad musical, se negaron a sufragarle los estudios a los que ella aspiraba por lo que se fugó y se terminó casando con Frank Thornton Jenkins, de quien se divorciaría al poco tiempo y del que tan solo obtuvo el apellido, una lacra de por vida y la misma desconfianza en sus dotes musicales que ya había recibido de sus progenitores.
Independiente económicamente a la muerte de su padre, empezó a tomar clases de canto y a dar recitales a los que la gente acudía por el espectáculo que suponía su "peculiar" manera de cantar. Al fin y al cabo, las salas de conciertos están llenas de cantantes que lo hacen bien, maravillosamente bien, regular o mal. Pero cuando alguien lo hace tan rematadamente mal como debía de hacerlo ella, se convierte en un motivo adicional más para acudir. La gente se reía, lo pasaba de maravilla, veía una cantante entregada, porque lo que le faltaba en técnica y arte, le sobraba en alma, corazón y entusiasmo. Al parecer, los numerosos trajes que lucía a lo largo de un recital, diseñados por ella misma, eran todo un alarde que añadía glamour e interés al espectáculo. Las caras de burla y complicidad con el público que su pianista, Cosmé McMoon, ponía a sus espaldas, no hacían más que incrementar el divertimento, y las mordaces y crueles críticas de algunos periodistas aún despertaban más la curiosidad del público.
Florence Foster Jenkins |
Florence nunca fue consciente de su falta de pericia musical. Se creía una gran estrella y estaba convencida de que las risas se debían a rivales infiltrados envidiosos de sus éxitos.
Con esta historia, porque todo lo contado es escrupulosamente verídico, Stephen Frears ha hecho una película deliciosa. Una película cómica, tierna, emotiva; en la que lloras de risa y sonríes ante la emoción de la tristeza bien contada; en la que hay amor, entrega, admiración, entusiasmo y respeto por el arte.
La película cuenta la última etapa de la vida de la cantante: el tiempo inmediatamente anterior a la consecución de su mayor sueño que tuvo que esperar al 25 de octubre de 1944, cuando contaba setenta y seis años; el periodo que transcurre desde que decide volver a tomar clases de canto, para lo que contrata al pianista Cosmé McMoon, hasta su muerte acaecida un mes después de la fecha, mágica para ella, del citado 25 de octubre.
Meryl Streep y Hugh Grant |
No sé hasta qué punto sería cierta la fidelidad incondicional que McMoon termina manifestando por la cantante, pero es gratificante ver cómo el pianista va variando su actitud desde el asombro y la burla iniciales hasta el más afectuoso respeto del final.
Stephen Frears |
Meryl Streep hace uno de esos papeles grandiosos a los que nos tiene acostumbrados. Derrocha inocencia, amor por su arte, empatía por los que la rodean, bondad, sentido del humor, y de todo ello nos convence y con todo ello nos emociona.
Hugh Grant, el entregado St Claire, es el perfecto amigo y manager (dadas las circunstancias, no me atrevería a decir perfecto marido); su preocupación por el bienestar físico y mental de Florence es conmovedora.
Simon Helberg, un actor de sobra conocido por los que amamos y seguimos la serie "The Big Bang Theory", donde interpreta a Howard Wolowitz, es Cosmé McMoon, el pianista que pasa del estupor a la admiración más profunda, a lo largo de la película. Pianista él mismo y muy buen actor, está quizás demasiado marcado por el personaje que lleva interpretando más de nueve años en la serie. Aunque adecuado para el papel que hace en
Simon Helberg |
Una película en la que los actores tienen que alternar su faceta cómica con la dramática, algo en lo que Hugh Grant y Meryl Streep ya han demostrado que son verdaderos maestros; algo que aún le queda por practicar a Simon Helberg que, por ahora, se sigue encontrando mucho más cómodo en la comedia, aunque su papel en general resulta totalmente satisfactorio y aporta mucho a los momentos más hilarantes de la película.
Una película que merece la pena, y mucho, como debían de merecerla los conciertos de la terrible soprano Florence Foster Jenkins porque suplía con entusiasmo su falta de pericia y, como ella misma decía, "podrán decir que canto mal, pero no que no canto".
Para que os hagáis una idea de lo que os vais a encontrar en esta película, de la que he tratado de no desvelar lo que merece permanecer en el dominio de la sorpresa, os dejo aquí un vídeo con su interpretación de "La reina de la noche" de "La flauta mágica" de Mozart.
Comparad con quien queráis. Es digno de ser escuchado.
