"Arde este libro". Fernando Marías.

«Te incineraron con una novela mía entre las manos. Por eso escribo este libro.
Hasta ese momento jamás pensé que contaría nuestra historia. Había logrado asumir el largo camino de tu final, que a veces, no sé si atreverme a decirlo, tanto deseaba que llegara, y describir aquel calvario que por encima de todo fue tuyo me habría parecido una herejía. Pero entonces supe que te incineraron con la novela entre las manos y ahí, sin retorno ni piedad, nació este libro. Yo rememorando y tú muerta». 

Recién publicado este libro, creo que este inicio de novela ya debe figurar en las antologías de los mejores inicios literarios. Puede, casi seguro, que nunca hubiera leído Arde este libro de no haber sido por ese comienzo. Luego, ya vienen otras cosas: tantas semejanzas, tantas evocaciones, tanto en común y, a la vez, tantas diferencias. He leído el libro con doble dolor: el dolor de lo que se cuenta y el dolor de lo que iba recordando (ay, esas similitudes). Ni siquiera las diferencias, tantas, han sido capaces de mitigar la nostalgia. Se viven varias vidas a lo largo de una sola. Se pasa de unas a otras, a veces voluntariamente, pero eso no evita ni un átomo de añoranza por lo que se fue.

Yo también empecé una relación en 1979, también entraba en mi veintena, también aquella relación se rompió, aunque duró la mitad de la que nos cuenta el autor, y también aquella persona murió con 54 años unos meses después que la mujer de la novela. Esas, las semejanzas. Las diferencias son casi tantas o más: ni Madrid ni la Movida, nuestros ochenta en una pequeña capital de provincia; ni el alcohol ni las novelas publicadas; sí un hijo... 

Pero hay otra semejanza: el dolor por la pérdida, el sentir que una persona se va y, aunque ya la relación fuera esporádica  (un encuentro casual, una conversación acerca de ese hijo común), aunque cada uno tuviera su vida y para nada dependiera del otro, esa persona, digo, se va y se lleva con ella parte de tu pasado y te deja inerme ante el futuro, sin saber cómo encarar todo ese tiempo por delante con ese agujero terrible por detrás. 

Ella se fue en 2012 y es ahora, en 2021, cuando Fernando Marías publica este libro que puede que lleve escribiendo desde entonces. Como el propio autor ha declarado, la primera frase la escribió justo en el momento en que, recién muerta Veronique, él se enteró de que la habían incinerado con una novela suya entre las manos. La escribió, la frase, y quedó escrita y dio origen a la historia que ahora, nueve años después, estamos leyendo. 

 «[...] vivir y recordar pueden ser dos formas contradictorias de lo real. Un hecho acontece y yo lo vivo: esto es real, la forma aparentemente más real de lo real. Sin embargo, ese hecho vivido, nada más acontecer, cruza la frontera hacia el territorio de la memoria, que de inmediato comienza a elaborarlo y reinterpretarlo, como el texto teatral que un mismo actor declamara una y otra vez, muchas a lo largo del tiempo, hasta el final de su vida. La metamorfosis de ese monólogo interior, desde la primera función hasta la última, sería, con la muerte ya sentada en el palco preferente, nuestra verdadera biografía, un retrato de veracidad mayor o menor según el temblor de la mano que traza los recuerdos. Cae el telón y el siniestro visitante se lleva al pobre actor, cuyo espíritu vibra todavía unos instantes antes de que el decorado quede sumido en su ausencia».

Y con esa metamorfosis inevitable es como Fernando Marías declama este monólogo en segunda persona. Este monólogo dirigido a Veronique, que ya no lo escucha, pero que al autor le sirve de catarsis. No pretende redimirse ni saldar viejas deudas; no es su objetivo disculparse y liberarse de pesos y remordimientos. Es más bien como pagar una deuda consigo mismo. Aunque escrita en segunda persona y dedicada a Veronique, da la sensación de que el autor se cuenta la historia a sí mismo. Se la cuenta con dureza, sin maquillar la realidad. El lector no es más que un testigo, puede que innecesario, de esa forma de conjurar el pasado contándoselo a sí mismo. Y se lo cuenta con dureza, sin disfrazar la realidad con la ignominia de las explicaciones ociosas . Aún hay otra frase que nos golpea ya avanzada la novela. «Te mató el alcohol y fui yo quien te enseñó a beber»

Con el intenso amor de Fernando Marías por el cine, es como una burla de las que la vida nos destina que su vida haya reflejado una de las películas más duras de toda la historia. Tarda el autor en mencionarla y ya me va extrañando porque son muchas las películas que se mencionan en este libro. Hay que llegar casi al final para encontrase con ella. «Se ha narrado infinidad de veces la odisea del alcohólico solitario, sin embargo apenas existen retratos, al menos que yo sepa, de la pareja de bebedores. Lo mostró, por ejemplo, [...] Blake Edwards en su única película emocionante, Días de vino y rosas, descarnado espejo veraz que no todos los alcohólicos osan mirar cara a cara». Incluso para los no alcohólicos, es una dura prueba. 

