"Cuento de Navidad" Charles Dickens
Con esta reseña colaboro con el concurso de relatos de El tintero de oro de diciembre, dedicado a "Cuento de Navidad" de Charles Dickens. La reseña no participa en el concurso, pero contribuye a completar el homenaje a la obra y al autor a los que se dedica el mes de diciembre.
«Marley había muerto. Empecemos por dejar establecido este hecho de un modo incontrovertible. Su partida de enterramiento estaba firmada por el párroco, por el sacristán, por el representante de la funeraria y por el presidente del duelo. Scrooge la había firmado y su nombre era buen aval para cualquier documento en el que figurase.
El viejo Marley estaba pues tan difunto como el clavo de una puerta [...] Personalmente habría dado a un clavo de ataúd la preferencia entre cualquier otra pieza de ferretería, pero, ya que la sapiencia de nuestros antepasados dio por bueno el símil, no serán mis manos pecadoras las que pretendan alterarlo. Así es como se desmoronan los imperios.»
Ahora no entiendo como nunca fui capaz de leer este libro. Tras leer este comienzo, del que hubiera podido seguir la cita mucho más allá, no entiendo la cantidad de veces que lo empecé sin llegar a pasar nunca de la tercera página. Me encantaba eso de Marley había muerto, pero a partir de ahí, el tedio me invadía por más que mi padre estaba empeñado en que lo leyera. Pero yo tenía ocho años. Fue un regalo de mi tío, el hermano de mi padre, en los Reyes de 1967. Sí, mi padre quería que lo leyera, pero yo tenía entre manos cosas mucho más apasionantes como Verne, Salgari, Stevenson y demás parentela.
Fui incapaz por más que, finalmente, mi padre decidió que leyera una página diaria. Ni eso pude hacer y al cabo de tres días me negué en redondo. Pero aquello de Marley había muerto se me quedó grabado. No me extraña, tantas veces empezado el libro. Por eso cuando hace unos años cayó en mis manos un libro titulado Marley estaba muerto, supe que tenía que leerlo, aunque fuera un libro de relatos. Sobre todo, porque además del título, tan evocador para mí, estaba firmado por el gran Carlos Zanón del que ya había leído con entusiasmo, Yo fui Johnny Thunders.
Y han tenido que pasar... me da pereza hacer la cuenta. Han tenido que pasar decenios, vidas, demasiado tiempo (el mismo que ha dejado las manchas en la portada de mi libro), para que ahora, ante la iniciativa de El tintero de oro y su concurso para el mes de diciembre, me haya decidido por fin a leer el Cuento de Navidad.
Otra de las cosas que se me quedó grabada de aquellos intentos de lectura infantiles fue el precioso nombre de su protagonista: Ebenezer Scrooge. No sé bien cómo se pronunciará en inglés, pero así, sin más, tal y como se escribe, suena genial, Ebenezer Scrooge. Cuando empieza el libro, se deja bien claro que Marley está muerto. No vaya a ser que alguien lo dude y se le quite misterio a su aparición esa noche en el dormitorio de Scrooge. Marley había muerto, exactamente esa noche de la víspera de Navidad, hacía ya siete años. «Y Scrooge, que era un excelente hombre de negocios, no permitió que el dolor de perder a su compañero fuera obstáculo para realizar, en el mismo día de sus funerales, un indudable buen negocio». Y es que Scrooge, como también le pasaba a Marley, era un hombre egoísta y despiadado. Lo único capaz de conmoverlo era el buen resultado de una transacción, el dinero ganado, la buena marcha de su oficina.
En esta víspera de Navidad recibirá la visita de su sobrino que le invitará a pasar el día siguiente en su casa para celebrar la fiesta en familia, cosa que rechazará de malos modos a pesar de la paciencia y buen talante del joven; echará un rapapolvo a su empleado por pretender tomarse el día libre y le acusará de perjudicar el negocio. Cuando el empleado aduce que tan solo sucede un día al año, le responderá airado: «¡ Liviana razón para desvalijar a un ciudadano por ser el veinticinco de diciembre! [...] En fin, tomad todo el día; pero, pasado mañana, procurad ganar el tiempo perdido»; dos hombres apelarán a su «largueza», en días tan señalados, para socorrer a tantos pobres necesitados de todo en los crudos días del frío invierno a los que Scrooge responderá preguntando si ya no hay cárceles ni asilos.
