"Tinta y fuego" Benito Olmo
El puñal se hundió hasta la empuñadura en el estómago de Marcel Dubois antes de que este hubiera podido preguntar siquiera al individuo que se había presentado en el umbral de su casa quién era y qué diablos se le había perdido allí. Stratos apuñaló sin saña, pero con firmeza […] La hoja se hundió con facilidad, como un saltador olímpico que ejecuta una zambullida perfecta y sin salpicaduras. O casi. La vida abandonó el cuerpo de Marcel Dubois en cuestión de segundos […] Stratos certificó su defunción apuñalándole varias veces más. Cuando se aseguró de que había dejado de moverse, limpió la hoja de la daga en la ropa de Dubois y la guardó. Después cerró la puerta a su espalda y pasó sobre el cadáver, rumbo a la biblioteca. Hay un personaje en este libro, Téllez, que se confiesa amante de la lectura, pero no de los libros. Comparto totalmente su punto de vista. Para mí los libros no son más que objetos. Nunca he llegado a mitificarlos más allá de la emoción que esconden ent...