Cuando se conocieron en 1979, él solo bebía gin-tonic y ella, café con leche. Años después, él «moriría» debido al alcohol y sería capaz de salir del abismo. Ella no fue capaz de acompañarle. «El uno de octubre de 1997 estuve a punto de morir. En realidad morí y resucité, eso fue con exactitud lo que pasó. 
Ese día [...] se partió en dos nuestro camino compartido, de esta fecha nuclear provino todo nuestro futuro, incluido este libro».

Fernando Marías

De Fernando Marías tan solo había leído un par de libros, El niño de los coroneles y Todo el dolor y casi toda la muerte. Habiéndome gustado, tampoco habían dejado demasiada huella en mí. Este libro decidí leerlo porque ese inicio supuso una tentación insuperable. Lo que encontré en él fue un auténtico tesoro. Y lo fue por lo que pude sentir de común con mi propia historia, pero sobre todo por la propia historia que se nos cuenta y por la forma de hacerlo.

Fernando Marías bucea en sus recuerdos y nos los trae tal y como se los va encontrando. Hay una secuencia lineal, pero continuamente interrumpida por las evocaciones que van surgiendo y que se salen de ella. No todo se explica, no todo se cuenta. El autor se lo sabe todo porque es su historia lo que está contando. No necesita explicaciones, pero todo queda explicado a poco avispado que sea el lector completando lo que falta. 

Hay novelas valientes que se convierten en confesiones mediante las cuales el autor pretende, si no el perdón, al menos la exculpación de sus actos. Las hay aún más valientes que no pretenden nada más que enfrentarse al dolor y, de esa forma, llegado a lo más hondo de la herida, a la expresión máxima de ese dolor, saber que en adelante todo dolerá menos. Esas son las verdaderamente heroicas.

«Quiero saber por qué aquella muchacha inocente y dichosa que fuiste en 1980 se transformó en la mujer que veinte años después insistió en destruirse hasta morir mientras yo observaba sin entender ni actuar. Tu sed nació de mi sed. Esto es cierto e irremediable, pero por sí solo no aclara si el demonio anidaba en ti o fui decisivo para engendrarlo. Es una pregunta crucial. Podría haber narrado nuestro encuentro de 1979 desde esta perspectiva siniestra: dos demonios ocultos en sendos niños grandes se conocen, se atraen, se enamoran y, una vez bajo el mismo techo, cada uno inicia por influjo del otro el lento y minucioso proyecto de someter por la sed a la carne ingenua que los albergó.»

Título del libro: Arde este libro
Autor: Fernando Marías
Nacionalidad: España 
Editorial: Alrevés
Año de publicación: 2021
Año de publicación original: 2021
Nº de páginas: 224

Comentarios

  1. Hola Rosa!! Siempre me haces estupendos descubrimientos. Tomo buena nota de tus impresiones lectoras y a ver si me animo. ¡Genial reseña! Besos!!

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    1. Es una novela dura, pero muy recomendable. Me alegro mucho de no haberla dejado escapar.
      Un beso.

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  2. Vaya inicio demoledor y la historia sigue por esa misma senda. Me ha gustado saber sobre los paralelismos entre tu historia personal y lo que narra Marías. Supongo que una novela nos toca más cuando nos sentimos parte de ella. Ese tono confesional e intimista debe ser difícil de mantener, tengo por casa "La isla del padre". El mismo tema, el duelo, pero esta vez del padre y con lo que parece idéntica sinceridad. Lo anoto.
    Un abrazo.

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    1. La verdad es que ha sido una experiencia dura ir leyendo e ir descubriendo esas similitudes que, a pesar de las diferencias, han pesado mucho.
      La novela indaga en lo más doloroso de las relaciones de pareja, cuando la convivencia es imposible a pesar del amor que permanece.
      Una novela de no dejar pasar.
      Un beso.