De forma nada sutil, pero sí con ironía y humor, nos introduce Dickens ya en el primer capítulo en el carácter huraño, egoísta, tacaño y gruñón de Ebenezer Scrooge. Características, por otra parte, que compartieron ambos socios cuando Jacobo Marley aún estaba vivo. Y fue Jacobo Marley quién se le apareció esa noche en su alcoba tras una cena frugal en su fría y oscura casa. Y es que el frío y la oscuridad no cuestan dinero. Tampoco los espectros cuestan dinero. Tal vez por eso permitió Scrooge, a pesar del susto inicial, que el espectro de Marley se le apareciera esa noche. No es que creyera mucho en espectros, como le confesó al propio Marley. Scrooge no cree en nada inmaterial, tan solo las ganancias, que se tocan y se cuentan, son capaces de conmover sus creencias. Pero igual se vio metido en una curiosa conversación con el fantasma de su antiguo socio. Este, que arrastra una larga cadena, le augura a Ebenezer Scrooge que la suya es aún más larga y pesada. Ahora sí parece que el desaliento se apodera de Scrooge. Pero Marley le da una esperanza.
«-Tres espíritus se os aparecerán-resumió el Espectro.
Scrooge se quedó casi tan boquiabierto como su interlocutor.
-¿Es esa la posibilidad que mencionasteis? - preguntó con trémulos acentos.
-Esa es.
-Entonces... entonces, prefiero no aprovecharla.
- Sin sus visitas -dijo el Espectro-, no podéis tener esperanza de eludir la senda que yo sigo. Cuando la campana dé la Una, esperad la primera.
-¿No podrían venir las tres juntas y acabar de una vez, Jacobo?-insinuó Scrooge».
Ni ante el anuncio más terrible, la visita de tres espíritus, prescinde Dickens del humor. Y vienen los tres espíritus que todo el mundo conoce, aunque no haya leído el cuento. El espíritu de las Navidades que Fueron, el de la Navidad Actual y el de las Navidades Futuras. Y Ebenezer visitará su pasado y verá sus navidades felices de niño, adolescente y joven. Y verá en el presente la felicidad de los demás y cómo se compadecen de él por no saber disfrutar de lo que a todos les hace tan felices. Y se dará cuenta de que tanto en el pasado como en el presente, el secreto de la alegría está en el compartir; compartir alegría, compañía, alimentos.
Pero lo peor vendrá en el futuro: tristeza, soledad, un muerto al que nadie acompañará en su sepelio y del que nadie llorará la pérdida. Todas las terribles consecuencias de haber sido un ser miserable y amargado; una condena tan terrible como la cadena que arrastraba Marley y que él mismo arrastrará de convertirse en un espectro. Pero no ha sido más que un sueño. En la mañana de Navidad, Ebenezer Scrooge despertará en un día luminoso en el que todo habrá cambiado.
Charles Dickens |
Parece ser que Dickens escribió este cuento como una historia para aplicarse a sí mismo, una especie de revulsivo que lo sacara del mundo del éxito y la autocomplacencia en el que había caído. Las navidades pasadas reflejan en parte su propia infancia y juventud. Sobre la vida de Dickens recomiendo a quien le interese el fantástico artículo que David Rubio ha escrito en El tintero de oro y cuyo enlace vuelvo a dejar.
Con este Cuento de Navidad se inaugura un género, el de los relatos navideños, que el propio Dickens seguiría practicando. De hecho en mi ejemplar de El Círculo de Lectores aparecen también El grillo del hogar y Las campanas, que aún no he leído, pero tengo intención de hacerlo. Pero además de iniciar un género literario puede que también sea el artífice de un nuevo concepto de Navidad, del Espíritu Navideño tal como lo conocemos; ansias de paz, amor, solidaridad. Ese espíritu navideño que ya solo persiste en el recuerdo en un mundo en el que ha sido sustituido por el espíritu del consumismo, el gasto desmesurado, la ingesta más que excesiva, las indigestiones, las discusiones familiares.
Tal vez por todo eso, leer ahora Cuento de Navidad ha sido doblemente gratificante. Me ha parecido una joya. Lleno de espíritu navideño, pero totalmente carente de la ñoñería que a veces acompaña a libros y películas sobre el tema. Todo lo contrario, ironía, crítica a situaciones del momento y unos personajes fantasmas y de carne y hueso inolvidables.
