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Mostrando entradas de agosto, 2018

"Vidas minúsculas" Pierre Michon.

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"Un día del verano de 1947, mi madre me lleva en brazos, bajo el gran castaño de Cards, al lugar donde se ve desembocar de pronto el camino comunal, ocultado hasta allí por el muro de la porqueriza, los avellanos, las sombras; hace buen tiempo, mi madre seguramente lleva un vestido ligero, yo parloteo; en el camino, su sombra precede a un hombre desconocido para mi madre; se detiene; mira; está conmovido; mi madre tiembla un poco, lo inhabitual pone su nota sostenida entre los ruidos frescos del día. Por fin el hombre da un paso, se presenta. Era André Dufourneau" . Pierre Michon tenía 39 años cuando publicó " Vidas minúsculas ". Era 1984 y esta fue su primera obra. Pierre Michon había nacido en 1945 por lo tanto tenía dos años cuando, bajo el castaño de Cards, en brazos de su madre, se encontró con André Dufourneau. Dufourneau será la primera vida minúscula que Michon nos relatará; una de esas vidas minúsculas de las que se servirá para irnos contando otra vida,

"Subsuelo" Marcelo Luján.

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" No fue la noche. Ni el verano ni el hielo. Ni los altos árboles que todo lo ven. No. No fue nada de eso. Bajo el cielo azul oscuro del valle, las cosas son un poco mágicas para los que vienen de la ciudad. O tal vez haya sido todo" . Sí, tal vez fue la magia, porque nada supone que la magia tenga que ser buena.  " Subsuelo " es una novela sumamente inquietante; una novela mágica; una historia que a veces tiene reminiscencias de cuento de hadas (tampoco las hadas son siempre buenas): Una casa en un valle, cerca de un pantano, rodeada de un bosque de abedules al que rodean a su vez las montañas; una fiesta de fin de semana entre amigos: parejas adultas adolescentes, el flash de un amor de verano; el flash de unos celos, el flash de unas luces brillantes, demasiado brillantes en la noche negra de verano.  La magia empieza al borde de una piscina donde tres jóvenes, dos chicos y una chica, se refrescan las piernas tras la cena. Porque sí, ya lo hemos dicho,

"Mejor la ausencia" Edurne Portela.

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"Jugamos a los papelitos. Aita escribe Kepa en uno, Aitor en otro, Aníbal en otro y Amaia en otro. Los hace bolitas y los mete en la gorra. Ama se pone un pañuelo en los ojos y aita mueve la gorra y ama no la encuentra. Nos reímos mucho. Ama coge la gorra y mete la mano dentro y saca la primera bolita. Se la da a aita y aita abre la bolita y grita ¡Aitor!, y el tato salta y dice ¡me toca, me toca!" .  También Amaia será afortunada esta vez y le tocará acompañar a sus padres de excursión. Van en coche y tienen que pasar por donde están los señores con las metralletas a los que aita les enseña unos cuadernitos. Finalmente llegan a su destino, a casa del tío Josu, donde están también sus amigos de barbas y donde aita saca del maletero muchas cosas que le llevan al tío. Amaia no sabe lo que todo ello significa porque solo tiene cinco años, y nosotros tan solo podemos intuirlo porque Amaia habla en presente, todo lo que nos transmite es lo que ella entiende y sabe en el momento

Sin reseña X

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Esta es la décima entrega de " Sin reseña ". Cincuenta  libros por tanto, con un pequeño comentario que no llega a reseña, al menos no a las que yo acostumbro a hacer.  En esta ocasión, como ya viene siendo habitual, las cinco novelas son policíacas. Dos pertenecen a series que estoy siguiendo; otras dos, de momento que yo sepa, no forman parte de ninguna serie y de la última me consta que  ya se debe de estar escribiendo la segunda parte. Vamos con ellos. " Primavera cruel ". Luis Roso. La segunda entrega del inspector Ernesto Trevejo pierde con respecto a la primera, " Aguacero ", y es que buenas y sorprendentes novelas se convierten en más de lo mismo cuando se alargan sin demasiado sentido en una serie que no pasa de ser una serie más. Ernesto Trevejo es inspector de la Brigada de Investigación Criminal en el Madrid de los años cincuenta. Trabaja en íntima colaboración, y muy cerca físicamente, de la Brigada Político-Social (los soci

"Los quehaceres de un zángano" Fernando Morote

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Cuando Ediciones Erradícame me ofreció leer este libro, enseguida me llamó la atención su sugerente y curioso título, pero no sabía que más sugerente y curioso iba a ser el libro. Con " Los quehaceres de un zángano " una no sabe muy bien si está leyendo un conjunto de relatos y poemas, la autobiografía de un autor, el relato de unos hechos o una novela sin más, aunque antes de terminar la lectura, ya empieza  una  a sospechar que de todo ello hay un poco. El protagonista de esta historia es Federico Barrionuevo, un personaje cuya vida, en episodios salteados, se va mezclando con los relatos y poemas de los que se supone que él mismo es el autor. Empiezo a leer y si un relato me interesa, el siguiente aún me atrae más. La poesía no tanto, porque no soy muy amante del género, pero enseguida me doy cuenta de que los poemas son enormemente provocadores, nada convencionales, pura revulsión: "¿Qué es el hombre? Un pedazo de carne. ¿Qué es la mujer? Otro pedazo de

"LLamada para el muerto" John Le Carré

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Para ser tan aficionada a la novela negra llegué muy tarde a John Le Carré. Es cierto que después sus novelas fueron cayendo una detrás de otra y con esta son ya trece las que aparecen en mi lista de leídos. También es verdad que hacía mucho que no lo visitaba, concretamente desde principios de 2014, por lo que no tiene ninguna reseña en mi blog que se abrió a finales del mismo año. Mi lectura de este autor ha sido un poco errática y he ido saltando de unas a otras novelas; de las recién publicadas a las antiguas, sin criterio lógico. A Smiley lo había ido encontrando en unas y otras; en algunas como protagonista, en otras como personaje accesorio, pero nunca me había planteado leer la serie en orden como hago con otros y es que cuando empecé con el autor, allá por 2001, las series no estaban tan de moda como han llegado a estarlo después. Smiley aparece en el mundo de la literatura a la vez que su creador, John Le Carré, en 1961 con " Llamada para el muerto ". En el prim

"El refugio de los canallas" Juan Bas

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"Dos ancianas se sientan al atardecer en un banco de un jardín público de Bilbao. No son familiares ni amigas, la causa de su relación es un hecho del pasado que marca todavía el presente: la hija de una de ellas mató de un tiro al hijo de la otra hace casi treinta años" . Así empieza " El refugio de los canallas ", una novela que hallo a medio camino entre la ficción y el ensayo; escrita como a latigazos (algunos capítulos tienen poco más de dos páginas), que van dejando marcas en el alma; con nombres ficticios que parecen muy reales y situaciones reales contadas como si fueran ficción.  No es difícil esto último: los acontecimientos reales vividos en el País Vasco durante la segunda mitad del siglo XX son tan alucinantes que cuesta pensar que no son una trama más (bastante inverosímil) creada por la mente calenturienta de algún autor mediocre de novela negra. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad como todos por desgracia sabemos. Los hechos fueron rea