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  3. Wow! Esas coincidencias tuyas con la novela me han dejado sin palabras. Parece un libro muy intenso y no sé si me atrevería a leerlo. No he leído nada de este autor. ¡Magnífica y personal reseña, mi enhorabuena!
    Un beso.

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    1. Sí que es intenso. No tenía ni idea de que me iba a encontrar con esas similitudes con mi historia, pero aun de haberlo sabido, creo que no me hubiera podido resistir a ese inicio
      Un beso.

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  4. Ufffff Rosa, me dejas con el corazón encogido. Por tus similitudes (entiendo tanto que esta novela te haya llegado tanto, sobre todo porque las has podido sentir casi tuya, a pesar de las no similitudes), por todo. No se si te he dicho alguna vez que me gustan mucho tus reseñas, como escribes, como sabes transmitir las emociones y los sentimientos que te han transmitido a ti tus lecturas. Si no es así, te lo digo ahora...
    Fernando Marías siempre me ha atraído, aunque nunca he leído nada suyo, así como el otro "Marías" no me atrae nada.
    Puede que me anime más adelante con esta novela, a pesar de su dureza, creo que la puedo disfrutar mucho
    Besos

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    1. Sí, aunque el verdadero tema de la novela radica más en las diferencias que en las similitudes, estas han pesado mucho a la hora de la lectura y ha resultado una experiencia curiosa. Por otra parte, nunca he huido de las historias duras y esta ha sido una de ellas. Imagino que mucha gente de edad similar se puede sentir identificada las diferencias de unos serán las similitudes de otros.
      Muchas gracias acerca de mis reseñas. Realmente lo que intento es justamente mostrar lo que las lecturas me transmiten y ver que lo consigo es muy satisfactorio.
      A diferencia de ti, a mí el otro Marías me gusta muchísimo y de hecho, tan solo me queda una de sus novelas por leer y porque no la encuentro.
      Un beso.

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  5. Solo leer el inicio me ha ocurrido como a tí: me ha impactado. Se dice que los inicios de una novela ya demuestran que lo que vendrá a continuación nos gustará o nos dejará indiferentes. Por otra parte, siendo esta una historia contada desde la verdad de quien fue uno de sus protagonisras, directa o indirectamente, le da un valor añadido. Revisar el pasado, escrutarlo y preguntarse qué habríamos hecho de forma distinta, es algo muy presente entre casi todos nosostros, y si el desenlace al que se llegó en un momento dado fue trágico, todavía más. Y si, por último, el lector halla similitudes con hechos acaecidos en su propia vida, la historia que lee todavía le atrapa más.
    Un beso.

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    1. Los inicios y las portadas dicen mucho de una novela que y en esta ambas cosas me sedujeron. Por supuesto, más el inicio. La portada puede llevar a falsas sensaciones, a poner en marcha los prejuicios y a mí me ha pasado muchas veces. Sin embargo pocas veces, por no decir ninguna, me he equivocado con un buen comienzo.
      Creo que Fernando Marías ha sido muy valiente y honesto para escribir esta historia. Hay que serlo para desnudar hechos y sentimientos, sobre todo este tipo de hechos y sentimientos. Mucha gente se avergonzaría de ellos, pero él los encara de frente y se los narra sin edulcorar y sin anestesia. Será una de mis mejores lecturas de este año.
      El encontrar similitudes con mi vida, ha hecho la lectura más adictiva, pero también más dolorosa. Para eso se lee. Entre otras cosas.
      Un beso.

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  6. Una historia dolorosa y muy valiente. El inicio es tremendo y parece marcar el tono de la novela. Enfrentarse al pasado puede ser demoledor pero es siempre necesario. Me ha encantado leerte, Rosa y descubrir esas pinceladas personales que aportas. Un beso grande.

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    1. Es un inicio muy impactante y que me sorprendió. Es España no incineran ni con una flor, salvo que me hayan engañado, mucho menos con una novela, pero Veronique murió en Marsella y en Francia será distinto.
      Una novela que creo que no se debe dejar escapar..
      A veces nos encontramos con nosotros mismos en los libros.
      Un beso.

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  7. Otra de esas reseñas tuyas tan atractivas, complementando el análisis literario con tus experiencias personales, me gusta nucho esa forma de plasmar una lectura. Un comienzo a lo grande, ciertamente. Veo que ya te iniciastes con este autor, y la evolución parece vertiginosa.
    Beso, Rosa.