Marley había muerto, pero Ebenezer Scrooge se ha salvado por los pelos de terminar como él.
Título del libro: Canción de Navidad
Autor: Charles Dickens
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: Being a Ghost Story of Christmas (conocido como A Christmas Carol)
Nacionalidad: Reino Unido
Título original: Being a Ghost Story of Christmas (conocido como A Christmas Carol)
Traducción: M. Vallvé
Editorial: Círculo de lectores
Año de publicación: 1962
Año de publicación original: 1843
Nº de páginas: 112
Te deseo unas felices navidades.
ResponderEliminarLo mismo para ti.
EliminarUn beso.
Lo leí hace años y lo voy a volver a leer. Me encanta!
ResponderEliminarBesotes!!!
Creo que resiste bastantes relecturas. es una historia deliciosa con su humor y sus espectros. me ha encantado.
EliminarUn beso.
Recuerdo bien la primera vez que fui a la feria del Libro Antiguo y de Ocasión en Madrid, era un adolescente, me compré inmediatamente dos tomos antiguos de Dickens; uno era “El marqués de Saint Evremont (que años más tarde fue traducido como “Historia de dos ciudades”) y el otro ahora mismo no recuerdo, tendría que remover varios libros para verlo, pero son una edición de 1901 (Imprenta del Diario Mercantil), no es que fueran excesivamente caros (aunque obviamente baratos no eran), pero recuerdo que me gasté los ahorros de 3 o 4 meses, las pagas… y salí desplumado de la feria, eso sí, llegué a casa más contento que unas castañuelas con mis dos ejemplares.
ResponderEliminarEl otro día escuchaba a Eduardo Mendoza en la radio, y aseguraba que no hay año que no lea, y relea, a Dickens, y era un autor que recomendaba encarecidamente.
Me ha encantado conocer tus lejanas experiencias con Dickens, y otra cosa que ha quedado muy clara en tu reseña es que, efectivamente, Marley había muerto, jeje.
Te deseo una tranquila Navidad, sobre todo con salud. Un beso, querida Rosa.
No he leído ninguna de esas dos maravillosas ediciones de 1901 que te arruinaron (feliz ruina). De hecho hace tiempo que me apetece leer Historia de dos ciudades, pero ahí sigue, en la intención. leí bastante a Dickens, pero antes de los veinte años porque en mi lista de leídos que empecé con esa edad no aparece. Recuerdo haber leído David Copperfield, Oliver Twist, La pequeñas Dorrit... y puede que alguno más. Creo que debería dedicarle más tiempo.
EliminarEste Cuento de Navidad con Marley bien muerto desde el principio, me ha parecido una delicia. El humor que destila es genial. la verdad es que dan ganas de leer más cosas. Y el comienzo de Historia de dos ciudades también es de los que me tientan mucho.
Un beso y que pases tú también una Navidad saludable, agradable y en la mejor compañía.
¡Hola Rosa! aprovecho la ocasión para desearte ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarno suelen atraerme libros con espíritu navideño, si te soy sincera, y a Dickens tengo en mente haberlo leído cuando era pequeña, sí, no sé si este cuento de navidad en concreto.
Me alegra que su lectura te haya resultado doblemente gratificante y que por fin te hayas quitado esa espinita del bucle de empezarlo y abandonarlo, sabiendo que " Marley había muerto"
Besos
Este Cuento de Navidad es distinto. Yo tampoco suelo leer historias navideñas por lo ñoñas que resultan a veces, pero esto es todo lo contrario. El humor de Dickens lo convierte en una historia de reflexión y redención, pero sin ñoñerías.
EliminarYo también leí a Dickens muy joven, antes de los veinte, pero creo que debería entrar en esos clásicos a los que dedico mi tiempo de vez en cuando.
Me he sacado una buena espinita y he dejado a Marley más muerto que nunca.
Un beso.
Por los pelos se ha salvado Scrooge, sí, jeje. Me alegra que al fin hayas hecho las paces con esta historia, Rosa, porque realmente es una maravilla. Yo, ya te dije, la he leído un montón de veces y me sigue entusiasmando. Un beso grande y ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarCreo que mi padre y mi tío fueron un poco ambiciosos (o me supra valoraron) pensando que con ocho años podía leer un libro que, al menos en la forma, no era para esa edad. Pero sí, he hecho las paces con la historia y estoy encantada.
