"El ático" Mar Izkue

«Desde lejos me pareció que vestía la misma ropa que yo. Aceleré el paso para ver que llevaba la misma camisa gris a rayas, idéntica a la mía. Estaba tumbado boca abajo. Contuve mis deseos de agacharme a su lado, tirarle del hombro para que se volviera y comprobar así que no era mi rostro el que se aplastaba contra la acera en medio de un charco escarlata».

No, no era el rostro de Mario el que se había estrellado contra la acera tras caer desde la terraza de un ático. El muerto es Martín Sanabria y Mario es el inspector de policía asignado al caso. Lo primero que hace es hablar con Marilia, la dueña del ático y amiga del muerto. Bueno, en realidad es amiga de la mujer del muerto desde los primeros días de colegio, aunque Martín y sus amigos se les unieron a los dieciséis años por lo que ya se puede decir que todos son amigos. 

Pero ¿dónde estaba Marilia mientras Martín, solo en su casa, se precipitaba por la terraza? ¿Qué hacía Martín en casa de Marilia un sábado temprano por la mañana? ¿Era Martín un tipo propenso al suicidio? Eso, el suicidio, es lo primero que se baraja porque Martín estaba solo en el ático y no es probable que se cayera sin querer. Por otra parte, siendo profesor en un colegio privado, había estado de baja por depresión en varias ocasiones. Pero ahora tenía una hija pequeña a la que adoraba y nadie de los que le conocen, ni siquiera su médico de cabecera, lo cree una persona con perfil de suicida.

Tampoco Mario Elizondo, un policía venido del norte y recién divorciado, cree que Martín se haya suicidado, aunque no haya muchas más posibilidades de las que tirar. Algo no le deja tranquilo ante la idea del suicidio y habla una y otra vez con los amigos del muerto. Hay algo en ese caso que a Martín se le hace muy personal. «Aunque hiciera todo lo posible para no pensar en ello, sabía que aquel caso era más personal que cualquier otro que hubiera investigado antes. Y es que no podía borrar mi primera impresión, cuando vi el cadáver estrellado en la acera, de que el muerto era yo». Posiblemente ayudara a esa percepción el hecho de que Mario se sienta en un momento de su vida en el que piensa que esta no merece la pena vivirse; tal vez el abandono de su mujer, la falta de hijos, el trabajo no muy satisfactorio le hayan hecho pensar en el suicidio alguna vez. Y él mismo se da cuenta de que tal vez es eso lo que hace que no quiera conformarse con el suicidio como solución porque si Martín se ha suicidado «el mensaje se leía con claridad: me decía que yo tenía razón, que esta vida no merecía la pena».

Pero contra lo que pudiera parecer, Mario no es el único narrador de El ático, sino que la novela tiene varios narradores en primera persona que van haciendo su aportación a la historia, contando el presente, pero también el pasado. Son narradoras en realidad. Son las cuatro amigas que se conocen desde el primer día en el colegio. Marilia, Lucía, Elena y Rebeca nos irán contando muchas cosas. Su pasado de grandes amigas desde los cinco años hasta los dieciséis, cuando aparecieron los chicos, Martín especialmente, y todo cambió. «Hasta anteayer los días transcurrían felices entre bocadillos de mortadela, lociones antipiojos y plastilina de colores. Y de pronto, al aparecer Martín, sentí que, junto con la infancia, perdía también a mis amigas». 

Y es que la infancia todo lo resiste. Las amigas niñas son capaces de decirse las cosas más horribles, tirarse del pelo y volver a sonreír juntas un minuto después. Con la infancia se pierde esa capacidad y cada discusión va poniendo un granito en la muralla del resentimiento. No se pierde la amistad, pero se enturbia. Llegaron los chicos y llegó Martín, pero no hubiera hecho falta, llegó la edad adulta y surgieron las afrentas soterradas, las envidias inconscientes, los rencores olvidados. No se acabó la amistad que se hizo posiblemente más fuerte y más adulta, pero perdió luminosidad y se tiñó de un tono más lúgubre.

A medida que las cuatro amigas nos van contando sus pequeñas miserias antiguas y presentes, nos vamos dando cuenta de la diferencia con lo que le van contando a Mario cada vez que habla con ellas. Si ante él se muestran unidas y sin fisuras, a solas consigo mismas, tal vez no saben que las estamos escuchando, nos dejan entrever todo un mundo de mentiras y traiciones que se aleja mucho de esa perfección.

Mar Izkue

El ático es una novela policíaca de intriga, pero es sobre todo una novela sobre la amistad entre mujeres que se parece muy poco a la amistad entre hombres. Esa amistad que seguramente ellos no entienden, como puede que nosotras no entendamos la amistad entre ellos, tan alejada de la nuestra. «Él no sabía lo que es querer como yo quería a Lucía, con sus aires de superioridad y su cariño maternal; a Marilia, con sus contradicciones y su afán protector; a Rebeca, con sus envidias y su nobleza. Yo las quería a todas, las quería de verdad». 

Ante nosotros va apareciendo Martín. A medida que las cuatro amigas hablan, vamos completando el retrato del hombre. Cada una da su versión, aunque es el narrador final, que se cuela sin avisar en el último capítulo, quien termina de dar las últimas pinceladas sobre este personaje muerto desde el principio, pero tan presente a lo largo de la novela. ¿Que si no hay más hombres que Martín y Mario? Sí, claro que los hay. Están los gemelos, Pedro y Pablo, y el mejor amigo de Martín, Félix, que ahora vive en Alemania y se siente culpable de no haberse dado cuenta de que su amigo necesitaba todo su apoyo «[...] siento que le fallé. [...] Pasa el tiempo, pero cada vez me tortura más. Estoy seguro de que, si hubiera sido un buen amigo y me hubiera quedado a su lado, habría podido evitar que se suicidara». 

Hay hombres en la novela, pero las protagonistas indiscutibles son las cuatro amigas y su amistad. Hay también una madre, dos en realidad, porque Lucía es amiga y madre. Y es que también la maternidad tiene su importancia en El ático, una novela que he leído de un tirón, porque además de tratar un tema interesante y de estar muy bien escrita, su trama es de las que enganchan desde el principio.

Y hay una ciudad, Madrid, en la que se desarrollan los hechos. El puro centro de Madrid: el Retiro, el Barrio de las Letras, Atocha con su estación y su Museo Reina Sofía; Lavapiés con su diversidad racial y cultural; sus terrazas y mercados, sus paseos y museos. Una ciudad cautivadora para una historia adictiva.

Título del libro: El ático

Autora: Mar Izkue
Nacionalidad: España
Editorial: Versátil

Año de publicación: 2021

Año de publicación original: 2021

Nº de páginas: 264