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    1. Trato de plasmar mis sentimientos al leer un libro y cuando son puestos en evidencia de una manera tan rotunda, escapan en cada reflexión y en cada palabra.
      Me topé en esta novela con más de lo que pensaba. Pensaba encontrar una gran historia bien escrita y encontré eso y además parte de mi juventud. Toda una experiencia.
      Muchas gracias por tus palabras acerca de mis reseñas.
      Un beso.

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  8. Desde luego el inicio es impactante y ya invita a seguir leyendo. Me lo apunto también (acabo de visitar tu anterior entrada y también me he quedado con el título, así no hay manera de aligerar la lista de pendientes), aunque en esta ocasión no creo que yo tenga tanta conexión con la historia como tú, pero creo que me puede gustar. Ya te contaré.
    Un beso.

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    1. Por cierto, de este autor leí La isla del padre y me gustó mucho.

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    2. Pues tú puedes sentirte identificada con la historia por otras razones: Madrid, la movida... esas cosas en las que yo noto la diferencia.
      Es una novela dura, pero, como dices, empiezas a leer y te arrastra.
      No he leído La isla del padre, pero ya la he apuntado. Si es tan valiente como esta será otra experiencia inolvidable.
      Un beso.

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  9. GRACIAS☆.¸¸.•´☆.¸¸.•´☆.¸¸.•POR LO MUCHO☆.¸¸.•´☆.¸¸.•´☆.¸¸.•QUE NOS DAS☆.¸¸.•´☆.¸¸.•´☆.¸¸.•
    FELICES☆.¸¸.•´☆.¸¸.•´☆.¸¸.•FIESTAS☆.¸¸.•´☆.¸¸.•´☆.¸¸.•

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  10. Ay Rosa, este libro te habrá tocado de lleno. Espero que no te haya hundido. Los libros contienen vidas y no siempre son tan distintas unas de otras. Me gusta mucho lo que cuentas de esta novela. Ya me venía gustando por otras reseñas. Te confieso que nunca he leído al autor pero podría ser un buen momento para hacerlo. Besos

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    1. No, afortunadamente, no me ha hundido, aunque sí me ha tocado un poco, ja, ja.
      Todos tenemos sucesos que nos duele recordar. Pero nada que ver con el ejercicio que ha hecho Fernando Marías para enfrentarse a su duro pasado en esta historia.. Lo de él sí que ha tenido que ser duro y muy valiente. Yo ya le había leído, como digo, pero ningún libro suyo me había llegado tanto. Y no solo por la identificación que haya podido sentir. Es que es un libro que atrapa y envuelve.
      Un beso.

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  11. Hola Rosa, de Fernando Marias solo he leído Todo el amor y casi toda la muerte y no me gustó, así que no me volví a acercar a sus novelas, sin embargo el comienzo del libro y tu magnífica reseña me han hecho replantearme esa decisión. Por lo que cuentas es una novela dura pero con la que es fácil conectar, casi todos hemos sufrido alguna pérdida que nos hace tambalearnos y ese comprender el dolor del otro y vernos reflejados es quizá lo que más me atrae de esta historia. Aunque tendré que buscar el momento apropiado. Besos.

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    1. Leí también Todo el amor y casi toda la muerte y no sabría decir de qué trataba. Y eso que el recuerdo es de que me gustó, pero no debió de entusiasmarme. Arde este libro, sin embargo, ha sido una lectura totalmente cautivadora, tanto como dura. No me gustaría habérmela perdido. No tenía pensado leer nada del autor, pero ese comienzo...
      Un beso.

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  12. Qué tremenda esa frase de «Te mató el alcohol y fui yo quien te enseñó a beber». Qué tremendo debe de ser todo este libro. Qué maravilla la cita con la que cierras.
    De Fernando Marías solo he leído La isla del padre. Me gustó muchísimo pero ahí se quedó, como esa isla del título (una isla muy presente, eso sí), sin que haya vuelta al autor. Es una historia también de duelo, pero en este caso escrita al albor de la muerte del padre de Fernando Marías. Está presente en ella ese amor por el cine forjado en la infancia y también nos deja saber de su pasado alcohólico e intuir (porque no incide en él) el pozo que debió de suponer. Aún recuerdo cómo cuenta la vergüenza que lo embargó cuando fue consciente de que el padre se había percatado de su problema al ver cómo le temblaban las manos. Fue una lectura que me llegó y me tocó mucho, aun sin, afortunadamente, haber tenido yo que enfrentarme a un duelo así. Intento imaginar, por tanto, lo que esta lectura ha significado para ti con, a pesar de muchas diferencias, esas semejanzas vitales. Indudablemente hay personas que, aunque ya no estén en nuestra vida, cuando se van se llevan un trozo de ella con ellos. Más allá de que nuevamente no vuelva a compartir duelo con Fernando Marías, casi podría asegurar que me volvería a tocar profundamente con este libro.
    Esta vez en vez de besos te mando un abrazo fuerte, pues de sobra sé cómo dejan las lecturas que nos tocan tan personalmente.