EliminarSe ha salvado Scrooge por los pelos y creo que yo llego por los pelos a la convocatoria de David en El tintero de oro. Aunque llego con más tiempo que en el último microrreto.
Un beso y Feliz Navidad para ti también.
Hola Rosa, lo leí hace años en una edición que tenía mi tía junto a El grillo del hogar y me gustó mucho. Luego no he vuelto a releerlo porque he visto un montón de adaptaciones cinematografías, incluso una con los teleñecos. Volveré a leerlo cuando me toque por fecha, que estoy releyendo La obra del autor por orden. Besos y Feliz Navidad!.
ResponderEliminarUfff. Trabajo inmenso e intenso la obra del autor porque es bastante extensa. A ver si te copio un poco y leo (o releo, porque hace ya tanto tiempo, que casi no recuerdo nada de lo leído) algunas cosas.
EliminarHe visto adaptaciones de otras obras de Dickens, pero nunca de Cuento de Navidad.
Un beso.
Tenemos el de Zanón en la biblio del instituto y ayer mismo se lo presté a un compañero para leerlo estas navidades. Me encanta la historia de Dickens y por estas fechas en casa solemos ver alguna de las adaptaciones, a mis hijos les hace mucha gracia lo de "paparruchas", jaja. Para mí el mensaje de Cuento de Navidad sigue vigente, frente al consumismo y la falta de generosidad (no hablo solo de caridad) imperante. Ojalá a más de uno de los de arriba y no pocos de los de más abajo les visitaran estas navidades los tres fantasmas.
ResponderEliminarUn abrazo navideño.
Pues sí. Una visita fantasmal no le vendría mal a alguno, aunque todo lo que diría es "¡paparruchas! ".
EliminarDisfrutará tu compañero con Marley estaba muerto. Es un gran libro.
Un beso.
tanto tiempo seguis igual escribendo bonito Yo bien te dejo9 un saludo no me gusta olvidar a la gente que aunque no escriba como yo no la admire
ResponderEliminarTe dejo otro saludo.
EliminarHola, Rosa. Yo también tardé mucho en leerlo, creo que fue hace 5 años que lo leí por primera vez, entero y me encantó. Desde entonces leo uno cada año, en mi edición hay unos cuantos más incluido el de las campanadas y el del grillo, que lo leí el año pasado, me gustó muchísimo aunque también tiene un principio un poco lento. Este año he leído La batalla de la vida y tengo que decir que no es de mis favoritos aunque también hay un mensaje muy bonito y necesario.
ResponderEliminarVoy a visitar el tintero de oro.
Besitos y aprovecho para decir ¡¡¡Feliz Navidad!!!
A ver si me animo yo con El grillo del hogar y Las campanadas. Por lo menos, esos dos que vienen en mi volumen de El Círculo de Lectores.
EliminarNo me suelen gustar los libros con un mensaje tan evidente, pero hay que reconocer que los clásicos lo son por algo y Dickens es de los mejores.
Espero que hayas disfrutado de tu visita a El tintero de oro.
Un beso y Feliz Navidad para ti también.
Rosa, pones tanto interés en diseccionar alguna obra cuando te gusta, que contagias las ganas de leerlo. Pasado por el tamiz de tus lecturas, ojo clínico y análisis, cobra otro sentido. Lo leí de pequeña y, gracias a tu reseña, volveré a hacerlo.
ResponderEliminarTe deseo unas felices navidades, Rosa, con salud, creatividad y armonía.
Espero que tras las ganas de leerlo no venga la decepción y el «no era para tanto», aunque imagino que muchas veces sí que vienen. Pero para eso hice el blog, para transmitir el entusiasmo (o no tanto) que me producen los libros. Seguro que lo disfrutas ahora más que de pequeña. Es un libro para una cierta edad. desde luego, no para los ocho años.
EliminarUn beso y Feliz Navidad también para ti.
¡Hola, Rosa! Jo, no sé qué me ha gustado más si la reseña o tu anécdota con esta obra. En todo caso, ambas maridan en una entrada absolutamente navideña. Porque la esencia de la Navidad es esa, es reencontrarse con uno mismo para redimirse, para volver a su esencia y para reilusionarse. Como mencionas, este cuento ha llegado a ser universal porque es algo más que una historia tierna, es una ocasión para la epifanía personal y eso es algo por lo que todos pasamos en uno u otro momento de la vida.
