"Cualquier noche en Nochebuena"
Este relato es el que resultó ganador en el II Reto "Alrededor de un tema" de la comunidad de G+ "Escribiendo que es gerundio", en el mes de octubre.
El peso en
su abdomen era insoportable, aquello estaba a punto de salir ya y tenía que
encontrar un sitio resguardado y caliente donde depositarlo. El dolor y las
contracciones pronto le agarrotarían las extremidades y dificultarían su
movimiento.
Las ventanas
iluminadas de aquella casa la llamaban como las farolas en verano a las polillas.
Su distribución un tanto desigual en cada altura, recortándose sobre la fachada
de un color brillante y anaranjado que se intuía aun en la débil luz del
crepúsculo, le daba a todo el edificio un aire un tanto macabro, pero no podía
resistir más.
Se fue
acercando lentamente. No sabía quién podía esconderse tras aquellas oquedades
irregulares por las que se escapaba una luz temblorosa, pero acogedora: una
ventana alargada, en el bajo, cerca del suelo; otra más estrecha y alta, en el primer
piso y dos ventanas cuadradas en el segundo.
Al llegar al
pie del edificio, haciendo un último esfuerzo, se encaramó a la ventana más
baja, casi a ras del suelo afortunadamente. Penetró en una especie de amplio
salón en el que un fuego central iluminaba y calentaba el espacio que era tan
apacible y placentero como le había parecido desde el principio. Se mantuvo
quieta y en silencio. La casa parecía deshabitada, pero el fuego indicaba lo
contrario. Nadie enciende un fuego reparador y luego abandona su comodidad. Y
no obstante, ningún ruido, ninguna presencia, ninguna alarma que aconsejara la
huida, aunque tampoco hubiera podido ir muy lejos. Ni pensar en volver a bajar
de nuevo a la calle. Sus escasas y residuales fuerzas se habían agotado en el penoso
acto de encaramarse a la ventana.
Cuando
recuperó la confianza y se sintió segura, buscó un rincón alejado del fuego,
pero confortable y resguardado. Se agachó encogiendo sus largas piernas y con
dolor y esfuerzo, en un último alarde de sus escasas fuerzas, depositó la
preciosa carga que portaba en su vientre. La envolvió en una tela de seda,
hecha al efecto, con amor y cuidado, y se dispuso a descansar tras cumplir con
el deber penoso que la naturaleza impone a las hembras de todas las especies.
Cuando al
día siguiente sacaron la vela de la calabaza,
Dani y sus padres encontraron en una esquina una bola pegajosa y brillante, de
las que envuelven con primor los cientos de arañitas en desarrollo que nacerán
unos meses después. Al lado, hecha un ovillo, con sus largas y peludas patas
recogidas sobre el cuerpo, la araña
madre descansaba de manera total y definiva (total y definitivamente muerta) de su ímprobo, pero
gratificante trabajo.
Papá,
razonable como siempre, tomó la bolsita con los huevos y la resguardó en un
rincón tras una viga del porche. De todos es sabido que las arañas son el mejor
insecticida en la lucha contra moscas y mosquitos.
Genial relato. Un trabajo bien hecho por esa mamá feliz que ve los frutos de su creación.
ResponderEliminarMuy tierno, a pesar de que me ha dado un poco de grima la imagen de la araña teniendo a sus pequeños huevos.
Un besillo.
Pobres arañas qué mala prensa tienen. A mí me repelen (sobre todo las peludas) a la vez que me fascinan. De todas formas mi arañita es una arañita dulce de tamaño medio y con pocos pelos.
EliminarUn beso.
Hola
ResponderEliminarMe encanta, me he quedado con ganas de más :D
Pobre araña
Un besito
Sí, la pobre araña ha sido víctima de las condiciones del concurso y así se quedará. Aunque es lo que la naturaleza destina a los individuos de muchas especies. Vivir hasta conseguir transmitir ese gen egoísta que domina toda la vida, y morir rápidamente.
EliminarUn beso.
