"La escapada" William Faulkner

Y entonces sentimos toda la oscuridad de la primavera: las grandes ranas de las ciénagas con voz de bajo, el ruido que hacen los bosques, los grandes bosques, las tierras todavía vírgenes con sus animales salvajes, mapaches y conejos y armiños y ratas almizcladas y los grandes búhos y las grandes serpientes (mocasines y serpientes de cascabel) y quizá incluso la respiración de los árboles y del mismo río, sin mencionar los fantasmas: los antiguos chickasaw que dieron nombre a la tierra antes de que la viera el hombre blanco y también los blancos, Wyott y el viejo Sutpen y los cazadores del comandante De Spain y las chalanas cargadas de algodón y las caravanas de carros y los carreteros pendencieros y la sucesión de bandidos y asesinos que terminaba desembocando en la señorita Ballenbaugh; de repente me di cuenta de la clase de ruido que estaba haciendo Boon.

Porque Boon se estaba riendo y la causa de su risa podía ser causa de cualquier cosa menos de risa, pero así son los personajes, algunos personajes, de Faulkner. La historia de esta escapada se la cuenta Lucius a su nieto, pero eso solo lo sabemos por las primeras palabras del libro: «EL ABUELO DIJO:». Así, con mayúsculas. Entonces empieza esta historia que sería un monólogo en el que el narrador nos cuenta lo que a él le contó su abuelo cediéndole la palabra y haciendo un juego en el que hay un narrador que narra lo narrado; una historia en la que hay que estar un poco atentos para no confundir abuelos, porque el abuelo también habla de su abuelo y de su padre, tatarabuelo y bisabuelo respectivamente del que finalmente (o en principio) es el verdadero narrador. Y si algo faltaba para enredar la madeja, el abuelo del abuelo y el nieto, los tres, se llaman Lucius en honor a su antepasado Lucius Quintus Carothers. No preocuparse, en la novela todo se entiende perfectamente (otra cosa es que a veces se nos olvide que lo entendemos).

Así son las novelas de Faulkner si bien esta no es de las más complicadas. La historia es lineal, salvo recuerdos o historias secundarias, que siempre las hay porque Faulkner es muy de meter en sus novelas episodios que parecen ocurrir al margen. Algunas  (me viene a la cabeza la trilogía de los Snopes) están construidas como si sumaran relatos independientes que terminan configurando historias compactas. No es el caso de esta, aunque algún relato se podría sacar si nos empeñamos.

La escapada, como su nombre indica, narra una escapada que tuvo lugar en 1905. En ella participan Boon, el que se reía al principio de esta entrada sin mucho motivo, Lucius, el abuelo del narrador (o tal vez, el verdadero narrador), que entonces tenía once años, y un personaje inesperado con el que nadie contaba. Para huir roban el automóvil del abuelo, que no fue el primero que hubo en Jefferson, Mississippi, en el condado (aunque aquí siempre lo llaman distrito) de Yoknapatawpha. Algún otro automóvil había pasado por la ciudad. 

«Mi abuelo no quería ni por lo más remoto tener automóvil, pero se vio forzado a comprar uno. Por el hecho de ser banquero, presidente del banco más antiguo de Jefferson, el primer banco del distrito de Yoknapatawpha, [...] Pero el coronel Sartoris, presidente de otro banco más reciente, [...] le obligó a comprar uno».

Cómo pudo el coronel Sartoris obligar al abuelo (o tatarabuelo) a comprar un automóvil es una de las historias más disparatadas que aparecen en este libro, aunque no la más disparatada. El viaje de Boon y el pequeño Lucius, más el polizón, estará lleno de encuentros sorprendentes, que guardan unas más sorprendentes historias, y de episodios entre lo picaresco y lo estrambótico que nos pueden hacer soltar la carcajada. La llegada a Memphis y el lugar en el que se alojarán harán que Lucius empiece a ver la vida por su lado más realista y vaya perdiendo la inocencia y ganando en honradez y madurez. 

«de repente, eché de menos a mi madre; quise prescindir de todo aquello, prescindir del libre albedrío; quise regresar, renunciar, sentirme seguro, a salvo de decisiones cuyo hermano gemelo adoptivo era robar un automóvil. Pero ya era demasiado tarde; había escogido, tomado mi decisión; ya que había vendido mi alma a Satanás por un plato de lentejas, no me quedaba otro remedio que aceptar el plato y comérmelo».