ResponderEliminarLa fuerza del relato se nutre del momento personal del propio autor, que dejó en él parte de su alma y con ello la historia cumple con ese concepto de Verdad que tanto proclama Stephen King.
Me tomo la libertad de dar un dato aprovechando tu comentario sobre la belleza del nombre de Scrooge y que se me quedó en el tintero en la bio de Dickens. Al parecer, ese apellido no era muy común en Inglaterra y así se lo hacían notar a Charles. De hecho, se comenta que el origen de la palabra Dickens fue obra de Shakespeare que en una de sus obras la utilizó como una blasfemia edulcorada, como cuando en castellano decimos ¡Me cagüen diez!, en su caso, en lugar de decir What the devil! dijo What the dickens!. El caso es que esa atracción por los nombres le llevó a anotar en una libreta los que más le llamaban la atención. Y en esa libreta anotó uno que vio en una lápida "Ebenezer Lennox Scroggie, meal man (hombre de la harina)", pero cosas del destino, en vez de escribirlo así, anotó "mean man", hombre egoísta.
Te agradezco muchísimo, una vez más, esta reseña de lujo para la iniciativa que en esta ocasión homenajea a Charles Dickens y Cuento de Navidad. Un fuerte abrazo y Feliz Navidad!
Ebenezer Scrooge es uno de los nombres más bonitos que he encontrado en la literatura y la historia que cuentas acerca de él es genial. Como lo es el origen de la palabra «dickens» en una blasfemia Shakespeariana. Si nos pusiéramos a investigar, muchos apellidos tendrían un origen muy curioso.
EliminarEs cierto que es una historia que se puede aplicar a cada uno. Todos tenemos algo que corregir y esa epifanía, que tanto cuesta encontrar, es lo que da lugar a un relato como este. Todos deberíamos buscar aquello que debemos corregir, que no tiene por qué ser la avaricia o el egoísmo. En eso se basan los proyectos de Año Nuevo, en corregir lo negativo y profundizar en lo positivo. Y hacerlo con humor y sin sentimentalismo banal es algo difícil que Dickens hace de maravilla.
Un beso y Feliz Navidad.
Hola Rosa. Una reseña muy trabajada, en la que diseccionas esta obra de Dickens de manera muy acertada, todo un clásico de la literatura. Me ha divertido mucho tu anécdota con la lectura de Un Cuento de navidad, cuando uno es niño suele gustar más de obras en las que la aventura esté presente. Muchas gracias por tu reseña. Un abrazo y Feliz Navidad!
ResponderEliminarTal vez con un lenguaje más asequible, lo hubiera disfrutado aún con ocho años, pero leyéndolo ahora entiendo perfectamente que en aquel momento me resultara imposible.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, un beso y Feliz Navidad.
Pues al final, tu tozudería se ha venido abajo, aunque sea después de varias décadas, je,je. Esto demuestra que a veces uno empieza una lectura con mal pie y se niega a darle una segunda oportunidad, y cuando pot fin se la da comprende que estaba equivocado. A mi me ha ocurrido algo parecido con alguna que otra película, que me niego a ir a verla por culpa de mis prejuicios (sobre todo en el caso de los musicales) y luego, cuando he acabado transigiendo, me he dado cuenta de que estaba equivocado. En tu caso, también puede ser que tus gustos infantiles no encajaran con la lectura de este cuento.
ResponderEliminarTengo que confesar que nunca he leído eata obra tan alabada de Dickens, pero es que ya he visto varias versiones cinematográficas, incluidas las películas de animación, que no me apetece leer el libro.
Por cierto, discupa mi ignorancia, pero cómo es que en la imagen del encabezamiento figura Canción de Navidad en lugar de Cuento de Navidad. ¿Acaso son dos obras distintas de Dickens sobre la Navidad?
Un beso navideño. Que pases unas muy felices fiestas.
Siempre he tenido un poco de lío entre Canción y Cuento de Navidad. Se ve que mi libro, como tiene tres obras navideñas, las ha titulado en conjunto, Canción de Navidad, aunque el cuento de Scrooge que es el que he leído y el que inspira la iniciativa de El tintero de oro, siempre se ha traducido como Cuento de Navidad.
