Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como John Irving

"El último telesilla" John Irving

Imagen
Mis fantasmas son muy vívidos, muy reales. He cambiado algunos de sus nombres, pero no he cambiado nada en relación con la esencia que hace únicos a esos fantasmas. Puedo ver fantasmas, pero no todo el mundo puede verlos. Sin embargo, en lo que respecta a esas apariciones, ¿qué es lo que les sucedió? Quiero decir, ¿qué fue lo que los convirtió en fantasmas? Porque no todas las personas que mueren se convierten en fantasmas. Y, en mi caso, la cosa se complica aún más, porque no todos los fantasmas que veo son personas muertas. En algunas ocasiones, se trata de fantasmas que todavía están medio vivos; es decir, es posible que tan solo haya muerto una parte significativa de su persona. No tengo claro cuántos de esos fantasmas medio vivos son conscientes de qué parte de ellos ha muerto, y si, tanto si están vivos como muertos, deben seguir obligatoriamente alguna clase de normas al convertirse en fantasmas. No, no estamos ante una novela de fantasía o de fenómenos sobrenaturales. Tod

Febrero 2019

Imagen
En el hospital del orfanato —la sección niños de St. Cloud’s , en Maine— dos enfermeras eran las encargadas de dar nombre a los nuevos bebés y de verificar que sus pequeños penes cicatrizaran después de la obligada circuncisión. En aquellos tiempos (192-), se circuncidaba a todos los niños nacidos en St. Cloud’s porque durante la primera guerra mundial el médico del orfanato había tenido dificultades, por un motivo u otro, en el tratamiento de soldados no circuncisos. El médico, que también ocupaba el cargo de director de la sección niños, no era un hombre religioso; para él la circuncisión no era tanto un rito como un acto estrictamente clínico que se ejecutaba por razones higiénicas. Se llamaba Wilbur Larch y siempre evocaba en una de las enfermeras —si exceptuamos el aroma a éter que constantemente lo acompañaba— la madera resistente y perdurable de la conífera del mismo nombre. Sin embargo, la enfermera detestaba el ridículo nombre de Wilbur y se horrorizaba ante l

Mayo 2017

Imagen
El joven canadiense, que tendría a lo sumo quince años, había vacilado más de la cuenta. Suspendido en el aire por un instante, dejó de mover los pies sobre los troncos que flotaban en el remanso situado por encima del recodo del río; antes de que alguien alcanzase a sujetar su mano extendida, ya se había hundido por completo. Uno de los madereros, más veterano, tendió el brazo hacia el largo cabello del joven: buscó a tientas con los dedos en el agua gélida, densa, casi tan espesa como un caldo a causa de los fragmentos de corteza desprendidos. De repente dos troncos chocaron con fuerza, atraparon el brazo del frustrado rescatador y le partieron la muñeca.  De todos los libros del autor, este es mi preferido. No hay más que leer este comienzo para dejarse arrastrar por una historia tierna, trágica, divertida, real, mágica; llena de casualidades, accidentes, coincidencias... puro John Irving. " La última noche en Twisted River " comienza con un terrible episodio en u

"Avenida de los Misterios" John Irving

Imagen
La novela anterior de John Irving, " Personas  como yo ", es de 2013. Es por eso por lo que este autor aún no había aparecido por aquí. No he leído nada de él desde que creé este blog, pero vaya por delante que es uno de mis autores vivos favoritos.  Por fin, después de casi tres años, John Irving publica una nueva novela y me da la oportunidad de hablar aquí de él y de su obra. Aparte de la oportunidad impagable de disfrutar con otra de sus historias; historias tan disparatadas como lógicas, llenas de personajes entrañables con destinos terribles que se cumplen a veces de manera absurda; con absurdas muertes que, con variaciones, se repiten en sus novelas; con temas muy humanos, a la vez que controvertidos, tratados con enorme valentía, cariño y tolerancia (homosexualidad, transexualidad, incesto, aborto). " Avenida de los misterios ", a diferencia de la mayor parte de las novelas de John Irving,  no está ambientada en Nueva Inglaterra, lugar de origen del e