"Cervantes para cabras, Marx para ovejas" Pablo Santiago Chiquero
Para los periodistas e intelectuales de izquierdas, la ínsula Esperanza era la prueba palpable, enjalbegada y primorosamente adornada, de que los preceptos del socialismo eran válidos para sacar a la clase trabajadora de la pobreza y la ignorancia; para los otros, los conservadores, que también acudieron en buen número a la colonia agrícola, aquello no tenía nada que ver con el socialismo, sino con el trabajo honrado y la racionalización de la producción agrícola y artesana. Mateo, que nunca llegó a tener carné del Partido Comunista, nunca le negó la razón ni a unos ni a otros; así quedaban todos contentos y no se hablaba mal de la ínsula Esperanza. Y es que cuando el trabajo se hace bien, cuando los que trabajan en una empresa se sienten felices y además es rentable y se ven los frutos del esfuerzo, nada tienen que decir (o no deberían, porque seguro que hoy le sacarían mil pegas a la Ínsula Esperanza ) ni los unos ni los otros; ni los conservadores ni los intelectuales de izquierda