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Mostrando entradas de septiembre, 2018

"No te sientes de espaldas a la puerta" David Verdejo

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Imagen para la reseña en la revista MoonMagazine Est a  reseña es mi última contribución a la Revista MoonMagazine. " No te sientes de espaldas a la puerta " es la segunda novela larga que tiene como protagonista al agente del Departamento de la Policía de Nueva York, Lee Johnson. Aunque eso es un decir porque este Lee Johnson no es el Lee Johnson que protagonizó la primera novela de la serie,  " Alma de cobre ".  En  " No te sientes de espaldas a la puerta " retrocedemos más de treinta años en el tiempo para situarnos en el difícil Manhattan de los años setenta.  Si quieres saber todo lo que no se explicó en " Alma de cobre " deberás leer " " No te sientes de espaldas a la puerta ", y si quieres saber un poco más   acerca de esta segunda-primera novela de la serie de Lee Johnson lee la reseña completa  en la Revista MoonMagazine: " No te sientes de espaldas a la puerta " de David Verdejo Otras reseñas d

"La señora Osmond" John Banville

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Este verano, m e llamó la atención  la sinopsis  de " La señora Osmond " leída en una librería mientras hacía tiempo para un encuentro al que llegaba demasiado pronto.  A pesar de que " El mar ", del mismo autor, no había terminado de convencerme (lo prefiero en su faceta de Benjamin Black escribiendo novela negra), no pude resistir la tentación y me llevé el libro. Eso de que la novela tiene  " « Retrato de una dama »  de Henry James como telón de fondo " me atrajo poderosamente pues Henry James me gusta mucho. Al final de la novela vuelve a haber numerosas referencias  a la novela  de Henry James.  No sabía yo hasta qué punto Banville se ha inspirado en ella.  Aunque no tardé en descubrirlo porque, como no podía ser de otra manera, al terminar el libro de Banville, me he visto arrastrada sin remedio a empezar el de James con el que estoy en estos momentos. " La señora Osmond " John Banville. El primo Ralph Touchett a

"Irreal como la vida misma" Josep María Panadés

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" Irreal como la vida misma " es un libro de relatos; concretamente de cincuenta y cinco relatos. Cualquiera que se haya acercado un poco por este blog sabe que el relato no es mi género favorito, pero estos venían con un aval importante: su autor es Josep María Panadès, el administrador del blog " Retales de una vida ", donde a base de esos retales que son las historias cortas nos va confeccionando una realidad paralela, a veces más creíble que la propia realidad, a veces tan fantástica que nos obliga a creer en algo más de lo estrictamente razonable, pero siempre desafiando a la imaginación, con unas tramas interesantes que van envolviéndonos e inevitablemente nos van  enganchando en las redes de sus personajes y sus peripecias. Pensé ir leyendo los relatos a ratos sueltos, dos o tres al día,  intercalándolos  con otras lecturas. Pero al terminar uno, me veía lanzada en pos del siguiente y el caso es que, salvo por un parón de unos días en que he estado liada

"Dios no vive en la Habana" Yasmina Khadra

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Cualquiera que siga mi blog sabe que Yasmina Khadra es uno de los escritores que se repiten en él. En sus libros, los lugares de ambientación, la temática e incluso el género, varían bastante, pero todos suelen tener cosas en común: terrorismo, países árabes, gobernantes corruptos, fundamentalismo religioso... Esta novela se sale de todo eso y nos traslada a la Cuba de los últimos años de Fidel, la Cuba de las privatizaciones, la que está saliendo de lo que comenzó como un sueño y que, por obra de propios o extraños, terminó por convertirse en una pesadilla. Eso sí, una pesadilla caribeña, con sol, arroz con fréjoles negros y sones de mambo, charanga y bachata. Un país en el que una vez hubo una revolución que quería justicia para todos y terminar con la opresión y la pobreza; pero un país que merece para el protagonista de esta historia la comparación con el tranvía verde que lleva años "inmovilizado por una avería, como ilustración de lo que son las ideologías. Un bromista lo

"Tarde, mal y nunca" Carlos Zanón

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"Una eminencia de una universidad lejana asevera ahora en la pantalla que si nadie te mira no vales nada. Menuda perogrullada. Tienes un saco en la cabeza. No importa qué hagas ni para qué sirvas. Sin ojos que te enfoquen no hay historia. Ni un antes ni un después. No hay regreso a ningún sitio porque nadie recuerda que estuvieras allí" .  ¿Es cierto que solo existimos a través de lo que los demás perciben de nosotros (en las redes sociales por ejemplo)? ¿O es más cierto que eso es lo que alguien quiere que creamos? Las personas anónimas para todo el mundo, las que no brillan socialmente, las que no reciben likes, ni cuelgan sus fotos, ni publican sus estados de ánimo, ¿carecen de existencia? ¿carecen de historia o es su historia más real y verdadera en tanto que no es susceptible de ser manoseada, tergiversada, malinterpretada por los demás? No sé por qué decidí empezar esta reseña con esa frase. Tal vez porque  me sorprendió mucho cuando la leí y me paré a reflexionar