EliminarYo creo que por el hartazgo que me pegué de niña intentando leer esta historia, jamás he visto una adaptación a la pantalla. de no haber sido por esta iniciativa creo que nunca lo hubiera leído.
Hay muchas obras que he dejado de leer por puros prejuicios, pero te aseguro que esta no fue una de ellas. Lo intenté por todos los medios, empeño de mi padre incluido, pero fue imposible. Creo que no entendía bien el lenguaje y se me hacía un mundo con la de cosas interesantes y divertidas que tenía para leer y releer.
Un beso y muy Feliz Navidad también para ti.
Soy de la opinión de que los libros llegan a una cuando tienen que llegar, así que bienvenido ese espectro de Marley que volvió a ti tras decenios e incluso vidas. Qué curioso, por cierto, que te encontraras con ese título de tu admirado Carlos Zanón (ya sabes que me encantan esas coincidencias).
ResponderEliminarCon Charles Dickens lo he intentado en dos ocasiones, ambas de adulta, y en ambas me aburrió. Me da mucha rabia pero parece que no tengo mucho feeling con él, así que, sinceramente, no estoy muy por la labor de un tercer intento. Pero, como digo, tanto libros como autores a veces llegan cuando tienen que llegar, así que quién sabe en un futuro. De hecho, si no fuera por mi pasada experiencia con Dickens me apetecería leer este libro por lo que nos has contado de él. Se agradece además un libro que apuesta por el espíritu navideño pero sin caer en ñoñerías.
Besos y muy muy feliz Navidad.
Leí muy joven a Dickens y por lo que recuerdo me gustó, pero este Cuento de Navidad creo que lo intenté demasiado pronto y fue imposible.
EliminarAhora sí que lo he disfrutado y he podido continuar más allá de "Marley había muerto" y saber por qué es tan importante dejar bien claro que está muerto. Una delicia de libro. Y me ha gustado tanto el humor que destila que me estoy planteando ir leyendo y releyendo su obra. Aunque un poco de pereza sí que me da.
Un beso.
Hola Rosa, pues yo estaba hace un momento con la reseña y, como tú, nunca había leído la novela. Lo mío no fue porque me obligaran de pequeña a leerla ni mucho menos. Lo cierto es que nunca había caído en mis manos y como ya había visto veinte millones de veces otras tantas versiones audiovisuales de la misma tampoco me llamaba demasiado leerla. De hecho he estado a punto de no hacerlo pero al final sucumbí. Me llamó la atención tu versión, se nota que tiene años, Eso de estar escrita por 'Carlos' Dickens me ha resultado gracioso. O lo de 'Jacobo' Marley. Qué manía tenían antes de traducir los nombres como locos. Y el lenguaje empleado ya nada tiene que ver con el de la traducción que yo he leído tampoco.
ResponderEliminarEstá claro que a los niños no se les puede obligar a leer algo concreto, así va de mal la literatura escolar. Aún recuerdo un libro terrible para mí entonces de Miguel Delibes: El jarama. No fui capaz de acabarlo, de entenderlo ni de apreciarlo. Tal vez si les dejaran una pequeña libertad de elección a los chavales la cosa cambiaría. Para mí la asignatura de literatura fue una de las más odiadas e incomprendidas en tiempos colegiales. Y sin embargo leer lo que me gustaba me encantaba durante el verano pero... así de mal lo siguen haciendo.
Me ha gustado mucho saber lo ocurrido en tu infancia con el libro y de tus reflexiones actuales acerca de él. Un beso y... ¡Feliz Navidad! Por supuesto.
Es curioso porque mi padre jamás me obligó ni me prohibió leer nada. Solo con este libro se mostró un poco insistente. Puede que como me lo había regalado su hermano, se sintiera un poco responsable de que lo leyera sin darse cuenta de que no era un libro adecuado para mis ocho años.
EliminarA mí en mis clases de literatura no me obligaban a leer nada. Tan solo leímos en clase La vida es sueño y me encantó. Pero eso de tener lecturas obligatorias como sucede ahora, jamás me pasó. Yo estudiaba en un colegio privado, pero una amiga mía que estudiaba en un instituto sí que tenía lecturas obligatorias. No me parece mal, creo que en una asignatura como Literatura hay que leer ciertas cosas. Otro asunto es que esas cosas no siempre sean las más adecuadas.