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    1. Muchas gracias por tus palabras y por ese cariñoso abrazo.
      Tengo apuntado La isla del padre para leer. Ya me han dicho que es del estilo de Arde este libro. Yo sí me he enfrentado a la pérdida de mi padre. Aunque era mayor y estaba enfermo y fue algo esperado, aunque creo que estamos preparados para la pérdida de los padres (siempre que sea a una edad y de una forma "naturales"), no deja de ser muy duro y en algunos momentos, demoledor. Ese libro será otra lectura dura, pero no me puedo resistir si se parece, aunque sea un poco a este Arde este libro.
      La novela está llena de citas maravillosas. Es una maravilla en sí mismo. Como dices del dedicado a su padre, hay muchas cosas que hay que intuir porque Fernando Marías no se para en profundizar, sino que va relatando recuerdos y sentimientos y algunas cosas las tiene que rellenar el lector. Pero no se echa de menos porque se cuenta lo suficiente.
      En resumen, una novela dura, pero que no se debe dejar pasar.
      Un beso.

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  13. Hola Rosa. Está claro que hay personas que aunque salgan de nuestras vidas nos quedamos en cierta manera conectados, aunque con un hilo muy fino pero está ahí. Esta historia va directa al corazón, al de cualquiera, pero si encima te ves reflejada y encuentras ahí tus propias emociones, se convierte en un libro muy especial. Me gustaría leer la novela, soy muy fan de las emociones.
    Besos

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    1. Pues si algo no le falta a esta novela son emociones y sentimientos de todo tipo.
      a partir de cierta edad se van acumulando las pérdidas y una se va quedando más sola y más indefensa. también más sensible ante las deudas que se pueden haber contraído con esas personas que se van. Parece que mientras están con nosotros hay tiempo de restañar heridas y anular culpas, pero una vez se van, ya todo queda en suspenso y las deudas y las culpas impagadas y doliendo.
      Un beso.

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  14. ¡Qué ganas tenía de leer tu opinión sobre este libro! Para mí ha sido la primera vez que leía al autor, a pesar de tener en casa La isla del padre desde su publicación, y te confirmo que sin ese comienzo tan impactante probablemente no me habría animado. Leo tu reseña y no dejo de pensar cómo habrá sido enfrentarse a la lectura con tantas similitudes, para mí fue una lectura demoledora así que en tu caso no sé cómo lo habría afrontado, ni si habría sido capaz la verdad.
    Besos.

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    1. Ha sido toda una experiencia. Enfrentarse al libro ya lo es de por sí, pero cuando empiezas a encontrar tantas semejanzas, a pesar de las diferencias, te llega muy adentro y te conmueve mucho más. No ha sido fácil (tampoco excesivamente duro), pero en ningún momento me planteé dejarlo. Me atrapó desde el principio (menudo principio) y ya no lo pude soltar.
      Un beso.

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  15. Hola.
    Uf, no me veo capaz de leer algo así. Y eso que ese principio atrapa. No sabía que habías pasado pro esa pérdida(creo entender que es el padre de tu hijo) y me imagino que al leer una historia tan parecida todo se remueve.
    Muchas gracias por la reseña y muy feliz día.

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    1. Ya sabes que esas pérdidas no dejan de removernos, pero sí, leer una novela así, te lo hace todo más presente y lees de otra forma. Y sí, fue el padre de mi hijo el que murió con 54 años, en enero de 2013. Creo que Veronique murió en agosto de 2012. Era la persona más sana que conozco. Jamás fumó, bebía poquísimo y solo buen vino, hacía ejercicio e iba mucho al monte, pero hay enfermedades que no entienden de buenos hábitos.
      Aun con todo lo que la novela ha evocado en mí, me alegro de haberla leído. Aparte de que tampoco he tenido elección, tras ese principio fui totalmente abducida.
      Un beso.