"Duelo" Eduardo Halfon

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"Se llamaba Salomón. Murió cuando tenía cinco años, ahogado en el lago de Amatitlán. Así me decían de niño, en Guatemala. Que el hermano mayor de mi padre, el hijo primogénito de mis abuelos, el que hubiese sido mi tío Salomón, había muerto ahogado en el lago de Amatitlán, en un accidente, cuando tenía mi misma edad, y que jamás habían encontrado su cuerpo. [...] yo no podía ver ese lago sin imaginarme que de pronto aparecía el cuerpo sin vida del niño Salomón" . " Duelo " es una preciosa novela que indaga en el pasado del autor, de sus ancestros y de alguna que otra ficción con la que creo que se mezcla la realidad. Aunque a lo mejor estoy equivocada y todo es escrupulosamente cierto. Tras la muerte del tío Salomón de niño, muerto antes incluso de que el padre del autor hubiera nacido, Eduardo Halfon (¿o Hofmann?) nos irá haciendo partícipes de su propia búsqueda, a lo largo de la infancia, de todos los rastros y documentos que va encontrando acerca del su

"Tiene que ser aquí" Maggie O'Farrell

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Fue la buena reseña de @latitaquelee  para " Abrir un libro " , y también, no voy a negarlo, la garantía que Libros El Asteroide me proporciona, lo que hizo que me acercara a esta autora con su última novela, " Tiene que ser aquí ".  "Una" compleja historia de amor y desamor, que se escapa del género romántico"  dice Noemí (la tita que lee) en dicha reseña. Me convence, a medias, que se escape de lo puramente romántico, pero solo a medias.  No me gustan las novelas románticas, a no ser que sean muy buenas y vengan precedidas del prestigio de la historia. ¿Es Jane Austen una escritora romántica? ¿Lo son las Brontë? Pues sí, seguro que sí, pero no solo románticas; pero precedidas por el aura de lo clásico y consagrado. Pero ¿quién consagra a Maggie Farrell?  Y ahí es donde cobra importancia el papel de la editorial, porque de los muchos libros de Libros El Asteroide que he leído, falta aún el primero del que pueda decir que me ha defraudado. Y const

"Todos nuestros ayeres" Natalia Ginzburg

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" El retrato de la madre estaba colgado en el comedor: una señora sentada con sombrero de plumas y una cara larga y cansada con gesto de susto. Siempre había tenido mala salud, le daban mareos y palpitaciones, y cuatro hijos habían sido demasiados para ella. Murió poco después de que naciera Anna" . Por eso Ann a y Giustino van al cementerio algunos domingos. Concettina e Ippolito no, porque si una detesta salir de casa los domingos, el otro tiene que acompañar al padre y ayudarle con sus memorias. Así es que Anna y Giustino van al cementerio acompañados de la señora María, una señora para todo que se trasladó a vivir con ellos cuando murió la madre y antes vivía con la abuela paterna y la acompañaba en sus viajes.  En el cementerio solo María reza ante la tumba de la madre porque el padre siempre ha dicho que rezar es una estupidez y los niños obedecen al padre que también les ha dicho  "que Dios a lo mejor existe pero no hace falta rezarle, es Dios y ya sabe por sí

"Siempre hemos vivido en el castillo" Shirley Jackson.

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"Más allá del ayuntamiento, a la izquierda, está Blackwood Road, que conduce a nuestra casa. La Blackwood Road rodea las tierras de los Blackwood y a lo largo de toda la Blackwood Road hay una alambrada que colocó nuestro padre. Poco después de pasar el ayuntamiento, una gran roca negra indica la entrada al sendero donde está la puerta que abro y cierro con llave tras de mí; luego cruzo el bosque y ya estoy en casa. La gente del pueblo siempre nos ha odiado" . Quien así habla es Mary Katherine Blackwood (Merricat), una joven de dieciocho años. Vive con su hermana Constance (Connie) y su tío Julian porque, desde el primer párrafo lo sabemos, el resto de la familia ha muerto. Viven en una de las pocas casas bonitas del pueblo. Las otras son las de los Clark, los Carrington y, por supuesto, la casa Rochester, la más bonita del pueblo, en la que había nacido la madre de Merricat y de Connie. Pero la madre de las muchachas se casó con John  Blackwood y se trasladó a vivir a