Las peripecias que desde Memphis los llevarán a Parsham y todo lo que allí vivirán refuerzan esa sensación de historia picaresca en la que se mezclan el robo de un vagón de ferrocarril, la sustracción de un diente de oro, la venta de un automóvil, la posesión no muy clara de un caballo... Lo dicho, una disparatada historia en la que el autor reflexiona y nos hace reflexionar sobre cosas que llaman la atención teniendo en cuenta que se escribieron en 1962 por un autor del profundo Sur: racismo, papel de la autoridad, libertad de la mujer, prostitución... Hasta un libro de formación nos ofrece aquí Faulkner.

William Faulkner

La escapada muestra la pluma incomparable del autor tanto en el contenido como en la forma. Sus descripciones, de las que ya he hablado en otras reseñas, son de las que me traspasan con su belleza. Baste leer la cita que pongo como inicio de esta entrada. Tiene párrafos que por sí solos valdrían el Premio Nobel que había obtenido en 1949. Es una novela más fácil que otras que he leído, aunque no está exenta de cierta complicación. La sintaxis nunca es fácil en Faulkner y hay que prestar mucha atención a los detalles para que las distintas anécdotas terminen cuadrando. Pero, como siempre digo, el resultado final merece todos los esfuerzos y más.

Dos veces ganó William Faulkner el Premio Pulitzer. En 1955 por Una fábula, una novela que aún no he leído, y en 1963 con La escapada, la novela que hoy traigo al blog y que en su traducción literal debería titularse, y así lo ha hecho en otras ediciones, Los rateros. Ese cambio de título lo explica el traductor en una nota al principio del libro. 

«Me doy cuenta de que se me puede criticar por atreverme a cambiar un título consagrado, si no por otra cosa, al menos por los años que lleva vigente. Lo hago porque me parece que Los rateros da al lector una idea falsa. También se me puede criticar por haberme liado la manta a la cabeza y elegir un nuevo título que no es una traducción del original. Lo que tiene a su favor, creo yo, es que informa, hasta cierto punto, del contenido del libro, sin desinformar, como sucedía con Los rateros».

Para terminar, lo hago con una de las reflexiones de Lucius ya casi al final de la novela, cuando ya está de vuelta en casa, y que creo que es un exponente de esos párrafos que por sí solos valdrían un Nobel. hay alguno mejor, pero demasiado largo para traerlo aquí. 

«Cruzamos la calle camino de casa. Y, ¿sabes lo que pensé? Pensé Nada ha cambiado. Porque debería. Debería haberse modificado, aunque sólo fuera un poco. No quiero decir que la casa tuviera que cambiar por sí misma, sino que yo, al regresar con los cambios que habían provocado en mí los cuatro últimos días, debería de haberla modificado. Quiero decir que si aquellos cuatro días, mentir y engañar y trapichear, las decisiones e indecisiones y las cosas que había hecho, visto, oído y aprendido que mis padres no me hubieran dejado hacer, ver, oír ni aprender, las cosas que había tenido que aprender para las que ni siquiera estaba preparado, que no tenía dónde almacenar y de las que tampoco sabía cómo prescindir; si todo aquello no había cambiado nada, si era como si no hubiese existido —si no había producido algo más pequeño o más grande, o no me habían transformado en alguien de más edad o más prudente o más compasivo—, algo se había malgastado, desperdiciado, consumido sin producir fruto; o estaba mal o era falso desde el primer momento y no debiera de haber sido, o yo estaba equivocado o era un hipócrita o un débil o, en cualquier caso, era indigno de todo ello».

Las otras novelas que he leído de William Faulkner son (en orden de lectura, con el año de la misma entre paréntesis y con enlace las que aparecen en el blog):
"Santuario" (1992)
"El sonido y la furia" (1997)
"El villorrio" (2012 y 2021)
"La ciudad" (2021)
"La mansión". (2023)
"Luz de agosto" (2023)
"La escapada" (2024)

Título del libro: La escapada
Autor: William Faulkner
Nacionalidad: Estados Unidos
Título original: The Reivers
Traducción: José Luis López Muñoz
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 1997
Año de publicación original: 1963
Nº de páginas: 448

Comentarios

Lo más visto en el blog este mes

"La caída de Madrid" Rafael Chirbes

"Vínculos de sangre" Amalia Hoya

"¡Absalón, Absalón!" William Faulkner

"Los ángeles de hielo" Toni Hill

Tres eran tres 38

"Tan poca vida" Hanya Yanagihara

"Una mujer en Jerusalén" Abraham B. Yehoshúa

"La amiga estupenda" Elena Ferrante

"Mujer en punto cero" Nawal El Saadawi

"Juego y distracción" James Salter