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  16. ¡Hola, Rosa! Jo, desde luego que el comienzo no puede ser mejor. Como bien comentas y apunta el libro, pienso que comenzamos a morir mucho antes de nuestra hora, pero seguimos viviendo mucho después de la misma. La verdadera muerte es el olvido y, como dices, cuando alguien con el que compartimos aunque fuera un café muere, nosotros comenzamos a morir porque empezamos a ser olvidados.
    Las similitudes con tu propia vida personal es algo curioso, aunque eso quizá hable de lo buena que es la novela que es capaz de que el lector llegue a identificarse con lo que allí se narra. Un abrazo!

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    1. Yo creo que muchos lectores de una edad similar, que vivieron sus veinte en los ochenta, se sentirán identificados. Unos por unas cosas y otros, por otras. pero desde luego es un plus a la hora de leer el ir encontrando retazos de tu propia historia entre las páginas.
      Esta es una novela muy dura, pero muy bien escrita y muy bien contada que no puede dejar de conmover. Seguro que te gusta.´
      Un beso.

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  17. No sé qué habrá pasado, Rosa. Vuelvo hoy de nuevo a tu reseña ahora que estoy escribiendo la mía. Te digo que no sé qué habrá pasado porque ayer mismo al acabar la lectura del libro de Fernando Marías vine hasta aquí y comprobé que no había leído lo que escribiste sobre ella hace ya dos meses. Te dejé un comentario y creo que le dí a publicar. Pero digo "creo" porque hoy al regresar aquí no veo mi comentario por ninguna parte. Bueno, da igual. Te volveré a decir en síntesis lo que ayer te escribí.

    Efectivamente, querida amiga, la novela es muy emotiva; pero también tu reseña lo es. Es verdad la existencia de varias casualidades entre tu propia experiencia vital y la que cuenta el escritor, salvedad hecha del alcoholismo de la pareja. Pero el año de 1979, el nacimiento del amor, y la posterior desaparición de un miembro de la pareja a los 54 años son coincidencias significativas. Si a esto se añade lo del hijo en común la emotividad sube muchos grados por tu parte. Veo que igual que Marías se muestra a sus lectores en este libro tú también has mostrado mucho de ti en la muy buena reseña que has escrito. Y eso, Rosa, también es muy emotivo.

    Más o menos te decía ayer algo parecido a lo del párrafo anterior. Hoy añado que los años de la Movida que yo viví muy cerca de Madrid y a partir de 1986 en Madrid fueron años difíciles que a muchos nos tocaron tangencialmente y a algunos se los llevó envueltos en la tremolina del alcohol y las drogas. Afortunadamente los más timoratos nos salvamos por ser melindrosos, pero amigos hubo mucho más lanzados que estuvieron al borde del precipicio, uno o dos cayeron por él y algún otro tuvo que huir de la ciudad para evitar ser arrastrado en la caída.
    Por todo esto leer esta novela de Fernando Marías pone -me ha puesto- la carne de gallina pues la identificación y el reconocimiento de lugares y situaciones es muy fuerte y cierto durante la lectura.

    Estas reflexiones, creo que son oportunas para la reseña que tengo medio empezada. La verdad es que una novela tan sincera hace que al comentarla la sinceridad aparezca casi sin querer.

    Un beso fuerte

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    1. A los que ya tenemos una edad este libro de Fernando Marías nos remueve muchas cosas por dentro. Sobre todo a los que vivieron, vivisteis, en Madrid en medio de todo aquello que creo que fue muy importante, un país que salía de cuarenta años de negrura y tristeza y se lanzaba a la alegría, la libertad y el desenfreno. El precio que hubo que pagar no fue bajo tampoco, como dices: mucha gente se quedó en el camino. hay que controlar hasta el desenfreno. También León se vio sacudido por las drogas, sobre todo la heroína, ya desde finales de los setenta. la movida nos llegó con mucho menos glamour: discos, algún local modernillo y mucha droga. En el ambiente en que yo me movía, no hubo drogas ni casi alcohol. Nos dedicábamos a salir al monte los domingos y, rara vez, nos pasábamos por el Barrio Húmedo donde lo más fuerte que hacíamos era beber vino malo y fumar algún porro.
      Es cierto que ante una novela tan sincera y ante las coincidencias entre la biografía del autor y la mía, no quedaba otra que ser sincera o hacer una reseña demasiado ligera. O eso me parecía.
      Un gran libro, en todo caso, que la muerte inesperada, al menos para mí, del autor hace más emotivo y estremecedor si cabe.
      Un beso.

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