Feliz de coincidir contigo, querida Rosa, y feliz de que le des difusión merecida a esta película, que probablemente no pasará a la historia como una gran película, pero que verdaderamente enseña y entretiene a la vez. Lo que más me gustó de esta película es cómo el guión y las brillantes actuaciones de los tres actores principales redimen a los personajes históricos que quedan dibujados a través de ellos, cómo nos los hacen cercanos, asequibles y entendibles por ser simplemente humanos. Estupenda reseña.
ResponderEliminarUn beso grande!
Fer
Me pareció una película formidable. Tienes razón, nunca será conocida como una obra maestra, pero las sensaciones que transmite de cariño y entrega a una pasión, o a una persona a la que se quiere y se respeta me hicieron salir del cine con una sonrisa de verdadera emoción.
EliminarLos tres personajes están muy bien dibujados y los actores están geniales en sus interpretaciones.
Me alegro de que coincidamos en nuestra percepción de esta película.
Un beso.
Hola Rosa, esta no me la pierdo, me encanta Mery, te comparto el post me ha encantado la reseña que has hecho y quiero tenerla presente para cuando pueda verla, seguro que va a ser un deleite. Un abrazo
ResponderEliminarPara mí fue un deleite total. Me reí, me emocioné y, en una palabra, disfruté. Meryl Streep, grandiosa, como siempre.
EliminarGracias por compartir.
Un beso.
No conocía ni la película ni la historia real en la que está basada. Mira que me estaba riendo con la reseña pero cuando descubrí que la protagonista existió de verdad me despertó mucha ternura.
ResponderEliminarDe las historias al final lo que importan es que transmitan y que las sintamos verdaderas, independientemente de que lo sean o no.
Me estoy aficionando a tus entradas de cine.
Besos
Veo mucho más cine del que traigo al blog, pero es que no hay tiempo para todo. Generalmente reseño películas que me han gustado mucho, aunque no descarto hacerlo con alguna que no me haya gustado nada para resarcirme y patalear un poco, je, je.
EliminarEsta historia es alucinante. Si has oído la grabación que pongo al final, ya has visto que cantaba realmente mal y, sin embargo debió de morir pensando que era una gran soprano.
Si no fuera porque es real, alguien diría que la película es inverosímil y sí que lo es, tan inverosímil como se permite ser la realidad.
Un beso.
Hola!!!!
ResponderEliminarLa tengo apuntada para la semana que viene, así que ya te contaré.
Sin verla llevo días sabiendo que Simon será demasiado Wolowitz, llevo demasiados años viendo la serie y sé que no podré ver al pianista, pero bueno, eso decía yo de Bryan Craston antes de ver Breaking bad(mi serie favorita) creyendo que iba a ver al padre de Malcom in the middle y al final pues no, nada que ver.
Un besito y me encanta la reseña.
Es cierto, cuando ves a Cosmé McMoon, te cuesta no ver a Wolowitz, en realidad, yo no dejé de verle en ningún momento. Además está lastrado por los gestos del personaje. Es difícil, con una película, anular la imagen que de él tenemos a lo largo de tantas horas de serie. Si sigue haciendo cine (ya ha hecho varias películas, pero yo no he visto ninguna), y cambia el registro tal vez lo consiga.
EliminarUn beso.
Vi una entrevista que le hicieron a Hugh Grant a propósito del estreno y me gustó lo que contó del personaje protagonista. Me quedé con la idea de ver la película, pero mi pereza innata para acercarme al cine me lo ha impedido de momento.
ResponderEliminarTu fantástica reseña y la ilusión que transmites me anima a verla de una vez.
Gracias, Rosa.
Pues creo que saldrás satisfecha porque, aparte de contar una historia curiosa y verídica, es una película muy bien hecha, ambientada fenomenal, con un vestuario muy cuidado, un guión muy bueno y de la interpretación... qué voy a contar.
EliminarUn beso.
Después de leerte, querida Rosa, no me va a quedar más remedio que ir a ver la peli, y eso que la comedia no es mi género favorito. Sí lo son, en cambio, los dos actores protagonistas. Con eso y lo maravillosamente bien que tú has hablado de la peli, tengo garantía más que suficiente :)
ResponderEliminarNunca había oído hablar de esta soprano, la verdad, y lo cierto es que su comportamiento me parece una mezcla de excentricismo, inocencia y narcisismo. Sin duda tuvo que ser una mujer muy especial, no me extraña que acabara conquistando a quienes llegaban a conocerla bien.
Un reseña de lujo, como siempre. ¡Un millón de gracias!
Un beso y feliz fin de semana :)
Te la recomiendo porque en este mundo en que vivimos no podemos desperdiciar ni una sonrisa ni la más leve carcajada. Yo me reí mucho y me sentó muy bien pues no soy persona dada a tales excesos.
EliminarNo temas, la comedia tampoco es mi género favorito, pero esta película trasciende lo que es comedia.
Un beso.