Precioso relato, Rosa. Has sabido hacer de algo que a la mayoría nos repele, un acto de amor. Si me lo llegan a decir nunca hubiera creído que empatizaría con una araña :))
ResponderEliminarMe alegro de que los dueños de la casa decidieran darles una oportunidad de salir adelante a las arañitas haciendo lo que saben hacer, comer insenctos. La naturaleza sigue su curso... ¡Me ha encantado en todos los sentidos!
Besitos para toda la semana.
Ya era duro el relato para que encima lleguen los padres de David y destruyan la bolsita con los huevos. No hubiera podido soportarlo.
EliminarTambién he querido transmitir que en la naturaleza, nada es repulsivo per se, sino que depende del sesgo que se le dé. La Naturaleza es, sencillamente... natural.
Un beso.
¡Qué bueno Rosa! Me ha encantado. Un gusto leerte.
ResponderEliminar¡Ánimo!
Gracias, guapo. Me alegro de que te haya gustado y de que te pases a comentar. Bienvenido. Esta es tu casa.
EliminarUn beso.
Me parece un texto originalísimo, Rosa, y muy bien redactado, como nos tienes acostumbrados. Pero ay, que yo soy muy poco de bichos, ya lo sabes, y de imaginarlo me da un poquitín de repelús a pesar de toda la ternura que tiene la historia.
ResponderEliminarOjalá tengas suerte en el concurso, amiga.
Un beso.
Gracias, Chelo, guapa. Veo que esta vez no te has animado a participar, aunque ahora que lo pienso, aún hay tiempo de sobra. Anda, mujer, anímate que a ti tampoco se te da nada mal.
EliminarHay que perderles el miedo, no el respeto, a las arañas.
Un beso.
Me encanta la historia, Rosa, también los animales, en casa tenemos diversidad de mascotas y siempre fue asi...
ResponderEliminarAmistosamente.
Adoro los animales, sobre todo los gatos como mascotas. Me fascinan los reptiles (camaleones e iguanas, sobre todo) y, por supuesto, las ranas. Los insectos me gustan (libélulas, saltamontes y mariposas), me aburren (moscas, hormigas y gente similar) o me divierten (escarabajos coprófagos). Arañas y escorpiones me producen respeto y una cierta hipnosis. Tan solo aborrezco una especie animal: la rata doméstica. Solo pienso en ella y me entran escalofríos por todo el cuerpo. Es algo visceral.
EliminarMi araña, la del relato, por cierto es adorable.
Un beso.
Qué historia más bonita, y nunca pensé que llamaría bonita a una historia protagonizada por arañas, pero la tuya lo es. Menos mal que el padre no las mató y las dejó vivir. Me ha encantado el relato, te deseo mucha suerte en el concurso. Un besazo guapa! :)
ResponderEliminarGracias, María. La verdad es que la historia salió al albur de las tres palabras "impuestas" por Julia, pero me acabé encariñando con mi patilargo personaje.
EliminarUn beso.
Un relato con un inicio inquietante, una atmósfera extraña y tenebrosa para descubrir al final como en realidad todo depende de la perspectiva con la que miremos. La vida y la muerte es lo que nos une a todos los seres vivos. Muy buen relato del que destaco la fluidez en su lectura y la ambientación. Un fuerte abrazo, Rosa.
ResponderEliminarLa muerte produce vida, la alumbra y la recicla. La vida desemboca en la muerte y algo que debiera estar tan asumido por una bióloga como to, no lo está en absoluto. Aún no he sabido reconciliarme con la muerte. Salvo la de las arañas y esa gente.
EliminarUn beso.
Busco el blog de David Rubio y te encuentro a vos
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato y ahora
donde lo encuentro a él♪?
:)
abrazos
Me encanta que me hayas encontrado buscando a David. Y que te haya gustado mi relato. A él ya lo habrás encontrado, pero si no es así, busca por aquí.
Eliminarhttp://relatosensutinta.blogspot.com.es/2017/11/en-tinta-viva-n-3-noviembre-2017.html
Un beso.