He manejado tres traducciones de este libro. La mía y dos que me descargué de la red porque el libro ya está en dominio público. Cada una tenía cosas que me gustaban y otras que menos, y por ello decidí leer mi libro que es con el que tenía la deuda. Sí que se le nota el paso del tiempo. Tiene más de cincuenta años.
Un beso para ti también y Feliz Año 2022, porque a la Navidad ya no llego para felicitarte.
Nota correctora: El Jarama lo escribió Rafael Sánchez Ferlosio. No sé por qué siempre se lo adjudico a Miguel Delibes. En fin, aclarado queda.
EliminarYa imaginé que era una de esas equivocaciones que tenemos de vez en cuando. Por cierto, El Jarama es una de las relecturas que quiero hacer este año. Yo lo leí ya después de dejar el instituto, sin ninguna obligación, me pareció una de las mejores novelas del siglo XX español.
EliminarHola Rosa, te deseo que pases estos días navideños muy bien con los tuyos y todo lo mejor para el 2022.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Lo mismo te deseo. Esperemos que 2022 traiga alguna novedad grata y nos libremos del virus que nos tiene ya hace dos años con el corazón encogido.
EliminarUn beso.
Hola, Rosa. Ante todo felices fiestas y próspero año nuevo.
ResponderEliminarCoincido contigo en que ese principio es fantástico. Marley había muerto. Tes palabras pero que esconden un montón de incógnitas y una historia mucho más grande que nadie pudo ni siquiera intuir. Después de ella se sobrevienen otros placeres, como la presentación del villano puro, ese que desde el principio cae mal y del que solo queremos que caiga, y a partir de ahí comienza la magia, fantasmal en este caso. Una obra inmensa que ha dado pie a infinidad de secuelas de todo estilo.
Muy buena reseña, Rosa, se nota que empezaste muy jovencita con este amor a la lectura, y vaya si ha dado de sí.
Un abrazo y feliz navidad!
Mi amor a la lectura viene desde antes de lo que puedo recordar. Desde que aprendí a leer empecé a practicar con verdadera pasión y hasta hoy.
EliminarEste relato es fantástico. Los inicios dicen mucho de una novela. Raro es que un buen comienzo no traiga consigo una gran historia. Esta es una de ellas. Como dices, tres palabras bastan para atrapar hasta el final, aunque conmigo no lo consiguiera de principio. Imagino que el hecho de no tener la edad adecuada tuvo gran parte de la culpa.
Un beso y felices fiestas, que aún queda mucho.
Hola, Rosa. Estupenda reseña, laboriosa y detallista, en la que radiografías esta obra de Dickens que ha pasado a la posterioridad como un gran clásico para nuestro disfrute. Me alegra que el tiempo haya eliminado esa resistencia a leerlo.
ResponderEliminarFelices fiestas y un abrazo.
El tiempo, la edad y las tentaciones de El Tintero de oro hacen milagros con las lecturas postergadas y.
EliminarHe disfrutado mucho, por fin, sabiendo lo que venía después de dejar muy claro que Marley había muerto.
Un beso y felices fiestas para ti también.
A mi, como ya comente a algun compañero, me obligaron a leerlo en ingles en el colegio, a lo 15 o asi. A medida que comentabas me volvian los recuerdos. Me resulto muy dificil, pero al mismo tiempo era un reto. Literatura en ingles despues de "my taylor is rich".
ResponderEliminarHe viso los titulos que has adjuntado , y lo que lei puede que fuera una version resumida para escuelas, porque no creo que tuviera 111 paginas. Se titulaba "a christmas carol", que se aproxima mas a cancion que a cuento, incluso cancion navideña.
Recuerdo que el profe era un fanatico de la pronunciacion y el nombre es incluso mas bonito que en español: ebanissa...con una s silveante.
Si vuelvo a ver aquella publicacion removiendo libros viejos intentare volver a leerla.
Abrazo
Ebanissa... qué preciosidad. No imagino leerlo en inglés. No lo imagino porque sería incapaz. Obligar a leer algo nunca es buena idea. Creo que es lo único que me han intentado obligar a leer, aparte de los libros de la carrera claro.
EliminarAhora sí que era el momento. Lo hubiera sido hace mucho y de no ser por la mala experiencia de entonces, puede que lo hubiera leído hace muchos años.
Yo siempre prefiero leer las versiones sin resumir. Y esta es corta y se lee muy bien.
Un beso.