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Mostrando entradas de 2021

"Después de la guerra" Hervé Le Corre

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Después de la guerra no es un libro que haya descubierto en un blog. No tenía ni idea del autor hasta que lo descubrí en un artículo aparecido en El País en octubre de este año. Allí se hablaba de venganzas, de colaboracionistas, guerra de Argelia, policías corruptos que ayudan a los nazis a perseguir judíos, Resistencia... Y por si todo eso fuera poco, ambientado en Burdeos, una ciudad que me encanta a pesar de lo poco que la conozco, y en Argelia. Difícil resistirse a coctel tan tentador. Y, por supuesto, no lo hice. La recompensa ha sido inmediata porque desde el principio supe que tenía entre las manos un tesoro y ese principio empieza así:  « Hay un hombre en una silla con las manos atadas a la espalda. Está en calzoncillos y camiseta de tirantes, inmóvil, con la mandíbula desencajada y la barbilla contra el pecho, y respira por la boca, de la que cuelga, entre los labios reventados, un hilo de baba sanguinolenta. El torso sufre una sacudida con cada inspiración, debido a los so

Tres eran tres 12

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En esta entrega de Tres eran tres aparecen tres novelas negras con muy distinto origen, española la primera, israelí la segunda y procedente de Reino Unido, pero de autor de origen indio la tercera.  Sobre todo las dos últimas hubieran merecido una reseña propia, pero el ritmo de lecturas hace que no me dé tiempo a abarcarlo todo a pesar de los libros que este año han quedado sin aparecer en el blog. Que nadie piense que Tres o El hombre de Calcuta son novelas menores por el hecho de aparecer en esta sección. " Pleamar ". Antonio Mercero. Aunque pueda parecer lo contrario, Antonio Mercero no aparece  aquí, en mi blog, aprovechando el descubrimiento de que es un tercio de Carmen Mola. De hecho, ya había aparecido hace casi cuatro años con motivo de mi lectura de su novela El final del hombre . Me gustó aquella primera entrega de la inspectora de homicidios Sofía Luna, una entrega que empieza justo cuando el antiguo Inspector Carlos Luna acaba de recibir el DNI que da carta

"Cuento de Navidad" Charles Dickens

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Con esta reseña colaboro con el concurso de relatos de  El tintero de oro  de diciembre, dedicado a " Cuento de Navidad " de Charles Dickens. La reseña no participa en el concurso, pero contribuye a completar el homenaje a la obra y al autor a los que se dedica el mes de diciembre. «Marley había muerto. Empecemos por dejar establecido este hecho de un modo incontrovertible. Su partida de enterramiento estaba firmada por el párroco, por el sacristán, por el representante de la funeraria y por el presidente del duelo. Scrooge la había firmado y su nombre era buen aval para cualquier documento en el que figurase. El viejo Marley estaba pues tan difunto como el clavo de una puerta [...] Personalmente habría dado a un clavo de ataúd la preferencia entre cualquier otra pieza de ferretería, pero, ya que la sapiencia de nuestros antepasados dio por bueno el símil, no serán mis manos pecadoras las que pretendan alterarlo. Así es como se desmoronan los imperios.» Ahora no entiendo como

"El ático" Mar Izkue

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«Desde lejos me pareció que vestía la misma ropa que yo. Aceleré el paso para ver que llevaba la misma camisa gris a rayas, idéntica a la mía. Estaba tumbado boca abajo. Contuve mis deseos de agacharme a su lado, tirarle del hombro para que se volviera y comprobar así que no era mi rostro el que se aplastaba contra la acera en medio de un charco escarlata» . No, no era el rostro de Mario el que se había estrellado contra la acera tras caer desde la terraza de un ático. El muerto es Martín Sanabria y Mario es el inspector de policía asignado al caso. Lo primero que hace es hablar con Marilia, la dueña del ático y amiga del muerto. Bueno, en realidad es amiga de la mujer del muerto desde los primeros días de colegio, aunque Martín y sus amigos se les unieron a los dieciséis años por lo que ya se puede decir que todos son amigos.  Pero ¿dónde estaba Marilia mientras Martín, solo en su casa, se precipitaba por la terraza? ¿Qué hacía Martín en casa de Marilia un sábado temprano por la mañan

"La flor púrpura" Chimamanda Gnozi Adichie

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«Todo empezó a desmoronarse en casa cuando mi hermano, Jaja, no fue a comulgar y padre lanzó su pesado misal al aire y rompió las figuritas de la estantería. Acabábamos de regresar de la iglesia. Madre dejó las palmas encima de la mesa y subió a cambiarse. Más tarde, las entrelazó formando unas cruces que se combaban por su propio peso y las colgó en la pared, bajo la foto de familia enmarcada en dorado. Allí se quedaron hasta el siguiente Miércoles de Ceniza, día en que las llevamos a la iglesia para incinerarlas. Padre, que como el resto de oblatos lucía vestiduras largas de color gris, ayudaba cada año a distribuir las cenizas» .  Kambili tiene quince años y Jaja 17, cuando sucede el desastre: Jaja se niega a tomar la comunión el Domingo de Ramos y todo se desmorona en la familia. Aunque lo más seguro es que todo empezara a desmoronarse antes y por eso, después de contarnos los acontecimientos de aquel día, Kambili nos llevará al pasado, justo a la Navidad anterior. Pero de momento

"Los colores del tiempo" Ana Alonso

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«El olor del papel viejo era casi comestible, y no muy diferente para Adela del de un pastel de hojaldre recién salido del horno: la misma promesa de placer, el mismo poder para evocar momentos deliciosos del pasado, la anticipación del goce mezclada con la melancolía de la memoria… Las novelas y los milhojas de crema tenían eso en común: se podían saborear hasta en las peores circunstancias. Aunque, por otro lado, el aroma punzante de la tinta recién salida de imprenta le revolvía un poco el estómago. Le recordaba la época en que recibía los nuevos números de La Novela Ideal [...] Adela se escapaba en cuanto podía al descuidado jardín que había un par de manzanas más arriba de la sede de la CNT y se sentaba a leer bajo los tilos.» .  Ha pasado el tiempo desde entonces. Ha pasado el tiempo y ya no existe ni La Novela Ideal ni la sede de la CNT. Ha pasado una guerra y Adela ya no está en Barcelona. Ahora está en León, es maestra y tiene una hija de siete años. Ha perdido a su novio, a s

"Arde este libro". Fernando Marías.

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«Te incineraron con una novela mía entre las manos. Por eso escribo este libro. Hasta ese momento jamás pensé que contaría nuestra historia. Había logrado asumir el largo camino de tu final, que a veces, no sé si atreverme a decirlo, tanto deseaba que llegara, y describir aquel calvario que por encima de todo fue tuyo me habría parecido una herejía. Pero entonces supe que te incineraron con la novela entre las manos y ahí, sin retorno ni piedad, nació este libro. Yo rememorando y tú muerta» .   Recién publicado este libro, creo que este inicio de novela ya debe figurar en las antologías de los mejores inicios literarios. Puede, casi seguro, que nunca hubiera leído Arde este libro de no haber sido por ese comienzo. Luego, ya vienen otras cosas: tantas semejanzas, tantas evocaciones, tanto en común y, a la vez, tantas diferencias. He leído el libro con doble dolor: el dolor de lo que se cuenta y el dolor de lo que iba recordando (ay, esas similitudes). Ni siquiera las diferencias, tanta