Un bonito y "alternativo" cuento de Navidad pero en lugar de ositos de peluche, mucñecas o renos con o sin Santa Claus, lo aderezas con arañitas peludas. Con el repelús que me dan las arañas... Pero la naturaleza es así, todos formamos parte de la naturaleza, que es muy sabia si la dejan tranquila, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Veo que sois multitud los que tenéis "repelús" con las arañas. Pobrecitas, qué mala prensa tienen. A mí me dejaba un amigo una casa de campo en un pueblo de León en verano durante el mes de agosto que él se iba a Galicia. Tenía dos compromisos: regar el huerto y, bajo ningún concepto, quitar las telarañas. Creo que él me las hizo apreciar más de lo que ya las apreciaba. Siempre me han resultado bichitos simpáticos (salvo las grandes, negras y peludad, pero esas por aquí no llegan)
EliminarUn beso.
Yo te comentaré con tu permiso en la comunidad de: "Escribiendo que es gerundio"
ResponderEliminarBesos
Allí te espero. A ver si termino de leer los relatos de "El tientero de oro" y me leo los de "Escribiendo..." Llevo una temporadita...
EliminarUn beso.
Nunca me podía imaginar que de un bicho como es la araña y que da miedo y repelus se podia crear un texto con tanta ternura y tú los has conseguido, felicidades, aunque no se si yo si veo una araña me acordaré de ti y se me pasara la fobia un beso y felicidades.
ResponderEliminar¿Cómo se puede tener fobia a las arañas en general, siendo como son unos bichitos tan encantadores? Mi arañita es adorable como has visto y nos ha emocionado a todos. A mí la primera, no te creas.
EliminarGracias, guapa.
Un beso.
Ya sé que en el plan de la Naturaleza las arañas tienen su misión, pero me encuentro yo los huevos... y van a hacer compañía a la madre. Lo siento, pero prefiero a las moscas y a los mosquitos.
ResponderEliminarTierno texto donde describes con cariño a un ser tan poco apto para despertar ternura como es la araña. Enhorabuena, amiga.
Mucha suerte en el concurso.
Un besote.
Pues te diré que las moscas (que también cumplen su misión, por otra parte) cuando se posan en tu piel o en la mesa donde comes, o en los propios alimentos, ¡¡¡vienen de posarse en todas las cacas de todo bicho viviente que han encontrado en su camino!! Eso jamás lo haría una araña. Una araña espera paciente sobre su tela y se zampa limpiamente a la mosca cochina. Respecto a los mosquitos, no tengo nada contra ellos... salvo las ronchas que me hacen y lo que pican las jodías. Prefiero las arañas, pero cuidado, que algunas hacen también unas ronchas divinas.
EliminarUn beso.
Me ha gustado mucho Rosa, has insertado muy bien las tres palabras en el relato. Seguiré leyendo tus historias.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que las tres palabras han impuesto la marcha del relato. Me alegro de que te haya gustado. Serás bienvenida cada vez que te acerques.
EliminarUn beso.
¡¡¡¡¡Me encanta!!!!! Adoro las arañas y lo has escrito taaaaan bonito. Enhorabuena.
ResponderEliminarBesos.
Bieeeennn!!! Menos mal que hay alguien que no siente repelús por estos bichitos. Gracias, Marigem, guapa. Me alegro de encontrar a alguien a quien también le gustan las arañas.
EliminarUn beso.
A mi no me gustan las arañas (me picó una y me llené de ronchas, se ve que me dio alergia) pero sí que me ha encantado este relato tan bueno. Besos
ResponderEliminarGracias, Marina. A mí también me han picado alguna vez, no creas, pero ha sido similar a las picaduras de mosquito. Si tienes alergia puede ser peligroso.
EliminarUn beso.
Imaginación al poder!!! Buen relato, aunque lo de matar a mama araña... exigencias del guión, supongo ;)
ResponderEliminarUn abrazo
Exigencia del guión total. Pobre arañita. De no ser así no la habría matado ni creo que se me hubiera ocurrido la historia. Esto son exigencias de guión y no los desnudos de los setenta.
EliminarUn beso.
Hola Rosa,
ResponderEliminarLo leí en la comunidad y me gusto mucho. Es un relato tierno. Mira que gracias a ti, ahora ya no veo igual a las pobres arañitas. ¿Has visto? He dicho pobres, jeje
Muy bonito.
Besos, y feliz fin de semana.