Magnifica reseña de una peli que me apunto para cuando este totalmente recuperada, y sobre todo mi implante este preparado para ver una peli en condiciones.
ResponderEliminarMira que a mi padre le gustaba la opera pero nunca le oí hablar de esta señora, en fin merece de una manera o otra ver la película y a su historia, gracias una vez mas Rosa, y haz mas reseñas de pelis porque merece la pena también así como lo haces con los libros. un beso. TERE.
Espero que pronto estés en condiciones de "disfrutar" de los gorgoritos de esta soprano Tu pare no la conocería porque si pudieras oir como canta (me imagino que tu intervención no te lo permite), entenderías que no debió de ser muy famosa entre los amantes de la ópera. Sí en una restringida sociedad neoyorquina de entreguerras.
EliminarOjalá pronto puedas disfrutarla. No hago más reseñas de cine porque como dicen por ahí: no me da la vida.
Un beso.
¡Como para no ver esa película después de leer tu reseña, Rosa...! Me gustan los héroes fallidos, que viven en un sueño permanente y se mantienen inmersos en esa ficción, contra viento y marea...
ResponderEliminarUn abrazo de los fuertes
Pues esta Florence Foster es la reencarnación perfecta de ese héroe fallido que vive el sueño de su propia heroicidad. Una película realmente deliciosa.
EliminarUn beso.
Rosa tu reseña me estaba encantando y también como Paloma vi hace poquito una entrevista con Hugh Grant que hablaba sobre la película y sabía que estaba basada en una persona real pero cuando después de leerte, he escuchado el fragmento que nos has incorporado, he soltado una carcajada mezclada de sorpresa, ¿cómo pudieron conseguir que esta mujer pensara que cantaba bien? Impresionante, pero inmediatamente me ha llegado la ternura y el respeto por los que la quisieron y la dejaron seguir con su sueño, porque creo que al final lo que importa es la pasión que se pone en las cosas y se consigue hasta lo imposible.
ResponderEliminarMe apunto para ver la película.
Un beso guapísima
Cuando empieza a cantar en la película, empieza el público a reírse y no paras hasta que termina la pieza, que no es corta. Las caras de estupor que pone el pobre Cosmé McMoon, que también la oye en ese momento por primara vez, interpretado por Simon Hellberg son de antología. Los que lo conocemos como Wolowitz estamos familiarizados con sus gestos que son tan buenos y contagian la hilaridad más rotunda. Y, desde luego, ternura, mucha ternura por ella y por su marido. Me imagino que en la realidad no sería así, pero la historia que cuenta la película es tremendamente tierna.
EliminarUn beso.
Tremenda historia real. Como tú pienso que si no lo fuera sería algo digno de los hermanos Marx. También creo recordar que en las historias de
ResponderEliminarTintín había un personaje e estas características que rompía copas de cristal con su aguda voz y que en estética me recuerda mucho a esta mujer.
La pienso ver gracias a tu reseña.
Besos
Tú lo has dicho. Si no fuera real, sería una película, tierna, deliciosa y que sería tachada de inverosímil. El hecho de que sea real, nos hace ver que la realidad supera a la ficción y da para muchas películas. Luego ya, Stephen Frears ha hecho una obra muy notable. Repito: sin ser una obra maestra.
EliminarUn beso.
No me la quiero perder. Los actores figuran entre mis favoritos y, de entrada, ya me has hecho sonreir con ese pensamiento de Florence sobre que las risas cuando cantaba procedían de rivales envidiosos, ¡la tengo que ver y ya te cuento!
ResponderEliminarGracias por la estupenda reseña, Rosa, ¡un beso!
Sí, Chelo, la tienes que ver y me cuentas tu parecer. Creo que te reirás muchísimo y puede que te emociones en algún momento y sueltes alguna lagrimita. Yo, confieso que alguna se me escapó.
EliminarUn beso.
No te veo riendote no lo dicen tus palabras Me molesta que me borres cada vez que te escribo es una falta de respeto te cuento por lo menos ami me pagan por los dos blogs que tengo no me rio tanto pero estoy en los periodicos saluditos bella y espero tu respuesta
ResponderEliminarNunca te he borrado. A mí también me molestan algunas cosas. Nadie te obliga a pasar por aquí.
EliminarVi la película haxe tiempo y celebro que te gustara tanto y te hiciera reír, a mí no me pasó lo mismo, siento decirlo. Comparto eso que dices de su marido pero no me gustó nada que se fuera de "juerga" con jovencitas y eso de dejarla cantar a pesar de lo mal que lo hacía y mantenerla en la ignorancia de lo que realmente estaba pasando tampocó me entusiasmó. Creo que no es el tipo de humor que me va pero me gusta tu entusiasmo al respecto. Un beso.
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