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Mostrando entradas de marzo, 2023

"Aunque todo se acabe" Miguel Pasquau Liaño

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«Cuántas  historias  singulares se habrán perdido para siempre, sepultadas en la memoria callada de los muertos; cuántas se han quedado reducidas a un enigma más, como una cruz en la cuneta de una carretera secundaria, o los restos de un barco que ya no dicen nada porque se los tragó la ballena del tiempo y los depositó allí donde nadie podría entenderlo. El olvido es voraz como un océano, y el recuerdo, un pequeño archipiélago, una protesta de islotes que fueron las cumbres de un continente hundido. Pero el capricho de una ola puede traer a tu orilla un vestigio, una secuela, una pregunta grande. ¿Qué puedes hacer, entonces, si te alcanzan y te hacen sospechar que tú formas parte de la respuesta? Tienes que ir al rescate. De mi padre supe siempre dos cosas: que era español y que lo mataron por equivocación. Durante mucho tiempo bastó con eso y con los pocos recuerdos reales y luminosos que guardaba, que eran como instantáneas sobre una sombra alargada. El más nítido, el que siempre as

"Narcopiso" Paco Gómez Escribano

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«Desde que tuve el primer ramalazo de conocimiento supe que lo que más me molaba era ponerme: tabaco, priva, pirulas, ácidos, perico, caballo..., lo que fuera. Fue bonito, tengo que reconocerlo. Hasta que me di cuenta de que era un jodido adicto a todo. [...] Darme cuenta no me sirvió de mucho, la verdad. Pasé de ser un politoxicómano inconsciente a ser un drogata muy consciente de lo que era, colgado a unos vicios muy difíciles de erradicar, para qué coño vamos a engañarnos a estas alturas. Los médicos y los maderos me acojonaron varias veces, pero yo era cabezón, un chaval de vocaciones firmes. Las que me quitaron de la mayoría de vicios fueron la edad y la consiguiente pereza de ir de acá para allá tratando con camellos que ni eran siempre los mismos ni los encontrabas en los mismos sitios; vamos, un verdadero coñazo. Y la pasta, claro» . Así empieza Narcopiso, la nueva novela de Paco Gómez Escribano que de nuevo nos lleva a Canillejas. El Pirri, que es quien nos narra esta historia

Dos sobre la familia

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Junto aquí, por falta de tiempo, dos novelas que he leído con pocos días de diferencia y que ambas tratan el tema de la familia. La primera es española y podría calificarse de realismo mágico; la segunda, noruega. Familias muy distintas, pero familias muy conflictivas de las que no arropan sino que agreden y dejan en el alma un poso de culpabilidad a la vez que rechazo y resentimiento. Dos magníficas novelas.  " Carcoma ". Layla Martínez. «Las mujeres de esta familia enviudamos rápido. Los hombres se nos consumen como los cirios de las iglesias, al poco tiempo de casarnos todo lo que queda de ellos es un cerco en la sábana que no se quita aunque te dejes las manos restregando. Mi madre decía que la casa los seca por dentro hasta que se mueren» .      A los hombres los seca y a las mujeres las aprisiona. «[...]  las mujeres de esta familia solo salimos de aquí cuando se nos llevan, a mí cuando me encarcelaron y a mi madre cuando la desaparecieron» .  Lo primero nos lo dice l

Muerte entre los puentes

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Con este microrreto colaboro en la convocatoria de marzo de  El tintero de oro , en la que se nos reta a escribir un microrrelato basado en la escena de una película. Se trata de poner en palabras escritas, una escena de alguna película que nos haya gustado. Lo normal es pasar las novelas a escenas de cine. En este caso haremos lo contrario.  La escena elegida por mí, que no deberá superar las 250 palabras, pertenece a una de mis películas favoritas, Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984).  Cuando decidimos independizarnos de Bugsy, pensamos que la vida nos empezaba a sonreír. Manejábamos dinero, vestíamos buenos trajes y por fin Deborah había dejado de mirarme como a una cucaracha.  Aquella mañana era como si Brooklyn hubiera sido puesto allí para nosotros. Íbamos felices tras haber metido otra buena cantidad de dinero en la consigna de la estación. Cockeye tocaba la flauta y el puente de Manhattan se dibujaba en toda su belleza al fondo del callejón. Dominick iba delante salta

"Hijas y esposas" Elizabeth Gaskell

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«Permitan comenzar con ese viejo galimatías infantil. En un país había un condado, y en el condado había un pueblo, y en el pueblo había una casa, y en la casa una habitación, y en la habitación había una cama, y en la cama estaba echada una niña; completamente despierta y con ganas de levantarse, pero no se atrevía a hacerlo por temor al poder invisible de la habitación de al lado: una tal Betty, cuyo sueño no debía perturbarse hasta que dieran las seis, momento en que se levantaría «como si le hubieran dado cuerda» y se encargaría de alborotar la paz de aquella casa. Era una mañana de junio y, aunque era muy temprano, el dormitorio estaba lleno de sol, de luz, de calor» .  Pero por fin dieron las seis y Molly Gibson, la niña de doce años que espera ansiosa, puede levantarse y empezar a disfrutar de ese día tan especial. Un día en el que iba a conocer a mucha gente que terminaría siendo crucial en su vida. Molly no tiene madre, casi ni la recuerda. Vive con su padre, médico en Holling

"Laura" Vera Caspary

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Laura  (Otto Preminger 1944) es una de mis películas favoritas de todos los tiempos. No sé cuándo la vi por primera vez, pero fuera cuando fuera, infancia o primera adolescencia, dejó en mí una impresión profunda. Nunca olvidé el cuadro en el salón de la casa de Laura o ella apareciendo en la noche con su chubasquero amarillo. ¿Amarillo? Es posible. La película es en blanco y negro, pero yo siempre he visto ese chubasquero de un amarillo muy vivo. Nunca me decidí, sin embargo a leer un libro con el mismo título que tenía mi padre entre sus novelas de la infancia. Por entonces andaba más preocupada de Verne, Salgari, Dumas o Dickens y tampoco relacioné la película con él.  Seguí viendo la película siempre que tuve oportunidad, pero el libro siguió entre los más viejos y olvidados de la casa. Hace unos meses escuché a Marta Marne en su podcast Hora de la muerte un episodio dedicado a Vera Caspary y allí descubrí que aquel libro que tenía mi padre y que se titulaba Laura era el que habí

"El viento y la sangre" Martin Aloysius West (Alexis Ravelo)

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«Pequeño y escuchimizado, Morton tenía un semblante pálido y anguloso, con una gran nariz cuyas dimensiones intentaba disimular inútilmente sirviéndose de un ridículo bigote tan negro y fino que parecía dibujado con lápiz de ojos. Se movía con la resolución característica de los tipos duros, aunque sabía (como sabían todos los que le conocían) que siempre había sido y nunca sería más que un perdedor, un segundón que se arrimaba a quienes valían más que él para alimentarse con sus sobras. No obstante, por primera (y acaso última) vez, Morton tenía una oportunidad. Todo dependía de que supiera moverse rápida y convenientemente. Y ese hecho, el hecho de estar tan cerca del triunfo y que, no obstante, todo pudiera echarse a perder si metía la pata, le ponía nervioso. Muy nervioso» .  Daniel Morton acaba de llegar a Marksonville, Dakota del Sur. Viene con dinero fresco que acaba de conseguir después de traicionar a los suyos, asesinar a un compañero y hundir en aguas pantanosas la misión en